DISCURSO PRONUNCIADO POR EL COMANDANTE EN JEFE FIDEL CASTRO RUZ EN LA INAUGURACIÓN DEL COMBINADO TEXTIL DE SANTIAGO DE CUBA "CELIA SÁNCHEZ MANDULEY", EFECTUADA EL 27 DE JULIO DE 1983
Date:
Distinguidos invitados;
Constructores;
Trabajadores del Combinado;
Santiagueros:
La naturaleza ha querido ser generosa con nosotros hoy, y nos ha liberado del sol siempre caliente de la provincia de Santiago de Cuba.
Como ustedes han podido apreciar, la inauguración de este combinado se ha convertido en un hermoso acto internacionalista, y no podía ser de otra forma. Así hemos tenido el placer de escuchar aquí al compañero Tarasov, ministro de la Industria Ligera de la Unión Soviética, que con tanto derecho ha ocupado un lugar en esta tribuna, y él sí sabe bastante de industria ligera, y sabe lo que es un combinado como este y lo que hace falta para echarlo a andar.
Según nos explicaban los compañeros de la delegación soviética, en la URSS hay un combinado que produce 106 millones de metros cuadrados, que es el más grande de Europa; que no sabían si en Europa había uno mayor que este, que se acaba de construir en Cuba, tampoco saben si hay en América Latina alguno mayor. Yo sospecho de que está entre los más grandes.
También hemos tenido el inmenso placer de escuchar las palabras de nuestro entrañable amigo y compañero Maurice Bishop, tan conocido y tan apreciado por nuestro pueblo, en el emocionante gesto de entregarnos ese fusil, que significa mucho, que tiene un gran valor, porque es uno de los fusiles ocupados al ejército represivo en la mañana del 13 de marzo de 1979, cuando ellos atacaron la guarnición y tomaron el poder. Nosotros conservaremos ese fusil como un presente de inapreciable valor. Ojalá podamos conservarlo en un museo; pero yo le puedo asegurar al compañero Bishop que, como que ese fusil está perfectamente bien conservado, y como tenemos tantos y tantos milicianos y aspirantes a formar parte de las Milicias de Tropas Territoriales, si el enemigo imperialista nos agrede un día, ese fusil también combatirá aquí en nuestro país (APLAUSOS). Está bien conservado, igual que el fusil que nosotros usamos en la Sierra Maestra durante más de 20 meses, y que se cuidó muy bien, a pesar de que tenía su mirilla telescópica. Muchas caídas nos dimos nosotros, pero el fusil nunca se cayó, y no tuvo nunca su mirilla un cristal roto; se conservó en perfectas condiciones. Y también ese fusil, que está al 11 en el museo del 26 de Julio, se puede usar todavía, está en perfectas condiciones.
Nos hemos reunido esta tarde para inaugurar este gigante. Ayer conmemorábamos en acto masivo, imponente, el XXX aniversario del ataque al cuartel Moncada. Y para mí tiene un enorme simbolismo el que hoy 27, coincidiendo con el aniversario, se inaugure este combinado textil, porque es algo que, de una manera muy objetiva, expresa la obra de la Revolución. Además, ha sido una coincidencia, nadie planificó que el combinado se terminara prácticamente el día del XXX aniversario. Pero ocurrió así; es posible que el XXX aniversario influyera en los trabajadores de la construcción en su esfuerzo, por tenerlo terminado para esta fecha. Sí, no hay dudas que el XXX aniversario influyó en la terminación del combinado. Pero es muy estimulante, un día como hoy, inaugurar una obra como esta.
Este combinado es producto de la colaboración con la Unión Soviética. Producirá 80 millones de metros cuadrados de tejidos terminados y 16 925 toneladas de hilaza, de las cuales 14 925 toneladas se consumirán en el propio combinado, y el resto, 2 000 toneladas, se entregarán a otras fábricas.
En comparación con los niveles de producción de la rama textil en los primeros años del triunfo de la Revolución, podemos señalar que entonces se producían 100 millones de metros cuadrados de tejidos y 12 000 toneladas de hilaza. La capacidad de este combinado equivale a 0,8 veces la producción de tejidos que teníamos al principio de la Revolución, y a 1,4 veces la producción de hilaza. Es decir, este solo combinado va a producir, entre hilaza y tela, prácticamente tanto como producían todas las fábricas que había en el país al triunfo de la Revolución.
Cuenta con dos líneas de producción: una de algodón y otra de poliéster viscosa, de 40 millones de metros cuadrados cada una; una tintorería para el acabado de tejidos; una base mecánica para la producción de piezas de repuesto, con una fundición de 600 toneladas por año, y un taller de maquinado de 785 toneladas por año. De modo que aquí se producirán las piezas de repuesto que necesita, o gran parte de las piezas que necesita la planta. Al principio de la Revolución, recuerden ustedes que aquellas máquinas que teníamos en la industria textil, de procedencia norteamericana, se quedaron sin piezas, y en pequeños talleres, en un torno por aquí, otro por allá, los mecánicos de la Industria Ligera fueron produciendo las piezas para mantener trabajando las máquinas. Y en este caso se dispone de toda una fábrica, se puede decir, para producir las piezas, donde trabajarán unos 650 obreros.
La línea de algodón producirá tejidos con 100% de algodón y con mezcla de 90% de algodón y 10 de viscosa, propia para ropa de trabajo y otros usos. La línea poliéster viscosa emplea mezcla de 65% de poliéster y 35 de viscosa, y los tejidos son apropiados para trajes, pantalones, vestidos, blusas, etcétera.
A plena capacidad, la producción diaria de tejidos será de 285 000 metros cuadrados, lo que equivale a una carga aproximada de 11 camiones de 5 toneladas. En total dispone de: 1 904 telares; 293 máquinas continuas de hilar, con más de 124 000 husos; 139 máquinas torcedoras, con más de 43 000 husos.
El costo total de la inversión asciende a 200,8 millones de pesos, de los cuales, 91,8 millones corresponden a suministros externos; 72,8 a construcción y montaje, y 36,2 a inversiones inducidas directas y otros gastos. Adicionalmente también se adquirieron, con la planta completa, 17 millones de equipos y otros medios de construcción.
Han estado participando en la obra unos 95 asesores soviéticos en la construcción y el montaje, y en este momento hay 114, incluyendo los de puesta en marcha.
El área total del combinado es de 44,3 hectáreas, y de ellas, 59%, 26 hectáreas, es área con construcciones. El área techada ocupa 19,9 hectáreas y solamente la nave de hilandería y tejeduría tiene 13,4 hectáreas, es decir, casi una caballería y media techada en conjunto; antes hablábamos de caballerías de caña y ahora tenemos que hablar de caballerías de fábrica.
En la construcción se han empleado 504 000 toneladas de hormigón y 20 000 toneladas de estructuras metálicas. Aquí hay más datos sobre el consumo de fibras. En total consumirá 19 052 toneladas por año, que son 9 323 de algodón, 6 030 de poliéster y 3 700 de viscosa. Es decir, aparte de lo que produce su hilandería, que produce para ella y para otras fábricas, la planta necesita importaciones de otras fibras. Estas cifras equivalen en promedio a un movimiento de unas 66 toneladas por día. El suministro de fibras está previsto adquirirlo desde la Unión Soviética.
Las necesidades de vapor ascienden a 75 toneladas por hora; dispone de 4 calderas, con una capacidad de 25 toneladas por hora.
El consumo total de petróleo o combustible para la sala de calderas y para la base mecánica es unas 36 000 toneladas por año.
