RR Radio Rebelde
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Durante el segundo año de guerra, el Ejército Rebelde logró establecer y desarrollar un sistema de comunicaciones que permitió controlar y dirigir sus operaciones militares para difundir ampliamente los partes de guerra y orientar políticamente al pueblo en la gesta nacional de liberación contra la tiranía batistiana.
La emisora rebelde, establecida en la comandancia general en la Sierra Maestra, constituyó el centro del sistema que incluía otras plantas en los frentes de guerra, en La Habana y en el extranjero. Complementaban la red instalaciones telefónicas montadas en zonas liberadas o controladas por los rebeldes del primero, segundo y otros frentes de combate.
Los primeros pasos para la fundación de Radio Rebelde se dieron a fines de 1957.
En la Sierra Maestra, Ciro del Río, combatiente que llevaba varios meses en campaña, informó el 23 de diciembre al comandante Ernesto Che Guevara, jefe de la Columna no.4, de los propósitos de Eduardo Fernández, un técnico de radio residente en Bayamo, de quien era amigo. Este creía posible hacer un equipo de radio que serviría a las distintas unidades rebeldes para comunicarse entre sí, y una planta transmisora que sacara al exterior las noticias de lo que ocurriera en la Sierra Maestra. De acuerdo con la idea, el Che autorizó la localización en Bayamo del amigo de Del Río y su traslado a la Sierra.
El 4 de enero de 1958, en la zona de El Hombrito, Eduardo Fernández logró exponer sus ideas al Che. Al comprender este la enorme importancia que revestía la materialización del proyecto, prometió ponerlo en contacto con el Movimiento 26 de Julio en el llano. Así ocurrió. Días después fue visitado por unos compañeros con quienes viajó a Santiago de Cuba a ver a René Ramos Latour. Ambos convinieron cómo conseguir la planta, la que adquirida en La Habana, fue trasladada a Bayamo por conducto del Movimiento. De Bayamo fue transportada hasta la zona de La Mesa, donde llegó entre el 16 y 17 de febrero.
Una vez en sus manos, el comandante Ernesto Che Guevara decidió montar el equipo en una casa abandonada en Altos de Conrado. Allí se instaló un transmisor Collins, modelo 32B2 de baja y mediana potencia, al que lograron sacar de 120 a 130 volt en la antena; una planta eléctrica Jonand de un kilovatio, de gasolina; un tocadiscos y algunos bombillos.
El Che decidió designar a la emisora con el nombre de Radio Rebelde, así mismo creó un equipo de combatientes para atender la operación de la planta y la elaboración de los programas. Luis Orlando Rodríguez fue designado director, Orestes Valera y Ricardo Martínez, redactores-locutores y Eduardo Fernández, técnico. A ese equipo se incorporaron posteriormente Olga Guevara, Violeta Casals, Jorge Enrique Mendoza y Guillermo Pérez.
Desde Altos de Conrado se iniciaron las trasmisiones el 24 de febrero de 1958, a las cinco de la tarde. El programa inaugural se lanzó al aire con las notas del Himno Invasor, que fue siempre su identificación; incluyó el parte de guerra referente al segundo ataque a Pino del Agua, un boletín basado en acciones realizadas por la Columna 4, un comentario sobre el 24 de febrero de 1895 y las razones del surgimiento de la planta. Desde aquel momento las fuerzas revolucionarias contaron con un medio más amplio de difusión de sus ideas.
Poco a poco, Radio Rebelde fue perfeccionando sus trasmisiones, hasta llegar a ser captada nítidamente tanto en Cuba como en el extranjero.
Traslado de Radio Rebelde para la comandancia general
La primera intervención del Comandante en Jefe Fidel Castro por la Radio Rebelde se realizó el 15 de abril de 1958, unos días después del frustrado intento de huelga. Fidel, sin haber descansado durante varios días y noches, tuvo que marchar desde la zona de operaciones de la Columna no. 1 para trasmitir un mensaje vibrante de patriotismo y lleno de seguridad en el triunfo de la causa revolucionaria, conocido como «A la opinión pública de Cuba y a los pueblos libres de América Latina».
