“Hay instantes que son muy importantes en la vida de los pueblos; hay minutos que son extraordinarios, y un minuto como ese es este minuto trágico y amargo que estamos viviendo en el día de hoy”. Con estas palabras inició el Comandante en Jefe Fidel Castro su histórico discurso del 5 de marzo de 1960, durante el sepelio del más de un centenar de víctimas letales de la explosión del vapor francés La Coubre, el día antes, como consecuencia de un sabotaje de la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos.
 
El puerto de la capital cubana fue el escenario del crimen. El barco traía balas y granadas de fusil destinadas al pueblo para defenderse de las constantes agresiones de la contrarrevolución, financiada, armada y dirigida por la CIA, con el pleno respaldo del gobierno norteamericano. El imperio yanqui hacía todo lo posible por evitar que Cuba adquiriera armas o destruirlas si las tenía. El gobierno y una fábrica de armas de Bélgica, desafiando los intentos yanquis, había decidido la venta.
 
Hubo sorpresa y dolor, pero nadie se atemorizó. Puede afirmarse que ese día creció la decisión del pueblo cubano de defenderse. Ese día surgió una consigna que sigue vigente en Cuba y con ella como bandera el pueblo cubano ha desarrollado los más heroicos combates y ha obtenido las más brillantes victorias contra sus enemigos.
 
Las siguientes palabras de Fidel ese día dieron origen a esa consigna:
 
“Y sin inmutarnos por las amenazas, sin inmutarnos por las maniobras, recordando que un día nosotros fuimos 12 hombres solamente y que, comparada aquella fuerza nuestra con la fuerza de la tiranía, nuestra fuerza era tan pequeña y tan insignificante, que nadie habría creído posible resistir; sin embargo, nosotros creíamos que resistíamos entonces, como ¬creemos hoy que resistimos a cualquier agresión. Y no solo que sabremos resistir cualquier agresión, sino que sabremos vencer cualquier agresión, y que nuevamente no tendríamos otra disyuntiva que aquella con que iniciamos la lucha revolucionaria: la de la libertad o la muerte. Solo que ahora libertad quiere decir algo más todavía: libertad quiere decir patria. Y la disyuntiva nuestra sería patria o muerte”.
 
Hoy decir ¡Patria o Muerte! en Cuba es una expresión de pueblo, símbolo de lucha sin tregua contra el enemigo agresor. Significa decisión, fe inconmovible en la victoria sean cuales fueren las circunstancias. Con esa consigna, convertida en convicción, los cubanos hemos llevado hacia adelante la obra revolucionaria, la hemos defendido y la continuamos defendiendo.
 
Contra el ¡Patria o Muerte! de los cubanos seguirán estrellándose todos los intentos yanquis de destruir la Revolución. Por eso nos odian tanto.