Conferencia de prensa ofrecida por la Troika (Portugal, Venezuela y Cuba) al finalizar la VIII Cumbre Iberoamericana
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Elizabeth Noriega (Televisión Cubana).- Buenas noches. Comandante, usted acaba de soñar, en la clausura de la cumbre, con una América Latina más unida, con una Iberoamérica más unida, y acaba de subrayar también que la crisis puede detenerse, puede revertirse en América Latina. ¿Confía en que se llegará a la Cumbre de La Habana sin las presiones económicas que pesan actualmente?
Fidel Castro.- Sería muy difícil profetizar lo que va a ocurrir en un año. La situación es bastante incierta; solo puedo decir que hay posibilidades de detener esa recesión y esa crisis, y tengo esperanza de que se pueda al menos dilatar por las terribles consecuencias que tendría para los pueblos de América Latina y el Caribe; existen todas las condiciones. Es lo más que te puedo decir.
Juan C. Iragorri (El Tiempo, Colombia).- Presidente, acerca de Colombia, ¿cuál es su opinión con relación a los pasos que ha dado Andrés Pastrana en busca de la paz?
En segundo término, ¿qué mensaje le enviaría usted a la guerrilla colombiana que se ha embarcado ya en el proceso de paz?
Fidel Castro.- Mira, creo que basta con la respuesta a la primera. Pienso que el presidente Pastrana ha dado pasos inteligentes, valientes y audaces en busca de la paz en condiciones muy complejas y difíciles; creo que esos pasos influyeron decisivamente —a mi juicio, ya que seguimos muy de cerca las encuestas y la situación— en su elección como Presidente, y ha continuado demostrando después de su elección seriedad, que es una cuestión clave, firmeza, valentía, audacia.
A mi juicio, por haberlo conocido, aunque muy recientemente en el sentido del trato personal, desde la reunión de los No Alineados en Durban y después acá, y haber conversado mucho con él, horas y horas, pienso que es una persona que cuenta con todas las capacidades para alcanzar éxito. Creo que es la persona más adecuada para obtener éxito en sus propósitos de lograr la paz, porque comprende muy bien la situación del país, la complejidad de esa situación y está decidido a seguir adelante.
Yo insisto en una sola idea: en la necesidad de ser paciente, muy paciente, porque eso no estará a la vuelta de la esquina.
Hoy mismo él venía con nosotros en el ómnibus y estaba conversando por un teléfono de estos tan habituales, esos enloquecedores teléfonos que no dejan en paz a nadie, y estaba hablando de una organización, de algo de Colombia; olfateé enseguida que había habido algún problema. Después le pedí que nos contara, y nos dijo: "Bueno, hubo un sabotaje en un lugar y, como consecuencia del mismo, se han producido 29 víctimas." Para un hombre que tiene que estar luchando contra distintas fuerzas, sectores de presión por aquí y por allá, actuando con mucha valentía, un episodio de esta naturaleza, que ocasione 29 víctimas, se convierte en un obstáculo serio para él.
Me parece que es lo que debo decir, porque no me corresponde estar enviando mensajes. Creo que lo que hay es que trasmitir ideas, expresar conceptos.
Creo que hoy ningún país puede, en América Latina y en cualquier otro continente, resolver por sí mismo los problemas. Hay cuestiones que trascienden a los problemas nacionales; la paz requiere de muchas cosas: paciencia, sabiduría, esperanza, justicia social, para adquirir toda la fuerza necesaria a fin de alcanzarla.
Digo que no será una cuestión de semanas, ni de meses, ni de días, puede ser cuestión de años, y no creo que se pueda producir de inmediato esa paz; pero pienso que los esfuerzos que ha realizado Pastrana lo hacen acreedor a la colaboración de todos, porque hay hechos que se pueden convertir en obstáculos muy graves. Tenemos el ejemplo del Medio Oriente, en que determinados acontecimientos han obstruccionado terriblemente el avance en las soluciones de paz en el Medio Oriente.
La paz es una demanda de todo el pueblo colombiano, ese es un elemento muy importante. Es un país que desea paz, un país que necesita justicia social, y pienso que Pastrana lo comprende perfectamente bien y como latinoamericanos deseamos la paz dentro de los países, la paz entre los países de nuestra región y la integración de nuestros países.
Han pasado varias décadas, se han producido grandes cambios en el mundo y creo que ningún país por sí mismo, incluso ninguna revolución triunfante en un solo país, en las condiciones de este Orden Económico Internacional, en que los países pueden ser ahogados y asfixiados... Una revolución triunfante, fíjate —e incluyo a Cuba o parto de la experiencia de Cuba—, nuestra Revolución triunfante en 1959 y en determinadas circunstancias históricas, habría sido imposible, absolutamente imposible, en este momento.
¿Acaso eso debe desalentar a los hombres progresistas o a los hombres que desean cambios revolucionarios? No, porque a la vez que se hacen más difíciles las soluciones aisladas en un país, se hacen más probables las posibilidades de soluciones globales de los problemas del mundo. Bien puede cualquier hombre progresista preferir que cambie el mundo, a que cambie solamente su propio país.
Por mi ideología soy patriota, soy nacionalista; pero, por encima de todo, soy internacionalista y no me resigno a la idea de la justicia aislada en un pedazo de la Tierra, ni puedo concebir la idea que en este mundo de hoy brinde la posibilidad de una justicia aislada en un pequeño país de la Tierra, esté en Centroamérica, esté en Suramérica, esté en Africa, esté en Asia.
Hoy hasta los propios países de Europa, que estuvieron cinco siglos haciéndose la guerra entre sí y que hablan tan diversos idiomas, se integran y se unen económicamente, y van sentando progresivamente las bases de la unión política.
Emilio Crespo (EFE, España).- Señor Castro, durante esta cumbre usted se ha entrevistado con el Rey de España, con el Presidente del gobierno español, se habla de una próxima visita del Rey de España a Cuba, se habla de una visita imprevista de usted mañana a España, de la que ya se han dado algunas informaciones y de la que no está claro todavía los puntos que va a visitar. Mi pregunta es, ante todos estos hechos que hemos visto en relación con las relaciones bilaterales hispano-cubanas, ¿qué ha ocurrido en esta cumbre en cuanto a esas relaciones?
Una segunda pregunta, si me lo permite, relacionada con lo que usted ya ha dicho. Durante estas cumbres siempre nos cuentan después los presidentes que hablan sobre usted, sobre la posibilidad de que se produzca una evolución política en Cuba que la aproxime a la realidad de los demás países latinoamericanos. Ahora que Cuba va a ser anfitrión de una cumbre iberoamericana, ¿cree usted que podrá haber algún signo de esa evolución? Gracias.
Fidel Castro.- Bueno, tienes un poco de información y no tiene nada de extraño, porque en ocasión de la visita a Cuba del Jefe del Gobierno Autónomo de Extremadura, un hombre que sostiene relaciones de amistad con nuestro país, me invitaba a ir a Extremadura, una breve visita. Digo: ¡Caramba, pronto voy a estar cerca!, creo que están cerca Portugal y Extremadura, y estuvimos conversando de esa posibilidad. Pero, claro, yo no podía comprometerme a hacer una visita a Extremadura sin consultarlo previamente con el gobierno de España y solicitar realmente su consentimiento para hacer esa visita. El Jefe de gobierno de Extremadura es de un partido de la oposición, más razón para plantearlo.
Tengo otro vecino amistoso, que es Fraga, fundador precisamente del partido que actualmente gobierna en España, ya era un poquito más delicada la cosa al tratarse de un gobierno regional de otro partido. Fue lo primero que hice —eso no se puede hacer ni por teléfono, ni a distancia—, cuando tuve la posibilidad de entrevistarme con el Presidente del gobierno de España, tan pronto pude, le informé que estaba invitado, que me agradaría realizar esa visita e inmediatamente mostró su satisfacción y su conformidad con la visita a Extremadura, que va a ser muy breve. Así que hasta ahí estás perfectamente informado.
Mañana pienso llegar a Extremadura, el problema es que no tienen un aeropuerto con suficiente pista para que pueda aterrizar yo allí en ese avión en que ando, que es un Il-62 del año no se sabe cuál; pero funciona, nadie se preocupe por nosotros. Gasta gasolina y todo, pero arranca, despega y aterriza, y está manejado, sobre todo, por pilotos cubanos; no es chovinismo, pero juegan con el aparato ese, y yo me siento muy seguro. Así que voy a tener que usar determinadas vías, algún helicóptero o alguna cosa. No debo decir más porque, como tú sabes, a mí siempre me están cazando, como si viviéramos en una pradera africana, y no quiero complicarles el trabajo a los funcionarios que se ocupan de la seguridad, por eso no te digo cómo voy a llegar a Mérida. Pero es posible que ellos incluso lo anuncien de alguna forma. Será una visita de algunas horas —y por lo pronto una noche porque no queda más remedio, ya que llegaré al anochecer—, serán menos de 24 horas, pero cumpliré con mi amigo, el Presidente del gobierno de Extremadura. Eso es lo que hay.
La otra pregunta, un poquito más complicada —me parece que no la apunté, pero creo que capté la idea—, habla de evolución, a raíz de todo lo que está ocurriendo. Yo quiero que tú sepas que este es un mundo en evolución, no solo nosotros, sino todos los demás. Todos estamos evolucionando, porque todos estamos enfrentando problemas muy serios, y se puede evolucionar sin abandonar un solo ápice los ideales que se han sostenido toda la vida; pero las realidades van imponiendo el camino de esos ideales.
Yo pienso que en este mundo que se globaliza cada vez más, algo inevitable, Marx tendría las posibilidades de ver más próximos algunos ideales por los cuales luchó, que yo he sustentado toda mi vida, y que no son, por supuesto, ni mucho menos, exclusivamente míos. Muchos hombres con más méritos, más talento y más cualidades, en todos los sentidos, han albergado esos sueños que la globalización de la economía mundial lo hacen posible; nosotros consideramos la globalización algo inexorable, una ley de la historia. Portugueses y españoles tienen mucho que ver con eso, porque sus navegantes descubrieron que la Tierra no era plana, sino redonda; a partir de ese momento, comenzó la globalización.
El Papa ha acuñado una frase que yo suelo recordar, la incluí en mi discurso de bienvenida allá en La Habana y en el de despedida, esa frase es "la globalización de la solidaridad". Y si quisiéramos un mundo solidario, eso solo puede ocurrir en un mundo globalizado, globalizado como consecuencia del desarrollo de las fuerzas productivas, de los colosales avances de la ciencia y de la técnica, que se pueden poner al servicio de la humanidad si logramos preservar la naturaleza y si logramos preservar esa humanidad, algo que considero posible.
Hay cosas que no se han tomado en cuenta aquí. Hay peligros muy grandes que pueden interrumpir la buena marcha de ese proceso y de la economía. Si se produce, por ejemplo, un estallido en Rusia sería algo terrible. No sé de qué estaríamos discutiendo nosotros en La Habana el año próximo, o en Río de Janeiro; a lo mejor habría que clausurar algunas de esas cosas, porque sería una catástrofe, y, sin embargo, ese peligro existe.
Por el camino pueden ocurrir muchas cosas dentro de esta situación incierta, por eso le decía a la periodista cubana que veía una situación incierta y que no se puede afirmar o profetizar —utilicé esa palabra— con mucha seguridad lo que va a ocurrir en un año, porque pueden ocurrir muchas cosas.
Yo hablaba de la reunión que vamos a tener con los economistas en enero. Vamos a invitar a eminencias, todas las posibles, de las distintas escuelas, la de los Chicago Boys, la de Friedman, neoliberales, los opuestos, todos; lo que queremos es debate y debate de verdad. Allí vamos a estar cinco días, mañana, tarde y noche; poco protocolo, pocos banquetes —no estoy haciendo crítica alguna a esta cumbre, porque hubo muy pocos; no hubo más porque nada más duró un día esta reunión en Portugal—; digo que ni una canción para iniciar, ni un himno, sino discutir de verdad: Tesis y debate sobre cada tesis.
Espero que por lo menos de 30 a 40 ponencias se discutan, porque tenemos que profundizar en lo teórico sobre esta complejísima situación; pero me temo que a lo mejor de aquí a enero el Presidente del Banco Mundial tenga los mismos criterios que nosotros, lo cual no dejaría de ser algo asombroso, como ya dije en algún momento.
Puedo calificar realmente de brillante y de lúcido el discurso pronunciado el 6 de octubre en Washington por el Presidente del Banco Mundial, y les advierto que no espero ni un centavo de préstamo, veo distante ese momento, pero tengo el hábito de reconocer lo que me parece serio, de alentar lo que me parece positivo, y es excelente que el Presidente del Banco Mundial haya hecho los pronunciamientos que hizo en ese discurso.
Es decir que todos estamos acercándonos hacia una posibilidad de justicia, y nosotros vamos evolucionando no hacia cosas simples, sencillas o aparentes, vamos evolucionando hacia cosas serias en todos los terrenos, en el terreno teórico, en el terreno práctico y en el terreno económico, pero siempre pensando en una cosa: en un futuro de justicia, sin lo cual no podría sostenerse este mundo, y en un futuro de hermandad, de fraternidad. Esa fraternidad de que tanto se habló cuando la Revolución Francesa: libertad, igualdad y fraternidad, y sinceramente de las tres no quedó prácticamente ninguna. Estamos luchando todavía por los ideales de la Revolución Francesa en los tiempos actuales que son tiempos de hablar de socialismo, pero estamos optimistas. Y sí, evolucionamos, pero no solo nosotros: evolucionamos todos.
