Setenta años de Son los Mismos y El Acusador (I)
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En 1952, tras el golpe de Estado de Fulgencio Batista, la vanguardia de la juventud cubana comprendió la necesidad del cambio por la vía revolucionaria. Para ello, de igual forma, comprendió la necesidad de tener un sostén ideológico que iniciase el combate a pensamiento, y abrirle paso a la acción. Hace setenta años, pues, nacían Son los Mismos y El Acusador, encabezados por los jóvenes del Centenario, por los futuros moncadistas.
En un cuartico que quedaba al fondo de su casa, en la calle Juan Bruno Zayas, entre General Lee y Lacret, Raúl Gómez García comienza a escribir una serie de artículos —que los llamaba «manifiestos»— dirigidos al pueblo de Cuba, en nombre de un grupo de jóvenes ortodoxos como él. Se titulaban Son los Mismos, y en ellos denunciaba al régimen impuesto por Batista. Uno solo se conserva en la Oficina de Asuntos Históricos de la Presidencia de la República y todo indica que es el primero, correspondiente al mes de abril de 1952.
A nuestros manifiestos los habremos de titular, hasta que dure la lucha contra estos detentadores del poder, «SON LOS MISMOS»
(...) La experiencia nos dice que este pueblo no soportará una dictadura al tipo de Trujillo (Chapita) o de Franco; sabrá sacudirse del yugo avasallador que quiere oprimirlo y coartar sus derechos conquistaos con la sangre de los libertadores, los estudiantes y demás cubanos, que al frente de organizaciones cívicas, han luchado por el bienestar de la Patria. (1)
No tenía este «manifiesto» un diseño gráfico elaborado, y las dos cuartillas estaban escritas en forma de bloque a página completa. Lo firmaba la Fraternidad Ortodoxa, y en él se resume la significación de Batista para el pueblo cubano:
El régimen de Batista, es el de 20 años de retroceso, representa el palmacristi, el crimen, el asesinato de Tony Guiteras y Aponte, el peculado en gran escala, el de los militares que no aman la PATRIA Y DESHONRAN SU UNIFORME (...) EL TIRANO Y BUITRE BATISTA, no volverá, después de esta lucha, a ensangrentar y dividir al pueblo de Cuba; será su última aventura politiquera y militarista.
Aquellos jóvenes habían quedado inconformes con la situación de la patria y con el comportamiento de sus líderes ortodoxos durante el golpe.
Por esta razón, se unieron y comenzaron a gestar un movimiento revolucionario sin compromiso con ninguna organización política. Conscientes de que el momento exigía más acción de la que los actuales representantes del PPC (2) llevaban a cabo, no se declara Son los Mismoscomo vocero de ese partido, sino de una unión entre quienes defendían los más nobles propósitos de la Ortodoxia.
Como todo movimiento que surge y pretende consolidarse, se requería un sustento ideológico para divulgar sus ideas y despertar en el pueblo la conciencia de lucha emancipadora. Y es cuando de estas hojas sueltas, escritas en la maquinita de Raúl, nació el periódico clandestino con el mismo nombre de los manifiestos, como intento más serio y consolidado de luchar por la definitiva libertad deCuba. A inicios de mayo, ve la luz el primer número del periódico —que también lo llamaban «boletín» Son los Mismos.
Fito Vázquez Cuadrado, primo de Abel Santamaría, había ayudado a la causa con 75 pesos y se pudo comprar un mimeógrafo para la publicación. Los recursos eran escasos y dependían del aporte personal de quienes hicieron suyo el intento, y fue así como
aparecían esténcil, tinta y papel. Por la patria y su futuro, se reunieron en torno al naciente periódico Melba Hernández, Haydée y Abel Santamaría, Jesús Montané, Elda Pérez y Raúl Gómez García.
Como sus compañeros lo sabían capaz y talentoso, además de poseer experiencia en esos quehaceres, Raúl es nombrado director de Son los Mismos.
