Después de pasar la noche en Isla de Pinos, el miércoles 10, sobre las ocho y treinta de la mañana, Fidel y Mikoyán se trasladaron a la finca La Cañada, un latifundio de 487 caballerías, que fuera propiedad del malversador González del Valle y donde se fomentaba la mejor cría de ganado cebú de Cuba.
 
Desde La Cañada, la comitiva se dirigió hacia el vivero instalado en Isla de Pinos por el Departamento de Repoblación Forestal del Ministerio de Agricultura. También fue visitada en Isla de Pinos la casa donde el Apóstol José Martí vivió, después de haber sufrido las torturas del presidio político y desde donde salió el 18 de diciembre de 1870 para ser deportado a España.
 
Esa tarde, y de nuevo en helicóptero, la comitiva se dirigió hacia la Laguna del Tesoro, en pleno corazón de la Ciénaga de Zapata, donde descansaron los visitantes esa noche.
 
El jueves 11 salieron de la Ciénaga de Zapata rumbo a Camagüey, donde visitaron la Cooperativa Arrocera Ignacio Agramonte, allí fueron recibidos por una entusiasta multitud de varios miles de personas.
 
A las 4 y 35 de la tarde llegan a Santiago de Cuba. En su recorrido visitaron los repartos del inav y el Centro Escolar 26 de Julio, recién inaugurado, así como otras obras de la Revolución.
 
El sábado 13 de febrero, los dirigentes cubanos y soviéticos firmaron tres documentos importantes en uno de los salones del Ministerio de Relaciones Exteriores. Estuvieron presentes Fidel, Mikoyán, Raúl Roa, Regino Botti, Armando Hart, Ernesto Guevara, Cepero Bonilla y otros ministros.
 
Sentados ante una pequeña mesa y frente a una enorme batería de cámaras fotográficas, procedieron el Primer Ministro Fidel Castro y el vicepremier soviético Mikoyán, a firmar tres importantes documentos: un convenio comercial, un crédito de la urss a Cuba, para la compra de maquinaria y otros artículos, y un comunicado conjunto de prensa.
 
En horas de la tarde de ese día 13, como estaba previsto, se despide Mikoyan del pueblo de Cuba, Fidel en el aeropuerto estuvo después.
 
La apreciación de Mikoyan sobre el Comandante en Jefe las expresó en una entrevista: «Considero que el compañero Fidel Castro es una de las personas más brillantes de las que el destino me ha llevado a conocer en muchas décadas. Desde el primer momento de nuestro encuentro comprendí que este era un hombre excepcional, a quien no le ajustaban los patrones que conocía de los estadistas extranjeros. Y soy una persona que ha conocido a muchos de ellos... En poco tiempo comprendí que el compañero Fidel poseía la voluntad indoblegable del revolucionario, singular integridad y honestidad personal, gran inteligencia y una concepción del mundo genuina y muy personal. Desde las primeras charlas en torno a las vías de la Revolución, la situación internacional, el marxismo, comprendía que era un hombre de juicio profundo, con una instrucción formidable, y que pensaba de una manera clara y lógica, pero que al mismo tiempo era capaz de escuchar con atención y aceptar los argumentos y consideraciones de los demás. Como es natural, todo esto me predispuso a su favor».