Al resumir estos días de conmemoraciones en que “los corazones de 90 millones de vietnamitas están latiendo al mismo ritmo que los de más de 11 millones de hermanos cubanos”, el embajador de Vietnam en Cuba, Nguyen Trong Than, afirmó este miércoles en La Habana que “no ha habido ningún líder extranjero que haya sabido conquistar el corazón del pueblo vietnamita como Fidel Castro”.
 
El representante diplomático de Vietnam intervino en el acto central por el aniversario 45 de la primera visita de Fidel al país asiático, en el que también estuvieron presentes los miembros del Buró Político Esteban Lazo, presidente de la Asamblea Nacional; Mercedes López Acea y Ulises Guilarte de Nacimiento, secretario general de la CTC, así como José Ramón Balaguer, miembro del Secretariado del Comité Central del Partido y jefe de su Departamento de Relaciones Internacionales.
 
Fidel llegó en su primera visita a Vietnam, en aquel septiembre de 1973 -recordó el diplomático-, “con el ferviente deseo de presenciar con sus propios ojos el campo de batalla y visitar al pueblo y combatientes de Vietnam del sur. Insistió en hacer un recorrido por la zona recién liberada, desafiando la situación de guerra que seguía atroz e impredecible en una zona que demarcaba el norte y el sur”.
 
A poco de arribar en un vuelo militar a Dong Hoy, capital de la provincia de Quang Binh, el 14 de septiembre, acompañado por el primer ministro Pham Van Dong, Fidel fue enseguida a los túneles clandestinos usados por los combatientes y al día siguiente visitó a la gloriosa División 304 y participó en un acto con el pueblo en la Colina 241.
 

“Entre densas columnas de humo y la amenaza de muerte que acechaba cerca de la Cortina McNamara -continuó recordando el embajador vietnamita- emerge la imperecedera imagen de Fidel, el único estadista en visitar las zonas recién liberadas”.
 
En aquella primera visita a Vietnam, del 12 al 17 de septiembre de 1973, “quedó marcado para siempre el hito de un fiel Comandante en Jefe con la bandera del Frente Nacional de Liberación y la enseña llena de medallas de la División 354 en alto”, y con la convicción, y la promesa hecha al líder cubano, de poner pronto aquella vencedora y guerrillera bandera en Saigón, hoy Ciudad Ho Chi Minh.
 
“Resonando se quedan para siempre el coraje, el ímpetu, el sentimiento humanista, el espíritu solidario sin par de un líder, un amigo, un hermano de la misma trinchera en defensa de la común y sagrada conciencia y dignidad de ambos pueblos”, afirmó Nguyen Trong Than, quien destacó la posición de vanguardia de Cuba en el movimiento internacional de solidaridad con el país asiático.
 
Tras recordar la conocida frase del líder cubano -“Por Vietnam estamos dispuestos a dar hasta nuestra propia sangre”-, Trong Than destacó que “de esas palabras desde el corazón de Fidel, símbolo de la diáfana solidaridad entre Cuba y Vietnam, vinieron las obras de amistad que ayudaron a Vietnam en su recuperación de las consecuencias de la guerra”.
 
“Los nombres de Cuba y de Fidel serán siempre amados entre generaciones y generaciones de vietnamitas (…) No ha habido ningún líder extranjero que haya sabido conquistar el corazón del pueblo vietnamita como Fidel Castro. No ha podido haber otro pueblo que ame a Fidel como el pueblo de Vietnam”, dijo
 
Añadió que los grandes legados de ambos pueblos están vivos en sus vínculos de hoy en día, “con el anhelo de hacer el futuro diez veces más brillante, nuestros dos países no han escatimado esfuerzos para consolidar la confianza incondicional y hacer realidad el desarrollo sustancial y sostenible en los campos económico y social y en el intercambio”.
 
Recordó, además, las palabras del secretario general del Partido Comunista de Vietnam, Nguyen Phu Trong, durante su visita a la Isla en marzo último: “Los logros de Cuba son también logros de Vietnam. La solidaridad con Cuba es la orden del corazón”.
 
Cuba y Vietnam, señaló, “están hoy frente a mayores perspectivas; comparten la voluntad política y han avanzado en la cooperación en todos los niveles, incluido el activismo y la innovación de la comunidad empresarial. Estamos convencidos de que los especiales lazos de amistad y la colaboración integral se consolidarán cada día más para el progreso de cada país, por la paz, la estabilidad y la cooperación en igualdad de condiciones y basada en el respeto mutuo”.
 

Fieles compañeros en la lucha y el desarrollo
 
“Cuba y Vietnam fuimos, somos y seremos firmes y fieles compañeros de combate. Juntos hemos compartido el triunfo, los sufrimientos y el júbilo tras la victoria. De esos sentimientos han estado impregnados nuestros vínculos históricos, que, a decir del propio Fidel, son un símbolo de la época”, afirmó Mercedes López Acea, miembro del Buró Político y del Secretariado del Comité Central del Partido Comunista de Cuba (PCC).
 
Al intervenir en el acto, dijo que “ha existido tanta coincidencia de acción y pensamiento entre Vietnam y Cuba, que el querido presidente Ho Chi Minh, durante la visita del General de Ejército Raúl Castro a su país, en octubre de 1966, la describía de manera muy especial: ‘Entre Cuba y Vietnam hay tanta distancia que cuando uno duerme el otro está despierto. Antiguamente se decía del imperio inglés que el sol nunca se ponía para la bandera inglesa. Pero hoy hay que decir que el sol nunca se pone para la bandera de la Revolución”.
 
Tras destacar que las relaciones bilaterales están en un momento excelente, López Acea señaló que “ambos países han consolidado sus vínculos y la colaboración recíproca, identificado diversos campos y áreas de beneficio mutuo, para lograr de nuestras relaciones un desarrollo, un avance, una consolidación en el comercio y en el aporte político y económico”.
 
“Cubanos y vietnamitas tenemos suficientes motivos para sentirnos orgullosos de todos estos años históricos en que nos hemos acompañado mutuamente, en una coyuntura internacional cada vez más compleja (…) Cuba y Vietnam continuarán reforzando su lucha en defensa de los principios del Derecho Internacional, de la paz y la estabilidad mundiales”, continuó.
 
“La semilla de nuestra hermandad quedó sembrada para siempre desde 1960, fue ratificada años después en el abrazo entrañable entre Raúl y el tío Ho, y sellada en 1973 con la inolvidable visita de Fidel”.