Raoul Ponce de León (Radio Sarandi, Uruguay).- Presidente Castro, como dice en la Declaración Final, frente a los graves riesgos de una crisis económica globalizada, ¿cuál cree usted que debían ser las medidas concretas y posibles para tratar de atenuar los efectos de la crisis sobre los países iberoamericanos?
Fidel Castro.- De eso se discutió en esta reunión; sobre eso se trata en la declaración, con la cual estamos de acuerdo, y en la declaración adicional que se elaboró durante el día de hoy, por acuerdo de la reunión, que nosotros hemos suscrito y hemos apoyado. Sobre eso hablé también, de cómo veíamos la situación estratégica, y esa situación la vemos muy asociada a América Latina. ¡Somos algo ya!
Repito que en esta reunión de la cumbre, gracias al genial método aplicado de olvidar el rosario de discursos uno tras otro, y dialogar y debatir —eso es lo que queremos nosotros en la reunión de los economistas—, se ha logrado una excelente y fructífera reunión. Claro que no ha sido solo el método, ha sido el momento en que vivimos y que obliga a todos a pensar con mucha seriedad; pero se han planteado soluciones.
Viéndolo desde una óptica, una lógica capitalista, y teniendo idea de las crisis que ellos admiten como crisis cíclicas —se han pasado años inventando cómo se evitan esas crisis cíclicas, mucho más a partir de la de 1929, que no fue la única; hubo ya varias antes y después, por ejemplo la de 1907, en Estados Unidos, cuando en Nueva York corrió todo el mundo a sacar el dinero de los bancos, especialmente de uno de los mejores bancos que había en Nueva York, convertido en símbolo de aquella crisis—, ya se inventaron algunos procedimientos para que los bancos se protegieran. En 1913 acordaron en Estados Unidos la Ley del sistema de la Reserva Federal, que empezó a funcionar desde entonces. Eran medidas para evitar estos correcorres, que todo el mundo saliera a buscar el dinero depositado en los bancos; medidas para evitar esas crisis que eran de otro tipo, no eran propiamente financieras, sino fenómenos de pánico, que arrasaban con los fondos de los bancos, porque los bancos solían tener solo un 12% de los depósitos disponibles y eso no es suficiente cuando se produce un temor y van todos juntos a buscar el dinero en los bancos.
Sin embargo, el sistema de la Reserva Federal no pudo impedir la crisis de 1929, que fue terrible; las críticas cayeron sobre él. Se exoneraba a un hombre famoso de Nueva York, que era el Presidente de la Reserva Federal en esa región, que se llamaba Benjamín Strong, porque había estado buscando fórmulas para enfrentar situaciones financieras difíciles; pero había pugnas entre el sistema de la reserva de Nueva York y la jefatura de Washington.
La gente de Washington tomaron el poder y se le acusa de que no adoptaron medidas sabias a tiempo y la culpan de la crisis.
Comenzó por la bolsa que estaba superinflada; también había superproducción y hubo recesión; después vino la crisis bancaria, se arruinó uno de los principales bancos de Nueva York. Trataron de salvarlo y, según dice el mismo Friedman al analizar aquella época, hubo hasta antisemitismo, porque el banco era propiedad de judíos, y habían ideado una fórmula allí entre la reserva y las autoridades financieras de Nueva York —creo que en el año 1930— para salvarlo, buscando fusiones con otros bancos que eran también judíos. Fracasó aquello, lo sabotearon, de cierta forma, a última hora.
Después vino la quiebra masiva de los bancos. De 25 000 bancos que había en Estados Unidos, quedaron reducidos a 12 000 bancos —creo que al final a 10 000—, otro desastre; se originó una depresión que duró hasta el comienzo de la Segunda Guerra Mundial.
De modo que se han estado inventando cosas contra las crisis y no han encontrado soluciones todavía.
Yo no creo que tales crisis cíclicas, y al final una que será definitiva, pueda resolverlas jamás el sistema. Hoy por hoy en lo que todo el mundo está de acuerdo es en que hay que bajar de inmediato la tasa de interés —y el mismo Clinton y los demás lo aceptaron—, cuando hace apenas unas semanas los de la Reserva Federal estaban pensando elevarla; todo lo contrario. En 14 días, y ante los acontecimientos que ellos confiesan que los sorprendieron tremendamente, decidieron rebajarla. Todos están de acuerdo en que si se quiere aguantar, frenar la recesión, hay que inyectar liquidez, para reanudar el crecimiento. Hay mucha capacidad de producción y poca capacidad de compra en el mundo. También se han invertido cientos de miles de millones, en los últimos años se han creado de forma caótica capacidades excedentes de producción muy por encima de la demanda efectiva.
Todo el mundo está produciendo determinados chips, muy específicos, para las computadoras. En este momento todas las fábricas de esos chips están al 70% de su capacidad; sin embargo, se están construyendo 20 nuevas fábricas y modernizando otras 10. También van a sobrar los automóviles; en Tailandia, en Indonesia y en todas partes, construyen automóviles y ya no caben en las ciudades —ustedes lo saben perfectamente bien— ni tienen quien los compre, y ya hay superproducción en muchos renglones, que no se debe perder de vista. Pero, claro, hoy inyectar dinero en las finanzas mundiales es aumentar la demanda de productos y de empleos; reanimar la confianza, si fuera posible, en los inversionistas; apagar fuegos; calmar el pánico; ganar tiempo.
En Estados Unidos el secreto de Greenspan y sobre todo de Rubin ha sido aumentar la demanda. Al multiplicarse el valor de las acciones, todo el mundo, el que tenga un automóvil de 15 000 —tenía 100 000, ahora tiene 200 000, 300 000—, cambia inmediatamente el automóvil de 15 000 por uno de 20 000, compra de todo; tienen un mercado interno de cerca de 280 millones de personas, más de 270 millones, y en ese mercado se desarrolla la mayor demanda. La economía depende en menor grado del mercado externo: mucho dinero, capacidad de compra, las fábricas produciendo, el desempleo se reduce. Han gozado de un especial privilegio. No voy a hablar de ello, sería extenderme demasiado.
Pero ahora la rebaja de la tasa de interés indiscutiblemente que ayuda, y aquí se está demandando. El Presidente de Venezuela habló de esa misiva que se acordó dirigirles a los gobiernos del G-7, de los países industrializados; pero hay que dirigírsela no solo para pedirles, hay que escribirles para persuadirlos de que está en su interés y de que es de altísimo interés para ellos el que se rebajen las tasas de interés.
¿Cómo reaccionarán los europeos? Tenemos un ejemplo, España, que las ha reducido en 0,5%. Se dice que los ingleses están muy renuentes a reducir; se dice que los alemanes son muy renuentes a reducir la tasa de interés. Pero no sabemos, vamos a ver la respuesta.
Hay dos países, Portugal y España, que han participado en esta reunión, que cuentan con el apoyo de nuestros países, y estoy seguro de que serán trasmisores de estas ideas, como estoy seguro de que otros países europeos lo comprenderán. Sería un éxito si los países del G-7 adoptan la idea de reducir la tasa de interés, de inyectar circulante en el mundo. El Senado de Estados Unidos, al fin aprobó los 18 000 millones. Los aprobó, sí; pero, como dijo Cardoso —y hemos visto en los cables—, a los que más lo necesitan les cobrarían tres puntos por encima de la tasa de interés normal. ¿Para qué sirve darles dinero a los que tienen más dificultades, elevándoles tres puntos la tasa de interés, que fue la condición que impuso el Senado? Así que vamos a ver qué efectividad tienen esos 18 000 millones.
Están en la batalla, esta reunión es una batalla, y han dado los pasos pertinentes para eso, para que reduzcan la tasa de interés, para que autoricen nuevos fondos; es decir que utilicen esa cláusula que tienen, mediante la cual todos los miembros del Fondo Monetario Internacional hagan un aporte extra. A Estados Unidos, por la proporción de sus acciones, le corresponden los 18 000 millones. Pero si 18 000 equivale más o menos al 18% de participación, pienso que entre todos podrían aportar 100 000 millones, pero no en divisas fuertes; como la aportan en las monedas de sus países no es lo mismo, aunque muchas monedas como el real, el peso argentino y otras están a la par con el dólar. Casi todas son convertibles conforme a las normas impuestas por el Fondo Monetario. Esto puede equivaler, pienso, a una cifra entre 50 000 y 100 000 millones de dólares. Esto sin resolver lo de Rusia; si quieren resolver lo de Rusia, al estilo de México o Corea del Sur, 100 000 millones estarían lejos de ser suficientes, y así por el estilo mientras vuelve a reproducirse el fenómeno actual u otros nuevos y más graves todavía.
Es decir, por ahí está el camino para aliviar la situación, son los primeros pasos que se van a dar. Aliviarían la crisis, la pospondrían; pero como un mal congénito del sistema, como un tumor maligno, volvería a renacer en forma de metástasis. Es lo que en lo más íntimo pienso. Pero veremos qué es lo que ocurre, veremos los acontecimientos y hay que profundizar mucho más en torno a todo esto. Es lo que puedo decirte.
Perdónenme que me haya extendido, pero me hacen las preguntas y con un "sí" o un "no" es imposible responder.
Cándida Montero (R. Nova, Portugal).- Presidente Fidel Castro:
Como se ha podido ver en esta Cumbre, usted atrae toda la atención de todo el mundo, aunque no todos comparten sus convicciones. ¿No teme que debido a ese predominio de la personalidad sobre la ideología la Revolución Cubana ocupe en la historia solo el mismo período de tiempo que Fidel Castro?
Fidel Castro.- Son dos preguntas y se las traen (Risas).
Bueno, lo que yo he entendido: habla de mi persona, dice que por la personalidad disfruto de cierta preeminencia en todos estos eventos y en todas estas reuniones internacionales —no estoy diciéndolo al pie de la letra—, y, además, añade que por esa influencia de la personalidad si no pienso o no me preocupa que la preeminencia de la Revolución Cubana dure el tiempo que yo dure. Y si se tiene en cuenta que tengo 72 añitos, entonces eso puede sugerir que a la Revolución Cubana le quede poco tiempo, algo con lo cual no puedo estar completamente de acuerdo, porque el sueño mío y el sueño de todos los revolucionarios es que la obra perdure. Los faraones egipcios construían unas enormes pirámides para perdurar ellos, para vivir allí siempre, no se imaginaban que iban a terminar en los museos de Londres y de París. Una falta de respeto tremenda a sus ilusiones.
Yo no pienso en términos de pirámides, pienso en términos de ideas; no pienso en términos de gloria, me parece ridícula la idea de la gloria personal. Napoleón pensó mucho en la gloria y terminaron poniéndole su nombre a un buen coñac francés. Realmente en eso termina la gloria de los hombres en esta época.
Martí dijo que toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz, y me gustó muchísimo esa frase. ¡Qué buen ejemplo, qué gran idea, qué gran filosofía! Luchar por la gloria es una tontería y es, incluso, una vanidad y una superficialidad; no vale la pena dar la vida por la gloria, ni mucho menos participar en acontecimientos o en revoluciones donde mucha gente estaría dando la vida por la gloria de alguien. Creo que vale la pena dar la vida por ideas y vale la pena dar la vida por justicia, por verdaderos ideales. Es mi convicción y por eso nunca busco nada de eso; pero sí sueño y tengo además la convicción de que mientras exista el hombre entonces existirá el sueño de que aquellas ideas que consideramos más justas y más nobles prevalezcan.
Citaba un ejemplo ayer de cómo cuando parecía que las ideas desaparecían, volvían a renacer. Mencionaba el ejemplo del cristianismo, lo cual puede servir para la comprensión tanto de creyentes como de no creyentes. No hay duda de que los evangelios, por su contenido, llegaron a constituir la base de una religión que fue perseguida durante tres siglos, hasta que aquel famoso emperador se hizo cristiano. Después pasaron otras cosas, no viene al caso analizarlas, aunque yo las mencioné cuando la visita del Papa, a quien le atribuyo los grandes méritos de haber hecho críticas a la Inquisición, a las Cruzadas, a la condena a Galileo, etcétera, etcétera. Pero aquella religión perseguida de los pobres, de los esclavos, a los 300 años surgió y se extendió con tremenda fuerza.
Las ideas de la Revolución Francesa fueron derrotadas y vino la Restauración, todo el mundo lo sabe; después aquellas ideas, sin embargo, se abrieron paso, eran ideas nuevas, ideas revolucionarias; pero como ningún sistema es eterno surgieron otras ideas. Mi esperanza está en las ideas, y tengo la absoluta seguridad de que no porque sean ideas mías, sino ideas de mucha gente de Cuba y de fuera de Cuba, y desde antes de que existiera la Revolución Cubana, esas ideas tendrán preeminencia creciente en el mundo, y esas sí que no pueden ir a parar a un museo de Londres o de Nueva York.
Isolina Cueli.- Lo que tenía intención en conocer de su parte es la clave o el lema de la Cumbre de La Habana el año que viene. Intentó apuntarla en un momento de su crónica periodística, que fue el discurso anterior, en mi opinión, pero luego nos dejó sin conocer ese lema que podría ser La Habana.