Esta vez no se trataba de una publicación local, sino de una que circularía en la capital del país. El escenario había cambiado: ahora había una dictadura que pretendía erigirse como gobierno espontáneo del pueblo, y que encerraba todos los males y vicios de cuanto gobierno asesino y timador hubiera pasado por la silla presidencial de Cuba. Ni Grau ni Prío: Batista.
El primer día de mayo se había producido un encuentro que definiría el rumbo de la lucha y hasta de la vida de muchas personas: Abel Santamaría Cuadrado y Fidel Castro Ruz se habían conocido en el cementerio frente a la tumba de Carlos Rodríguez. Inmediatamente se unieron los esfuerzos de ambos hombres y de quienes los seguían.
Cuando Fidel conoció la idea de Son los Mismos, se entusiasmó mucho, pero consideraba que debía tener un nombre mucho más combativo. No obstante, inmersos todos en la organización del movimiento revolucionario, el periódico clandestino circuló con el título de Son los Mismos y el cambio de nombre no sería un tema definitivo hasta un mes después de la primera aparición de esa publicación clandestina.
Sale a la palestra este boletín de la Fraternidad Ortodoxa, invocando el nombre del gladiador del decoro: Eduardo R. Chibás, para alzar la voz de la patria limpia y decir con altura y responsabilidad, la verdad que la prensamansa, borrosa, vendida y cobarde, niega el pueblo en esta hora de negra Dictadura. De esta manera continuamos la información general que veníamos ofreciendo por medio de manifiestos y proclamas. Esperamos que el pueblo de Cuba sepa comprender este esfuerzo y nos auxilie en la tarea ardua, pero justa y digna, de «decir la verdad en el gobierno de la mentira».
Además de la casa de Gómez García, también el apartamento de 25 y O y la casa de Elda Pérez en calle A no. 776, eran los espacios que se alternaban para editar el periódico. Miriam Fernández, especialista del Museo de 25 y O, afirma: «En el propio apartamento se editaron varios números de este periódico [Son los Mismos]. Raúl tenía la misión de ser quien elaborara el editorial de este periódico clandestino. Era muy fuerte la denuncia a los hechos de la dictadura de Fulgencio Batista». (3)
En el libro El grito del Moncada, su autor Mario Mencía escribió:
El primer número de Son los Mismos salió un mes después de Alma Mater, en la segunda semana de mayo de 1952. Constaba de dos
hojas (8 1⁄2 por 13) impresas por ambas caras.
Tuvo una frecuencia semanal hasta su número siete del 26 de junio; de aquí saltó al 29 de julio de 1952 en que salió su último número, el ocho. El precio de cada ejemplar se fijó en cinco centavos para compensar el costo material de su impresión. (4)
Raúl, como director de esas páginas, analizaba cada nota, cada comentario; entre todos revisaban, decidían los temas. La madrugada, cómplice de muchas de esas ediciones, se encargó de que todo permaneciera en el más absoluto secreto. Un juego de reglas marcaba la tipografía de cada título,de cada recuadro; cuatro páginas a dos columnas, por lo general; alguna caricatura y nula utilización de fotos: un periódico modesto en recursos, con un proceso de producción y un diseño sencillos, pero con un contenido irrebatible.
«¡¡VIVA CUBA LIBRE!!» fue el grito de combate de Son los Mismos en su segunda aparición para las personas que, respondiendo a la convocatoria del Partido Ortodoxo, se dieron cita en la escalinata de la Universidad de La Habana. La fecha que debía
estar celebrando los cincuenta años de la nación de Martí, padecía una dictadura como la de Batista.
Para el cincuentenario de la república se preparó aquel número especial de seis páginas, en el que se recordaba el comienzo de la nación maltratada por gobernantes serviles y corruptos.
