Treinta años del segundo aeropuerto en importancia de Cuba
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Justo cuando ya había concluido su discurso y los presentes en el acto aplaudían su intervención, Fidel hizo una pausa y comentó algo que al parecer le susurró Luis Álvarez de la Nuez, entonces primer secretario del Partido en la provincia de Matanzas.
Se trata de una información muy importante para la historia y el espíritu patriótico de la provincia, explicó Fidel: «Es el nombre del aeropuerto, ellos han propuesto que lleve el nombre de esa figura gloriosa e histórica de la provincia, que es Juan Gualberto Gómez. Creo que estamos de acuerdo todos, ¿verdad?».
Fue el 25 de septiembre de 1989, el día en que se inauguró el aeropuerto internacional de Varadero, obra ejecutada en apenas nueves meses, y que reemplazó a la vieja y pequeña terminal, de limitadas posibilidades, ubicada en la localidad de Santa Marta.
Desde entonces, por el volumen de pasajeros y operaciones, se convirtió en la segunda terminal en importancia del país, solo por detrás del aeropuerto internacional José Martí.
El nuevo aeropuerto era una decisión necesaria ante la inminencia del fomento turístico en el balneario de Varadero, que muy pronto se anunciaría con razón como el principal destino turístico de sol y playa de Cuba. Fidel estaba convencido del desarrollo del turismo en la zona, el cual debía ser respaldado por una terminal aérea cercana al balneario.
El líder histórico de la Revolución Cubana reconoció la trascendencia de la obra: «Este aeropuerto no solo comunica a Varadero, comunica a Matanzas con Europa; ya no tienen que aterrizar los grandes aviones en La Habana, y pasar los turistas horas por las carreteras y por los vericuetos para llegar aquí».
Pero en apenas 20 años resultó pequeño. Justo como todos esperaban, el creciente impulso de la planta hotelera del balneario promovió la urgencia de agrandar el aeropuerto. A pesar de haber sido sometido a una remodelación en 1997, ya el «Juan Gualberto Gómez» iba siendo pequeño ante el crecimiento impetuoso del polo turístico.
Así fue como, dos décadas después de su apertura, se sometió a una importante ampliación que duplicó las operaciones aéreas, así como de los servicios en la recepción y salida de viajeros. La inversión comprendió, además, el incremento de 30 mostradores con sistemas automatizados y un aumento notable en el número de cabinas de inmigración y de la plataforma de estacionamiento de aeronaves.
Hoy la terminal matancera, que reiteradamente ha merecido la condición de Vanguardia Nacional y la de mejor colectivo del país en el sistema de la Aviación Civil, sobresale por la rápida atención a los viajeros, la seguridad en los vuelos y el perfeccionamiento progresivo en el servicio a los pasajeros y aeronaves en tierra.
Un día como hoy, en el aniversario 30 de su fundación, trabajadores en general asumirán nuevos desafíos y recordarán la presencia de Fidel en aquella jornada de apertura, el día en que nació el aeropuerto con nombre de patriota.