Una conductora de 5,6 kilómetros asegura el suministro de agua, desde la fuente de abasto de la ciudad de Santiago de Cuba, siendo su consumo promedio 16 444 metros cúbicos por día; es decir, 5 millones y tanto de metros cúbicos al año. No es demasiado consumidora de agua.
El suministro definitivo de energía eléctrica será desde la nueva subestación Santiago industrial, previéndose un consumo anual de unos 262 millones de kilowatt/horas.
Para suministrar el frío necesario se dispone de seis turbo-compresores, con capacidad de 4,1 millones de kilocalorías por horas cada uno. Este es un lenguaje para técnicos y especialistas, que ellos sabrán lo que quiere decir 4,1 millones de kilocalorías por horas en cada uno de los turbos esos. Las necesidades de frío para la climatización son del orden de 20,4 millones de kilocalorías por horas. Todos los procesos fundamentales de la planta estarán climatizados.
Una estación compresora garantiza la demanda de aire comprimido, que asciende a más de 9 000 metros cúbicos por hora.
Para la explotación del combinado a plena capacidad, se requerirá un total de 7 661 trabajadores, de los cuales, 5 959 son obreros, 590 técnicos —es decir, un 78% de obreros, 8% de técnicos— y 1 112 corresponden a las categorías de dirigentes, administrativos y servicios, un 14%, que incluyen los comedores y todos los servicios que requiere la planta.
Hasta la fecha están incorporados al combinado, 4 089 trabajadores, de los cuales, 3 469 forman parte de la plantilla y 620 están estudiando en el mismo; en cursos regulares del MINED y en el extranjero se preparan 1 676 trabajadores.
El combinado cuenta ya con 116 técnicos superiores y 361 técnicos medios.
De los 4 089 trabajadores incorporados, el 44%, es decir, 1 785 son mujeres; el 59%, 2 412 tienen menos de 26 años —bueno, aquí hasta la edad de los trabajadores—, y el 26% —un dato muy bueno—, 1 061 son ya militantes y aspirantes del Partido y la UJC.
Ya se inició la producción en la línea de algodón y en la de poliéster viscosa se iniciará en marzo de 1984. Se considera que cada línea arranque con un solo turno y estos se irán incrementando hasta completar el tercero en un período de nueve meses.
La tintorería se pondrá en marcha a partir de enero de 1984, con tejido de algodón y en julio de ese año, con tejido de poliéster viscosa.
El combinado producirá 13 millones de metros cuadrados de tejido en 1984 y 24 millones de metros cuadrados en 1985. Año por año irá elevando su producción, porque requiere un número de años para alcanzar la capacidad total.
A plena capacidad, el valor de la producción anual será de más de 100 millones de pesos; la producción por trabajador, de más de 13 000 pesos; el salario medio, de más de 2 000 pesos.
Está previsto que una parte considerable de los trabajadores residan en el distrito "José Martí", cercano al combinado, en donde recientemente se concluyó con destino al mismo un edificio de 18 plantas, con 136 apartamentos, y adicionalmente ya se han entregado otros edificios de cuatro plantas. Forman parte de las facilidades socioeconómicas administrativas del combinado, el edificio de administración, la cocina, un comedor central y varios comedores por plantas, un centro de elaboración de merienda, baños, taquillas, teatro, sala de historia, biblioteca, barbería y peluquería, y se proyecta un área deportiva.
Además, para la atención médica a los trabajadores del combinado, se cuenta con un policlínico laboral que brindará, entre otros, los siguientes servicios: servicios médicos que ofrecerán consultas de preempleo, chequeos periódicos y atención ambulatoria a diferentes patologías, enfermería, estomatología, audiometría, laboratorios clínicos y de medicina del trabajo. Un total de 15 técnicos prestarán servicios en el mismo, entre ellos tres médicos, dos estomatólogos y cuatro enfermeras.
Los proyectos de este combinado se realizaron en tiempo, los equipos fueron suministrados y aquí tenemos el combinado terminado. Ha sido realmente una gran obra, refleja un gran mérito, digamos, la proeza de la Empresa de Construcciones Industriales No. 11. Trabajaron 1 500 obreros de promedio y en cierto momento alrededor de 3 000 obreros.
Es realmente una obra de gran dimensión, de bastante complejidad, por todos los problemas de la climatización, los túneles que lleva, diversos tipos de equipos, y ha sido concluida la obra con una gran calidad. De modo que habrá que recordar siempre a los constructores que de aquí marchan a otras industrias y después a otras, pero que van dejando a su paso esta hermosa huella de obras concluidas.
Ellos han cumplido ya su deber. Ahora le corresponde al colectivo de trabajadores del combinado la tarea fundamental. Casi me atrevería a decir que es más difícil el funcionamiento de la planta que su proyección y construcción, por la magnitud de esta planta, la calidad de la dirección que exige, la organización, el nivel técnico, la eficiencia, la exigencia de los responsables de cada taller, de cada turno y el nivel de calificación de sus trabajadores. Se dice fácil, una fábrica de 7 000 trabajadores, se dice fácil, pero es una tarea muy seria. Yo diría que es una proeza organizativa, administrativa y técnica, hacer producir a plena capacidad esta planta. Como ven ustedes, se comienza con una producción modesta para 1984, después una producción mayor en 1985, y así sucesivamente. No queremos apurarnos.
El compañero Tarasov nos decía que lo que se requiere en esta planta es una alta calificación, una gran disciplina productiva. Esta planta tiene todas las facilidades sociales, incluyendo su policlínico. Antes las fábricas no tenían policlínico y nadie se ocupaba de las viviendas. Se proyecta seguir construyendo viviendas para los trabajadores de esta planta. Pero tiene condiciones ideales en sus instalaciones.
Ahora, debemos estar muy conscientes de que no es fácil la puesta en marcha y alcanzar la plena producción del combinado, porque este es un combinado, con la hilandería, los talleres de tejidos, la planta mecánica. Pero yo tengo confianza en que nuestros trabajadores lo lograrán, y especial confianza en que los trabajadores de Santiago de Cuba lo lograrán (APLAUSOS).
Ya muchos de esos trabajadores se han incorporado a la plantilla; otros, como les decía, están preparándose, otros están trabajando en la industria textil de países socialistas. Y vamos a contar con 700, creo que estamos contando ya con 700 jóvenes que se calificaron en Checoslovaquia. Ahora empezamos a recibir los frutos de esa calificación que miles de nuestros jóvenes adquieren actualmente en los países socialistas, es un gran estímulo ahora contar con esos 700 jóvenes.
También contamos con la participación y cooperación de muchos jubilados de la industria textil que están ayudando, porque ellos saben mucho, por experiencia de largos años en esa industria; ayudar en las tareas de puesta en marcha y ayudar a que esta planta sea un modelo. Creo que tenemos derecho a pedirle al colectivo de esta nueva fábrica, a los jóvenes que en ella van a trabajar, que se hagan el propósito de convertir este combinado en un combinado modelo (APLAUSOS). Los equipos son realmente muy modernos, de alta productividad, de los más eficientes con que cuenta la Unión Soviética. Hay que dominar esos equipos, hay que cuidarlos, conservarlos y extraer de ellos el máximo de producción.
Para una ciudad como Santiago de Cuba, este constituirá el centro de trabajo más numeroso y más importante. Tiene refinería, tiene termoeléctrica, tiene fábrica de cemento, tiene muchas industrias; en los últimos seis años se han terminado en la provincia de Santiago de Cuba más de 40 industrias, pero sin dudas este combinado será uno de sus centros más representativo, y el colectivo obrero más numeroso de la provincia y de la ciudad de Santiago de Cuba, porque precisamente construyendo este combinado y realizando el programa elaborado, para alcanzar su plena producción, se estará haciendo revolución y se estará rindiendo homenaje a los que cayeron hace 30 años en el Moncada (APLAUSOS).
