Baraguá ahora y siempre
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Lo que sucedió bajo aquella arboleda el 15 de marzo de 1878, la Protesta de Baraguá que sería para José Martí “de lo más glorioso de nuestra historia”, devino permanente símbolo de resistencia y continuidad revolucionaria para todos los tiempos.
El gesto de Antonio Maceo, al repudiar el pacto de paz sin independencia ni abolición de la esclavitud, salvó la causa y situó el espíritu patriótico y revolucionario del pueblo en ese “sitial más alto”, que el legado de Fidel convoca a defender en la continuidad de generaciones, con la convicción de que “el futuro de Cuba será un eterno Baraguá”.
Fidel, Raúl y Dáz-Canel han destacado siempre el imperativo de una cabal comprensión de nuestra historia para encarar y vencer los desafíos del presente. Hoy también sabemos de dónde provienen y quiénes secundan los empeños perversos de dividirnos, confundirnos, desanimarnos y desmovilizarnos: el asedio imperial desde afuera y la vocación anexionista desde dentro de una minoría que no cree que la Patria pueda levantarse con sus propias fuerzas.
En consecuencia, como la potencia imperial que por 60 años nos acecha, bloquea y agrede, con sutilezas o a Trumpazos, continuará haciendo hasta lo inimaginable por eliminarnos como alternativa emancipadora viable, los cubanos dignos, dentro y fuera del suelo patrio, tenemos que apretarnos en haz unitario de voluntad creadora e invencible.
Una muestra de esto, y ahora poderosa fortaleza revolucionaria, es la nueva Constitución concebida, debatida y refrendada por abrumadora mayoría de la sociedad cubana. También lo será el intenso ejercicio legislativo ya iniciado para dar vida y obra a la letra de nuestra carta magna.
Otra evidencia de la capacidad de enfrentar unidos las más duras adversidades es la respuesta solidaria y de recuperación en marcha tras el devastador tornado que arrasó varios municipios de la capital.
La batalla económica sigue siendo el fundamental, más complejo y exigente desafío, en el que cifra sus mayores expectativas nuestro gobierno. No son pocas ni menos retadoras las tareas que reclaman y deben involucrar de un modo u otro el esfuerzo de todos, entre estas incrementar ingresos por exportaciones, aumentar la producción nacional mediante una más eficiente gestión inversionista, generar riqueza para tener más.
Se nos ha convocado, desde el funcionario de mayor responsabilidad hasta el obrero, técnico y especialista en cada puesto de trabajo, a una inexcusable actuación realista, sin dogmas, que atienda las prioridades, y facilite a todos los niveles el verdadero fortalecimiento de la empresa estatal y su encadenamiento productivo entre ellas y con la inversión extranjera, las empresas mixtas y el sector no estatal. A ordenar la actividad de este último sin prejuicios, ni frenar su desempeño, sino por el contrario estimular las mejores prácticas y derrotar los intentos de convertirlo en un enemigo, porque –como advirtió Díaz-Canel- “no lograrán desunirnos”.
Un contexto externo en extremo difícil exige cerrar el paso a conductas burocráticas, asumir una actitud más proactiva e inteligente que no trabe ni demore las soluciones a los problemas; una búsqueda contínua e intensa de respuestas ágiles y eficientes.
Cumplir la reiterada indicación de Raúl, de no gastar más de lo que ingresemos ni asumir compromisos que no podemos honrar; aprovechar eficientemente la fuerza de trabajo calificada y científica formada por la Revolución; que la investigación tenga espacio y aporte innovación en cada proceso; avanzar en la informatización de la sociedad, la transparencia y la comunicación.
“Defender la producción nacional, movilizar todas nuestras potencialidades para producir más y con eficiencia, es lo único que nos permitirá crecer, por encima de las afectaciones climáticas y la tensión financiera”, ha puntualizado el presidente de los consejos de Estado y de Ministros, así como que la Conceptualización del Modelo Económico y Social y los Lineamientos de la Política Económica y Social, sean guías para la acción cotidiana y estratégica, y continuar librando una batalla ética contra la corrupción, las ilegalidades y la indisciplina social, incompatibles con nuestro presente y futuro.
Como aquellos patriotas que acompañaron a Maceo en los mangos gloriosos, continuaremos en combate, en nuestro Baraguá de ahora, hasta la victoria siempre.