En el transcurso de esa crónica periodística, usted aludió a la unión de fuerzas, a la necesidad de unir fuerzas por parte de los países latinoamericanos, y —no sé si sería en este campo— esta podría ser la aportación de la Cumbre de La Habana a la unión latinoamericana, una unión en la que ya trabajan amigos suyos como Oswaldo Guayasamín, en lo que podría ser la unión de las Américas.
Como soy de Asturias, me gustaría saber —usted acaba de aludir al Presidente de Extremadura— si el gobierno que usted preside tiene algún inconveniente en recibir al Presidente del Principado de Asturias, que era del Partido Popular; ahora mismo no sabemos muy bien en qué situación se encuentra la política de Asturias.
Ya, por último, una puntualización. Me extrañó un poco las dos alusiones que hizo usted a la prensa: por una parte dijo que se habían sentido muy libres cuando no había prensa y luego dijo que aquí venían como a Nuremberg. Entonces es una versión que no encaja muy bien con el Fidel Castro real, más bien encajaría con el que pintan los americanos. Gracias.
Fidel Castro.- ¡Cuántas cosas! Déjame ver si las ordeno.
Primero empezaste por lo de la frase. Es que aquí ya se hablaba de globalización e integración. Lógicamente, globalización traía aparejado el tema de la crisis económica actual que no se podía ignorar. Pero como nosotros teníamos que proponer un tema para La Habana, dije: Tiene que girar en torno a estos problemas económicos que están en pleno desarrollo, y nadie sabe qué habrá pasado de aquí a allá. Si hay cosas buenas, pues cada uno explicará lo que hizo, se enriquecerá la experiencia de todo el mundo en ese análisis; pero si todavía la situación es compleja, habrá que hacer inevitablemente un examen de esta cuestión que será lo más importante en el próximo año.
Pero nosotros decíamos: Cómo exponerlo en una frase. Meditaba la idea y me decía que la expresión: Cómo enfrentar la crisis global, no era satisfactoria, pues no sabemos si habrá que estarla enfrentando en el grado que hay que enfrentarla hoy, y nos preocupaba, además, que pudiera parecer una pregunta sobre lo que debíamos hacer, algo ridículo, cuando la crisis está ahí y tiene que tener respuesta desde ahora mismo. Por eso, para que no existiera confusión, la primera frase que surgió fue cómo ha enfrentado Iberoamérica la crisis. Cómo ha enfrentado —es decir que la está enfrentando, que la viene enfrentando—; cómo ha enfrentado o cómo ha estado enfrentando —es la idea— Iberoamérica la crisis económica global.
Después de los análisis que expliqué sobre el carácter global pleno o no de la misma, y de los análisis y criterios expresados en la reunión, yo llegué a la convicción, a pesar de todo lo dicho por Camdessus, Clinton y los demás, de que de una manera precisa y objetiva había que decir que no hay todavía esa crisis económica plenamente globalizada, que puede ocurrir. Por eso decidimos expresarlo así: Iberoamérica y los graves riesgos de una crisis económica globalizada.
Yo había hablado ante la OMC, en Ginebra, el 19 de mayo, empleando una frase que pronuncié con un poco de ironía, refiriéndome a los temas que estaban tratando, expresando nuestra inconformidad sobre la línea de la OMC, y, sobre todo, protestando contra el privilegio que se han tomado los OCDE de elaborar un acuerdo multilateral de inversiones, un AMI, sin consultar para nada a ningún país de los que van a recibir las inversiones, donde se van a invertir esos capitales, usurpando funciones que corresponden a la Organización Mundial del Comercio. Es inconcebible que un club de los países más ricos elabore y apruebe un Acuerdo Multilateral de Inversiones, al cual tienen que adscribirse los demás, y si no se adscriben ya saben lo que les pasa, sin que hayan tenido derecho a opinar sobre un solo párrafo de ese acuerdo.
Decía allí que eso no es correcto. Quieren incluir hasta los principios de la Helms-Burton en ese acuerdo internacional de inversiones, es terrible. Y allí estaba yo protestando contra eso, que tal proyecto tenía que elaborarlo y discutirlo la OMC donde el Tercer Mundo era mayoría, y tendría derecho de opinar sobre tan importante asunto. Lo otro es una coyunda, una camisa de fuerza, un tratado supranacional, sin discutir ni un solo párrafo con los países que debían cumplir el acuerdo.
Claro, lo salieron a combatir alguna gente. Un grupo numeroso de Organizaciones No Gubernamentales se hicieron de una copia del proyecto de acuerdo de la OCDE, que se estaba discutiendo muy sigilosamente, lo analizaron, descubrieron un montón de cosas, peligros al medio ambiente, peligros para los derechos de los trabajadores, peligros de todas clases, de carácter social y ambiental, y lo denunciaron, lo introdujeron en Internet, y un documento secreto, ya casi elaborado, se regó por Internet, millones de gente lo supieron y algunos países industrializados empezaron a dudar, a tomar conciencia. Nueva Zelandia creo que fue uno de ellos y dijo que no firmaba eso, después habló Francia hace algunos días y dice que no firma eso. A Francia le duele mucho lo relacionado con la liberación total de las inversiones en los medios de divulgación masiva, que hoy constituyen un instrumento tremendo en manos de Estados Unidos, que amenaza la cultura y la identidad de todas las naciones, y ya el gobierno francés declaró que no lo suscribe. Es decir que un grupo de personas denunció ese proyecto de Acuerdo Multilateral de Inversiones.
En la OMC al concluir mis palabras, después de analizar lo que estaba pasando con las bolsas, con las acciones, que era insostenible, y que conducían a una grave crisis, sugiero incluir entre los temas uno más: "Crisis económica globalizada, ¿qué hacer?"
Precisamente en la ya famosa reunión de Washington, en la primera decena de octubre, donde se reunieron los presidentes de todos los bancos de reserva, las máximas autoridades financieras internacionales y la máxima autoridad de la potencia más poderosa que ha existido jamás en la historia y más rica, estaban discutiendo precisamente eso, ¿qué hacer? Y aquí en Oporto hemos estado también discutiendo qué hacer.
Por ahí está el discurso en la OMC. Desde antes nosotros estábamos previendo estos problemas. En Margarita hace un año, por aquí mismo tengo dos párrafos: "Un cambio total de rumbo, aunque pocos estadistas lo comprenden todavía, es lo más ético, democrático y revolucionario que debiera ocurrir en el mundo de hoy.
"Si se quiere discutir sobre el tema, discútase, y que cada cual se enfrente, según su conciencia, a las cifras irrebatibles y las realidades palpables que demuestran el desarrollo acelerado de una especulación financiera universal e insostenible, la vulnerabilidad creciente de las economías, la destrucción de la naturaleza, el porvenir incierto y el abismo sin fondo a que nos conducen el neoliberalismo ciego e incontrolable y un globalismo aplastante y brutal" —no estoy combatiendo el globalismo, sino el tipo de globalización— "bajo la égida de la potencia más poderosa y egoísta de la historia." Ahí le añadía el calificativo de egoísta, pienso que con toda justicia. "No hay que esperar a que las monedas pierdan su valor y las bolsas se desplomen." Hace un año.
No es que ande uno buscando una bolita de cristal, sino pensando y meditando sobre todo eso, estudiando la crisis de 1929, sus antecedentes y demás factores, porque una pregunta que podría hacerse es por qué se origina la crisis actual. Bueno, la explicación, que si los gobiernos tienen la culpa, que si fueron corruptos, que si ayudaron a los parientes, que si ayudaron la clientela, que si los bancos le prestaban a cualquiera, que eran unos irresponsables. Todo eso lo sabía el Banco Mundial, pero no se hablaba más que de tigres, tigres, tigres y más tigres; podíamos haber llenado toda el Africa de tigres con las veces que se han mencionado los tigres como modelo ideal de desarrollo.
Ese es el problema, es algo que se viene percibiendo.
Sobre el segundo puntico, lo de Asturias, ¿por qué él no se va pasado mañana con nosotros para Cuba? Habla con él y pregúntale. No sé si desea hacerlo, pero en cuanto a nuestra disposición, dentro de dos días a lo máximo, tiene tiempo de preparar las maletas con delegación y todo y marcharse con nosotros; no solo lo recibimos, sino que lo llevamos gratuitamente, sin cobrarle un solo centavo y sin riesgo ninguno, porque esos aviones son más seguros que los Boeing.
J.P. Gonçalves (Radio Renascença, Portugal).- ¿Las organizaciones iberoamericanas podían pasar la fase de libre comercio y llegar a la integración con casos como Cuba, con dictaduras de economía centralizada?
Fidel Castro.- Una nueva terminología: "dictadura de economía centralizada". Sí, hay mucho de economía centralizada todavía en nuestra economía, es cierto, y seguirá habiendo, porque nosotros no iremos jamás a una liberalización total en ese concepto, en que se apoderen, por ejemplo, de nuestros bancos. ¿Por qué? ¿Por qué nuestros ahorristas tienen que estar entregando sus ahorros a los bancos para que hagan lo que les dé la gana?
Nosotros, durante bastante tiempo, no podríamos establecer un libre cambio. Entra poco dinero en nuestro país, pero ni se fuga un dólar, ni lo roba un ministro, ni ningún alto ejecutivo del gobierno, ningún alto funcionario; es decir, no hay corrupción en las altas esferas, ni se tolera, ni se permite. Si tú desciendes en la escala, puedes encontrar problemas de esta índole, pero allí no se toman decisiones fundamentales.
Hay una diferencia entre el capitalismo y el socialismo en las actividades de tipo comercial: en el capitalismo el que roba es el dueño de la tienda; si le echa agua a la leche, si entrega dos onzas menos, le roba al cliente. En el socialismo puede ocurrir que algunos hagan lo mismo, que el que está allí le robe al cliente, le rebaje un poco, algo de esto, de lo otro, todas esas cosas; pero hay una política y una ética bien consolidada, intransigente, de lucha contra esos vicios en nuestro país. Entonces, ni se fuga, ni se malversa lo que se ingresa en divisas.
¿Cuándo podremos nosotros establecer el libre cambio si a Brasil, con 70 000 millones en la reserva, grandes recursos y un desarrollo importante, en un descuido le acaban la reserva en cuestión de semanas; si a Malasia, como cuenta Mahathir, le destruyen lo que ha hecho en 40 años? Es el que ha tomado las medidas más drásticas; hay menos liberalización ahora, menos acatamiento a los dictados del Fondo Monetario, y es el único que ha frenado el descenso de la producción, curiosamente. Ha bajado 10% en Corea del Sur, un 20% en Tailandia —creo que son exactos estos números— y como 30% en Indonesia; solo 2% en Malasia. Sencillamente suspendió la conversión, no quiso someterse a las reglas que le imponía el fondo Monetario. Ahora hay que observar.
Hay mucha gente que está pensando en hacer lo mismo, porque están en situación similar, y el ejemplo de Mahathir amenaza con extenderse a varios países más que están pensando igual. Sin ir más lejos, los rusos, en una situación desesperada, suspendieron el libre cambio, suspendieron el pago de ciertas deudas, y me imagino que en su situación tendrán que adoptar muchas más medidas. Para salir de esa crisis, van a tener que adoptar, si no quieren la desintegración de ese país, incluso una economía de guerra, que puede implicar muchas cosas, desde un control bastante fuerte de la economía por el Estado hasta ciertos elementos de planificación central. Si no tienen divisas, si está arruinada la agricultura, si todos los alimentos venían en interminables camiones por la carretera de Smolensk, procedentes de Europa Occidental, y les quedan 12 000 millones más o menos en la reserva, es una situación verdaderamente desesperada la que enfrentan.
Nosotros les recomendamos a Estados Unidos y a su Fondo Monetario Internacional: No cometan el error —porque es una locura, una tragedia— de olvidarse de Rusia; ayuden a Rusia a pesar de todo, aunque suprima la libre conversión y adopten otras medidas. Ahí es donde tienen que tener flexibilidad, no les queda más remedio, no se pueden abstener, porque puede haber una explosión.
Pienso que ese país va a tener que tomar medidas muy duras, como dije, quizás hasta el racionamiento. Esperemos y veremos qué hacen. Si sueltan el dinero, como han dicho algunos analistas y algunos norteamericanos, tarda más tiempo en entrar que en salir y regresar a la tesorería de Estados Unidos, que ya está saturada de bonos que han adquirido muchos inversionistas como mecanismo de protección, el mecanismo por excelencia, lo cual tiene límites.
Entonces, no he visto una sola palabra —y leo todos los días los cables, todas las noticias políticas y económicas—, hasta estos momentos no hay una sola palabra de esperanza para Rusia, y todos dicen: Sí, si hacen esto, esto y esto.
Cómo van a reducir el presupuesto, si el presupuesto debe ser, digamos, la mitad del presupuesto de España —el de Portugal no me acuerdo cuánto era, su Producto Interno Bruto alcanza casi 100 000 millones de dólares; sus ingresos presupuestarios no están muy por debajo de los de Rusia. Miren, el presupuesto de Rusia puede ser la mitad del Producto Interno Bruto de Portugal, y tiene no se sabe cuántos cohetes estratégicos y cuántas armas nucleares, hasta gente volando en el espacio que no tienen presupuesto para bajar, que ya es el colmo, ¿no? (Risas.) Están allá en el espacio desesperados porque no hay presupuesto, han privatizado también la empresa que envía a la gente al cosmos; yo creo que es el colmo, no el cosmos, o, digamos, el colmo en el cosmos. Esa es la situación, ¿cómo van a rebajar más si no le pueden pagar a nadie, si les deben hasta 10 meses de sueldo a los trabajadores en determinados sectores de la economía?
