Víspera de un primer aniversario
Allí estaba, desde el reflector de la pantalla, con sus botas de miliciano y esa sonrisa que ilumina el rostro. Lo vimos, bajando de la Sierra, hablando con su gente, lo mismo que en la multitud de la Plaza que en la discreción de una pequeña aula. Allí estaba Fidel, y no solo en la presencia gráfica que dejan el video y las imágenes, también en las voces, las rimas y los cuerpos que danzaban y volvían a moverse. Porque esta gala fue para él, una velada político-cultural por el primer aniversario de su desaparición física.
Durante más de una hora, la sala universal de un teatro vibró al compás de sonetos, trovadores, niños repentistas… También se escuchó por primera vez la musicalización del concepto de Revolución, interpretado por el Coro del Instituto Cubano de Radio y Televisión y la banda de música del Estado Mayor General. Fue el homenaje a quien llaman caminante eterno, hacedor de sueños, mi Comandante.
Tal y como expresara a nuestro diario la Teniente Lisabel Caballero Rodríguez, instructora política de una compañía de infantería de la Gran Unidad de Tanques Rescate de Sanguily, Fidel está con nosotros todos los días. «Lo recordamos cuando revisitamos la historia y no permitimos que se olvide el camino transitado, también con nuestras acciones cotidianas, ya sean de preparación militar, el estudio o el trabajo, sencillamente haciendo lo que a cada cual le corresponde».
Al final, los aplausos, y aquellas tres palabras mágicas que nacieron hace un año del dolor, pero también de la confianza: «Yo soy Fidel».
Presidieron la gala, el ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, general de cuerpo de Ejército Leopoldo Cintra Frías; el ministro del Interior, vicealmirante Julio César Gandarilla Bermejo, así como otros jefes y combatientes ambos ministerios, así como una representación del personal que participó en el cortejo fúnebre y traslado de las cenizas del Comandante en Jefe hasta Santiago de Cuba.