Constructor de consensos revolucionarios
“(…) ser como Fidel es ser radical, soñador y desmesurado, flexible y antidogmático, incansable y consecuente, constructor de consensos revolucionarios y aunador de voluntades".
"Su desaparición física, sin embargo, nos golpeó a todos: vimos llorar a niños, jóvenes y viejos, a los militantes y a los aparentes descomprometidos. Soy doblemente huérfano: primero perdí a mis padres y después al Padre de todos los cubanos. Pero Fidel nos enseñó a pensar. No habrá que preguntarle para saber su respuesta".
"Los ideólogos que sueñan con la restauración capitalista quieren que nos olvidemos de esas respuestas, de su implacable lógica antiimperialista, de su compromiso con los pobres de la Tierra. Dicen que debemos pensar con cabeza propia y nos venden el pensamiento único, el globalizado de la explotación. Nosotros pensamos con cabeza propia, precisamente porque fuimos alumnos de Fidel y aspiramos a ser sus discípulos. Ha transcurrido un año de su deceso, y su lugar está vacío. Eso se siente. Nos habíamos acostumbrados a convivir con un genio humanista. Pero cada hecho, cada nueva circunstancia reafirma su actualidad, su presencia, su magisterio. Yo soy Fidel, gritamos miles de cubanos durante su funeral, y eso no significa que nos equiparemos o nos sintamos capaces de igualarlo; significa que pelearemos hasta el fin de nuestros días por defender su legado, la Revolución que hicimos y continuaremos todos bajo su conducción”.