El batallón de la Policía frente al ataque mercenario por Playa Girón
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Desde los primeros momentos del triunfo de la Revolución Cubana, la burguesía desalojada del poder y el imperialismo norteamericano reaccionaron contra las transformaciones que tenían lugar en Cuba.
El gobierno estadounidense financió sabotajes contra la economía, organizó planes para dejar al país sin médicos y personal calificado. Suprimió los créditos comerciales que teníamos con ellos, la cuota azucarera y eliminó los suministros de petróleo.
Mientras, en secreto y de forma paralela, le ordenó a la CIA que estudiara la organización de una fuerza militar mercenaria para infiltrarla en Cuba propuesta aprobada, en marzo de 1960, por el propio presidente, la cual meses después fue modificada al ordenarse la realización de una operación anfibia de envergadura contra Cuba.
Para ello preparan un contingente de mercenarios en una brigada con el número 2506. Llegó a contar con unos 1 500 mercenarios, una jefatura con; seis batallones de infantería de ellos uno de paracaidistas; 5 tanques M-41; Una fuerza aérea que apoyaría las acciones de la brigada, con unas 50 aeronaves de combate y de transporte y una flota de barcos con siete mercantes artillados, siete buques de desembarco y 36 lanchas.
El objetivo general era derrotar la Revolución Cubana, para ello debían asaltar, aislar y fortificar una parte del territorio cubano, para instalar en él un gobierno provisional, preparado ya en Miami y desde allí propiciar el reconocimiento de Estados Unidos y algunos gobiernos del continente, facilitando así la intervención directa de las fuerzas armadas norteamericanas.
Cuba fue puesta en pie de guerra desde diciembre de 1960, las FAR se encontraban listas para enfrentar el ataque enemigo junto a las Milicias Nacionales Revolucionarias, recién constituidas.
El plan de defensa fijaba tres direcciones estratégicas fundamentales; Oriente, hacia donde se destinó como jefe al comandante Raúl Castro; Centro, con el comandante Juan Almeida al frente; y Pinar del Río, bajo el mando del comandante Ernesto Che Guevara. El Comandante en Jefe Fidel Castro se encontraba en La Habana, al frente de la defensa de la capital y de todo el país.
Como preludio a la invasión el 15 de abril de 1961, Bombardean los aeropuertos de San Antonio de los Baños, Ciudad Libertad y Santiago de Cuba con el objetivo de destruir en tierra la reducida fuerza aérea cubana y llevar a cabo maniobras de distracción con respecto al golpe principal que se avecinaba. Los aviones agresores portaban, las insignias de la Fuerza Aérea Revolucionaria.
Esa supuesta rebelión de los pilotos de las FAR que pretendieron presentar al mundo, fue desenmascarada por el canciller cubano Raúl Roa, en la propia Asamblea General de las Naciones Unidas.
El 16 de abril, en un acto público en el vedado como despedida a los caídos por el bombardeo del día anterior, se proclama el carácter socialista de la Revolución y se ordena ocupar puestos de combate.
La invasión
En las primeras luces del amanecer del lunes 17, las tropas aerotransportadas fueron lanzadas sobre Horquitas, Jócuma y Sopillar, mientras el desembarco naval se produjo en horas de la mañana casi simultáneamente por Playa Larga y Playa Girón.
Desde los primeros momentos pequeñas fuerzas de las Milicias Nacionales Revolucionarias enfrentaron la agresión y dieron el aviso de la misma. El Jefe de la Revolución ordenó la movilización de efectivos hacia el lugar de desembarco, trasladándose él mismo al central Australia, donde ubicó su puesto de mando para dirigir las operaciones desde la región de las acciones combativas.
El alto mando de las FAR ordenó el traslado de fuerzas del Ejército Rebelde y de las Milicias Nacionales Revolucionarias hacia la región.
El avance de las unidades que marchaban hacia Playa Larga y Girón, se realizó en ómnibus y algunos otros medios de transporte, que fueron atacados por los aviones B 26 enemigos, los cuales les ocasionaron bajas en hombres y medios. Por consiguiente la marcha se retrasó.
