Fidel sobre el 26 de julio: “El Moncada nos enseñó a convertir los reveses en victorias”
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En siete días se conmemorarán 67 años del inicio de una lucha. “No era el fin, sino el comienzo” dijera Fidel Castro alguna vez. El 26 de julio es y será una de las más importantes páginas de la historia cubana. Bajo la dirección de Fidel, el asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, removió los cimientos de la dictadura de Batista.
Aquel día, cuando todos estuvieron listos, se le dio lectura al Manifiesto del Moncada, redactado por el joven poeta Raúl Gómez García bajo la orientación de Fidel. Gómez García leyó sus versos “Ya estamos en combate” y Fidel les dirigió a todos esta brevísima exhortación:
“Compañeros: Podrán vencer dentro de unas horas o ser vencidos; pero de todas maneras, ¡óiganlo bien, compañeros!, de todas maneras el movimiento triunfará. Si vencemos mañana, se hará más pronto lo que aspiró Martí. Si ocurriera lo contrario, el gesto servirá de ejemplo al pueblo de Cuba, a tomar la bandera y seguir adelante”.
La victoria llegaría pocos años después con los barbudos, cuando, encabezados por Fidel, descendían victoriosos de la Sierra Maestra el primero de enero de 1959.
Cubadebate y el sitio Fidel Soldado de las Ideas les proponen hoy recorrer el camino de esta fecha histórica, a través de los discursos que el Comandante en Jefe ofreciera en varias ocasiones los días 26 de julio.
Justo al triunfar la Revolución, Fidel expresó en concentración campesina, el 26 de julio de 1959:
“Al verla hoy, al ver el sitial tan alto en que hemos situado nuestra bandera, me sentí tan feliz que vi en ese minuto premiados todos los sacrificios que hemos hecho y todos los sacrificios que tengamos que hacer en lo adelante”.
Un año después, recordando este mismo día, en las Mercedes, estribaciones de la Sierra Maestra, rememoró:
“(...) 26 de Julio y Sierra Maestra; son dos nombres que han de pesar muy hondamente en el corazón de cada uno de nosotros”.
“Y así, aquel 26 de Julio fue para nosotros un minuto, en que cuando parecía culminar una lucha, cuando parecía culminar un esfuerzo para iniciar la batalla por la liberación de nuestro pueblo, no era el fin, sino el comienzo”.
“Pero no fue así siempre y por contraste, venían también a nuestras mentes, los recuerdos de aquel primer 26, aquella tarde en que todo era amargura y dolor, en que sobre nuestro ánimo pesaba el dolor de los compañeros que habían muerto y el dolor de la derrota que obligaba a la patria a una espera, cuyos límites era imposible imaginarse en aquel instante”.
“Y nuestro pueblo es uno de esos pueblos que no tembló nunca ante el sacrificio, es uno de esos pueblos que no tembló nunca ante el precio que le obligasen a pagar por su dignidad y por su libertad; un pueblo que no tembló ni temblará nunca ante el precio que tenga que pagar por su felicidad”.
Al cumplirse 30 años, en acto en Santiago Fe Cuba, el 26 de julio de 1983 el Comandante dijo:
“En una sola cosa somos iguales al 26 de julio de 1953: la misma fe en los destinos de la patria, la misma confianza en las virtudes de nuestro pueblo, la misma seguridad en la victoria, la misma capacidad de soñar con todo aquello que serán realidades de mañana por encima de los sueños ya realizados de ayer”.
Sobre los nuevos tiempos, la revolución y la decisión de rectificar, también hablaría un 26 de julio de 1987:
“Rectificar fue, el 26 de Julio de 1953, luchar para borrar lo viejo, para abrir un cauce, para hacer una revolución, para crear una nueva vida; eso es también hoy rectificar. Rectificar tiene un sentido realmente muy amplio, y yo estoy en realidad satisfecho, estimulado por lo que veo, los resultados que veo, a pesar de que sabemos que estamos muy distantes todavía de todas nuestras posibilidades, que hay muchas más posibilidades por delante”.
En épocas más recientes, tras varios años de revolución en el poder, en el acto central por el 45 aniversario del asalto a los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, efectuado en Santiago de Cuba, en 1998, reconoció:
“Creemos que hemos cumplido nuestro deber, toda una generación, al haber luchado sin tregua ni descanso durante 45 años desde aquel 26 de Julio de 1953, manteniéndonos firmes en nuestra trinchera, en nuestros principios, con las mismas ideas que nos inspiraron aquel día”.
Sobre la significación de la fecha, en la celebración de su aniversario 49, en el 2002, en Ciego de Ávila, expuso:
“(...) ¿qué son este 26 de julio? Vía indestructible que une el pensamiento, el heroísmo y la voluntad de lucha del baluarte inextinguible con cuya independencia Martí quiso impedir e impidió que el vecino poderoso y expansionista del norte se extendiera por las Antillas y cayera, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América”.
De la vigencia del ideario revolucionario, y su efecto en el pueblo, rememoró en el aniversario 50 de los asaltos:
“El Programa del Moncada se cumplió y sobrecumplió. Hace rato que vamos en pro de sueños mucho más elevados e inimaginables. Hoy se libran grandes batallas en el campo de las ideas y nos enfrentamos a problemas asociados a la situación mundial, quizás la más crítica que haya vivido la humanidad.”
“Deseo asegurarles algo parecido a lo que dije ante el tribunal espurio que me juzgó y condenó por la lucha que iniciamos hace hoy cinco décadas, pero esta vez no seré yo quien lo diga; lo afirma y augura un pueblo que llevó a cabo una Revolución profunda, trascendente e histórica, y supo defenderla: ¡Condenadme, no importa! ¡Los pueblos dirán la última palabra!”