Fidel
Soldado de las Ideas
Tras el primer encuentro de la Dirección Nacional del Movimiento 26 de Julio en la Sierra Maestra —los días 16 y 17 de febrero de 1957—, Frank País García regresó a Santiago de Cuba y Celia Sánchez Manduley ocupó su puesto de avanzada en Manzanillo. Ambos, tenían el compromiso de hacer llegar a la Sierra Maestra el refuerzo solicitado por el Comandante en Jefe.
CELIA OPTÓ POR UN MARABUZAL
A finales de enero de 1957, el grupo guerrillero encabezado por Fidel Castro había logrado sortear el acoso de las tropas enemigas que le perseguían con saña después de sus victorias en el cuartel de La Plata y en la emboscada de los Llanos del Infierno. No obstante, la situación del naciente Ejército Rebelde era muy difícil. El peligro se había acrecentado con la traición de un campesino que sirviera de guía a los guerrilleros, tal como lo reconoció Fidel al decir: «cuando viene la traición de Eutimio que significa un momento muy difícil y estuvimos en peligro de ser exterminados otra vez».
Después de la victoria en La Plata —el 17 de enero de 1957—, la tropa rebelde al mando de Fidel Castro Ruz emprendió la marcha por todo el camino que bordea el mar, para luego ascender por el empinado lomerío rumbo a la desembocadura del río Palma Mocha. Allí, en una pequeña abra circular, hicieron campamento.
Un cuartelito situado en el pequeño llano costero cercano de la desembocadura del río La Plata fue el lugar escogido por el Comandante en Jefe, Fidel Castro Ruz, para realizar —el 17 de enero de 1957—, la primera acción ofensiva del Ejército Rebelde contra el ejército batistiano.
La tarde del domingo 17 de abril el periodista norteamericano, Richard Bates, de la CBS, le hizo una entrevista al primer ministro, Fidel Castro en la ciudad escolar Camilo Cienfuegos, en El Caney. Antes de que la entrevista fuera televisada para Columbia Broadcasting System, las agencias norteamericanas AP y UPI lanzaron una versión falsa que desvirtuaba las palabras de Fidel.
El Comité de Familiares aceptó las condiciones impuestas por el Gobierno cubano, y el sábado 14 de abril de 1962, en acto de buena voluntad, fueron puestos en libertad los primeros 60 mercenarios que habían sido heridos en combate o estaban enfermos de consideración.
Poco antes de que regresaran a Cuba, el Comité Roosevelt solicitó a la comisión de prisioneros que transmitieran al Gobierno Revolucionario su petición de que una comisión técnica se trasladara a la Isla para precisar determinados aspectos del resarcimiento. En tal sentido, el 31 de mayo la comisión de prisioneros envió un cablegrama al Comité informándole que estaba autorizada la visita solicitada para proseguir negociaciones.
Desde Playa Girón, la tarde del 19 de abril de 1961 —65 horas y media después del inicio de la invasión mercenaria—, el Comandante en Jefe, rubricó el cuarto y último parte de guerra en el cual, entre otras cuestiones, informaba que: “El enemigo ha sufrido una aplastante derrota. Una parte de los mercenarios trató de reembarcarse al extranjero en diversas embarcaciones que fueron hundidas por la Fuerza Aérea Rebelde.
Desde los primeros días de 1959, el gobierno de Estados Unidos estuvo dispuesto a destruir la Revolución Cubana. La invasión militar al territorio nacional estuvo precedida de una serie de agresiones económicas; de una enorme campaña de propaganda contra la Revolución en todo el mundo; y de una política dirigida a dividir y a debilitar las fuerzas de la Revolución.
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