La unidad es nuestra principal arma estratégica
Como aquella gloriosa noche del 1ro. de enero de 1959, y tras la orden del Comandante en Jefe que nuevamente resonó en el parque Céspedes de la Ciudad Héroe, Raúl le habló a Cuba: «El camino recorrido no ha sido fácil, hemos tenido que enfrentar la permanente y perversa agresividad del enemigo (…) ni los golpes de la naturaleza ni nuestros propios errores han impedido que lleguemos a este 65 aniversario. ¡Aquí estamos y aquí estaremos!»
El líder de la Revolución destacó lo alcanzado tras el triunfo, «una obra palpable en cualquier lugar de Cuba en el orden material y espiritual», al tiempo que reafirmó su confianza en que «vamos a salir de estas dificultades, como lo hemos hecho siempre, ¡combatiendo!»
El General de Ejército evocó el legado de Fidel y su inquebrantable fe en la victoria; reconoció a la nueva generación que ha asumido la dirección del Partido y del Estado a todos los niveles, la cual, en medio del contexto adverso, ha de implementar «soluciones realistas»; y solicitó al pueblo «sumarse, de forma consciente y responsable, (...) a este empeño que hoy exige la Patria».
Díaz-Canel, al hacer uso de la palabra, hizo un repaso por los logros de la Revolución, con base en un pueblo que «no ha perdido el entusiasmo» y que ha sido el principal protagonista de esta.
En la velada –hermosa en su despliegue artístico y con impresionantes efectos de videomaping sobre la fachada del antiguo Ayuntamiento, desde cuyo balcón un holograma recreó a Fidel en uno de sus discursos allí–, Raúl ratificó que la unidad «es nuestra principal arma estratégica».