Entre las múltiples virtudes de la poesía de Nicolás Guillén (Camagüey, 1902–La Habana, 1989), encontramos no solo una excelencia formal que lo ha convertido en un clásico de la lengua española del siglo XX, sino una reveladora variedad de temas en su mayoría volcados sobre personajes, estampas, paisajes y acontecimientos de la historia nacional cubana.
Alto, frente a la montaña,
regresas a ese punto sin nombre
que te espera en Santa Ifigenia,
el cementerio más bello de la Isla,
en Santiago, esa ciudad policromada,
dormida todavía,
donde nacieron, a la vez, tus riesgos y tus sueños,
palpables al amanecer de este nuevo 30 de Noviembre.
El siglo veinte no hubiera sido el mismo sin ti.
Como quien mira desde lejos el mar,
Junto a las luces y las sombras de Cayo Smith,
yo sé que has añorado los inmensos cedros