Fidel Castro en el corazón de médicos internacionalistas
Vuelve el gigante a cabalgar en su corcel para recorrer la Patria soñada que aun llora tu ausencia. Retorna el hombre corpulento con su traje de guerrillero. Los muros del Moncada se estremecen para afianzar sus doctrinas. Es Fidel quien navega en el yate Granma, proa a la libertad. La Sierra Maestra resguarda su estrategia con pasos hacia el triunfo definitivo.
La muerte no ha podido apoderarse del mayor de los hombres para galopar inextinguible por tierras lejanas. El universo te recuerda en cada corazón donde tus hijos avivan tu legado. La creación cultivada se acrecienta en cada médico que hace realidad el concepto de Revolución.
Para ese ejército de batas blancas disperso por el mundo, el líder de Cuba no ha muerto; la obra humanista se enaltece salvando vidas; en hombres y mujeres sin excepción; que piensan y hacen, conscientes del momento histórico, reafirmando que Fidel es eterno.
Los baluartes de la Medicina cubana, prestos a mejorar la salud de muchos necesitados, reafirman que en el principio del cambio, está la solución atinada contra el inmovilismo, para cambiar todo lo que deba ser cambiado; que la igualdad y libertad plenas son imprescindibles por el bien de la especie humana.
Fidel vive entre nosotros, porque nos enseñó que la emancipación es la única forma de demostrar independencia; que la globalización es imposible de evitar, y que la ciencia y la tecnología, son armas muy enérgicas para desafiar poderosas fuerzas dentro del contexto social y nacional.
Fidel nos legó que la ética y la moral son valores irrenunciables al precio de cualquier sacrificio, que la modestia, desinterés, altruismo, solidaridad y heroísmo son virtudes de honradez, generosidad e intrepidez para continuar escribiendo brillantes páginas de vocación, amor, unidad y espíritu de abnegación.
Fidel nos trasmitió que la inteligencia natural y cultivada es garantía de progreso y de crecimiento humano; que la audacia sin realismo puede conducir al fracaso, y que la violación de principios éticos, conduce a la decadencia humana.
Gracias a Fidel, la fuerza de la verdad y las ideas reafirman que la mejor calidad humana está en la salud pública en Cuba y otras latitudes del mundo; que el agradecimiento es perpetúo al hacer de la nación un manantial de batas blancas defensores del internacionalismo, que en el corazón de cada colaborador: Patria es Humanidad.