Fidel en Venezuela, una visita telúrica
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El 23 de enero de 1959, a solo unos días del triunfo revolucionario, el Comandante en Jefe Fidel Castro visita Venezuela. La estancia del líder se correspondía con una deuda histórica que tenía Cuba con la hermana nación.
De acuerdo con el profesor Rubén Rodríguez Echevarría, Presidente de la Sociedad Cultural José Martí en el Capítulo Venezuela “teníamos una deuda histórica con el pueblo venezolano; en 1958, cuando Fidel estaba en la Sierra Maestra, Radio Continental distribuía para la América la voz de Radio Rebelde y los partes militares nuestros, ayuda invaluable de ese pueblo entrañable para decir las verdades del proceso cubano, los venezolanos en 1958 hicieron la Campaña Un Bolívar para la Sierra, con lo cual finalmente aportaron seis toneladas de armas para la lucha; también Manuel Urrutia -quien luego traiciona- pero que estaba destinado a ser Presidente de la República, permaneció protegido por el pueblo venezolano y por el Movimiento 26 de julio aquí para preservar su vida, y poder trasladarse a la isla después del triunfo, a fines del año 1958 viaja a Cuba, triunfa la Revolución y asume la Presidencia del país por unos meses. También el 27 de enero de 1958 en Caracas se efectuó la Marcha de las Antorchas, réplica de la que se hacía en Cuba”.
El experto recuerda que antes de 1959, Fidel había estado en este país como líder estudiantil.
“La visita de Fidel de enero de 1959 es la primera que él hace Jefe de la Revolución, pero no es su primer encuentro con Venezuela, ya en 1948 él había estado en Bogotá como dirigente estudiantil, (recordemos el Bogotazo), y Fidel fue uno de los insurgentes defendiendo el proceso democrático en ese país; luego se trasladó a Venezuela. Por supuesto, en el año 1959, agradecido por el apoyo de los hermanos, la primera visita que hace después de la victoria rebelde, la hace a la patria venezolana, incluso, el primer Embajador de la Revolución triunfante fue aquí en esta nación”, aclara.
Fue una visita huracanada, telúrica, que rompió protocolos, se reunió con representantes de diferentes esferas de la sociedad, estudiantes, trabajadores, políticos, exiliados, un pueblo que lo aclamó en todas partes.
El profesor especifica que de acuerdo con la prensa de la época “Fidel llega el 23 de enero con los rasgos que siempre lo caracterizaron, él siempre fue un huracán, llega al Aeropuerto de Maiquetía, rompe protocolos, sube con los barbudos en un camión que pasaba de la Carretera de la Guaira a Caracas, hasta la Embajada nuestra, en otro momento vuelve a romper el protocolo, se escapa de su Seguridad Personal, sube el Ávila, (el actual Waraira Repano), la cordillera que rodea Caracas, se entrevista con las autoridades del país que lo estaban rehuyendo, porque en realidad él había sido invitado por el pueblo venezolano, habla con los estudiantes, exiliados dominicanos, con líderes del Parlamento venezolano, hace una estancia huracanada como siempre hizo, estuvo en la Universidad Central de Venezuela (UCV), con un magnífico discurso ante los jóvenes”.
El catedrático rememora que luego de cuarenta años, el Comandante en Jefe volvió al Aula Magna de la UCV y “como él mismo dice, era otro Fidel, otro pueblo, otra ciudad, pero es un mismo momento histórico, fue un discurso cardinal para la América, allí dice la histórica frase Una Revolución solo puede ser hija de la cultura y de las ideas”.
Fue precisamente el pueblo venezolano quien acogió a Fidel con todo el amor que los hijos e hijas de esta tierra saben dar.
De acuerdo con Rodríguez Echevarría “Su estancia en Venezuela en 1959 fue telúrica, bella, él reconoce que estaba muy feliz del encuentro, porque, según afirma, el pueblo cubano es nuestro pueblo natural y estaba por lógica directamente agradecido; pero en tierra aparentemente ajena como era Venezuela, sentir tantas muestras de júbilo, fervor, agradecimiento, de apoyo, de compañía, de apoyo a la Revolución Cubana era un momento estelar que le recordaba el amor de los venezolanos por José Martí, durante su estancia de 1881 en esta Patria querida”.
En la Plaza O’Leary, en el centro de Caracas, la acogida popular fue indescriptible.
A propósito, el Presidente de la Sociedad Cultural José Martí describe ese encuentro como “huracanado, él llega a la Plaza O’Leary colmada de personas, allí habló de la historia de Venezuela, de Martí, de Bolívar, de las luchas del pueblo venezolano y agradeció que se permitiera su estancia en este país a un año de la caída de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez”.
Más adelante, el investigador enfatiza: “sin dudas, fue un evento increíble, tan apoteósico como lo fue la entrada de la Caravana de la Libertad a la Habana del 8 de enero, pues las dos capitales se inundaron del humilde, del campesino, del maestro popular, del hombre de pueblo, más allá de la compañía de figuras políticas, de la cultura, del comercio, la economía, la educación que estaban junto a él, era impresionante aquel mar de pueblo, lo comparo con la alegría de la entrada de los rebeldes barbudos a la Habana del 8 de enero tan sólo unos días antes de este suceso, fueron dos entradas triunfales de nuestro gigante de América a las capitales más volcánicas de la historia americana”.
Para Fidel la estancia en Venezuela, a solo días del triunfo, constituyó una visita enriquecedora, ya que en su criterio “fue una simbiosis hermosa, Fidel tenía que regresar a esta Patria, era necesario que viniera para captar un segundo aire, para iniciar la Revolución que marcó un hito en la historia latinoamericana, tenía que venir a agradecer, a nutrirse de pueblo, de la savia venezolana, de la historia venezolana, de los líderes que nos acompañaron en nuestras luchas, todas las visitas que hizo entonces fueron singulares, se detuvo a conversar con la gente en las calles en horas de la madrugada, comió con el más desamparado, compartió con los más pobres, vivió Caracas de noche, de madrugada, subió al Waraira Repano, y se nutrió de pueblo en la Plaza O´Leary; por eso, para las fuerzas revolucionarias que están en Venezuela fue muy importante su presencia, también los exiliados dominicanos lo acogieron con cariño, la presencia de Fidel fue nutricia para los revolucionarios venezolanos, dominicanos, puertorriqueños y para el exilio cubano que permanecía en Venezuela y que había batallado desde el Movimiento 26 de julio (M-26-7) y por supuesto, este periplo impactó al pueblo de Cuba y a su máximo líder que inhaló este aire democrático para emprender las grandes tareas que tenía por delante. Fue decisiva además, para los grandes acontecimientos que se produjeron después en el continente y el resto del mundo”.
Así fue la estancia de Fidel en Venezuela en enero de 1959, una visita telúrica que afianzó raíces de amor entre dos patrias nuestroamericanas, las Patrias de Martí y de Bolívar.