Algunos dicen: Vamos a imprimir, algunos han dicho: Vamos a aplicar la fórmula de Roosevelt, del New Deal. El New Deal, como se conoce, se apoyaba en la teoría keynesiana. Pero el dinero no se inyecta así. En Estados Unidos tenían la Reserva Federal, y ya desde 1917, cuando la Primera Guerra Mundial, necesitaron dinero e imprimieron billetes. Pero no imprimieron simplemente billetes y se los entregaron a la tesorería para que pagara los gastos —llegaron a tener un millón y medio de soldados en Europa, grandes gastos de guerra—, no, la tesorería imprimió bonos; los bonos se entregaron a la Reserva; la Reserva imprimió billetes, abrió depósitos a favor de la tesorería y la tesorería comenzó a emitir cheques para pagar el incremento de los gastos.
Así nacieron los bonos de la tesorería: los suministradores llevaron los cheques a sus bancos comerciales; los bancos comerciales presentaron sus cuentas a la Reserva; la Reserva, para no imprimir demasiados billetes, les ofreció a los bancos comerciales pagar una parte por lo menos en bonos de la tesorería. A cambio de eso, ello amplió los fondos de dichos bancos para operar, negocio para los bancos, incremento de sus posibilidades de préstamos, etcétera.
Habría que precisar qué interés tenían en ese momento los bonos, pero seguramente serían suficientemente mayores que los que pagaban los bancos de interés a los ahorristas, porque entonces los bancos les ofrecieron préstamos a los clientes para adquirir bonos de la tesorería, y los clientes invirtieron en ellos muchos de sus ahorros. Ahí se hicieron favores unos a otros, la Reserva a los bancos, los bancos a los clientes, y al final se ahorraron intermediarios: la Reserva entregó a los bancos comerciales la tarea de adquirir los bonos y la tesorería vendía a los bancos directamente los bonos, que eran obligaciones del Estado a plazo fijo, y pagaban los intereses correspondientes de acuerdo con la situación.
De este modo los gastos de guerra se costearon no simplemente imprimiendo billetes, sino también utilizando fondos de los ahorristas; se trataba de una economía bastante sólida al entrar en guerra y funcionando a plenitud. De esa coyuntura nacieron los famosos bonos que hoy constituyen el refugio más seguro para los que se asustan por la caída de los precios de las acciones de las bolsas. Van allí, es un refugio seguro; pero parece que no todo el mundo cabe ya en ese refugio. La gente prefiere aunque sea el 3% de interés, lo que sea, pero su dinero seguro: gran ventaja y privilegio especial del país que imprime la principal moneda de reserva de la economía mundial.
El patrón oro existía en ese momento. La libra esterlina era hasta entonces la moneda dominante basada en el respaldo del oro, patrón que renuncia en 1931; los norteamericanos lo mantuvieron. Ya desde aquella Primera Guerra Mundial la moneda norteamericana se convirtió en la moneda dominante. Tal fue el origen histórico de esa preeminencia y esos privilegios que tiene en la actualidad el dólar en la economía mundial.
La Segunda Guerra Mundial consolidó esa preeminencia: toda la economía y la industria destruida en Japón, en Europa, en Rusia, que era entonces la Unión Soviética, y en todas partes. Quedaba la de Canadá, que no estaba muy desarrollada en esa época; y la de Estados Unidos, cuya industria no perdió un tornillo en la contienda. Con todo ese poder apoyó su economía en el escenario internacional.
Los franceses en el año 1933 trataron de adquirir todo el oro posible, trataron de competir con Estados Unidos en los años de la gran depresión que sufrió este país; pero después de la Segunda Guerra Mundial, a lo largo de 80 años ha prevalecido sin rival alguno el dólar.
Nixon suprimió su conversión en oro en 1971, porque se les estaba agotando el oro, que se había reducido de 30 000 millones a 10 000 millones; al precio de 35 dólares la onza —un invento que hicieron— habían mantenido artificialmente ese precio para contar con un valor estable. Si había mucha oferta de oro, la compraban y subían su precio; si había demanda, vendían oro de su enorme stock, y la mantenían a 35 dólares. Pero ya les quedaban 10 000 millones de dólares en oro.
Hicieron el gran truco de la historia, suspendieron la conversión y poco tiempo después, al liberarse el precio del oro y sumarse la crisis petrolera, la explosión de los precios del petróleo, los 10 000 millones que les quedaron aumentaron de valor entonces, por lo menos, diez veces más. Tenían 100 000 en vez de 10 000, por lo menos, porque en cierto momento el precio del oro subió a más de 400 dólares la onza. Esa es la historia.
Hoy ya lo que imprimen son papeles y bonos de la tesorería. ¡Descomunal privilegio!, así cualquier país hace cualquier cosa; pero no se ahorran las crisis. Por eso digo que estas son males genéticos del sistema.
¿Podríamos llamarlo la dictadura del dólar? ¿Podríamos llamarlo la dictadura del Nuevo Orden Económico Internacional? ¿Cómo lo llamamos? ¿Dónde hay más dictadura económica, en Cuba o en Estados Unidos?, solo que la dictadura económica en Cuba, o la parte de dictadura económica que subsista, es en el sentido de que no hay, ni habrá y tengo esperanzas de que no haya, lo que se ha dado en llamar en el nuevo orden que se pretende imponer al mundo una liberación total de la economía de Cuba. No debe olvidarse, además, que estamos fuera del Fondo Monetario, fuera del Banco Mundial, fuera del Banco Interamericano, fuera de todo, bloqueados, y adicionalmente con Ley Torricelli y Helms-Burton, y sin URSS, que en un tiempo nos pagó los productos a precios justos, sin intercambio desigual.
El mercado y todo eso lo perdimos y nos hemos defendido, porque con poco bien distribuido, una buena conciencia y el consenso —no se olviden de eso, que eso no se puede hacer ni lo podrá hacer jamás nadie por la fuerza, porque solo por consenso puede lograrse—, hemos resistido.
Hemos logrado, incluso, ir incrementando nuestra economía. Tiene su costo, ¿no?, porque vivíamos en una urna de cristal, asepsia pura, y ahora estamos rodeados de virus y bacterias de todas clases —me refiero a los virus y bacterias de la enajenación, del egoísmo, el individualismo y todas esas cosas que crea el sistema capitalista de producción.
Nosotros luchamos mucho por crear un espíritu de solidaridad, de fraternidad y desinterés. El Che quería más todavía, porque quería el hombre nuevo ya, y nosotros alcanzamos bastante de ese hombre nuevo.
Un dato: en los últimos 30 años, alrededor de medio millón de cubanos participaron en misiones internacionalistas, que se podían prolongar dos años y hasta más, en Africa y en otras partes del mundo, de forma absolutamente voluntaria y en los lugares más difíciles. ¿Cómo se podía obtener eso, sino sobre la base de valores, de conciencia inculcada en el pueblo?
Antes no teníamos ni turismo, a decir verdad, el turismo lo desarrollábamos de tipo nacional, porque tiene sus problemas. Van de distintos países y va mucha gente buena, pero puede haber alguna con hábitos de consumo de drogas; también otras pueden buscar simplemente placeres sexuales, hay todos esos problemas.
El dinero y las divisas que ahora circulan —la doble circulación—, y medidas que hemos tenido que tomar para resistir en estas condiciones, significan virus y lo demás que dije. Pero no es peor, es mejor.
De catarro murieron millones de indígenas en nuestro hemisferio, porque no tenían inmunidad absoluta a los virus y a los catarros que llevaron los colonizadores; millones murieron. Hoy tenemos bajas, tenemos enfermos ideológicos, pero vamos creando anticuerpos, y tenemos que acostumbrarnos a vivir rodeados de virus y bacterias de todas clases.
Así defino este tipo de fenómenos que vienen asociados al capitalismo; al final nos vendrá bien que eso esté ocurriendo.
Hemos hecho muchas cosas; pero prometer liberalización total de nuestra economía no.
Otra cosa es —fíjense bien— que un día se integre la América Latina completa, que realmente vaya a una integración y a una unión sobre determinados pilares y valores esenciales, aunque fuese bajo los principios que esperamos establezca el documento papal sobre la pobreza que debe surgir del sínodo de Roma, que se va a publicar en México en el mes de enero y algunos de los principios defendidos por el Papa, como los que pudieran estar contenidos en su idea de la globalización de la solidaridad —no voy tan lejos, no te hablo de Marx, ni de Lenin, ni de sus extraordinarios conceptos sobre una sociedad enteramente justa, los cuales comparto.
La integración y la unión bajo los principios, incluso, de este caballero que yo mencionaba del Banco Mundial: justicia social, educación, salud, empleo, protección para niños, ancianos y sectores vulnerables, nosotros tal vez aceptaríamos las mismas reglas, considerando que la unión y la integración de América Latina y el Caribe en los momentos actuales tiene más importancia y más trascendencia para nuestro hemisferio y para el futuro del mundo, que la idea de mantener determinadas restricciones con relación a las medidas que de común acuerdo decidamos adoptar.
Habría algo por lo cual nosotros podemos sacrificar cosas: hasta nuestra propia y entrañable bandera estaríamos dispuestos a sacrificar en aras de un internacionalismo justo. Europa ya hizo desaparecer las fronteras; libre movimiento de capitales, de mercancías, de personas, los gobiernos nacionales van perdiendo prerrogativas.
¿Hablaste de dictadura económica? ¿Y cómo vas a calificar las funciones y el papel del Banco Central Europeo, absolutamente independiente en materia de algo tan decisivo como son las tasas de interés que han manejado todos los gobiernos de Europa, por parte de funcionarios que no los eligió nadie, que no sacaron un solo voto en ninguna parte y que tienen más poder que cualquier gobierno, porque están asociados al inmenso poder de la política económica?
¿Cómo los vas a llamar? ¿Es muy democrático? ¡No, son supranacionales y por ocho años! ¿Cómo los vas a calificar? Son altamente especializados, bien preparados, inteligentes, buscan a los que suponen mejores, y existe la teoría de que son absolutamente libres. Siempre hay la influencia de los gobiernos. También el Sistema de la Reserva norteamericana es independiente; pero el gobierno influye, la tesorería influye y hablan todos los días entre todos.
El Banco Mundial no es absolutamente independiente, Estados Unidos tiene derecho al veto en virtud de que posee más del 15% de las acciones.
En el Fondo Monetario, Estados Unidos tiene poder de veto; es el único que tiene poder de veto, porque dispone del 17,5% de los votos, y las decisiones no pueden adoptarse sin el apoyo del 85%.
Europa quiere un poco más de poder, tiene muy poco en esa institución. Aspira a tener una participación mayor y un poco más de influencia allí.
Siguen teniendo el poder de veto en todas esas instituciones y coordinan, discuten. El gobierno de Estados Unidos se ha apoyado mucho en aquellos dirigentes de la tesorería y del Sistema de la Reserva, porque son los que más conocen realmente los secretos de la economía de Estados Unidos. Surgieron de las bolsas, de las empresas encargadas del negocio de las acciones, saben mucho de eso y del sistema económico de su país.
Clinton es un buen comunicador; capaz de comprender el asesoramiento que le ofrecen, lo trasmite, persuade a la gente, lucha. Ese es el papel de Clinton. El está persuadido de todo eso que dijo. Pero los dos elementos claves, los dos cerebros del auge económico de los últimos años, los que han aconsejado cómo aprovechar bien las ventajas y privilegios que hoy disfrutan, son Rubin y Greenspan. No hay duda de eso.
Creo que los gobiernos influirán de alguna manera sobre el Banco Central de la Unión Europea; lo demostró aquel hecho de haber dividido en dos períodos los ocho años que le correspondían al primer Presidente del Banco Central, un alemán. Los franceses realmente dijeron que no, que eso había que compartirlo —son los dos más fuertes, los dos más poderosos, y el fuerte es el fuerte—, primero un alemán y después de cuatro años un francés. Es decir que los más fuertes influyen decisivamente. Los demás aceptan.
¿Cómo le llamamos? Tomado en su conjunto, ¿es democrático, digamos, el sistema como tal de esos poderosísimos señores, conceptualmente autónomos y libres de modo absoluto en sus decisiones en el punto clave de la economía, con más poder en ese tema que un presidente o jefe de gobierno, con más poder que nadie? Se habla de que el Parlamento tenga determinadas facultades y pueda influir, o que la Comisión Europea tenga determinada autoridad, pero más nada. Ahora son, tal como ha sido concebido, absolutamente independientes.
Son las reflexiones que quería hacer en torno a los calificativos y a los tipos de dictaduras que se mencionan. Hay que entrar serenamente en el fondo de las cosas.
Antonio Guterres (Primer Ministro de Portugal).- Ahora, si me permite, un pequeño comentario solo para tranquilizar al Presidente Fidel Castro. El Banco Central Europeo es la mejor garantía de un euro fuerte y un euro fuerte es la mejor garantía de que no habrá predominio del dólar, y seguramente el que no haya predominio del dólar será algo interesante para el Presidente de Cuba.
Fidel Castro.- Sí, habrá un poco más de libertad y más democracia a nivel mundial; menos dictadura del dólar.
