Reden und Ansprachen

DISCURSO PRONUNCIADO POR EL COMANDANTE EN JEFE FIDEL CASTRO RUZ EN EL ACTO DE APERTURA DEL CURSO ESCOLAR 1992-93, EN EL POLITECNICO EJERCITO REBELDE, EN EL GUATAO, CIUDAD DE LA HABANA, EL 1ro DE SEPTIEMBRE DE 1992

Datum: 

01/09/1992

Compañeras y compañeros:

No estaba supuesto que dijera unas palabras, pero para no aparecer aquí indiferente al interés de ustedes voy a decir algunas, no a pronunciar un discurso.

He tratado de recordar qué cosas faltaban por decir en lo que se ha dicho aquí, después que habló Matica, el vicedirector del contingente; después que habló Espinosa, el director de la escuela, y después que habló el Ministro de Educación.

Esta escuela tiene su historia que está relacionada con la creación del polo científico al oeste de la capital. El Instituto o el Politécnico Ejército Rebelde fue instalado en una edificación que existía al triunfo de la Revolución, que era una escuela de burgueses, de ricos, y en un conjunto de viviendas que quedaron en los alrededores de aquel edificio de personas que emigraron; nosotros tomamos las viviendas y las anexamos a la escuela. Allí ha funcionado —por lo que dijo el Director— esa institución durante 32 años.

Ahora, la escuela Ejército Rebelde quedaba en el medio del polo científico desarrollado en la cercanía de esa escuela. Donde antes estaba una escuela de administración se creó la segunda sede de la facultad de farmacia y alimentos, muy asociada a la industria que se construye por todo aquello. Alrededor de Ejército Rebelde están construyéndose industrias farmacéuticas, se construyó el hospital de investigaciones CIMEQ, está el Centro de Neurotrasplante y Rehabilitación Nerviosa, está construyéndose el Centro de Anticuerpos Monoclonales, otra institución importante de investigación y producción, y así por el estilo se va llenando aquello de centros de investigación y de industrias.

Por otro lado, se está terminando, después de muchos años de trabajo, en este lugar apartado, pero escogido especialmente, un gran centro de investigación de la industria alimenticia.

Entonces, nos pareció más lógico que dedicáramos aquella instalación a un centró de investigación afín a los que estaban creados allí, y en vez de construir un centro de investigación nuevo, utilizar aquellas instalaciones y construir aquí, al lado del centro de investigación de la industria alimenticia, el politécnico de la industria alimenticia. De modo que ustedes se han mudado para donde tenían que mudarse: están al lado no solo del más importante centro de la industria alimenticia de nuestro país, sino del que estoy seguro es también el más importante centro, el más desarrollado de la industria alimenticia en toda la América Latina.

Pero no solo eso, cerca de aquí se está construyendo y se está terminando una planta, procedente de la antigua RDA, de aceites esenciales, síntesis química, etcétera, que llevaba un número de años en cajas; decidimos desembalar todo aquello y construir el centro —está terminándose también, ¡muy importante centro! Al lado de ese centro vamos a seguir construyendo instalaciones de la biotecnología, de modo que aquí se desarrolla otra área, además del centro de investigación científica, áreas de investigaciones y de producción. Un lugar realmente ideal para ubicar este politécnico de la industria alimenticia.

Por eso, aun en condiciones difíciles y puesto que teníamos que hacer estas construcciones y desarrollar esta rama, es que decidimos elaborar un proyecto rápido y encargarle al contingente "Blas Roca" que construyera este politécnico. Cumplieron, se ha terminado el politécnico para este inicio del curso escolar. ¿Ha ganado mucho la ciencia? No estoy muy seguro de que la ciencia haya ganado mucho. Creo que ustedes sí han ganado mucho, porque tienen una instalación nueva, diseñada y proyectada expresamente para ser un politécnico de la industria alimenticia, con áreas amplias, al lado de un importantísimo centro de investigación y al lado de otras industrias similares que se están construyendo.