Ayer nosotros hablábamos del enorme avance que en todos los terrenos ha logrado nuestro país desde aquella fecha hasta hoy, y voy aquí a señalar algunos datos, no todos, pero unos cuantos datos que comprueban esos avances.
Por ejemplo, en la agricultura. En 1958 se usaban 9 000 tractores; en 1982 se emplean 80 000 tractores. Se ha mecanizado, se ha humanizado el trabajo, ya más del 50% de la caña se cosecha con combinadas, prácticamente el ciento por ciento se alza mecánicamente; toda la preparación de la tierra, todo el transporte se hace con máquinas; las cosechas de arroz con combinadas, antes se hacían a mano; los trabajos de construcción prácticamente con maquinas todos: prefabricados, grúas, grandes máquinas, han humanizado mucho y han elevado considerablemente la productividad de los constructores.
Esto ha ocurrido en todos los campos: ya no vemos un hombre cargando un saco de azúcar de 350 libras, ni de 250 tampoco. Como regla general, todo el azúcar crudo, para los lugares que tienen centros de recepción, se exporta a granel; en los muelles vemos el mismo fenómeno. Realmente en todas las actividades el trabajo se ha humanizado mucho y la productividad se ha elevado. Pero una prueba de ello son los 9 000 tractores de 1958 y los 80 000 de ahora.
En fertilizante, se aplicó diez veces más en 1982 que en 1958; en pesticida, cuatro veces más; herbicida no se aplicaba prácticamente en 1958 y se aplicaron casi 2 000 toneladas en 1982 en la agricultura general y más de 5 000 en la caña.
La capacidad de embalse se incrementó 125 veces respecto a 1958, es decir, se multiplicó por 125 veces la capacidad de embalse; el área de riego pasó de 160 000 hectáreas a 815 000.
La producción de arroz pasó de 252 800 toneladas métricas a 519 700, totalmente mecanizadas, alcanzándose más del doble de rendimiento por hectárea; en vegetales se ha más que duplicado la producción en los últimos 20 años; en cítricos se sobrepasaron las 600 000 toneladas métricas y se produce siete veces más que en 1958. En leche la producción se ha triplicado con relación a 1960; se han construido, solamente entre 1970 y 1981, 1 830 vaquerías y 429 centros de ganado en desarrollo. En huevos se alcanzó una producción de 2 400 millones, 11,5 veces más que en 1960, y se produjo un 260% más de carne de ave que ese mismo año. En el área forestal se siembran 26 000 hectáreas por año.
La cooperativización del sector campesino rebasa ya la cifra del 50%.
En pesca la captura promedio de 1953 a 1957 ascendía a 14 400 toneladas, la captura máxima antes de la Revolución fue de menos de 22 000 toneladas en 1958; en 1982 la captura alcanzó 195 000 toneladas, es decir, nueve veces más.
En el área de la Industria Básica, por ejemplo, la capacidad instalada en la producción de electricidad ha aumentado más de 12 veces en los últimos 30 años y se ha triplicado el número de núcleos consumidores; el país dispone de 5,5 veces más líneas eléctricas que en 1953.
Con relación al níquel, en 1953 se produjeron en Cuba poco más de 12 500 toneladas de níquel y cobalto; en 1982 la producción asciende a más de 41 000 toneladas, es decir, 3,2 veces. Una vez concluido el proceso inversionista previsto en esta rama hasta 1990, el país estará en condiciones de producir ocho veces más volumen de níquel que en 1953.
En 1953 se procesaron en todo el país 393 000 toneladas de petróleo crudo. Al triunfo de la Revolución, algunos años más tarde, las cuatro refinerías existentes en ese momento procesaban 3,6 millones de toneladas anuales, y ya en 1982 se procesaron 6,5 millones. Este incremento a casi el doble, fue posible gracias a las ampliaciones realizadas en las mismas instalaciones y al esfuerzo y eficiencia de nuestros técnicos y trabajadores. Se construye actualmente la nueva refinería en Cienfuegos, con una capacidad anual de refinación de 6 millones de toneladas. Y en 1985 se pondrá en marcha la ampliación de la refinería "Hermanos Díaz", en Santiago de Cuba, con una capacidad adicional de 1,5 millones.
En 1985 se concluirá en Santiago de Cuba el Combinado de Grasas y Lubricantes, con una capacidad de 54 000 toneladas de lubricantes y 5 000 de grasas plásticas, y la posibilidad de regenerar 50 000 toneladas de aceites usados, aceite que antes se botaba.
La industria de producción de fertilizantes antes de la Revolución estaba compuesta por 19 pequeñas mezcladoras de materias primas y una planta de superfosfato sencillo, en las que se obtenía una producción total de apenas 196 000 toneladas. En 1982 esta industria produjo un total de 1 293 000 toneladas, lo que equivale a un impresionante crecimiento del 658%.
La producción de papel y cartón, en 1982, triplicaba la de 1953, con un total de 111 000 toneladas, y las inversiones que se ejecutan durante el presente quinquenio permitirán incrementar ese volumen a unas 200 000 toneladas anuales.
La industria del vidrio, por su parte, prácticamente comienza a desarrollarse en el país con la Revolución. Para 1983, el plan de producción es de 252 millones de botellas, casi 20 veces más que en 1958; 350 000 metros cuadrados de vidrio plano y 119 millones de ámpulas, bulbos y tubos.
Al triunfo de la Revolución existían en Cuba unas 40 empresas dedicadas a la producción de industria sidero-mecánica, y de ellas solamente unas ocho ocupaban a más de 100 trabajadores; en la actualidad existen más de 180 empresas en la rama de la construcción de maquinaria, electrónica, electrotecnia y de conformación de metales. Se han creado en el transcurso de estos 25 años decenas de nuevas empresas para la producción de barcos de pesca, reparación de barcos mercantes, producción de implementos agrícolas, etcétera.
En 1983 estas empresas cuentan con más de 110 000 trabajadores y deben producir unos 980 millones de pesos. Si se compara con cifras de menos de 10 000 trabajadores afiliados al Sindicato Metalúrgico y Mecánico en la década de 1950, en materia de fuerza de trabajo se ha crecido en estas ramas más de 10 veces; el conjunto de esta rama ha crecido en alto ritmo y se ha multiplicado varias veces en las últimas décadas.
En la Industria Ligera, por ejemplo, como resultado de la reorganización y concentración de la producción y de las inversiones realizadas, se crearon capacidades que permitieron, en 1982, producir 772 millones de pesos, más del doble de lo alcanzado en 1960, en las industrias de confecciones, en la textil se creció considerablemente; en esas industrias la de cuero y calzado, la producción ha crecido 2,6 veces.
La Industria Alimenticia. Al triunfo de la Revolución, estaba integrada por pequeñas industrias manufactureras con vieja tecnología y deprimente situación higiénico-sanitaria. La leche que consumía la población era en su mayor parte cruda y muchas veces adulterada. En la Ciudad de La Habana, solo se pasteurizaba el 60% de la leche y, en Santiago de Cuba, el 20%. La producción de yogur no existía, y el consumo de helados era apenas de 2,4 millones de galones en el año. La industria de la carne era mayormente artesanal. La industria de conserva de frutas y vegetales se reducía a unos 100 chinchales.