Les decía que nosotros estamos dispuestos a renunciar a muchas cosas por un mundo unido, por un mundo justo. América Latina integrada dentro de determinados conceptos permitiría que nosotros renunciáramos a determinadas prerrogativas si es necesario.
___.- Muchas gracias.
Fidel Castro.- Sería muy difícil profetizar lo que va a ocurrir en un año. La situación es bastante incierta; solo puedo decir que hay posibilidades de detener esa recesión y esa crisis, y tengo esperanza de que se pueda al menos dilatar por las terribles consecuencias que tendría para los pueblos de América Latina y el Caribe; existen todas las condiciones. Es lo más que te puedo decir.
Juan C. Iragorri (El Tiempo, Colombia).- Presidente, acerca de Colombia, ¿cuál es su opinión con relación a los pasos que ha dado Andrés Pastrana en busca de la paz?
En segundo término, ¿qué mensaje le enviaría usted a la guerrilla colombiana que se ha embarcado ya en el proceso de paz?
Fidel Castro.- Mira, creo que basta con la respuesta a la primera. Pienso que el presidente Pastrana ha dado pasos inteligentes, valientes y audaces en busca de la paz en condiciones muy complejas y difíciles; creo que esos pasos influyeron decisivamente —a mi juicio, ya que seguimos muy de cerca las encuestas y la situación— en su elección como Presidente, y ha continuado demostrando después de su elección seriedad, que es una cuestión clave, firmeza, valentía, audacia.
A mi juicio, por haberlo conocido, aunque muy recientemente en el sentido del trato personal, desde la reunión de los No Alineados en Durban y después acá, y haber conversado mucho con él, horas y horas, pienso que es una persona que cuenta con todas las capacidades para alcanzar éxito. Creo que es la persona más adecuada para obtener éxito en sus propósitos de lograr la paz, porque comprende muy bien la situación del país, la complejidad de esa situación y está decidido a seguir adelante.
Yo insisto en una sola idea: en la necesidad de ser paciente, muy paciente, porque eso no estará a la vuelta de la esquina.
Hoy mismo él venía con nosotros en el ómnibus y estaba conversando por un teléfono de estos tan habituales, esos enloquecedores teléfonos que no dejan en paz a nadie, y estaba hablando de una organización, de algo de Colombia; olfateé enseguida que había habido algún problema. Después le pedí que nos contara, y nos dijo: "Bueno, hubo un sabotaje en un lugar y, como consecuencia del mismo, se han producido 29 víctimas." Para un hombre que tiene que estar luchando contra distintas fuerzas, sectores de presión por aquí y por allá, actuando con mucha valentía, un episodio de esta naturaleza, que ocasione 29 víctimas, se convierte en un obstáculo serio para él.
Me parece que es lo que debo decir, porque no me corresponde estar enviando mensajes. Creo que lo que hay es que trasmitir ideas, expresar conceptos.
Creo que hoy ningún país puede, en América Latina y en cualquier otro continente, resolver por sí mismo los problemas. Hay cuestiones que trascienden a los problemas nacionales; la paz requiere de muchas cosas: paciencia, sabiduría, esperanza, justicia social, para adquirir toda la fuerza necesaria a fin de alcanzarla.
Digo que no será una cuestión de semanas, ni de meses, ni de días, puede ser cuestión de años, y no creo que se pueda producir de inmediato esa paz; pero pienso que los esfuerzos que ha realizado Pastrana lo hacen acreedor a la colaboración de todos, porque hay hechos que se pueden convertir en obstáculos muy graves. Tenemos el ejemplo del Medio Oriente, en que determinados acontecimientos han obstruccionado terriblemente el avance en las soluciones de paz en el Medio Oriente.
La paz es una demanda de todo el pueblo colombiano, ese es un elemento muy importante. Es un país que desea paz, un país que necesita justicia social, y pienso que Pastrana lo comprende perfectamente bien y como latinoamericanos deseamos la paz dentro de los países, la paz entre los países de nuestra región y la integración de nuestros países.
Han pasado varias décadas, se han producido grandes cambios en el mundo y creo que ningún país por sí mismo, incluso ninguna revolución triunfante en un solo país, en las condiciones de este Orden Económico Internacional, en que los países pueden ser ahogados y asfixiados... Una revolución triunfante, fíjate —e incluyo a Cuba o parto de la experiencia de Cuba—, nuestra Revolución triunfante en 1959 y en determinadas circunstancias históricas, habría sido imposible, absolutamente imposible, en este momento.
¿Acaso eso debe desalentar a los hombres progresistas o a los hombres que desean cambios revolucionarios? No, porque a la vez que se hacen más difíciles las soluciones aisladas en un país, se hacen más probables las posibilidades de soluciones globales de los problemas del mundo. Bien puede cualquier hombre progresista preferir que cambie el mundo, a que cambie solamente su propio país.
Por mi ideología soy patriota, soy nacionalista; pero, por encima de todo, soy internacionalista y no me resigno a la idea de la justicia aislada en un pedazo de la Tierra, ni puedo concebir la idea que en este mundo de hoy brinde la posibilidad de una justicia aislada en un pequeño país de la Tierra, esté en Centroamérica, esté en Suramérica, esté en Africa, esté en Asia.
Hoy hasta los propios países de Europa, que estuvieron cinco siglos haciéndose la guerra entre sí y que hablan tan diversos idiomas, se integran y se unen económicamente, y van sentando progresivamente las bases de la unión política.
Emilio Crespo (EFE, España).- Señor Castro, durante esta cumbre usted se ha entrevistado con el Rey de España, con el Presidente del gobierno español, se habla de una próxima visita del Rey de España a Cuba, se habla de una visita imprevista de usted mañana a España, de la que ya se han dado algunas informaciones y de la que no está claro todavía los puntos que va a visitar. Mi pregunta es, ante todos estos hechos que hemos visto en relación con las relaciones bilaterales hispano-cubanas, ¿qué ha ocurrido en esta cumbre en cuanto a esas relaciones?
Una segunda pregunta, si me lo permite, relacionada con lo que usted ya ha dicho. Durante estas cumbres siempre nos cuentan después los presidentes que hablan sobre usted, sobre la posibilidad de que se produzca una evolución política en Cuba que la aproxime a la realidad de los demás países latinoamericanos. Ahora que Cuba va a ser anfitrión de una cumbre iberoamericana, ¿cree usted que podrá haber algún signo de esa evolución? Gracias.
Fidel Castro.- Bueno, tienes un poco de información y no tiene nada de extraño, porque en ocasión de la visita a Cuba del Jefe del Gobierno Autónomo de Extremadura, un hombre que sostiene relaciones de amistad con nuestro país, me invitaba a ir a Extremadura, una breve visita. Digo: ¡Caramba, pronto voy a estar cerca!, creo que están cerca Portugal y Extremadura, y estuvimos conversando de esa posibilidad. Pero, claro, yo no podía comprometerme a hacer una visita a Extremadura sin consultarlo previamente con el gobierno de España y solicitar realmente su consentimiento para hacer esa visita. El Jefe de gobierno de Extremadura es de un partido de la oposición, más razón para plantearlo.
Tengo otro vecino amistoso, que es Fraga, fundador precisamente del partido que actualmente gobierna en España, ya era un poquito más delicada la cosa al tratarse de un gobierno regional de otro partido. Fue lo primero que hice —eso no se puede hacer ni por teléfono, ni a distancia—, cuando tuve la posibilidad de entrevistarme con el Presidente del gobierno de España, tan pronto pude, le informé que estaba invitado, que me agradaría realizar esa visita e inmediatamente mostró su satisfacción y su conformidad con la visita a Extremadura, que va a ser muy breve. Así que hasta ahí estás perfectamente informado.
Mañana pienso llegar a Extremadura, el problema es que no tienen un aeropuerto con suficiente pista para que pueda aterrizar yo allí en ese avión en que ando, que es un Il-62 del año no se sabe cuál; pero funciona, nadie se preocupe por nosotros. Gasta gasolina y todo, pero arranca, despega y aterriza, y está manejado, sobre todo, por pilotos cubanos; no es chovinismo, pero juegan con el aparato ese, y yo me siento muy seguro. Así que voy a tener que usar determinadas vías, algún helicóptero o alguna cosa. No debo decir más porque, como tú sabes, a mí siempre me están cazando, como si viviéramos en una pradera africana, y no quiero complicarles el trabajo a los funcionarios que se ocupan de la seguridad, por eso no te digo cómo voy a llegar a Mérida. Pero es posible que ellos incluso lo anuncien de alguna forma. Será una visita de algunas horas —y por lo pronto una noche porque no queda más remedio, ya que llegaré al anochecer—, serán menos de 24 horas, pero cumpliré con mi amigo, el Presidente del gobierno de Extremadura. Eso es lo que hay.
La otra pregunta, un poquito más complicada —me parece que no la apunté, pero creo que capté la idea—, habla de evolución, a raíz de todo lo que está ocurriendo. Yo quiero que tú sepas que este es un mundo en evolución, no solo nosotros, sino todos los demás. Todos estamos evolucionando, porque todos estamos enfrentando problemas muy serios, y se puede evolucionar sin abandonar un solo ápice los ideales que se han sostenido toda la vida; pero las realidades van imponiendo el camino de esos ideales.
Yo pienso que en este mundo que se globaliza cada vez más, algo inevitable, Marx tendría las posibilidades de ver más próximos algunos ideales por los cuales luchó, que yo he sustentado toda mi vida, y que no son, por supuesto, ni mucho menos, exclusivamente míos. Muchos hombres con más méritos, más talento y más cualidades, en todos los sentidos, han albergado esos sueños que la globalización de la economía mundial lo hacen posible; nosotros consideramos la globalización algo inexorable, una ley de la historia. Portugueses y españoles tienen mucho que ver con eso, porque sus navegantes descubrieron que la Tierra no era plana, sino redonda; a partir de ese momento, comenzó la globalización.
El Papa ha acuñado una frase que yo suelo recordar, la incluí en mi discurso de bienvenida allá en La Habana y en el de despedida, esa frase es "la globalización de la solidaridad". Y si quisiéramos un mundo solidario, eso solo puede ocurrir en un mundo globalizado, globalizado como consecuencia del desarrollo de las fuerzas productivas, de los colosales avances de la ciencia y de la técnica, que se pueden poner al servicio de la humanidad si logramos preservar la naturaleza y si logramos preservar esa humanidad, algo que considero posible.
Hay cosas que no se han tomado en cuenta aquí. Hay peligros muy grandes que pueden interrumpir la buena marcha de ese proceso y de la economía. Si se produce, por ejemplo, un estallido en Rusia sería algo terrible. No sé de qué estaríamos discutiendo nosotros en La Habana el año próximo, o en Río de Janeiro; a lo mejor habría que clausurar algunas de esas cosas, porque sería una catástrofe, y, sin embargo, ese peligro existe.
Por el camino pueden ocurrir muchas cosas dentro de esta situación incierta, por eso le decía a la periodista cubana que veía una situación incierta y que no se puede afirmar o profetizar —utilicé esa palabra— con mucha seguridad lo que va a ocurrir en un año, porque pueden ocurrir muchas cosas.
Yo hablaba de la reunión que vamos a tener con los economistas en enero. Vamos a invitar a eminencias, todas las posibles, de las distintas escuelas, la de los Chicago Boys, la de Friedman, neoliberales, los opuestos, todos; lo que queremos es debate y debate de verdad. Allí vamos a estar cinco días, mañana, tarde y noche; poco protocolo, pocos banquetes —no estoy haciendo crítica alguna a esta cumbre, porque hubo muy pocos; no hubo más porque nada más duró un día esta reunión en Portugal—; digo que ni una canción para iniciar, ni un himno, sino discutir de verdad: Tesis y debate sobre cada tesis.
Espero que por lo menos de 30 a 40 ponencias se discutan, porque tenemos que profundizar en lo teórico sobre esta complejísima situación; pero me temo que a lo mejor de aquí a enero el Presidente del Banco Mundial tenga los mismos criterios que nosotros, lo cual no dejaría de ser algo asombroso, como ya dije en algún momento.
Puedo calificar realmente de brillante y de lúcido el discurso pronunciado el 6 de octubre en Washington por el Presidente del Banco Mundial, y les advierto que no espero ni un centavo de préstamo, veo distante ese momento, pero tengo el hábito de reconocer lo que me parece serio, de alentar lo que me parece positivo, y es excelente que el Presidente del Banco Mundial haya hecho los pronunciamientos que hizo en ese discurso.
Es decir que todos estamos acercándonos hacia una posibilidad de justicia, y nosotros vamos evolucionando no hacia cosas simples, sencillas o aparentes, vamos evolucionando hacia cosas serias en todos los terrenos, en el terreno teórico, en el terreno práctico y en el terreno económico, pero siempre pensando en una cosa: en un futuro de justicia, sin lo cual no podría sostenerse este mundo, y en un futuro de hermandad, de fraternidad. Esa fraternidad de que tanto se habló cuando la Revolución Francesa: libertad, igualdad y fraternidad, y sinceramente de las tres no quedó prácticamente ninguna. Estamos luchando todavía por los ideales de la Revolución Francesa en los tiempos actuales que son tiempos de hablar de socialismo, pero estamos optimistas. Y sí, evolucionamos, pero no solo nosotros: evolucionamos todos.