El día 17, estando Fidel en el central Australia, recibe información de una amenaza de desembarco por el occidente del país, por lo que regresa a La Habana.
Ya en La Habana, el Comandante en Jefe decide que otras fuerzas se trasladen hacia Girón, entre ellas, el batallón de combate de la Policía Nacional Revolucionaria.
Ahora bien. ¿Qué era el batallón de combate de la Policía Nacional Revolucionaria, cómo se formó y qué misiones tenía?
El Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz en fecha tan temprana como el 5 de enero de 1959, funda la Policía Nacional Revolucionaria, la cual sustituiría el aparato policial represivo de la dictadura batistiana.
Con ese fin la dirección de la Revolución decidió, en los primeros días de 1959, traer para La Habana al comandante Efigenio Ameijeiras Delgado al frente de la Columna 6 Juan Manuel Ameijeiras, del Segundo Frente Oriental Frank País para que se hiciera cargo de la policía en la capital, misión que se cumplió del 5 al 6 de enero.
Como jefe de la Policía Nacional Revolucionaria asumió el comandante Efigenio Ameijeiras Delgado y como segundo jefe el comandante Samuel Rodiles Planas.
Como la Policía Nacional Revolucionaria se conformó en su gran mayoría de combatientes del Ejército Rebelde, por idea del Comandante en Jefe y para cumplir misiones contra los enemigos se crea un batallón de combate. Como jefe el comandante Ameijeiras, como segundo el comandante Rodiles. Estaba conformado por cinco compañías pesadas y una ligera de combate, además un pelotón de granaderos, un pelotón de morteros, un pelotón de zapadores, otro de comunicaciones y la Plana Mayor. Unos mil combatientes armados con fusiles FAL, algunas metralletas checas, ametralladoras Modelo 37 de trípode. También, nos dio granadas antitanques y antipersonales que se acoplaban al fusil FAL.
Se cumplieron misiones de protección de objetivos, la lucha contra las bandas contrarrevolucionarias en la región de Matanzas-Corralillo, norte de Las Villas, Yaguajay y Mayajigua, hasta finales de marzo que retorna hacia La Habana y se ubica en el Esperón para continuar su preparación combativa como unidad de combate y preparara la defensa de aquellas alturas.
La misión de partir hacia Girón y participar en las acciones
El 18 por la mañana, en el punto 1, (ubicado en calle 36 esquina 39 en Nuevo Vedado) donde se encontraba el puesto de mando y estado mayor del Comandante en Jefe Fidel Castro, somos llamados por el Jefe de la Revolución para recibir la misión de participar en las acciones en Playa Girón.
Inmediatamente se reunió el Batallón en la unidad de patrulla provincial, ubicada en Atarés, fue reorganizado y se reforzó con una Compañía Ligera de Combate del Batallón 116 de las Milicias Nacionales Revolucionarias. La misión consistió en realizar la marcha hasta el central Australia, seguir por el itinerario Pálpite-Soplillar-Los Sábalos-El Jiquí y, antes de Cayo Ramona, salir hacia la costa, ocupar ese terreno en la retaguardia enemiga, impedir su retirada de Playa Larga hacia Playa Girón y evitar que lleguen refuerzos de Playa Girón a Playa Larga.
A las 14:00 horas, partimos hacia Matanzas, hasta llegar al central Australia en horas de la tarde noche, nos esperaba allí el comandante Efigenio, quien se había adelantado.
Conocimos que el enemigo se retiró de Playa Larga y que la misión ahora era, avanzar hasta Playa Girón y tomar el pueblo.
Del central Australia, partimos hacia Playa Larga, en la vanguardia iba la Compañía Ligera de Combate de las Milicias Nacionales Revolucionarias, llegamos a Playa Larga y se nos puntualizó la misión. Continuamos avanzando hasta llegar a Punta Perdiz, en horas de la madrugada, donde hicimos un alto hasta el amanecer.
Allí, en Punta Perdiz, el comandante Efigenio estableció su puesto de mando y me designa al frente del Batallón para continuar con la misión. Efigenio se queda en el puesto de mando en Punta Perdiz.