¿Qué le quedó a la ciencia? Bueno, le quedó el viejo politécnico Ejército Rebelde. Ayer pasé por allí, realmente, porque estaban en trámites de entrega, creo que la EMPROVA iba a ponerse a trabajar en ese lugar, porque allí lo que vamos a hacer es un centro de investigación y una instalación de salud que le va a producir importantes ingresos al país. Pero allí no hay nada, hay que hacerlo todo. La verdad es que el negocio no es muy grande. Si le hubiéramos dado a la Brigada 29 la tarea de construir lo que queremos tener allí ya estaría construido.

Ahora ustedes se mudaron para acá frescos y campantes, felices, pudiéramos decir, y allá lo que quedó fue la ruina, un herbazal que casi tapa las casas y edificios que están por allí. A decir verdad, venía con cierto espíritu crítico, pero no quiero aguarles la fiesta en un día como hoy, ¿comprenden? Fui por la tarde ayer, digo: "¿Quién está cuidando esto?" Había uno allí que decía que estaba esperando cuatro CVP y le digo: "¿Qué es lo que vas a cuidar?" ¡Ni sabía lo que tenía que cuidar el hombre que estaba allí! Inmediatamente protesté ante los compañeros que tienen que ver con estas cosas, les digo: "Se van a llevar hasta los edificios de allí."

Pasé, exploré, vi, a consecuencia de ciertas épocas de indisciplina y de irregularidades, casas que se entregaron a la escuela que se llenaron de vecinos y ahora viene el problema de cómo utilizar esas casas, ¡a buscar apartamentos en esta época de periodo especial para poder darle a aquello la dedicación que hay que darle!, porque hay que utilizar la instalación del Ejército Rebelde y las casas que tenía la escuela en los alrededores; pero todas no están liberadas, hay algunas que están ocupadas y mal ocupadas. Claro, no les voy a echar la culpa a los que las ocuparon, sino a la debilidad, a la blandenguería, al populismo de los que hicieron entrega de aquellas instalaciones que pertenecían a la institución.

La escuela se lo llevó todo, desde luego, estoy muy de acuerdo en que se llevaran los laboratorios, los microscopios, cuanto aparato he visto por ahí, porque me dicen que muchos de ellos estaban en la escuela; pero allí no quedaron ni las luminarias. Los ladrones deben estar felices, porque la escuela se llevó todo lo que alumbraba por allí; no sé si estaban muy escasos de bombillos por esta zona o qué, pero la cuestión es que se llevaron hasta las luminarias. Lo único bueno es que había algunos profesores y trabajadores cuidando aquello hasta hoy por la mañana. Me quedé tan preocupado de la ruina que dejaron ustedes allí y de lo que podía hacer el lumpen con esos lugares totalmente abandonados, que por la noche volví —era como la 1:00 de la mañana, digo: "Deja dar una vuelta por allí a ver cómo está eso"— por la antigua escuela Ejército Rebelde, y a la entrada me encontré a dos compañeros a quienes no voy a calificar, porque siempre duele hacer calificativos; pero creo que si una pandilla de gente va en camiones a llevarse todo lo quedaba allí, los dos que estaban a la entrada no se enteran, eso es absolutamente seguro, es lo que quiero decir de los dos compañeritos que había mandado la EMPROVA para allá, quienes ni siquiera tenían un arma. Más adelante me encontré a un centinela muy despabiladito, es de una escuela del MINFAR que está por allí cerca, ese si estaba bien vigilante y le dije: "Oye, ayuden a cuidar esto." Le pedí, por favor, que ayudaran a cuidar aquello.

Hoy antes de venir para el acto pasé por allí otra vez, me introduje en el edificio para ver cómo era aquello, yo había estado allí hacia mucho tiempo, y aquel edificio tiene una buena arquitectura, pero lo que quedan son las líneas, el diseño de la arquitectura aquella.

Estuve mirando el campo deportivo. Creo que todavía había algunos estudiantes extranjeros allí; realmente no creo que los estemos educando muy bien, porque les puedo asegurar, compañeras y compañeros, que ustedes hoy mismo pueden trasladar una vaquería para los campos deportivos de la escuela: la hierba está de mi alto (RISAS). No sé qué harían en las vacaciones los estudiantes, pero fútbol no jugaron, pelota no jugaron, eso es seguro; hay un herbazal tremendo en aquella escuela, uno siente un poquito de vergüenza. Digo: estos se han mudado, se lo llevaron todo, pero ni siquiera chapearon los campos deportivos.