Dos días más tarde, el 17 de abril, considerando el valor estratégico que tomaba la emisora y la necesidad de protegerla del enemigo, que preparaba su ofensiva militar contra la Sierra Maestra, Fidel ordenó trasladar la estación hacia la región de La Plata, donde radicaría la comandancia general del mando rebelde. Desde allí reinició Radio Rebelde sus trasmisiones el 1o. de mayo. Comenzaba una nueva etapa en la cual funcionaría como importante centro de comunicaciones militares de todas las fuerzas armadas.
El centro de comunicaciones militares de Radio Rebelde recibía y transmitía por una red que comprendía unas treinta emisoras ubicadas en Cuba y en el extranjero, y un rudimentario pero eficiente sistema telefónico instalado en territorios liberados. Sus emisiones comprendían partes de guerra, órdenes militares e instrucciones a jefes rebeldes y responsables del movimiento, leyes y disposiciones, orientaciones a la población civil, avisos a la Cruz Roja para entrega de heridos y prisioneros, entre otras informaciones.
Las trasmisiones se regularizaron por la noche en dos sesiones: a las siete y a las nueve, en la banda de 20 m, y a las ocho y las diez por la banda de 40 m, en onda corta.
Las comunicaciones de carácter militar se hacían por medio de claves sencillas, pero muchas veces, sobre todo al final de la guerra, se hablaba con bastante claridad. Las órdenes generales que dimanaban de la comandancia general se leían completas.
Para las comunicaciones con las delegaciones del MR-26-7 en el exilio se confeccionaron claves especiales que fueron elaborados por el Che, Fidel y Luis Buch.
Toda esa actividad impulsó la tarea del cifrado y descifrado, que realizaban también los compañeros de Radio Rebelde. La emisora sostuvo siempre el principio de la absoluta veracidad en la información y orientación que brindaba al pueblo, lo que le permitió gozar de extraordinaria audiencia y amplio crédito, más allá de los marcos nacionales.
En Venezuela, las emisoras comerciales de onda larga grababan los programas originados en Radio Rebelde y los trasmitían a Colombia, Chile, México, Perú y otros países, informados del curso de la lucha en Cuba.
También el enemigo prestó atención a Radio Rebelde. En el puesto de observación del Negociado de Comunicaciones del Servicio de Inteligencia Militar perteneciente al estado mayor del ejército de la tiranía, se grabaron y trascribieron a partir del 1o. de julio y hasta el 31 de diciembre de 1958, todas las trasmisiones de las emisoras rebeldes. El Comandante en Jefe hizo uso de Radio Rebelde para dirigirse personalmente al pueblo y orientarlo en momentos decisivos de la Revolución: el 15 de abril, después de la huelga; los días 18 y 19 de agosto, después del fracaso de la gran ofensiva de la tiranía contra la Sierra Maestra; el 25 de octubre para denunciar la maniobra de Batista y el Departamento de Estado yanqui, tendente a propiciar la intervención militar de Estados Unidos en la guerra civil de Cuba; el 12 de noviembre para impartir a todos los jefes de frentes y columnas rebeldes y a la población civil las instrucciones a seguir para librar la batalla final contra la tiranía; el 1o. de enero de 1959 para denunciar ante el pueblo la maniobra golpista auspiciada por la embajada yanqui en La Habana y para convocar a la huelga general revolucionaria. Esa última alocución del Comandante en Jefe se hizo desde Palma Soriano, recién liberada, donde había sido instalada la popular emisora.
A partir de su fundación por el comandante Ernesto Guevara había transmitido desde Altos de Conrado, La Plata y La Miel (noviembre-diciembre), Charco Redondo (diciembre) y Palma Soriano. Radio Rebelde se estrenó en labores de propaganda especial durante la ofensiva de la tiranía contra la Sierra Maestra. En la batalla de Santo Domingo se usaron por primera vez los altoparlantes para dirigirse a la tropa enemiga. Ese método alcanzó el más alto nivel de eficacia durante la batalla de El Jigüe. Después fue aplicado en Las cado Mercedes y en la toma de Maffffo.
1 Tomado de: Ejército Rebelde. El Alma de la Revolución, t. 1 Principales acciones combativas del Primer Frente José Martí, pp. 132-136, Ed. Verde Olivo, col. Verde Olivo, La Habana, 1991.