En virtud de las inversiones realizadas se pueden mostrar hoy, entre otros logros importantes, los siguientes: el 99% de la leche fresca que distribuye la industria en todo el país, es pasteurizada; la producción de helados alcanzará los 20 millones de galones este año; en un solo mes, se produce la misma cantidad de helados que en todo un año antes de la Revolución. La producción de yogur ascendió, en 1982, a más de 51 000 toneladas; más de 9 000 toneladas de queso fueron producidas en 1982. La producción de harina de trigo en los primeros seis meses del presente año, en los primeros seis meses, es tres veces superior a la de 1958. En 1982 se produjeron más de 45 000 toneladas de carnes en conserva y 57 000 de pastas alimenticias. Se han incorporado a la producción nuevas fábricas de mantequilla, caramelos, sorbetos, hielo, agua mineral, conserva de frutas y vegetales, refrescos, molinos y secaderos de arroz, combinados cítricos, empacadoras de carnes, panadería, dulcería, el combinado de bebidas de Santa Cruz, y muchas otras instalaciones.
En 1958 el valor de las construcciones en Cuba alcanzaba unos 200 millones de pesos; en la actualidad, sobrepasa la cifra de 1 600 millones, ocho veces más en 1983 que en 1958. Actualmente se construye en 45 días lo que antes se ejecutaba en un año.
En 1959 trabajaban en la construcción 83 000 trabajadores, aunque no en forma estable; hoy más de 240 000 trabajadores laboran en la construcción y más de 40 000 en la industria de materiales. En 1958 existían en la actividad de construcciones, unos 5 000 equipos valorados en 55 millones de pesos; actualmente, solo el Ministerio de la Construcción posee unos 60 000 equipos con un valor de inventario superior a los 800 millones de pesos, así como instalaciones para atender la reparación y mantenimiento de este parque valoradas en 60 millones.
La Revolución ha invertido más de 1 100 millones de pesos, en unas 180 nuevas fábricas e instalaciones para la producción de materiales de construcción. La capacidad de la producción de cemento alcanzó a 5 600 000 toneladas. En 1958 la capacidad de producción de cemento era de 740 000 toneladas, aproximadamente. En 1958 la producción de piedra fue de 1 500 000 metros cúbicos y 350 000 metros cúbicos de arena; en la actualidad, se producen más de 9 millones de metros cúbicos de piedra y 4 millones de metros cúbicos de arena.
En 1958 la producción de prefabricados fue de 15 000 metros cúbicos, mientras que en 1980 llegó a un millón de metros cúbicos.
En 1959 la red de caminos y carreteras ascendía a 10 108 kilómetros, existiendo en la actualidad alrededor de 34 000 kilómetros, entre ellos 510 kilómetros de nuevas autopistas.
Al triunfo de la Revolución solo existían 13 presas que embalsaban 48 millones de metros cúbicos de agua, y sistemas de riego dispersos, de bajísima tecnología, que cubrían unas 160 000 hectáreas. Actualmente contamos con 536 presas y micropresas construidas después de 1959, que embalsan 6 000 millones de metros cúbicos de agua y existen —como decíamos anteriormente—, más de 800 000 hectáreas bajo riego.
En 1959, de un total de 300 asentamientos cuyas poblaciones excedían los 1 000 habitantes, solo 114 contaban con servicio de acueducto, beneficiando a 2 571 000 habitantes, a los cuales se les suministraban 502 millones de metros cúbicos de agua. En la actualidad, 343 poblaciones de más de 1 000 habitantes cuentan con servicio de acueducto y se les suministran 1 020 millones de metros cúbicos de agua, el 90% tratada, para beneficiar a 5 800 000 habitantes. Existían 12 sistemas de alcantarillado en todo el país, que solo alcanzaba a 897 000 habitantes; en 1982 se elevó a 106 sistemas, con los cuales se presta servicio a 4 800 000 habitantes.
En el período revolucionario se han construido más de 1 100 nuevas industrias —ayer nosotros hablábamos de cientos, para no parecer exagerados, en realidad se han construido más de 1 100 nuevas industrias— y a partir de 1970 se han construido, solo por el Ministerio de la Construcción, más de 185 000 viviendas, más de 2 700 obras agropecuarias; de ellas, unas 2 500 vacunas, 85 avícolas y unas 70 porcinas. Más de 150 obras para la salud; de ellas, 13 nuevos hospitales y 68 policlínicos. Unas 1 700 obras educacionales, incluyendo más de 260 círculos infantiles y unas 520 secundarias en el campo; más de 30 hoteles modernos, habiéndose reconstruido y ampliado otros tantos.
En 1958 la Flota Mercante contaba con 14 buques para travesía internacional, con 58 000 toneladas métricas de peso muerto; hoy cuenta con 96 buques y una capacidad de más de un millón de toneladas métricas de peso muerto. En 1983 debe transportar 2,6 millones de toneladas métricas, 11 veces más que en 1962.
El parque nacional de aeronaves civiles se duplicó entre 1959 y 1983, el tráfico de pasajeros creció más de ocho veces en esos años, operándose 43 rutas aéreas internacionales. En transporte ferroviario el país cuenta hoy con 398 locomotoras con una capacidad tractiva dos veces superior a la de 1959. El transporte automotor de carga ha duplicado entre 1962 y 1983 su parque de vehículos, ha triplicado su capacidad y ha más que quintuplicado el volumen de carga transportada. Esto es en lo que se refiere a la producción material. Sobre empleo y seguridad social. Al triunfar la Revolución había en Cuba cerca de 700 000 desempleados y subempleados. Más del 16% de la fuerza de trabajo se hallaba permanentemente desocupada, proporción que crecía hasta cerca de un 20% en el tiempo muerto. ¿Ustedes los jóvenes que van a trabajar en esta fábrica, han oído hablar del tiempo muerto? Bueno, no saben lo que es. Tú dijiste que no, ¿quién dijo que no? El que dijo que no, para hacerle una pregunta, levantó la mano, ¿dónde está? Ah, bueno, ¿qué edad tú tienes? ¿Cuántos? (DEL PUBLICO LE RESPONDEN: "Veintinueve"), veintinueve, pues no oyó hablar del tiempo muerto. ¿Y aquel de 33 qué oyó hablar? (DEL PUBLICO LE RESPONDEN: "Nada"). ¿Nada tampoco? Bueno, ¿a qué edad te incorporaste al trabajo? ¿En qué año? (DEL PUBLICO LE RESPONDEN) Tempranito, no conociste el tiempo muerto, pues es una gran cosa, porque tendrías al triunfo de la Revolución ocho años. Es decir que los que tienen 35 años ya y tenían para esa fecha 10 años, pudiéramos decir los que tienen 40 años no han oído hablar del tiempo muerto, que era uno de los peores azotes en nuestro país.
Más de un 17% de la fuerza de trabajo estaba compuesta por subempleados que trabajaban solo esporádicamente. Antes el problema era buscar un empleo, y ahora el problema es que hacen falta trabajadores para la construcción de la refinería, para la construcción de la textilera, para la textilera, para Moa, para Cienfuegos, para todas partes; el desempleo como fenómeno social desapareció en Cuba.
La Revolución erradicó la explotación de los menores y la discriminación en el empleo y el salario por motivo del color de la piel. La mujer, antes marginada, participa hoy en todos los sectores de la producción y los servicios, y constituye ya el 36% de la fuerza laboral. Actualmente el 53% de la fuerza técnica del país está compuesta por mujeres.
La actual masa laboral del país sobrepasa un nivel de sexto grado de escolaridad. ¿Hay por ahí alguno con menos de sexto grado? Que levanten la mano los que tienen menos de sexto grado (NADIE LEVANTA LA MANO). Que levanten la mano los que tienen más de sexto grado (TODOS LEVANTAN LA MANO) (APLAUSOS). Podríamos preguntar más: que levanten la mano los que tienen más de octavo grado (SE LEVANTAN MUCHAS MANOS). Hay una masa impresionante, luego pueden echar a andar esas máquinas, ¿verdad?