Raoul Ponce de León (Radio Sarandi, Uruguay).- Presidente Castro, como dice en la Declaración Final, frente a los graves riesgos de una crisis económica globalizada, ¿cuál cree usted que debían ser las medidas concretas y posibles para tratar de atenuar los efectos de la crisis sobre los países iberoamericanos?
Fidel Castro.- De eso se discutió en esta reunión; sobre eso se trata en la declaración, con la cual estamos de acuerdo, y en la declaración adicional que se elaboró durante el día de hoy, por acuerdo de la reunión, que nosotros hemos suscrito y hemos apoyado. Sobre eso hablé también, de cómo veíamos la situación estratégica, y esa situación la vemos muy asociada a América Latina. ¡Somos algo ya!
Repito que en esta reunión de la cumbre, gracias al genial método aplicado de olvidar el rosario de discursos uno tras otro, y dialogar y debatir —eso es lo que queremos nosotros en la reunión de los economistas—, se ha logrado una excelente y fructífera reunión. Claro que no ha sido solo el método, ha sido el momento en que vivimos y que obliga a todos a pensar con mucha seriedad; pero se han planteado soluciones.
Viéndolo desde una óptica, una lógica capitalista, y teniendo idea de las crisis que ellos admiten como crisis cíclicas —se han pasado años inventando cómo se evitan esas crisis cíclicas, mucho más a partir de la de 1929, que no fue la única; hubo ya varias antes y después, por ejemplo la de 1907, en Estados Unidos, cuando en Nueva York corrió todo el mundo a sacar el dinero de los bancos, especialmente de uno de los mejores bancos que había en Nueva York, convertido en símbolo de aquella crisis—, ya se inventaron algunos procedimientos para que los bancos se protegieran. En 1913 acordaron en Estados Unidos la Ley del sistema de la Reserva Federal, que empezó a funcionar desde entonces. Eran medidas para evitar estos correcorres, que todo el mundo saliera a buscar el dinero depositado en los bancos; medidas para evitar esas crisis que eran de otro tipo, no eran propiamente financieras, sino fenómenos de pánico, que arrasaban con los fondos de los bancos, porque los bancos solían tener solo un 12% de los depósitos disponibles y eso no es suficiente cuando se produce un temor y van todos juntos a buscar el dinero en los bancos.
Sin embargo, el sistema de la Reserva Federal no pudo impedir la crisis de 1929, que fue terrible; las críticas cayeron sobre él. Se exoneraba a un hombre famoso de Nueva York, que era el Presidente de la Reserva Federal en esa región, que se llamaba Benjamín Strong, porque había estado buscando fórmulas para enfrentar situaciones financieras difíciles; pero había pugnas entre el sistema de la reserva de Nueva York y la jefatura de Washington.
La gente de Washington tomaron el poder y se le acusa de que no adoptaron medidas sabias a tiempo y la culpan de la crisis.
Comenzó por la bolsa que estaba superinflada; también había superproducción y hubo recesión; después vino la crisis bancaria, se arruinó uno de los principales bancos de Nueva York. Trataron de salvarlo y, según dice el mismo Friedman al analizar aquella época, hubo hasta antisemitismo, porque el banco era propiedad de judíos, y habían ideado una fórmula allí entre la reserva y las autoridades financieras de Nueva York —creo que en el año 1930— para salvarlo, buscando fusiones con otros bancos que eran también judíos. Fracasó aquello, lo sabotearon, de cierta forma, a última hora.
Después vino la quiebra masiva de los bancos. De 25 000 bancos que había en Estados Unidos, quedaron reducidos a 12 000 bancos —creo que al final a 10 000—, otro desastre; se originó una depresión que duró hasta el comienzo de la Segunda Guerra Mundial.
De modo que se han estado inventando cosas contra las crisis y no han encontrado soluciones todavía.
Yo no creo que tales crisis cíclicas, y al final una que será definitiva, pueda resolverlas jamás el sistema. Hoy por hoy en lo que todo el mundo está de acuerdo es en que hay que bajar de inmediato la tasa de interés —y el mismo Clinton y los demás lo aceptaron—, cuando hace apenas unas semanas los de la Reserva Federal estaban pensando elevarla; todo lo contrario. En 14 días, y ante los acontecimientos que ellos confiesan que los sorprendieron tremendamente, decidieron rebajarla. Todos están de acuerdo en que si se quiere aguantar, frenar la recesión, hay que inyectar liquidez, para reanudar el crecimiento. Hay mucha capacidad de producción y poca capacidad de compra en el mundo. También se han invertido cientos de miles de millones, en los últimos años se han creado de forma caótica capacidades excedentes de producción muy por encima de la demanda efectiva.
Todo el mundo está produciendo determinados chips, muy específicos, para las computadoras. En este momento todas las fábricas de esos chips están al 70% de su capacidad; sin embargo, se están construyendo 20 nuevas fábricas y modernizando otras 10. También van a sobrar los automóviles; en Tailandia, en Indonesia y en todas partes, construyen automóviles y ya no caben en las ciudades —ustedes lo saben perfectamente bien— ni tienen quien los compre, y ya hay superproducción en muchos renglones, que no se debe perder de vista. Pero, claro, hoy inyectar dinero en las finanzas mundiales es aumentar la demanda de productos y de empleos; reanimar la confianza, si fuera posible, en los inversionistas; apagar fuegos; calmar el pánico; ganar tiempo.
En Estados Unidos el secreto de Greenspan y sobre todo de Rubin ha sido aumentar la demanda. Al multiplicarse el valor de las acciones, todo el mundo, el que tenga un automóvil de 15 000 —tenía 100 000, ahora tiene 200 000, 300 000—, cambia inmediatamente el automóvil de 15 000 por uno de 20 000, compra de todo; tienen un mercado interno de cerca de 280 millones de personas, más de 270 millones, y en ese mercado se desarrolla la mayor demanda. La economía depende en menor grado del mercado externo: mucho dinero, capacidad de compra, las fábricas produciendo, el desempleo se reduce. Han gozado de un especial privilegio. No voy a hablar de ello, sería extenderme demasiado.
Pero ahora la rebaja de la tasa de interés indiscutiblemente que ayuda, y aquí se está demandando. El Presidente de Venezuela habló de esa misiva que se acordó dirigirles a los gobiernos del G-7, de los países industrializados; pero hay que dirigírsela no solo para pedirles, hay que escribirles para persuadirlos de que está en su interés y de que es de altísimo interés para ellos el que se rebajen las tasas de interés.
¿Cómo reaccionarán los europeos? Tenemos un ejemplo, España, que las ha reducido en 0,5%. Se dice que los ingleses están muy renuentes a reducir; se dice que los alemanes son muy renuentes a reducir la tasa de interés. Pero no sabemos, vamos a ver la respuesta.
Hay dos países, Portugal y España, que han participado en esta reunión, que cuentan con el apoyo de nuestros países, y estoy seguro de que serán trasmisores de estas ideas, como estoy seguro de que otros países europeos lo comprenderán. Sería un éxito si los países del G-7 adoptan la idea de reducir la tasa de interés, de inyectar circulante en el mundo. El Senado de Estados Unidos, al fin aprobó los 18 000 millones. Los aprobó, sí; pero, como dijo Cardoso —y hemos visto en los cables—, a los que más lo necesitan les cobrarían tres puntos por encima de la tasa de interés normal. ¿Para qué sirve darles dinero a los que tienen más dificultades, elevándoles tres puntos la tasa de interés, que fue la condición que impuso el Senado? Así que vamos a ver qué efectividad tienen esos 18 000 millones.
Están en la batalla, esta reunión es una batalla, y han dado los pasos pertinentes para eso, para que reduzcan la tasa de interés, para que autoricen nuevos fondos; es decir que utilicen esa cláusula que tienen, mediante la cual todos los miembros del Fondo Monetario Internacional hagan un aporte extra. A Estados Unidos, por la proporción de sus acciones, le corresponden los 18 000 millones. Pero si 18 000 equivale más o menos al 18% de participación, pienso que entre todos podrían aportar 100 000 millones, pero no en divisas fuertes; como la aportan en las monedas de sus países no es lo mismo, aunque muchas monedas como el real, el peso argentino y otras están a la par con el dólar. Casi todas son convertibles conforme a las normas impuestas por el Fondo Monetario. Esto puede equivaler, pienso, a una cifra entre 50 000 y 100 000 millones de dólares. Esto sin resolver lo de Rusia; si quieren resolver lo de Rusia, al estilo de México o Corea del Sur, 100 000 millones estarían lejos de ser suficientes, y así por el estilo mientras vuelve a reproducirse el fenómeno actual u otros nuevos y más graves todavía.
Es decir, por ahí está el camino para aliviar la situación, son los primeros pasos que se van a dar. Aliviarían la crisis, la pospondrían; pero como un mal congénito del sistema, como un tumor maligno, volvería a renacer en forma de metástasis. Es lo que en lo más íntimo pienso. Pero veremos qué es lo que ocurre, veremos los acontecimientos y hay que profundizar mucho más en torno a todo esto. Es lo que puedo decirte.
Perdónenme que me haya extendido, pero me hacen las preguntas y con un "sí" o un "no" es imposible responder.
Cándida Montero (R. Nova, Portugal).- Presidente Fidel Castro:
Como se ha podido ver en esta Cumbre, usted atrae toda la atención de todo el mundo, aunque no todos comparten sus convicciones. ¿No teme que debido a ese predominio de la personalidad sobre la ideología la Revolución Cubana ocupe en la historia solo el mismo período de tiempo que Fidel Castro?
Fidel Castro.- Son dos preguntas y se las traen (Risas).
Bueno, lo que yo he entendido: habla de mi persona, dice que por la personalidad disfruto de cierta preeminencia en todos estos eventos y en todas estas reuniones internacionales —no estoy diciéndolo al pie de la letra—, y, además, añade que por esa influencia de la personalidad si no pienso o no me preocupa que la preeminencia de la Revolución Cubana dure el tiempo que yo dure. Y si se tiene en cuenta que tengo 72 añitos, entonces eso puede sugerir que a la Revolución Cubana le quede poco tiempo, algo con lo cual no puedo estar completamente de acuerdo, porque el sueño mío y el sueño de todos los revolucionarios es que la obra perdure. Los faraones egipcios construían unas enormes pirámides para perdurar ellos, para vivir allí siempre, no se imaginaban que iban a terminar en los museos de Londres y de París. Una falta de respeto tremenda a sus ilusiones.
Yo no pienso en términos de pirámides, pienso en términos de ideas; no pienso en términos de gloria, me parece ridícula la idea de la gloria personal. Napoleón pensó mucho en la gloria y terminaron poniéndole su nombre a un buen coñac francés. Realmente en eso termina la gloria de los hombres en esta época.
Martí dijo que toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz, y me gustó muchísimo esa frase. ¡Qué buen ejemplo, qué gran idea, qué gran filosofía! Luchar por la gloria es una tontería y es, incluso, una vanidad y una superficialidad; no vale la pena dar la vida por la gloria, ni mucho menos participar en acontecimientos o en revoluciones donde mucha gente estaría dando la vida por la gloria de alguien. Creo que vale la pena dar la vida por ideas y vale la pena dar la vida por justicia, por verdaderos ideales. Es mi convicción y por eso nunca busco nada de eso; pero sí sueño y tengo además la convicción de que mientras exista el hombre entonces existirá el sueño de que aquellas ideas que consideramos más justas y más nobles prevalezcan.
Citaba un ejemplo ayer de cómo cuando parecía que las ideas desaparecían, volvían a renacer. Mencionaba el ejemplo del cristianismo, lo cual puede servir para la comprensión tanto de creyentes como de no creyentes. No hay duda de que los evangelios, por su contenido, llegaron a constituir la base de una religión que fue perseguida durante tres siglos, hasta que aquel famoso emperador se hizo cristiano. Después pasaron otras cosas, no viene al caso analizarlas, aunque yo las mencioné cuando la visita del Papa, a quien le atribuyo los grandes méritos de haber hecho críticas a la Inquisición, a las Cruzadas, a la condena a Galileo, etcétera, etcétera. Pero aquella religión perseguida de los pobres, de los esclavos, a los 300 años surgió y se extendió con tremenda fuerza.
Las ideas de la Revolución Francesa fueron derrotadas y vino la Restauración, todo el mundo lo sabe; después aquellas ideas, sin embargo, se abrieron paso, eran ideas nuevas, ideas revolucionarias; pero como ningún sistema es eterno surgieron otras ideas. Mi esperanza está en las ideas, y tengo la absoluta seguridad de que no porque sean ideas mías, sino ideas de mucha gente de Cuba y de fuera de Cuba, y desde antes de que existiera la Revolución Cubana, esas ideas tendrán preeminencia creciente en el mundo, y esas sí que no pueden ir a parar a un museo de Londres o de Nueva York.
Isolina Cueli.- Lo que tenía intención en conocer de su parte es la clave o el lema de la Cumbre de La Habana el año que viene. Intentó apuntarla en un momento de su crónica periodística, que fue el discurso anterior, en mi opinión, pero luego nos dejó sin conocer ese lema que podría ser La Habana.
En el transcurso de esa crónica periodística, usted aludió a la unión de fuerzas, a la necesidad de unir fuerzas por parte de los países latinoamericanos, y —no sé si sería en este campo— esta podría ser la aportación de la Cumbre de La Habana a la unión latinoamericana, una unión en la que ya trabajan amigos suyos como Oswaldo Guayasamín, en lo que podría ser la unión de las Américas.