Al amanecer continuamos la marcha hacia Playa Girón, la Ligera de Combate del Batallón 116 de las Milicias Nacionales Revolucionarias había salido primero, con el objetivo de realizar la exploración y tratar de conocer la situación del enemigo en el frente. Marchábamos sin saber exactamente donde estaba el enemigo ni que composición tenía.
Fíjense si fue así que, un grupo de combatientes (ocho) choca con el enemigo y ambos se sorprenden, pero al reaccionar los mercenarios los detienen y los toman prisioneros. Eran de la ligera de combate de las Milicias Nacionales Revolucionarias.
A una distancia de 1,5 a 2 km de Playa Girón en una curva, (la segunda antes de llegar al poblado), el enemigo que se había reagrupado en Playa Girón, organizó una emboscada con un tanque, medios antitanques y ametralladoras, bien fortificados.
La compañía ligera de combate choca con el enemigo. Se inicia un encarnizado combate. Era imposible seguir avanzando con aquel tanque emboscado allí.
Me encuentro al capitán Carbó, (jefe de la Compañía Ligera de Combate de las Milicias Nacionales Revolucionarias, el cual cayó heroicamente) quien me informa sobre el emplazamiento de un tanque de los mercenarios en la curva del camino y me dice que necesitaba una bazuca para destruir el tanque.
Había llegado un refuerzo de tanques, pero no pudo hacer su tarea, entran en combate sin conocer la situación del enemigo, ni de nuestras tropas y fueron averiados por el fuego del tanque y medios antitanques del enemigo.
Regreso, veo al capitán Flavio Bravo que se encontraba en el emplazamiento de los morteros de 120 mm, le planteo que hacía falta nos entregara algunas, bazucas, para dárselas al capitán Carbó.
Llega el capitán Fernández en un jeep y se baja con un mapa en la mano y empieza a dar indicaciones, le planteo que nos hace falta una bazuca.
Al ver que ya empezó a hacer fuego la batería y no me dan la bazuca, les digo que ellos ya conocen la situación del Batallón y que yo me dirijo al frente a mandarlo, que es la orden que tengo del comandante Efigenio.
El fuego de la artillería enemiga se iba incrementando cada vez más. Realmente por donde avanzaba nuestra tropa no había posibilidad de refugio alguno, era por encima de la tierra y de la roca. No obstante, el Batallón siguió combatiendo contra el enemigo.
El comandante Félix Lugones, “Pilón”, llega a la posición donde yo estaba, me informa de parte de Efigenio, que eran cuantiosas nuestras bajas y me pregunta, ¿qué yo había decidido hacer? Le respondí; mira Pilón, en qué situación quedaría la moral y el prestigio del Ejército Rebelde si nosotros nos retiramos de aquí. Pues la gran mayoría de los combatientes del Batallón de la Policía Nacional Revolucionaria procedían del Ejército Rebelde, de la Columna 6 del Segundo Frente Oriental Frank País. Por lo tanto, no nos vamos a retirar.
El par de bazuqueros equipados solicitados, aún no habían llegado y nunca llegaron.
El cabo Eurimes Sánchez Savón, que estaba como observador en esa dirección, me comunica que el tanque enemigo se asoma al terraplén y viene hacia nosotros, por lo que doy la orden de replegarnos hacia la costa, a unos 30 metros entre el terraplén y el mar, allí en unas rocas que existían.
Observé que el tanque llegaba a la misma altura de nosotros e hizo varios disparos de cañón y ametralladora.
El teniente “Nene” Sosa me dice que él tiene una granada antitanque de FAL y le digo que se aproximara y se la tirara. Se recuesta a un árbol y hace el disparo, inmediatamente el tanque se retiró a ocupar su posición en la curva del camino, cuando se retira el tanque. Inmediatamente le ordeno a los compañeros volver a nuestras posiciones anteriores, pues indudablemente el enemigo trataría de ocuparlas.
En esas circunstancias es que fui herido en combate.