A las ocho de la noche comenzaría el acto conmemorativo. Las palabras de los oradores acusaban a los golpistas. El mismo hombre bajo cuyo gobierno se había aprobado la Constitución de 1940 —logro irrefutable de la lucha de los revolucionarios cubanos— ahora pisoteaba la ley respaldado únicamente por la fuerza del ejército.
Esa misma edición se hizo eco de que la corrupción continuaba en las esferas más altas del gobierno; y de que un profesor había suspendido las clases del Colegio del Centro Asturiano de La Habana el 8 de mayo, al conmemorarse un aniversario más de la muerte de Guiteras. Estos sucesos eran relatados en el periódico, que también se daba a conocer los artículos de la Constitución que fueron violados por Batista.
Por otra parte, en ese ejemplar del 20 de mayo se presenta Desde La Entraña Del Surco, como sección fija del campesinado cubano. Conceder un espacio a quienes trabajaban la tierra para divulgar su lucha contra el latifundio, era vital en la tarea de unir las fuerzas para derrocar a Batista.
El director de la publicación, esta vez, basado en la máxima apostólica «La Patria es ara y no pedestal», recuerda en su editorial combativo lo que en otra época de lucha fue preciso hacer: «Es hora de recuento».
En un esfuerzo logrado por exponer con claridad y belleza el porqué de la lucha, a la vez que justificabael nombre de la publicación, Raúl describe concisamente la situación de Cuba entonces. Inspirado en los pensamientos de libertad y justicia, con un estilo enérgico que condena y persuade, explica y reclama, señala el camino:
Estos hombres de hoy SON LOS MISMOS que tiraron contra sus compatriotas en la manigua. SON LOS MISMOS que apoyaban la contemporización con España en una Autonomía estúpida. SON LOS MISMOS que nos quisieron vender al oro americano. SON LOS MISMOS que han saqueado la República a través de 50 años.
SON LOS MISMOS que nos sometieron a la más horrible de las tiranías y a la más despótica dictadura. SON LOS MISMOS que crearon un banderín ridículo para sustituir la gloriosa enseña nacional. SON LOS MISMOS que asesinaron hombres indefensos y subvirtieron el orden civil con la fuerza de la fusta. SON LOS MISMOS que nos han robado los derechos individuales dados en la Constitución del año 1940. Sí, estos SON LOS MISMOS. Ellos pertenecen a una clase de HOMBRES: los que odian y deshacen.
Mientras para ellos Cuba sea pedestal y no ara; prebenda y no servicio; la tarea de la Patria está incompleta y los hombres
honrados han de juntarse para completarla...
VIVA LA REPÚBLICA..! Pero VIVA sin los que la han vendido, robado y traicionado.
Raúl acude a la reiteración del nombre del periódico, para recordar a los de mala memoria, a los que no veían más allá de sus narices y a los pasivos cuyo temor era más fuerte que sus ansias de libertad, que aquel golpe no era más que la continuación de cincuenta años sin soberanía. Habla del «oro americano» por primera vez en su periodismo y lo hace con un tono que demuestra estar contra cualquier tipo de dependencia de Estados Unidos.
Para esa misma fecha, el movimiento revolucionario había puesto a funcionar una planta de radio que debía transmitir cuanto sucediera en el acto.
Días antes, Fidel, Abel y Montané se habían trasladado hasta Matanzas para contactar con el médico Mario Muñoz, que era radioaficionado, y que de inmediato se sumó a la lucha con la elaboración de dos plantas radiotransmisores de corto alcance.
Señala Mario Mencía en El Grito del Moncada, que la primera planta fue ocupada por la policía y la segunda estuvo lista para trabajar desde el 20 de mayo hasta el 27 de noviembre. Aunque no existen pruebas de la cantidad de transmisiones que realizaron, en el tercer número de Son los Mismos apareció una nota que daba cuenta de la planta de radio clandestina: «Esta concentración fue transmitida por las ondas libres del Movimiento de Resistencia y Liberación Nacional en la banda de los 40 metros amateurs». Pero en ningún otro número de las publicaciones revolucionarias se vuelve a mencionar.
