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Y se hacen los milagros en Jacmel

Date: 

21/01/2010

Source: 

Periódico Granma

Elizabeth estuvo una semana bajo los escombros. Con solo 15 días de nacida, esta niña quedó atrapada entre las paredes de su casa cuando la tierra haitiana tembló. Micheline Joassaint, su mamá, ya la daba por muerta cuando un equipo de rescatistas colombianos la encontró.
La pediatra Zilda con la pequeña Elizabeth y su mamá.
La bebé había acabado de lactar y estaba conciliando el sueño en el momento justo en que todo Puerto Príncipe y sus alrededores comenzaban a estremecerse. Desde ese momento y hasta el martes 19 no la volvió a ver, la ausencia de llanto indicaba que la pequeña había fallecido.

Hoy narra la pediatra guantanamera Zilda del Toro, todavía sorprendida y emocionada, que Elizabeth llegó al hospital de Jacmel deshidratada, en estado de hipotermia y con hipoglicemia, a pesar de que los rescatistas habían canalizado su venita, le habían administrado dextrosa y habían cubierto su frágil cuerpo con abundante ropa para darle calor.

"Enseguida le pusimos tratamiento y la pequeña se recuperó. Todavía nadie puede explicarse cómo Elizabeth está viva, pues estuvo todo el tiempo sola, sin ingerir agua, sin recibir calor y la ropa que traía era muy ligera. Pero lo más sorprendente fue que no recibió golpes. Luego de que le administramos líquido, empezó a orinar, su estado de hidratación mejoró, la temperatura se reguló y comenzó a lactar. Todo esto ocurrió en menos de una hora".

Elizabeth es hoy el milagro de Jacmel, una ciudad situada a 75 kilómetros de la capital haitiana, donde los médicos cubanos llegaron hace algunos años, y todavía continúan salvando vidas luego del devastador terremoto. Pero Elizabeth no es el único prodigio de este lugar. La puesta en funcionamiento ayer de un hospital de campaña, se suma a las acciones que allí realizan nuestros médicos a golpe de sudor, trabajo, horas sin dormir, y muchos riesgos.

EN EL HOSPITAL DE JACMEL
En Jacmel está el segundo hospital de campaña de los médicos cubanos.
El ortopédico cubano Daniel Lorie, al frente del hospital de campaña y con la experiencia de haber cumplido misiones en Paquistán, Indonesia y Perú, nos dice que llegaron allí con la voluntad de trabajar y proteger a los necesitados de atención médica.

Un salón de operaciones estaban montando nuestros médicos cuando llegamos al hospital de Jacmel. En carpas azules armaban el segundo hospital de campaña de los cubanos en Haití. Todo parecía sencillo, pero el traslado de una mesa de cirugía, que según dicen pesaba más de 500 libras, comenzaba a complicar las cosas. Se necesitaron siete hombres para mover la pesada carga por un empedrado y empinado camino.
Cooperan también los residentes haitianos que estudian en Cuba.
En el hospital de Jacmel podía verse a todos en cualquier tarea sin importar el oficio, solo las urgencias del momento. El ginecólogo Dionisio cocinaba, Francisco, el especialista en medicina interna, servía el café, los estudiantes haitianos montaban las casas de campaña, la pediatra Zilda atendía a una decena de niños, otros vacunaban¼

"Aquí nadie se puede cansar, esa palabra la borramos. Tú me ves ahora aquí sentado, pero no estoy cansado, estoy pensando cómo montar mejor el hospital, cómo hacerlo más funcional", dijo el doctor Lorie.

Así, de un lado para otro estaba la médico Mercedes Cuello, jefa de la brigada de Jacmel. A esta mujer creo que nunca la olvidaré, es la primera persona que entrevisto mientras el suelo tiembla. La segunda réplica del día nos sorprendió conversando sobre la misión cubana. Cuando sucedió la primera, Mercedes se encontraba junto a varios estudiantes haitianos vacunando contra el tétanos por las calles.

Cuando todo volvió a la quietud siguió Mercedes como si nada hubiera ocurrido: "Estamos en una fase de recuperación. En el día de ayer llegaron ortopédicos, cirujanos, instrumentistas y un nuevo grupo de residentes que estudian en Cuba. Comenzamos a hacer labor preventiva, a dar instrucción sanitaria y a vacunar".
Desde ayer comenzaron a vacunar contra el tétanos.
Comenta Mercedes que los días siguientes al terremoto fueron sombríos, que se quedaron sin casa y que desde ese momento duermen bajo lonas, pero regocijos como el parto del día 12 de enero la hacen sonreír. Lo mismo sucede con el ginecólogo Dionisio Fernández, quien ya ha realizado cuatro cesáreas y siete partos desde la sacudida del terremoto hasta hoy, algunos de ellos obligadamente hechos con las mínimas condiciones, porque no hay otras.

Por eso el doctor Lorie, miembro de la Brigada Henry Reeve, no deja de enorgullecerse de los galenos de su tierra, de los que recién llegan y de los que están batidos desde el temblor, eso lo hemos hecho siempre.

Quizás sin pretenderlo, el doctor Lorie reconoce a nuestros médicos que duermen en casas de campaña y conviven con la población. Son estos galenos los que comenzaron ayer a operar a los más de 30 haitianos que desde hace ocho días esperaban por una cirugía ortopédica.

Por ellos puede hablarse hoy de milagros en Jacmel.