Al triunfo de la Revolución, más del 50% de los trabajadores carecían de derecho alguno en materia de seguridad social. En 1953, los gastos por concepto de seguridad social fueron de 26,4 millones de pesos.
Algunos de ustedes, los mayorcitos, también se acordarán lo que era en aquella época la seguridad social; un montón de cajas de retiros obreros, como le llamaban. ¿Alguno se acuerda de eso?, tiene que haberlo. Ah, miren, él podría decir mucho de eso. Había un montón de cajas de retiros, pero estaban desfalcadas todas, lo que les descontaban a los trabajadores se lo robaban. Ya tampoco nuestra masa de jóvenes de 25, 30, 35 años sabe lo que eran aquellas cajas de retiros y de las malversaciones y todas aquellas cosas.
Pues en 1953 —repito—, por concepto de seguridad social se gastaron 26,4 millones de pesos, unos 70 000 pesos diarios, con un gasto por habitante de 4 pesos 31 centavos al año. En 1982 el gasto de seguridad social ascendió a 809 millones de pesos, 30 veces más que en 1953, lo que equivale a dedicar 2 200 000 pesos cada 24 horas, con un gasto por habitante de 82 pesos. Es un cambio, ¿verdad?, de 4 pesos 31 centavos a 82 pesos, de 26 millones a 809 millones. En solo 12 días, el Estado revolucionario desembolsa hoy en 12 días lo que en el año 1953 completo se destinó a seguridad social, cada 12 días se paga hoy lo que antes se pagaba en un año.
En los últimos años, 100 000 ciudadanos —aparte de los retiros, las pensiones— se han beneficiado solo por concepto de prestaciones monetarias y en especie, que es una de las actividades de la seguridad social.
Se ha incrementado una vasta red de hogares de ancianos y de impedidos, que sumaba en 1982 un total de 107 instituciones y más de 12 700 plazas. Y si en los primeros años hubo que dedicar muchas energías a la construcción de escuelas primarias, en el futuro habrá que dedicar esfuerzos a hogares de ancianos, porque se prolonga la vida con el sistema de salud. El otro día me decían que había más de 1 500 centenarios en Cuba, personas con más de 100 años; va creciendo el número de ancianos, y habrá que atenderlos, es un deber sagrado, y tendremos que crear más instituciones para hacerle frente.
En el campo de la salud solo algunos datos, para no ser extenso. La esperanza de vida al nacer se incrementó de menos de 60 años en 1953, a 73,5 años en 1982. La mortalidad infantil se estimaba en 1953 en más de 70 fallecidos por cada mil nacidos vivos. Pero, ¿quién lo sabe?, si no existía prácticamente en el campo el parto institucional, no había pediátricos, nadie sabía ni llevaba la cuenta de los que se morían, eso es un estimado. Hoy que el parto institucional alcanza casi el ciento por ciento de los nacimientos, que poseemos muchos pediátricos, que tenemos las cifras exactas, el índice en 1982 fue de 17,3 por cada mil nacidos vivos. Nos contaba hoy el Director del Hospital pediátrico Sur, que es un hospital que se ha transformado desde la epidemia de dengue hemorrágico, que han hecho un magnífico policlínico, una excelente sala de terapia intensiva, otras edificaciones; van a ampliarlo en 100 camas, porque antes había un pabellón dedicado a hacer papel de policlínico, nos contaba que en la sala de terapia intensiva, desde que la inauguraron, habían atendido a más de 200 niños, casos graves, muy graves, muy graves, y habían salvado la vida del 90% de esos niños.
Ya tenemos salas de terapia intensiva en todos los hospitales pediátricos o están al terminarse las últimas que faltan. Y en el primer semestre de este año la mortalidad infantil por cada mil nacidos vivos, era de menos de 16%; vamos a ver cómo se comporta ahora el verano, el calor, y si logramos bajar la cifra de 17,3, que ya es mejor que en varios países desarrollados, con todas esas terapias, con toda esa atención, aunque es un índice ya más difícil de bajar, estoy seguro de que seguirá bajando.
En 1960 morían 118 mujeres por cada 100 000 nacidos vivos; en 1982, 48,2. El 14,2% de las defunciones ocurrían, en 1953, a causa de enfermedades infecciosas y parasitarias, el ¡14,2%!; en la actualidad, solo el 2%. La gastroenteritis constituía la primera causa de muerte en los niños menores de un año y la tercera para todas las edades. No se dispone de cifras anteriores, pero todavía en 1962 murieron 4 157 niños por esa causa; actualmente, son alrededor de 400 los que mueren cada año víctimas de esa enfermedad: la gastroenteritis, que ha sido desterrada de las primeras causas de muerte. La tuberculosis, que ocupaba el séptimo lugar entre las causas de muerte en 1953 con 1 295 víctimas, ha desaparecido de las primeras causas de muerte y, a pesar de contar con una población mucho mayor, solo 99 personas murieron en 1982 en todo el país por esa enfermedad, prácticamente en fase de erradicación. El paludismo, el tétanos y la difteria tenían un peso considerable en las cifras de morbilidad y mortalidad —morbilidad se refiere al número de afectados y la mortalidad a los que fallecen. El paludismo fue erradicado en 1967, el tétanos infantil en 1972, y no existen casos de difteria desde 1980.
En el año del Moncada, el país sufrió una epidemia de poliomielitis; esta enfermedad desapareció de Cuba desde 1963.
Nosotros decíamos ayer que en los próximos 15 ó 20 años, nuestro país, que ya ocupaba en salud pública el primer lugar entre los del Tercer Mundo, ocuparía uno de los primeros lugares entre todos los países del mundo, y yo les voy a confesar la verdad: yo dije ayer que uno de los primeros lugares, pero en secreto les digo a ustedes que nuestra aspiración es llegar a ocupar el primer lugar (APLAUSOS). Y creo que con lo que estamos haciendo lo vamos a lograr; no es un misterio ni una cosa rara, no es una olimpiada. Bueno, nosotros sí estamos luchando por la salud como si fuera una olimpiada, pero no sé cuántos estarán luchando por la salud como si fuera una olimpiada.
Nosotros teníamos 6 000 médicos al triunfo de la Revolución, se fueron 3 000. Con los 3 000 que nos quedaron y con los que hemos formado hemos logrado estos resultados (APLAUSOS). Ahora tenemos casi 17 000, se gradúan este año 2 000, 2 000 ciento y tanto; tendremos ya alrededor de 19 000 médicos desde agosto de este año. Estamos ingresando más de 4 500 estudiantes seleccionados por año, de acuerdo con su expediente, su vocación; se ha constituido el Destacamento "Carlos J. Finlay" , el Destacamento de Ciencias Médicas, con estudiantes muy seleccionados, con una disciplina especial, con una preparación especial. Se están revisando todos los programas; se mandaron comisiones a las mejores universidades del mundo para ver cómo se forman los médicos y elaborar nuestros programas, perfeccionarlos —podríamos decir—; vamos a seguir con estos planes de formación.
