Al lado de la Revolución, un levantamiento permanente
El líder de la Revolución Cubana, General de Ejército Raúl Castro Ruz, y el Primer Secretario del Comité Central del Partido y Presidente de la República, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, dedicaron ofrendas florales a los mártires del levantamiento armado del 30 de noviembre en Santiago de Cuba, en el aniversario 66 de la audaz acción que, entre otros objetivos, procuraba apoyar el desembarco de la expedición del yate Granma.
El homenaje a Pepito Tey, Tony Alomá y Otto Parellada incluyó, además, las coronas de flores a título del presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, Esteban Lazo Hernández, del pueblo de Cuba y de familiares de los caídos en el asalto a la Estación de la Policía Nacional. Fueron colocadas en el sitial que los honra, en la Loma del Intendente.
En el tributo, presidido por las máximas autoridades del Partido y del Gobierno en la provincia, José Ramón Monteagudo Ruiz y Beatriz Johnson Urrutia, respectivamente, y en el que estuvieron jefes de las FAR y del Minint, estudiantes destacados rememoraron el hecho, pero esta vez portando, en lugar de armas, las banderas cubanas y del 26 de Julio, y grandes lápices escolares.
Protagonista de la gesta, el combatiente de la lucha clandestina, Luis Alberto Clergé Fabran, destacó que en ese desafío a las fuerzas represivas de la tiranía de Batista, el inolvidable Frank País les inculcó la visión de que el líder para seguir era Fidel, y que, tal como él lo había anticipado en el Moncada, el pueblo santiaguero se convertiría en un activo combatiente revolucionario.
Como expresión de la continuidad, un grupo de nuevos militantes del Partido Comunista de Cuba recibió, en el acto, el carné que los acredita como tal, de manos de Monteagudo Ruiz y de Johnson Urrutia, mientras, a través del arte, varios jóvenes evocaron la gesta.
En las palabras centrales, la primera secretaria de la Unión de Jóvenes Comunistas en el territorio, Lisbeth Ramírez Hernández, dijo que, fieles a quienes ofrendaron sus vidas, les corresponde hoy a los jóvenes ser más productivos en todas las esferas, en el enfrentamiento a las ilegalidades, y en el fortalecimiento de la convicción de que la batalla ideológica jamás puede descuidarse.