Estaba situado al lado de un árbol, cerca del terraplén, mirando hacia la curva, a ver por donde se le podía entrar a ese punto fortificado, cuando un cañonazo tumba una rama del árbol. Me aparté para situarme detrás de unas rocas, un nuevo cañonazo hizo saltar la tierra y piedras próximas, me vuelvo a apartar y sigue la descarga cerrada de fuego de artillería y medios antitanques contra nuestra posición y un fragmento de un proyectil me hiere entre la nuca y la oreja izquierda, que además me quemó la piel por lo caliente que estaba. Los compañeros al ver que salía sangre de la herida, enseguida se inquietaron y de verdad les dije, hay que seguir combatiendo, no podemos retirarnos. Esto lo dije, porque la herida era leve, no me interesó ningún órgano vital, ni me impedía continuar.
El combate se prolongó durante toda la mañana hasta después del mediodía, sobre las 14:00 horas, que oímos los silbidos de los proyectiles de nuestra artillería apoyándonos, unido al incremento de la concentración del fuego directo de nuestro Batallón, provoca que el enemigo comience su retirada en dirección a Playa Girón.
Aaah! ¿Por qué los mercenarios tuvieron que retirarse? ¿Por qué abandonaron su resistencia?
Por la presión que tuvieron durante todo el día por parte del batallón de la Policía Nacional Revolucionaria, con la compañía ligera de combate del Batallón 116 de las Milicias Nacionales Revolucionarias, de las dos ametralladoras pesadas que llegaron allí y por el fuego de nuestra artillería a partir del medio día.
La tenacidad y firmeza de todos nuestros combatientes obligó al enemigo a retirarse.
En ningún momento fue rechazado el batallón de la Policía, ni retirado.
Cuando seguíamos avanzando, llega Pilón y me dice de parte de Efigenio que detuviéramos la marcha, pues a las 15:00 horas la aviación iba a bombardear a Playa Girón. Con el mismo Pilón le envío un recado a Efigenio diciéndole que íbamos a avanzar unos 600 o 700 metros hasta un vehículo de color verde abandonado sobre el terraplén entre la primera y segunda curva antes de llegar a Girón, que le comunique a la aviación, que puede bombardear después del vehículo de color verde hacia Playa Girón y no al oeste del mismo, donde nos encontrábamos.
Llegan las 15:00 horas, más o menos, y efectivamente la aviación comienza a bombardear sobre Playa Girón.
Continuamos avanzando y alrededor de las 17:00 horas, la primera unidad de combate que entró y ocupó Playa Girón fue el Batallón de la Policía Nacional Revolucionaria con la compañía ligera de combate del Batallón 116 de las Milicias Nacionales Revolucionarias, sucedida por otros combatientes que se nos unieron durante las acciones. A continuación, los tanques bajo el mando del hoy coronel de la reserva Fermín Tovar Tamayo y demás unidades.
Estando en Playa Girón y ya oscureciendo, sentimos el ruido de un tanque que se acercaba desde la dirección de San Blas hacia Girón, encendiendo y apagando las luces, le comuniqué a los tanquistas y demás combatientes que se prepararan por si se trataba de un tanque enemigo. De inmediato, les planteo organizar una emboscada con tres tanques en forma de V, dos ubicados a ambos lados del terraplén y el tercero al centro, al norte del tanque de agua que está a la entrada oeste de Playa Girón.
Pero aplicando la lógica, pienso que ese tanque no debe ser enemigo, pues ¿cómo es posible que los mercenarios se retiren de Playa Girón de día y vengan a recuperarlo de noche?, previendo que pudiera ser uno de los nuestros, le dije a Tovar, jefe de los tanques, que hiciera todo lo posible para comunicarse por radio con la dotación del mismo. Pasado unos minutos lo consigue y mediante el intercambio de palabras y señas, se identificaron como compañeros de la Escuela de Managua.