Nuestros médicos tienen una actitud excelente. Por ejemplo, hacía falta mandar unos 200 alumnos de sexto año a terminar el curso en Nicaragua, junto con los médicos cubanos que están allá: quiénes estaban dispuestos a ir, y los 2 150 se ofrecieron. Se hizo una selección de ellos, desde luego, pero la disponibilidad del estudiante de medicina es al ciento por ciento para cualquier tarea: hacen falta especialistas en algunas especialidades anémicas, hacen falta estudiantes para formarse en ellas, el ciento por ciento está dispuesto; es decir, tienen una actitud increíble, disposición a estudiar la especialidad que haga falta, a ir donde sea necesario; cientos de ellos marcharon a los hospitales rurales y municipales. Es decir, estamos desarrollando un médico con una vocación humana, una gran preparación, un gran espíritu de solidaridad, una gran conciencia revolucionaria. Hay que ver no solo el número, no es cuestión de número, sino la calidad de los médicos que estamos formando. Y los del Destacamento espero, incluso, que aun superen estas realidades; antes, de cada 100 llegaban al final 50, esperamos que con los del Destacamento, de cada 100 lleguen 80.
Ahora bien, entre 1982 y el 2000 se graduarán alrededor de 50 000 médicos con esas cualidades. El país contará en el año 2000 con unos 65 000 médicos; es decir, contará con 10 médicos por cada uno de los que había en 1959, pero de otro calibre, de otra formación; no serán aquellos de los que se van la mitad, como se fueron, aunque hay que hablar en honor de los 3 000 que se quedaron y que nos ayudaron tanto; el hecho es que tendremos 65 000 médicos de primera línea; podremos atender nuestra red de hospitales, policlínicos, tendremos todos los especialistas que necesitemos, tendremos un medico general que será especialista, que hará su carrera, que hará tres años de residencia, nueve años, más la práctica.
Podremos tener un médico en cada escuela, en cada fábrica, en cada comunidad campesina, en cada centro de campismo o de obreros agrícolas, pero, además, podremos tener miles de médicos atendiendo grupos de familias; el médico será algo más que alguien que atiende a uno que se enfermó y fue al hospital, sino que tendrá un papel especial en la medicina preventiva, en la lucha por la higiene, en la lucha contra la obesidad, el sedentarismo; en fin, serán guardianes de la salud. Podremos tener, se puede decir, en cada grupo de familia un médico, aparte del sistema, de la red nacional, para que vigile por la salud de esa familia, los problemas que tiene, si hay cuestiones de diabetes, si hay cuestiones de hipertensión, si hay problemas de exceso de peso, si hacen la dieta que tienen que hacer, si hacen ejercicios, si no hacen ejercicios.
Con ese programa yo estoy seguro de que ningún otro país va a tener esa red, ese sistema y si siguen desarrollándose las investigaciones, si siguen desarrollándose las especialidades que nos proponemos que se desarrollen al máximo, tomando experiencias de todos los países que están más avanzados en cada materia, si continuamos desarrollando nuestra red de hospitales y de policlínicos, entonces, no es exagerado decir que podemos aspirar no solo a uno de los primeros lugares, sino al primero, y no lo hacemos por chovinismo, que nadie se
imagine que queremos ser mejores que otros ni mucho menos, sino que realmente la preocupación de la Revolución por la salud del pueblo y todas las medidas que con este objetivo ha tomado, van a dar ese resultado; no es que nadie se hubiera propuesto ocupar un lugar cimero, ojalá estemos en un magnífico lugar y haya muchos mejores que nosotros. Pero del esfuerzo que realiza la Revolución se deduce lo que va a resultar de eso en los próximos 15 ó 20 años. Y dispondremos, desde luego, de muchos más médicos que ahora para la cooperación internacional, que es grande, tenemos 1 500 médicos trabajando en el exterior. Y también ese trabajo que ellos desempeñan, aparte de que es muy valioso, muy humano, muy hermoso, influye sobre ellos, les da más conocimientos, más conciencia, más vocación, al percibir la tragedia que vive el Tercer Mundo en el campo de la salud.
Y tengo muchas esperanzas, ¡muchas!, puestas en esos 50 000 médicos que se van a graduar en 18 años, son las razones por las que, decíamos ayer, estaremos entre los mejores del mundo; pero espero que ustedes nos guarden el secreto en la esperanza de que lleguemos a ocupar un lugar cimero en el campo de la salud (APLAUSOS).
De la educación voy a hablar muy poco porque son datos conocidos, sobre la liquidación del analfabetismo, el vencimiento del sexto grado como mínimo entre los trabajadores, la lucha por el noveno grado: los 230 000 profesores y maestros con que contamos, de los cuales más de 200 000 se formaron en estos años de la Revolución, también con un espíritu y con un sentido del deber, una preparación cada vez mejor, una gran masa de maestros y profesores jóvenes que, en los próximos 15 ó 20 años tendrán una gran experiencia, y nos van a colocar en una situación privilegiada también con relación a la educación.
Pero voy a señalar un dato sobre los presupuestos. En 1959 el presupuesto era de 83,7, para la educación. En 1982 fue de 1 499,2 millones, como 18 veces mayor. Vaya, de 83,7 a 1 499,2, es la considerable diferencia del presupuesto desde el triunfo de la Revolución hasta hoy.
Ahora, en la educación superior, en 1953, solamente existían tres universidades en el país: los perfiles tecnológicos o agropecuarios no eran los de mayor matrícula y sí los humanistas: se contaba nacionalmente con unos 309 ingenieros, 295 agrónomos—hoy existen provincias que ellas solas poseen 295 agrónomos— y 350 veterinarios. Actualmente tenemos centros de estudios superiores en todas las provincias.
En 1953 había 711 profesores en los centros de educación superior, ¡711!, hoy contamos con 10 960 profesores en ese nivel. En aquella época se graduaban, creo que en 1953, se graduaron 1 575 en 22 especialidades.
En 1983 la matrícula de la educación superior supera a los 200 000 alumnos, de los cuales 96 464 son trabajadores que estudian en los cursos regulares universitarios sin desvincularse de su trabajo.
Desde el triunfo de la Revolución, se han graduado más de 170 000 estudiantes universitarios. Ya uno se los encuentra por todas partes: en los campos, en las fábricas.
En la actualidad contamos con 42 centros de educación superior. Solo este año se graduarán alrededor de 20 000 alumnos, o estudiantes en la enseñanza superior. Y en el extranjero, donde tenemos alrededor de 10 000 realizando estudios superiores, se graduarán alrededor de 1 600.
Como se ve, hoy graduamos más estudiantes por año en las universidades, que todos los estudiantes que había en las universidades antes de la Revolución.
Son realmente datos alentadores, estimulantes, que nos comprometen no a la vanagloria; creo que no debemos vanagloriarnos de lo que hemos hecho, porque también hemos cometido errores y hemos dejado de hacer cosas; pero, bueno, las esenciales, las fundamentales han marchado. Claro está que si al principio de la Revolución hubiéramos tenido tantos ingenieros, técnicos, cuadros de toda clase, gente experta, administradores, miles de ingenieros, habríamos hecho mejor las cosas. Pero ustedes sí los tienen, ¡ustedes sí los tienen!, más de 100 solamente en esta planta y los que vengan, y en cualquier fábrica grande, con más de 100 técnicos universitarios, ingenieros, economistas; ustedes sí disponen de todos esos cuadros. Ya esta generación no cuenta con 3 000 médicos para enfrentar los problemas de salud, sino casi 20 000, y sabe los que va a tener de aquí al 2000, y lo mismo podemos saber cuántos ingenieros agrónomos, veterinarios, técnicos de todo tipo, ingenieros hidráulicos, ingenieros mecánicos, industriales, etcétera, es realmente impresionante y eso que no se mide en toneladas. Pudiéramos hablar de toneladas de inteligencia, de toneladas de conocimiento, de la cantidad de ciudadanos que tenemos, afortunadamente, en este país ya preparados, y los que están en las universidades, y los que van a prepararse. Es un caudal inmenso. Creo que es lo más importante de todo lo que ha hecho la Revolución, más que todo lo que ha hecho materialmente, y algunas cifras de lo que ha realizado materialmente son admirables.