Siente uno un poco de vergüenza cuando ve aquello por allí, la situación y las cosas, con algunos trabajadores que todavía estaban cuidando lo que podía cuidarse.

Hemos tomado la decisión de enviar la Brigada 29 a esa obra —la que terminó esta escuela— para que haga el trabajo completo; ya que hizo lo nuevo que reconstruya lo viejo, porque difícilmente uno se puede imaginar lo que debe ser aquello, si lo ve como está ahora. Hay que recuperar las casas, remodelarlas, instalar todos los laboratorios científicos —los laboratorios tenemos que instalarlos en cuestión de meses—, que en no más de seis meses esté el Centro de Investigación de Ozono allí, que es una técnica moderna muy prometedora en el terreno de la salud humana, y allí va el centro. Así que hay que trabajar en la remodelación de casas —hay un pequeño complejo allí para el centro de investigación—, en la remodelación de casas para albergue de pacientes y remodelación o reconstrucción de la vieja instalación para centro hospitalario.

No tendrá determinadas instalaciones que corresponden a un hospital, porque como está en las inmediaciones del Centro de Investigación de Ozono y del CIMEQ, y así mismo muy cerca de otro centro que está allí, el Centro de Neurotrasplante y Rehabilitación Nerviosa, entonces no necesitará determinadas instalaciones; pero servirá como alojamiento para pacientes que vayan a las distintas instituciones. En eso queremos y tenemos que convertir, dentro del polo científico, la antigua escuela Ejército Rebelde.

Claro, esto pertenece al polo científico también. Es decir, este Centro de Investigación de la Industria Alimenticia forma parte del polo científico del oeste de la capital. Incluso, hay algunas instalaciones afines que no están al oeste, algunas están hacia el suroeste de la capital, como CENPALAB o Biopreparados, que también pertenecen al polo. Y hay en el este de La Habana un centro de investigación de la industria azucarera, el ICIDCA, que pertenece también al polo científico.

Al polo científico del oeste pertenecen algunas instalaciones que no están, precisamente, en el oeste; pero sí están la mayor parte de ellas, incluido el Centro de Investigación de la Industria Alimenticia.

Realmente, han trabajado muy bien los compañeros de la Brigada 29, como hay que trabajar en estos tiempos, y no todos trabajan como hay que trabajar en estos tiempos, hay que decir la verdad.

Ha habido una coordinación, como la que señaló aquí el dirigente del contingente, entre todos los organismos que hicieron posible la terminación de esta obra. Son pocas las obras escolares que se han terminado: algunas escuelas especiales en las provincias orientales, algún círculo, alguna escuela como esta asociada a la ciencia. Desgraciadamente, hemos tenido que suspender, paralizar importantes programas asociados a la educación en materia de construcción de escuelas con motivo de las dificultades que estamos atravesando.

Había todo un programa de círculos infantiles que hubo que suspender, todo un programa de nuevas escuelas especiales que hubo que suspender, todo un programa de instalaciones universitarias que hubo que suspender, todo un programa de escuelas de oficios que hubo que suspender. Duele entrañablemente que tantas cosas de las que estábamos haciendo las hayamos tenido que parar; pero con toda la valentía, con toda la dignidad y con toda la ecuanimidad necesarias las hemos detenido para poder priorizar aquellas obras como el plan alimentario, la biotecnología, la industria farmacéutica o los planes turísticos que generen ingresos para el país, que es lo que el país necesita por encima de todo.

Y esta obra no es solo una obra educacional, puesto que libera aquella instalación en la que vamos a trabajar ahora y va a generar ingresos importantes para el país.

Bien se dijo aquí que había que cuidar esta escuela. Qué podría yo decirles al director, a los profesores. Me he encontrado a un buen director; me he encontrado a muy buenos profesores ahí en las aulas; me encuentro aquí a los alumnos. Yo tenía ganas de criticarlos, incluso a estos que son nuevos, y no por la culpa que tuvieran, sino por la que puedan tener en el futuro; hacer una critica preventiva, pudiéramos decir.