Al llegar a nuestra posición, se baja su jefe, el entonces capitán Joel Pardo Guerra, “Pardito”, le digo, tú estás loco, cómo es posible que sin saber si en la playa se encontraban los mercenarios, vengan en forma tan peligrosa, y nos contesta, que llegó así porque Fidel le había dicho que montara en ese tanque, me pusiera en marcha y que no parara hasta llegar a Playa Girón, donde debía disparar hacia arriba frente al mar con el cañón y balas trazadoras para anunciar que había llegado. Le respondí que cumpliera lo ordenado por Fidel.
Aquella acertada apreciación evitó que se suscitara un enfrentamiento con nefastas e impredecibles consecuencias entre nosotros y los blindados amigos que avanzaban desde San Blas.
Un rato más tarde, llega Fidel con unos tanques a Playa Girón, aún caían proyectiles de nuestra artillería.
Quiero expresar, en honor a la verdad, que Fidel, aún cayendo proyectiles, revisa varias instalaciones de interés, recorre el terreno, imparte algunas órdenes, después manda a cesar el fuego artillero, lo que ejecuta con total serenidad y posteriormente elabora el Parte de Guerra número 4 sobre la toma de Playa Girón.
Fidel nos plantea ir hasta un muelle de cemento que estaba en la costa, llegamos, yo estoy a su izquierda, de frente al mar, y él con una linterna comienza a hacer señales de luces en dirección a los buques de guerra norteamericanos que estaban frente a la playa, es cuando le pregunto ¿Comandante, para qué usted les hace señales a esos buques? Y él me responde, para ver si se confunden, creen que somos sus mercenarios, vienen a recogerlos y les caemos a cañonazos.
El Batallón de la Policía Nacional Revolucionaria, tuvo 32 caídos (18 policías y 14 milicianos), y casi un centenar de heridos.
Una vez concluida la toma de Playa Girón, el batallón de la Policía Nacional Revolucionaria continuó sus tareas participando en la captura de mercenarios que se habían escondido y andaban huyendo por la zona, así como la protección de objetivos. Esta misión duró hasta el 22 de abril cuando regresamos a La Habana.
Al regresar a La Habana el batallón de combate de la Policía Nacional Revolucionaria, sus cuadros principales que formaban parte de ésta, fueron a sus estaciones a cumplir con su deber, un grupo de ellos fueron a prepararse como cuadros y engrosaron las filas del Minint o de las FAR como oficiales en distintas especialidades.
Así, después de aquella honrosa y decisiva participación del batallón de combate de la Policía Nacional Revolucionaria en Girón, dejaba de existir como una estructura combativa, pero sus miembros siguieron sirviendo a la Patria y a la Revolución.
En menos de 72 horas después de iniciada la agresión fue derrotada. Los restos de los agresores se internaron en la ciénaga, donde fueron cercados, y capturados sin ofrecer resistencia.
Los mercenarios hechos prisioneros fueron juzgados por un tribunal revolucionario y sancionados por el delito de traición a la Patria con penas de hasta 30 años.
Más de 1000 prisioneros fueron entregados después a sus amos yanquis, que reconocieron serlo, al entregar a cambio de ellos, medicinas y alimentos para niños de Cuba.
De ahí la frase: los mercenarios de Girón, fueron cambiados por compotas.
Los combates de Girón constituyeron un episodio cuyo relieve histórico sobrepasa a nuestra comprensión de los hechos. Nuestros combatientes sencillamente fueron a enfrentar al enemigo, llenos de ardor. No fueron allí a escribir una página de historia, fueron a luchar por la independencia y la soberanía de la Patria, sin embargo, ajenos a ese propósito, escribieron realmente una página gloriosa en la historia de Cuba.
La victoria de Playa Girón fortaleció la Revolución Cubana y consolidó definitivamente el socialismo en Cuba. Aquella batalla destruyó el mito de la invencibilidad del imperialismo yanqui en el continente, alentó la lucha de los pueblos latinoamericanos por su independencia y representó una fuerza de resistencia contra la reacción en el continente.
La victoria alcanzada, constituyó la primera gran derrota del imperialismo estadounidense en América. Según expresó Fidel:
«… dígase lo que se diga, a partir de Girón todos los pueblos de América fueron un poco más libres».