El trabajo que se ha hecho en la formación, preparación del pueblo, el saber que no hay un solo obrero analfabeto, el saber que el obrero tiene un nivel mínimo de sexto grado; las decenas de miles de técnicos medios, y decenas de miles de técnicos universitarios trabajando en todas partes. Eso tiene que reflejarse en el trabajo del país en los próximos 20 años también. Y está probado que el tiempo pasa, y pasa, incluso, rápido, pasa muy rápido, y pasarán cinco, diez, quince, veinte; habrá algunos de los dirigentes de ahora presentes, otros no estarán, vendrán otros. Pero ese tesoro de riqueza intelectual y de riqueza técnica creado en estos 25 años, tiene una importancia primordial. Es, a mi juicio, lo más valioso que ha hecho la Revolución (APLAUSOS).
Es realmente un motivo de satisfacción y de orgullo el poder inaugurar hoy esta textilera. Es una obra gigante, de un gran valor; una hermosa obra, realmente. Ahora tenemos que demostrar toda nuestra capacidad, reitero, de hacerla producir al máximo.
Esta obra habría sido imposible sin la colaboración soviética. Creo que nos enseña también, nos educa. Cuando nosotros expresamos nuestro reconocimiento, nuestra gratitud a los hermanos soviéticos, se fundamenta en una solidaridad práctica que puede palparse objetivamente, no solo en lo que significó su ayuda en la defensa, en los suministros de equipos para defendernos, sino en la colaboración en el campo de la economía, de la preparación de cuadros. En la URSS debe haber alrededor de 9 000 estudiantes universitarios cubanos, capacitándose en aquellas especialidades en que nosotros no tenemos mucha experiencia. Se puede apreciar la colaboración que se manifiesta en el campo de la técnica y en el desarrollo industrial del país; aparte del valor enorme que ha tenido nuestro comercio con la Comunidad Socialista y con la URSS: los precios de nuestros productos, el tipo de intercambio que se ha desarrollado, pero se aprecia muy objetivamente en obras como estas.
Yo no mencioné ayer esta obra, y mencioné cinco. Hablé de cinco obras que estábamos haciendo en este momento, de las cuales, por su complejidad técnica, su importancia y su valor, podíamos sentirnos orgullosos, y mencioné cinco: la refinería de petróleo de Cienfuegos, la central electronuclear de esa misma ciudad, la central termoeléctrica del este de La Habana, la fábrica de níquel de Punta Gorda y la fábrica de níquel de Camarioca, cada una de las cuales va a producir 30 000 toneladas; son gigantescas plantas. La refinería de 6 millones, bueno, ocupa un área, entre tanques, planta de tratamiento de agua, porque antes se hacía una refinería y allá botaban para el mar todo. Ahora prácticamente se puede tomar el agua que salga de la refinería después del tratamiento; lo que se bota al mar es casi agua potable. Ahora, las inversiones requieren por eso mayores gastos, mayores construcciones.
Aquella refinería ocupa, yo hablé aquí de caballerías de fábricas, porque esta tiene una y media bajo techo, y alrededor de cuatro de área total. Bueno, qué diré de la refinería de Cienfuegos: va a ocupar —se está construyendo ahora— un área de 33 caballerías, para construir la refinería con todos sus tanques, toda su seguridad, todas sus instalaciones, todas sus facilidades sociales, sus plantas de tratamiento de agua, como decía: 33 caballerías de fábrica allí.
Allí mismo, al lado, cerca, a unos kilómetros, se está construyendo la primera central electronuclear de Cuba. Eso significa una capacidad en su primera etapa de casi un millón de kilowatts, más de 800 000, para ser más exacto; entre 830 000 y 850 000 kilowatts. ¿Qué significa esa planta? ¡Ah, bueno!, la termoeléctrica consume petróleo, y hay que parar, algunas a ciertas horas del día se detienen; se arrancan todas a esta hora en que gastamos electricidad, tal vez más de la cuenta y, por la madrugada, se paran las plantas menos eficientes, siempre tratan de que queden funcionando las que consumen menos petróleo. Las electronucleares están funcionando continuamente las 24 horas. Se paran cuando viene el mantenimiento, un período en el año.
Cuando esa central electronuclear tenga sus cuatro unidades —y esto se construye por unidades, ahora se están construyendo las dos primeras—, significarán el ahorro de alrededor de 500 millones de dólares de petróleo por año, ¡500 millones de dólares de petróleo por año! Será lo que costaría producir, en termoeléctrica, la electricidad que van a producir esas cuatro unidades. Es de una importancia estratégica para el país muy grande. Su construcción es compleja, hay que ver allí donde se trabaja en los lugares donde van a poner los reactores, en la roca, cómo hay que escarbar, qué tipo de trabajo constructivo, qué complejidad. Y uno siente orgullo cuando ve las brigadas de construcción del país capaces de hacer una obra como esa.
Uno dice: bueno, realmente hemos avanzado, cuando ya podemos asumir la tarea de construir una obra como esa.
La central termoeléctrica del este de La Habana va a tener una capacidad de 1 200 kilowatts. Es decir que esa sola central termoeléctrica, va a tener una capacidad equivalente a cuatro veces la que estaba instalada en Cuba antes del triunfo de la Revolución, esa sola termoeléctrica. Ah, nos permitirá parar otras termoeléctricas que gastan mucho petróleo, que gastan el doble de petróleo casi y contaminan la ciudad. Es una obra grande, importante.
La planta de níquel de Punta Gorda es un gigante. Hay que ver aquella planta lo que es. Y una gemela que se empezó a construir ahora en el mes de julio.
Bien, yo mencionaba cinco plantas de las que estábamos orgullosos. No contábamos ésta, de la cual estamos muy orgullosos también, pero de ésta íbamos a hablar hoy. Pero aquellas plantas son más difíciles de construir que ésta, incluso, a decir verdad; tienen mayor complejidad técnica. Esa planta como la electronuclear, hay que hacerla con una calidad óptima, por el tipo de tecnología, porque si no no se puede echar a andar después.
Bueno, de esas cinco obras que yo mencionaba que estábamos orgullosos, cuatro las estamos haciendo con suministro tecnológico soviético, son suministradas por la Unión Soviética, adquiridas en la Unión Soviética, a través de créditos concedidos a nuestro país, con intereses bajos y facilidades de pago. ¿Eso quién lo obtiene hoy? ¿De dónde sacaríamos nosotros capital suficiente para adquirir esas plantas que tienen tanto que ver con el desarrollo del país? Cuatro son adquiridas en la Unión Soviética, con créditos soviéticos: la refinería de petróleo, la electronuclear, la termoeléctrica del este de La Habana y la planta de Punta Gorda —que ya la terminan, habrá que inaugurarla el año que viene—, y la quinta, que comenzó en julio a construirse, es una planta hecha con la colaboración de todos los países del CAME, pero donde la participación fundamental es soviética. Esto es una enorme ayuda para nuestro país: nos forman técnicos, nos mandan especialistas en la construcción, nos mandan especialistas para echar a andar la planta.
¿Saben ustedes cuántos obreros necesita la electronuclear en el momento pico? Se calcula, se calcula, ojalá logremos todavía más productividad y no sean tantos, alrededor de 7 000 trabajadores de la construcción. Aquí tuvimos un máximo de 3 000. Claro, allí hay que construir todas las viviendas, porque es un área nueva, todas las instalaciones sociales hay que hacerlas, y tiene una enorme planta de apoyo a la construcción. Y además de los 6 000 ó 7 000 trabajadores, en cierto momento se tienen que reunir allí alrededor de 1 000 especialistas soviéticos, entre ellos obreros altamente calificados, porque es cuestión de soldaduras de alta calidad, que nosotros nunca hemos soldado un reactor de esos; aprenderemos, esperamos aprender a hacer las soldaduras de los reactores nucleares. ¡Siete mil cubanos y 1 000 soviéticos para la construcción de la planta! También hay muchos técnicos soviéticos en Punta Gorda, y un número para echar a andar la planta exactamente como pasa aquí. Es una ayuda de extraordinario valor, decisiva para nuestro país.