Como soy de Asturias, me gustaría saber —usted acaba de aludir al Presidente de Extremadura— si el gobierno que usted preside tiene algún inconveniente en recibir al Presidente del Principado de Asturias, que era del Partido Popular; ahora mismo no sabemos muy bien en qué situación se encuentra la política de Asturias.
Ya, por último, una puntualización. Me extrañó un poco las dos alusiones que hizo usted a la prensa: por una parte dijo que se habían sentido muy libres cuando no había prensa y luego dijo que aquí venían como a Nuremberg. Entonces es una versión que no encaja muy bien con el Fidel Castro real, más bien encajaría con el que pintan los americanos. Gracias.
Fidel Castro.- ¡Cuántas cosas! Déjame ver si las ordeno.
Primero empezaste por lo de la frase. Es que aquí ya se hablaba de globalización e integración. Lógicamente, globalización traía aparejado el tema de la crisis económica actual que no se podía ignorar. Pero como nosotros teníamos que proponer un tema para La Habana, dije: Tiene que girar en torno a estos problemas económicos que están en pleno desarrollo, y nadie sabe qué habrá pasado de aquí a allá. Si hay cosas buenas, pues cada uno explicará lo que hizo, se enriquecerá la experiencia de todo el mundo en ese análisis; pero si todavía la situación es compleja, habrá que hacer inevitablemente un examen de esta cuestión que será lo más importante en el próximo año.
Pero nosotros decíamos: Cómo exponerlo en una frase. Meditaba la idea y me decía que la expresión: Cómo enfrentar la crisis global, no era satisfactoria, pues no sabemos si habrá que estarla enfrentando en el grado que hay que enfrentarla hoy, y nos preocupaba, además, que pudiera parecer una pregunta sobre lo que debíamos hacer, algo ridículo, cuando la crisis está ahí y tiene que tener respuesta desde ahora mismo. Por eso, para que no existiera confusión, la primera frase que surgió fue cómo ha enfrentado Iberoamérica la crisis. Cómo ha enfrentado —es decir que la está enfrentando, que la viene enfrentando—; cómo ha enfrentado o cómo ha estado enfrentando —es la idea— Iberoamérica la crisis económica global.
Después de los análisis que expliqué sobre el carácter global pleno o no de la misma, y de los análisis y criterios expresados en la reunión, yo llegué a la convicción, a pesar de todo lo dicho por Camdessus, Clinton y los demás, de que de una manera precisa y objetiva había que decir que no hay todavía esa crisis económica plenamente globalizada, que puede ocurrir. Por eso decidimos expresarlo así: Iberoamérica y los graves riesgos de una crisis económica globalizada.
Yo había hablado ante la OMC, en Ginebra, el 19 de mayo, empleando una frase que pronuncié con un poco de ironía, refiriéndome a los temas que estaban tratando, expresando nuestra inconformidad sobre la línea de la OMC, y, sobre todo, protestando contra el privilegio que se han tomado los OCDE de elaborar un acuerdo multilateral de inversiones, un AMI, sin consultar para nada a ningún país de los que van a recibir las inversiones, donde se van a invertir esos capitales, usurpando funciones que corresponden a la Organización Mundial del Comercio. Es inconcebible que un club de los países más ricos elabore y apruebe un Acuerdo Multilateral de Inversiones, al cual tienen que adscribirse los demás, y si no se adscriben ya saben lo que les pasa, sin que hayan tenido derecho a opinar sobre un solo párrafo de ese acuerdo.
Decía allí que eso no es correcto. Quieren incluir hasta los principios de la Helms-Burton en ese acuerdo internacional de inversiones, es terrible. Y allí estaba yo protestando contra eso, que tal proyecto tenía que elaborarlo y discutirlo la OMC donde el Tercer Mundo era mayoría, y tendría derecho de opinar sobre tan importante asunto. Lo otro es una coyunda, una camisa de fuerza, un tratado supranacional, sin discutir ni un solo párrafo con los países que debían cumplir el acuerdo.
Claro, lo salieron a combatir alguna gente. Un grupo numeroso de Organizaciones No Gubernamentales se hicieron de una copia del proyecto de acuerdo de la OCDE, que se estaba discutiendo muy sigilosamente, lo analizaron, descubrieron un montón de cosas, peligros al medio ambiente, peligros para los derechos de los trabajadores, peligros de todas clases, de carácter social y ambiental, y lo denunciaron, lo introdujeron en Internet, y un documento secreto, ya casi elaborado, se regó por Internet, millones de gente lo supieron y algunos países industrializados empezaron a dudar, a tomar conciencia. Nueva Zelandia creo que fue uno de ellos y dijo que no firmaba eso, después habló Francia hace algunos días y dice que no firma eso. A Francia le duele mucho lo relacionado con la liberación total de las inversiones en los medios de divulgación masiva, que hoy constituyen un instrumento tremendo en manos de Estados Unidos, que amenaza la cultura y la identidad de todas las naciones, y ya el gobierno francés declaró que no lo suscribe. Es decir que un grupo de personas denunció ese proyecto de Acuerdo Multilateral de Inversiones.
En la OMC al concluir mis palabras, después de analizar lo que estaba pasando con las bolsas, con las acciones, que era insostenible, y que conducían a una grave crisis, sugiero incluir entre los temas uno más: "Crisis económica globalizada, ¿qué hacer?"
Precisamente en la ya famosa reunión de Washington, en la primera decena de octubre, donde se reunieron los presidentes de todos los bancos de reserva, las máximas autoridades financieras internacionales y la máxima autoridad de la potencia más poderosa que ha existido jamás en la historia y más rica, estaban discutiendo precisamente eso, ¿qué hacer? Y aquí en Oporto hemos estado también discutiendo qué hacer.
Por ahí está el discurso en la OMC. Desde antes nosotros estábamos previendo estos problemas. En Margarita hace un año, por aquí mismo tengo dos párrafos: "Un cambio total de rumbo, aunque pocos estadistas lo comprenden todavía, es lo más ético, democrático y revolucionario que debiera ocurrir en el mundo de hoy.
"Si se quiere discutir sobre el tema, discútase, y que cada cual se enfrente, según su conciencia, a las cifras irrebatibles y las realidades palpables que demuestran el desarrollo acelerado de una especulación financiera universal e insostenible, la vulnerabilidad creciente de las economías, la destrucción de la naturaleza, el porvenir incierto y el abismo sin fondo a que nos conducen el neoliberalismo ciego e incontrolable y un globalismo aplastante y brutal" —no estoy combatiendo el globalismo, sino el tipo de globalización— "bajo la égida de la potencia más poderosa y egoísta de la historia." Ahí le añadía el calificativo de egoísta, pienso que con toda justicia. "No hay que esperar a que las monedas pierdan su valor y las bolsas se desplomen." Hace un año.
No es que ande uno buscando una bolita de cristal, sino pensando y meditando sobre todo eso, estudiando la crisis de 1929, sus antecedentes y demás factores, porque una pregunta que podría hacerse es por qué se origina la crisis actual. Bueno, la explicación, que si los gobiernos tienen la culpa, que si fueron corruptos, que si ayudaron a los parientes, que si ayudaron la clientela, que si los bancos le prestaban a cualquiera, que eran unos irresponsables. Todo eso lo sabía el Banco Mundial, pero no se hablaba más que de tigres, tigres, tigres y más tigres; podíamos haber llenado toda el Africa de tigres con las veces que se han mencionado los tigres como modelo ideal de desarrollo.
Ese es el problema, es algo que se viene percibiendo.
Sobre el segundo puntico, lo de Asturias, ¿por qué él no se va pasado mañana con nosotros para Cuba? Habla con él y pregúntale. No sé si desea hacerlo, pero en cuanto a nuestra disposición, dentro de dos días a lo máximo, tiene tiempo de preparar las maletas con delegación y todo y marcharse con nosotros; no solo lo recibimos, sino que lo llevamos gratuitamente, sin cobrarle un solo centavo y sin riesgo ninguno, porque esos aviones son más seguros que los Boeing.
J.P. Gonçalves (Radio Renascença, Portugal).- ¿Las organizaciones iberoamericanas podían pasar la fase de libre comercio y llegar a la integración con casos como Cuba, con dictaduras de economía centralizada?
Fidel Castro.- Una nueva terminología: "dictadura de economía centralizada". Sí, hay mucho de economía centralizada todavía en nuestra economía, es cierto, y seguirá habiendo, porque nosotros no iremos jamás a una liberalización total en ese concepto, en que se apoderen, por ejemplo, de nuestros bancos. ¿Por qué? ¿Por qué nuestros ahorristas tienen que estar entregando sus ahorros a los bancos para que hagan lo que les dé la gana?
Nosotros, durante bastante tiempo, no podríamos establecer un libre cambio. Entra poco dinero en nuestro país, pero ni se fuga un dólar, ni lo roba un ministro, ni ningún alto ejecutivo del gobierno, ningún alto funcionario; es decir, no hay corrupción en las altas esferas, ni se tolera, ni se permite. Si tú desciendes en la escala, puedes encontrar problemas de esta índole, pero allí no se toman decisiones fundamentales.
Hay una diferencia entre el capitalismo y el socialismo en las actividades de tipo comercial: en el capitalismo el que roba es el dueño de la tienda; si le echa agua a la leche, si entrega dos onzas menos, le roba al cliente. En el socialismo puede ocurrir que algunos hagan lo mismo, que el que está allí le robe al cliente, le rebaje un poco, algo de esto, de lo otro, todas esas cosas; pero hay una política y una ética bien consolidada, intransigente, de lucha contra esos vicios en nuestro país. Entonces, ni se fuga, ni se malversa lo que se ingresa en divisas.
¿Cuándo podremos nosotros establecer el libre cambio si a Brasil, con 70 000 millones en la reserva, grandes recursos y un desarrollo importante, en un descuido le acaban la reserva en cuestión de semanas; si a Malasia, como cuenta Mahathir, le destruyen lo que ha hecho en 40 años? Es el que ha tomado las medidas más drásticas; hay menos liberalización ahora, menos acatamiento a los dictados del Fondo Monetario, y es el único que ha frenado el descenso de la producción, curiosamente. Ha bajado 10% en Corea del Sur, un 20% en Tailandia —creo que son exactos estos números— y como 30% en Indonesia; solo 2% en Malasia. Sencillamente suspendió la conversión, no quiso someterse a las reglas que le imponía el fondo Monetario. Ahora hay que observar.
Hay mucha gente que está pensando en hacer lo mismo, porque están en situación similar, y el ejemplo de Mahathir amenaza con extenderse a varios países más que están pensando igual. Sin ir más lejos, los rusos, en una situación desesperada, suspendieron el libre cambio, suspendieron el pago de ciertas deudas, y me imagino que en su situación tendrán que adoptar muchas más medidas. Para salir de esa crisis, van a tener que adoptar, si no quieren la desintegración de ese país, incluso una economía de guerra, que puede implicar muchas cosas, desde un control bastante fuerte de la economía por el Estado hasta ciertos elementos de planificación central. Si no tienen divisas, si está arruinada la agricultura, si todos los alimentos venían en interminables camiones por la carretera de Smolensk, procedentes de Europa Occidental, y les quedan 12 000 millones más o menos en la reserva, es una situación verdaderamente desesperada la que enfrentan.
Nosotros les recomendamos a Estados Unidos y a su Fondo Monetario Internacional: No cometan el error —porque es una locura, una tragedia— de olvidarse de Rusia; ayuden a Rusia a pesar de todo, aunque suprima la libre conversión y adopten otras medidas. Ahí es donde tienen que tener flexibilidad, no les queda más remedio, no se pueden abstener, porque puede haber una explosión.
Pienso que ese país va a tener que tomar medidas muy duras, como dije, quizás hasta el racionamiento. Esperemos y veremos qué hacen. Si sueltan el dinero, como han dicho algunos analistas y algunos norteamericanos, tarda más tiempo en entrar que en salir y regresar a la tesorería de Estados Unidos, que ya está saturada de bonos que han adquirido muchos inversionistas como mecanismo de protección, el mecanismo por excelencia, lo cual tiene límites.
Entonces, no he visto una sola palabra —y leo todos los días los cables, todas las noticias políticas y económicas—, hasta estos momentos no hay una sola palabra de esperanza para Rusia, y todos dicen: Sí, si hacen esto, esto y esto.
Cómo van a reducir el presupuesto, si el presupuesto debe ser, digamos, la mitad del presupuesto de España —el de Portugal no me acuerdo cuánto era, su Producto Interno Bruto alcanza casi 100 000 millones de dólares; sus ingresos presupuestarios no están muy por debajo de los de Rusia. Miren, el presupuesto de Rusia puede ser la mitad del Producto Interno Bruto de Portugal, y tiene no se sabe cuántos cohetes estratégicos y cuántas armas nucleares, hasta gente volando en el espacio que no tienen presupuesto para bajar, que ya es el colmo, ¿no? (Risas.) Están allá en el espacio desesperados porque no hay presupuesto, han privatizado también la empresa que envía a la gente al cosmos; yo creo que es el colmo, no el cosmos, o, digamos, el colmo en el cosmos. Esa es la situación, ¿cómo van a rebajar más si no le pueden pagar a nadie, si les deben hasta 10 meses de sueldo a los trabajadores en determinados sectores de la economía?