Ahora tienen una gran instalación, muy funcional, muy bonita y, realmente, hay que cuidarla. Veo árboles, áreas verdes, espero que todo eso no se llene de hierba; veo flores, jardinería, campos deportivos, espero que esos campos deportivos no sirvan en el futuro para una vaquería, una vaquería la tienen bien cerca ahí, allá tenían otra enfrente. Allá es donde debe crecer la hierba, y decir: ¡Crezca la hierba en las vaquerías y no en los campos deportivos! ¡Crezca la hierba en las vaquerías y no en los patios de las escuelas! Los patios de las escuelas deben tener lo que deben tener: árboles que embellezcan, y en las áreas libres, autoconsumo.

Me dicen que cerca de aquí hay una escuela de politécnicos de la agricultura y que pueden ponerse de acuerdo con ellos, y que hay varias hectáreas de tierra disponibles en las cuales ustedes pueden producir parte de lo que consuman. No deben acostumbrarse simplemente a recibir cosas, a que se lo traigan todo, a que se lo suministren todo; he visto en algunas instituciones cómo se han acostumbrado a que se lo lleven todo. Hay que acostumbrarse a producir y a producir, por lo menos, parte de lo que consuman.

Da vergüenza que a veces haya en una escuela de cientos de alumnos una hectárea de tierra y no esté ni cultivada ni limpia,. con la cantidad de fuerza y de energía que tienen. Y no les echo la culpa a los muchachos, sino a los directores de esas instituciones; no les echo la culpa a los muchachos, sino a los profesores de esas instituciones. Y así no se educa a la juventud en el trabajo, así no se educa a la juventud en el cumplimiento del deber, no puede ser todo fiesta y parranda.

Yo sé que ustedes tenían unos altoparlantes por ahí que algunos estudiantes disponían de ellos, por la escuela vieja, y que hacían un ruido bastante infernal al lado del hospital, porque hay gente que no tiene ni noción de los ruidos que hace, ni sabe que existe el tímpano de los demás, ni siquiera los gustos de los demás. En ese sentido a veces nos comportamos como pueblo mal educado y como pueblo incivilizado.

Algunos alumnos —creo que del exterior— habían tenido su recursito para comprarse allí unas grabadoras y otras cosas, y hacían tremendísimo ruido.

Espero que haya orden aquí, que no se olviden de que esto es un centro de investigación, que no se puede fiestar todos los días y que no se puede fiestar todas las noches, que tiene que haber un espíritu de investigación, de estudio, de trabajo; que tiene que haber seriedad. Cuando eso no existe, lo repito, la culpa es de los directores que no son suficientemente exigentes, y de los profesores que no son suficientemente exigentes.

He querido aprovechar estos breves minutos para hacer algunas reflexiones en torno a estos temas y sumarme al criterio de la exigencia, al cuidado de lo que se tiene y al funcionamiento que debe tener esta escuela.

Seguiremos atentos a la marcha de esta institución, y los obreros que trabajaron aquí, y el Partido, y el Ministerio, para que realmente sea ejemplar no solo en la construcción, no solo en su diseño, no solo en su belleza, no solo en sus laboratorios, sino también que sea un modelo de educación, de verdadera educación, como a la que debe aspirar nuestro pueblo.

Ya ven ustedes el esfuerzo que se hace, qué increíble esfuerzo, en qué difíciles momentos y en medio de qué tremendas dificultades, como las que tiene nuestro país, para que podamos decir hoy, al iniciarse el curso escolar, que en Cuba no se quedó un solo maestro o profesor sin escuela en este curso que se inicia, que en Cuba no se quedó un solo niño o adolescente sin escuela ni sin maestro. De eso realmente debemos sentirnos orgullosos, porque demuestra el coraje de nuestro pueblo, la energía de nuestro pueblo, la determinación de nuestro pueblo, la solidaridad a que se hace acreedor nuestro pueblo, el respeto del que es merecedor nuestro pueblo, y demuestra por qué decimos:

¡Socialismo o Muerte!

¡Patria o Muerte!

¡Venceremos!

(OVACION)

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