El compañero Bishop habló aquí elogiosamente de nuestros constructores, de la obra que estábamos haciendo en Granada, esa obra que Reagan ha convertido en un misterioso aeropuerto para usos militares. ¡Nadie ha hablado jamás de eso ni ha pensado nunca en ese aeropuerto para uso militar!, que, además, sería una tontería, ¿para agredir a quién? Pero lo que sí es increíble que Estados Unidos diga que el aeropuerto de Granada es un peligro para la seguridad de Estados Unidos, y está como a miles de kilómetros de Estados Unidos. Entonces, cada pista que nosotros hagamos para la fumigación se va a convertir también en una amenaza para Estados Unidos, porque estamos más cerca aquí. ¡Es ridículo, ya eso es ridículo!
Un día en una conferencia de prensa sacaron una fotografía del aeropuerto de Granada. ¡Es el colmo de la ridiculez!, como si se presentara algo que se ha descubierto, fabuloso, misterioso. Y resulta que el aeropuerto es la vida de Granada, porque el ingreso principal del país es el turismo y los que van a usar ese aeropuerto son norteamericanos, canadienses, franceses, ni siquiera los cubanos, porque no tenemos muchos turistas, alguna que otra delegación y algunos otros visitantes por allí. Ese aeropuerto lo van a utilizar los ciudadanos norteamericanos para ir a tomar el sol ardiente de Granada y bañarse en sus playas. ¡Los norteamericanos son los que van a disfrutar ese aeropuerto!, y los canadienses, que también la visitan, y los europeos, no nosotros, ni los socialistas, porque en general no tenemos tantos recursos para el turismo, y las divisas las tenemos que ahorrar mucho para dedicarlas a las inversiones y a los equipos médicos y a todo eso. Entonces, le quieren hacer creer al pueblo norteamericano que aquel aeropuerto, que van a disfrutar precisamente los ciudadanos norteamericanos, es una amenaza para la seguridad de Estados Unidos. Y el aeropuerto es civil, completamente civil, con todas las instalaciones civiles, no tiene una sola instalación militar. Puede ser que Bishop por allí cerca tenga alguna pequeña unidad para que no vayan los contrarrevolucionarios a querer aterrizar allí, desde luego, eso sí, alguna medida preventiva tomará (APLAUSOS).
Pues yo decía que el compañero Bishop hablaba con elogio y profundo sentimiento de reconocimiento por esa colaboración; pero, como nosotros decíamos una vez, ser internacionalista es pagar nuestra propia deuda con la humanidad. Nosotros podemos ayudar a construir un aeropuerto; no podíamos suministrarles una termoeléctrica, y muchos de los equipos esos para el aeropuerto tampoco podemos suministrarlos, tienen que adquirirlos en Europa, en distintas partes. Es una obra que estamos modestamente ayudando a construir en Granada.
Hoy hemos recibido de allí un mensaje de los constructores, un compromiso de que lo terminan para el V aniversario de la revolución granadina. Y si cumplen como han cumplido los constructores de Santiago, seguro que lo terminan para el V aniversario, igual que se terminó esta obra, y la planta de reparación de camiones, y un montón de obras, con motivo del XXX aniversario.
Nosotros tenemos dos fechas: el 26 de Julio y el 1ro. de Enero. Los granadinos tienen una sola, porque su 26 de julio y su 10 de enero se realizaron juntos.
Bien, ¿qué menos podemos hacer nosotros, nosotros que recibimos tanta ayuda internacionalista? Hay unos cuantos médicos cubanos en Granada, 20 y tantos. ¿Qué menos podemos hacer nosotros, si tenemos aquí miles de técnicos de los países socialistas? Mandar unos cuantos técnicos y ayudar a otros. Porque creo que esto es un deber, esto no es un favor, es un principio: la colaboración internacional. y si nosotros la recibimos, nosotros también, en la medida de nuestras posibilidades y de nuestras fuerzas, debemos brindarla. Ese es un principio de nuestra doctrina, de nuestra Revolución, del marxismo-leninismo.
Aprovecho la ocasión de que estamos en presencia de la delegación soviética a los festejos del XXX aniversario, en presencia del Ministro de la Industria Ligera soviética, para hacer especial reconocimiento por la colaboración que nos han brindado, y expresar de manera especial nuestra gratitud más profunda por esa colaboración, y prometerles que nosotros haremos lo posible para que esta planta se mantenga como un reloj, y produzca como un reloj, y alcance sus capacidades, y que nuestros obreros harán el máximo, ya no solo como un deber hacia nuestro país, sino un deber con la comunidad socialista, un deber con el país que nos suministró los equipos y nos dio todos los créditos para poder construir esta planta. Yo diría que los trabajadores de esta planta no solo tienen un deber patriótico, tienen un deber internacionalista, en relación con su trabajo. Y haremos lo posible para que las noticias que reciba el compañero Ministro de la Industria Ligera de la URSS sean buenas noticias, y que nos sigan ayudando a que la planta alcance la plenitud de su capacidad, y nos digan en qué cosa estamos nosotros actuando de manera incorrecta, qué puntos débiles tenemos, para corregirlos. Tenemos confianza, cada día nuestro pueblo tiene más confianza en sí mismo, en su capacidad de enfrentar problemas y resolverlos (APLAUSOS).
Queda, por último, compañeros, una cuestión, que es lo relacionado con el nombre del combinado. Los compañeros del Partido de la provincia de Santiago de Cuba propusieron, reiteraron e insistieron en que este combinado lleve el nombre de la compañera Celia Sánchez Manduley (APLAUSOS PROLONGADOS).
La compañera Celia era muy exigente, muy meticulosa en todos los detalles, muy cumplidora, muy esclava del deber en todos los campos: en la guerra, en la paz, en la construcción del socialismo en nuestro país. Yo creo que es un nombre que entraña también para los trabajadores una obligación más, que sean tan exigentes, tan disciplinados y tan celosos cumplidores del deber como la compañera Celia Sánchez (APLAUSOS).
Nuestro Partido, nuestra dirección política, nuestra dirección estatal, estarán atentos de cómo funciona este combinado. Todas las semanas y en ocasiones todos los días, vamos a preguntar cómo marcha este combinado textil; igual que estamos haciendo con las obras que se están construyendo que mencionaba antes, que todos los días deben informar sobre el estado de la obra, de la CEN, de la refinería, de la fábrica de níquel, si se atrasó el movimiento de tierra, cuánta tierra tiraron todos los días. Y vamos a seguir muy atentamente todas esas obras, para que no se produzca el atraso ni de un minuto en los cronogramas. Y ahora, como sabemos que esta planta es muy importante y la puesta en marcha es muy importante, vamos a solicitar de los compañeros que constantemente informen a la dirección del Partido y el Estado la marcha de esta planta.
No sé cuántos de los nuevos obreros del combinado están aquí o de los obreros del combinado. Sé que están los constructores. ¿Podrían hacer el favor de levantar las manos los que son trabajadores del combinado? Hay bastantes, me alegro mucho; ya ustedes saben cuáles son sus compromisos.
¡Patria o Muerte!
¡Venceremos!
(OVACION)