Algunos dicen: Vamos a imprimir, algunos han dicho: Vamos a aplicar la fórmula de Roosevelt, del New Deal. El New Deal, como se conoce, se apoyaba en la teoría keynesiana. Pero el dinero no se inyecta así. En Estados Unidos tenían la Reserva Federal, y ya desde 1917, cuando la Primera Guerra Mundial, necesitaron dinero e imprimieron billetes. Pero no imprimieron simplemente billetes y se los entregaron a la tesorería para que pagara los gastos —llegaron a tener un millón y medio de soldados en Europa, grandes gastos de guerra—, no, la tesorería imprimió bonos; los bonos se entregaron a la Reserva; la Reserva imprimió billetes, abrió depósitos a favor de la tesorería y la tesorería comenzó a emitir cheques para pagar el incremento de los gastos.
Así nacieron los bonos de la tesorería: los suministradores llevaron los cheques a sus bancos comerciales; los bancos comerciales presentaron sus cuentas a la Reserva; la Reserva, para no imprimir demasiados billetes, les ofreció a los bancos comerciales pagar una parte por lo menos en bonos de la tesorería. A cambio de eso, ello amplió los fondos de dichos bancos para operar, negocio para los bancos, incremento de sus posibilidades de préstamos, etcétera.
Habría que precisar qué interés tenían en ese momento los bonos, pero seguramente serían suficientemente mayores que los que pagaban los bancos de interés a los ahorristas, porque entonces los bancos les ofrecieron préstamos a los clientes para adquirir bonos de la tesorería, y los clientes invirtieron en ellos muchos de sus ahorros. Ahí se hicieron favores unos a otros, la Reserva a los bancos, los bancos a los clientes, y al final se ahorraron intermediarios: la Reserva entregó a los bancos comerciales la tarea de adquirir los bonos y la tesorería vendía a los bancos directamente los bonos, que eran obligaciones del Estado a plazo fijo, y pagaban los intereses correspondientes de acuerdo con la situación.
De este modo los gastos de guerra se costearon no simplemente imprimiendo billetes, sino también utilizando fondos de los ahorristas; se trataba de una economía bastante sólida al entrar en guerra y funcionando a plenitud. De esa coyuntura nacieron los famosos bonos que hoy constituyen el refugio más seguro para los que se asustan por la caída de los precios de las acciones de las bolsas. Van allí, es un refugio seguro; pero parece que no todo el mundo cabe ya en ese refugio. La gente prefiere aunque sea el 3% de interés, lo que sea, pero su dinero seguro: gran ventaja y privilegio especial del país que imprime la principal moneda de reserva de la economía mundial.
El patrón oro existía en ese momento. La libra esterlina era hasta entonces la moneda dominante basada en el respaldo del oro, patrón que renuncia en 1931; los norteamericanos lo mantuvieron. Ya desde aquella Primera Guerra Mundial la moneda norteamericana se convirtió en la moneda dominante. Tal fue el origen histórico de esa preeminencia y esos privilegios que tiene en la actualidad el dólar en la economía mundial.
La Segunda Guerra Mundial consolidó esa preeminencia: toda la economía y la industria destruida en Japón, en Europa, en Rusia, que era entonces la Unión Soviética, y en todas partes. Quedaba la de Canadá, que no estaba muy desarrollada en esa época; y la de Estados Unidos, cuya industria no perdió un tornillo en la contienda. Con todo ese poder apoyó su economía en el escenario internacional.
Los franceses en el año 1933 trataron de adquirir todo el oro posible, trataron de competir con Estados Unidos en los años de la gran depresión que sufrió este país; pero después de la Segunda Guerra Mundial, a lo largo de 80 años ha prevalecido sin rival alguno el dólar.
Nixon suprimió su conversión en oro en 1971, porque se les estaba agotando el oro, que se había reducido de 30 000 millones a 10 000 millones; al precio de 35 dólares la onza —un invento que hicieron— habían mantenido artificialmente ese precio para contar con un valor estable. Si había mucha oferta de oro, la compraban y subían su precio; si había demanda, vendían oro de su enorme stock, y la mantenían a 35 dólares. Pero ya les quedaban 10 000 millones de dólares en oro.
Hicieron el gran truco de la historia, suspendieron la conversión y poco tiempo después, al liberarse el precio del oro y sumarse la crisis petrolera, la explosión de los precios del petróleo, los 10 000 millones que les quedaron aumentaron de valor entonces, por lo menos, diez veces más. Tenían 100 000 en vez de 10 000, por lo menos, porque en cierto momento el precio del oro subió a más de 400 dólares la onza. Esa es la historia.
Hoy ya lo que imprimen son papeles y bonos de la tesorería. ¡Descomunal privilegio!, así cualquier país hace cualquier cosa; pero no se ahorran las crisis. Por eso digo que estas son males genéticos del sistema.
¿Podríamos llamarlo la dictadura del dólar? ¿Podríamos llamarlo la dictadura del Nuevo Orden Económico Internacional? ¿Cómo lo llamamos? ¿Dónde hay más dictadura económica, en Cuba o en Estados Unidos?, solo que la dictadura económica en Cuba, o la parte de dictadura económica que subsista, es en el sentido de que no hay, ni habrá y tengo esperanzas de que no haya, lo que se ha dado en llamar en el nuevo orden que se pretende imponer al mundo una liberación total de la economía de Cuba. No debe olvidarse, además, que estamos fuera del Fondo Monetario, fuera del Banco Mundial, fuera del Banco Interamericano, fuera de todo, bloqueados, y adicionalmente con Ley Torricelli y Helms-Burton, y sin URSS, que en un tiempo nos pagó los productos a precios justos, sin intercambio desigual.
El mercado y todo eso lo perdimos y nos hemos defendido, porque con poco bien distribuido, una buena conciencia y el consenso —no se olviden de eso, que eso no se puede hacer ni lo podrá hacer jamás nadie por la fuerza, porque solo por consenso puede lograrse—, hemos resistido.
Hemos logrado, incluso, ir incrementando nuestra economía. Tiene su costo, ¿no?, porque vivíamos en una urna de cristal, asepsia pura, y ahora estamos rodeados de virus y bacterias de todas clases —me refiero a los virus y bacterias de la enajenación, del egoísmo, el individualismo y todas esas cosas que crea el sistema capitalista de producción.
Nosotros luchamos mucho por crear un espíritu de solidaridad, de fraternidad y desinterés. El Che quería más todavía, porque quería el hombre nuevo ya, y nosotros alcanzamos bastante de ese hombre nuevo.
Un dato: en los últimos 30 años, alrededor de medio millón de cubanos participaron en misiones internacionalistas, que se podían prolongar dos años y hasta más, en Africa y en otras partes del mundo, de forma absolutamente voluntaria y en los lugares más difíciles. ¿Cómo se podía obtener eso, sino sobre la base de valores, de conciencia inculcada en el pueblo?
Antes no teníamos ni turismo, a decir verdad, el turismo lo desarrollábamos de tipo nacional, porque tiene sus problemas. Van de distintos países y va mucha gente buena, pero puede haber alguna con hábitos de consumo de drogas; también otras pueden buscar simplemente placeres sexuales, hay todos esos problemas.
El dinero y las divisas que ahora circulan —la doble circulación—, y medidas que hemos tenido que tomar para resistir en estas condiciones, significan virus y lo demás que dije. Pero no es peor, es mejor.
De catarro murieron millones de indígenas en nuestro hemisferio, porque no tenían inmunidad absoluta a los virus y a los catarros que llevaron los colonizadores; millones murieron. Hoy tenemos bajas, tenemos enfermos ideológicos, pero vamos creando anticuerpos, y tenemos que acostumbrarnos a vivir rodeados de virus y bacterias de todas clases.
Así defino este tipo de fenómenos que vienen asociados al capitalismo; al final nos vendrá bien que eso esté ocurriendo.
Hemos hecho muchas cosas; pero prometer liberalización total de nuestra economía no.
Otra cosa es —fíjense bien— que un día se integre la América Latina completa, que realmente vaya a una integración y a una unión sobre determinados pilares y valores esenciales, aunque fuese bajo los principios que esperamos establezca el documento papal sobre la pobreza que debe surgir del sínodo de Roma, que se va a publicar en México en el mes de enero y algunos de los principios defendidos por el Papa, como los que pudieran estar contenidos en su idea de la globalización de la solidaridad —no voy tan lejos, no te hablo de Marx, ni de Lenin, ni de sus extraordinarios conceptos sobre una sociedad enteramente justa, los cuales comparto.
La integración y la unión bajo los principios, incluso, de este caballero que yo mencionaba del Banco Mundial: justicia social, educación, salud, empleo, protección para niños, ancianos y sectores vulnerables, nosotros tal vez aceptaríamos las mismas reglas, considerando que la unión y la integración de América Latina y el Caribe en los momentos actuales tiene más importancia y más trascendencia para nuestro hemisferio y para el futuro del mundo, que la idea de mantener determinadas restricciones con relación a las medidas que de común acuerdo decidamos adoptar.
Habría algo por lo cual nosotros podemos sacrificar cosas: hasta nuestra propia y entrañable bandera estaríamos dispuestos a sacrificar en aras de un internacionalismo justo. Europa ya hizo desaparecer las fronteras; libre movimiento de capitales, de mercancías, de personas, los gobiernos nacionales van perdiendo prerrogativas.
¿Hablaste de dictadura económica? ¿Y cómo vas a calificar las funciones y el papel del Banco Central Europeo, absolutamente independiente en materia de algo tan decisivo como son las tasas de interés que han manejado todos los gobiernos de Europa, por parte de funcionarios que no los eligió nadie, que no sacaron un solo voto en ninguna parte y que tienen más poder que cualquier gobierno, porque están asociados al inmenso poder de la política económica?
¿Cómo los vas a llamar? ¿Es muy democrático? ¡No, son supranacionales y por ocho años! ¿Cómo los vas a calificar? Son altamente especializados, bien preparados, inteligentes, buscan a los que suponen mejores, y existe la teoría de que son absolutamente libres. Siempre hay la influencia de los gobiernos. También el Sistema de la Reserva norteamericana es independiente; pero el gobierno influye, la tesorería influye y hablan todos los días entre todos.
El Banco Mundial no es absolutamente independiente, Estados Unidos tiene derecho al veto en virtud de que posee más del 15% de las acciones.
En el Fondo Monetario, Estados Unidos tiene poder de veto; es el único que tiene poder de veto, porque dispone del 17,5% de los votos, y las decisiones no pueden adoptarse sin el apoyo del 85%.
Europa quiere un poco más de poder, tiene muy poco en esa institución. Aspira a tener una participación mayor y un poco más de influencia allí.
Siguen teniendo el poder de veto en todas esas instituciones y coordinan, discuten. El gobierno de Estados Unidos se ha apoyado mucho en aquellos dirigentes de la tesorería y del Sistema de la Reserva, porque son los que más conocen realmente los secretos de la economía de Estados Unidos. Surgieron de las bolsas, de las empresas encargadas del negocio de las acciones, saben mucho de eso y del sistema económico de su país.
Clinton es un buen comunicador; capaz de comprender el asesoramiento que le ofrecen, lo trasmite, persuade a la gente, lucha. Ese es el papel de Clinton. El está persuadido de todo eso que dijo. Pero los dos elementos claves, los dos cerebros del auge económico de los últimos años, los que han aconsejado cómo aprovechar bien las ventajas y privilegios que hoy disfrutan, son Rubin y Greenspan. No hay duda de eso.
Creo que los gobiernos influirán de alguna manera sobre el Banco Central de la Unión Europea; lo demostró aquel hecho de haber dividido en dos períodos los ocho años que le correspondían al primer Presidente del Banco Central, un alemán. Los franceses realmente dijeron que no, que eso había que compartirlo —son los dos más fuertes, los dos más poderosos, y el fuerte es el fuerte—, primero un alemán y después de cuatro años un francés. Es decir que los más fuertes influyen decisivamente. Los demás aceptan.
¿Cómo le llamamos? Tomado en su conjunto, ¿es democrático, digamos, el sistema como tal de esos poderosísimos señores, conceptualmente autónomos y libres de modo absoluto en sus decisiones en el punto clave de la economía, con más poder en ese tema que un presidente o jefe de gobierno, con más poder que nadie? Se habla de que el Parlamento tenga determinadas facultades y pueda influir, o que la Comisión Europea tenga determinada autoridad, pero más nada. Ahora son, tal como ha sido concebido, absolutamente independientes.
Son las reflexiones que quería hacer en torno a los calificativos y a los tipos de dictaduras que se mencionan. Hay que entrar serenamente en el fondo de las cosas.
Antonio Guterres (Primer Ministro de Portugal).- Ahora, si me permite, un pequeño comentario solo para tranquilizar al Presidente Fidel Castro. El Banco Central Europeo es la mejor garantía de un euro fuerte y un euro fuerte es la mejor garantía de que no habrá predominio del dólar, y seguramente el que no haya predominio del dólar será algo interesante para el Presidente de Cuba.
Fidel Castro.- Sí, habrá un poco más de libertad y más democracia a nivel mundial; menos dictadura del dólar.
Les decía que nosotros estamos dispuestos a renunciar a muchas cosas por un mundo unido, por un mundo justo. América Latina integrada dentro de determinados conceptos permitiría que nosotros renunciáramos a determinadas prerrogativas si es necesario.
___.- Muchas gracias.
Lieu:
Oporto, Portugal
Date:
18/10/1998