El marcado interés por difundir la labor revolucionaria de este grupo de jóvenes martianos, se evidencia ya en la búsqueda de diferentes medios para transmitir sus mensajes. Al hablar de las ondas libres «del Movimiento de Resistencia y Liberación Nacional», se vislumbraba la radicalización del pensamiento, que luego llevaría al cambio de nombre del periódico.
La tercera salida de Son los Mismos, el 26 de mayo de 1952, acusaba en primera plana al dictador. Abajo Batista era la consigna. Nadie firmaba aquella crítica, pero no cabía dudas de que era el sentir de todo el equipo de redacción del periódico.
«Este hombre» vulgar que responde al conocido y fatídico nombre de Fulgencio Batista, situado en la posición cimera de la República en virtud de su último y más flagrante atentado a la soberanía nacional, ahora quiere ser endiosado y santificado por sus corifeos en virtud de una propaganda bastarda, espuria y vergonzosa.
En esa edición aparece una sección fija —Incisivas— que estaba a cargo de Jesús Montané. El objetivo de este segmento, que aparecía en las páginas 3 ó 4 en forma de columna, era satirizar, ridiculizar a los gobernantes corruptos del país. Canino era el seudónimo de Montané, quien se encargó de recoger detalles que afectaban la vida cubana y de «chotear» el comportamiento de algunos gobernantes: «Saludamos a Don Justo Luis del Pozo Seco, Marqués de Villa Seca, por los “éxitos” en los predios municipales. Agua buena y abundante ¿Verdad, habanero?».
En esa edición, Gómez García firma por primera vez como El Ciudadano, y escribe en su editorial «Tristeza y Rebelión»:
La tristeza se entra en el corazón cubano por los ojos del alma: por ver la Ley hecha polvo, la Historia detenida, la Constitución muerta, las madres enlutadas, y los malos hombres otra vez en la mala gobernación del país.
Triste está el pensamiento ante la avalancha traidora de las ofensas: la bandera valiente de la estrella relegada por la presencia de un banderín de barras sin historia. Se detiene el aliento ante el atentado al Honor y la Vergüenza patria..!!!
La vergüenza, arma de combate por excelencia de los ortodoxos, la esgrimen también estos jóvenes seguidores de los anhelos de Chibás. La crítica es dura y con metáforas ilustra el estado de la sociedad en la república. Con fuerza, reniega de la bandera que hizo ondear Batista a raíz de los sucesos del 10 de marzo, (5) y comienza a proponer las soluciones con la inevitable rebelión del pueblo.
Está muerto el hombre que no sienta en sus entrañas el ánimo de rebelión. Rebelión de los espíritus afines para reconquistar las glorias de los héroes. En la sana visión del cubano está latente siempre la esperanza suprema de una Libre República. El Paréntesis de tristeza de hoy tendrá que ser la rebelión de hoy y de mañana. Hace falta una Patria libre de políticos malos que le corroen las entrañas; desligada de discriminaciones inútiles: fortalecida con una economía fructífera. ¡Que se levanten los Hombres de Cuba...!
Son los Mismos se planteó la tarea valerosa y arriesgada de sacarle el fuego a las almas perezosas, de unir todo el entusiasmo que renueva; y la delicada misión de conducir a un pueblo por los caminos de la lucha.
Notas:
1- El presente escrito es una versión para este boletín del libro Raúl Gómez García, el periodista del Moncada, de la autora. Los documentos citados pertenecen a la Oficina de Asuntos Históricos de la Presidencia de la República de Cuba, fondos Raúl Gómez García.
2- Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxos).
3- Declaraciones extraídas del documental La senda de la felicidad, de los realizadores Ileana Rodríguez y César Gómez Chacón.
4- Mario Mencía: El grito del Moncada I, Editora Política, La Habana,1986, p. 233.