David Choquehuanca: “Debemos retomar el sentir de los padres del ALBA, Fidel y Chávez”
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Hace unos días Correo del Alba dialogó con el titular de la Secretaría General de la Alianza Bolivariana Para los Pueblos de Nuestra América– Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP), David Choquehuanca.
Integracionista confeso, el excanciller del Estado Plurinacional de Bolivia se explayó acerca de la política y economía en el hemisferio, el papel que cumple la Organización de Estados Americanos (OEA) en la desestabilización de Venezuela, la defensa de la Revolución Bolivariana así como la urgencia de concertar una profunda integración continental.
—¿Cómo analiza la actual coyuntura mundial? ¿Cómo ve a América Latina?
Podría partir diciendo que en el mundo hay incertidumbre e indignación, que tenemos distintas crisis que enfrentar, y que tal desorden, o caos, es resultado de la aplicación de un modelo de desarrollo capitalista depredador que provoca desesperación en las personas que manejan los hilos del poder, en las grandes potencias que pugnan no sólo por el control de los recursos naturales estratégicos sino que, además, por el control de los países que poseen dichos recursos, como Irak, Afganistán, Libia, entre otros, quienes corren el riesgo de ser intervenidos militarmente.
En Medio Oriente, un gran número de personas huye de las guerras resultantes de estas intervenciones. En África, los recursos naturales han quedado a merced de las transnacionales, que nunca se han preocupado por el bienestar de los pueblos. En nuestra región, estábamos aparentemente tranquilos, con iniciativas para construir una integración, garantizar la paz, la justicia social, y para que los recursos naturales beneficiaran a todos; decisiones concertadas por presidentes como Lula y Kirchner, cuya filosofía estaba basada en atender las demandas de los pueblos, que llevaron al nacimiento de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), como una alternativa de integración para trabajar la unidad.
Pronto se desató una oleada de bruscos cambios, ya no está Dilma ni Cristina, y, tanto Argentina como Brasil retomaron políticas en función de los intereses de las transnacionales y no de la defensa de nuestra soberanía, los recursos naturales, etc. Asumen conductas injerencistas, generan inestabilidad en el área, dando pie a una creciente y fundada preocupación para presidentes progresistas como Maduro en Venezuela, Correa en Ecuador y Morales en Bolivia.
—¿Venezuela sufriría de esta arremetida conservadora continental? Paradójicamente, ¿sería centro de agresiones por poseer cuantiosos recursos naturales?
La situación que enfrenta Venezuela mañana puede tocarle a Bolivia, Ecuador o a cualquiera que posea recursos naturales estratégicos, es una “crisis” creada desde afuera, que obedece a una estrategia pensada y trabajada desde el exterior, por eso valoro esa defensa del pueblo venezolano de sus recursos naturales, de la paz y la soberanía. Los que promueven la violencia allí son los que desean una intervención foránea, los que están detrás de la privatización de los recursos naturales, y hay organismos internacionales, como la OEA, que se prestan a estos intereses imperiales.
—¿Pudiera referirse a la campaña anti venezolana de la OEA?
En los organismos internacionales hay principios que son universales: el respeto a la soberanía de los pueblos, la no injerencia en asuntos internos de los estados. Esos principios están presentes en las Naciones Unidas, OEA y en todos los organismos regionales y mundiales.
Lo que ha pasado con la OEA es que ha ido contra esos principios y, por medio del secretario general Luis Almagro, ha querido ser actor político en los asuntos internos de esta nación caribeña, sin aprestarse a contribuir en la solución de los mismos.
—¿Cuál es la razón de ser de la OEA?
La razón de ser de esta organización fue, de alguna manera, ser la voz de nuestros pueblos, aunque desde hace muchos años se le cuestiona ya que algunas de sus estructuras están al servicio de los Estados Unidos, son financiadas por estos.
Actualmente apreciamos que tanto Almagro como la propia organización se la juegan por debilitar la unidad y fortaleza alcanzada por un grupo de países miembros, alentando crisis internas y divisiones, cuestión que acaba por debilitarla y desacreditarla.
El presidente Morales ha hecho un llamado de atención a la OEA al reclamar un análisis del comportamiento del secretario general y tomar medidas para frenar su accionar que, en el caso particular de Venezuela, ha violado todas las normas establecidas.
—Tampoco han ocultado su interés de juzgar la institucionalidad boliviana.
Cierto, Almagro se ha querido entrometer en los asuntos internos de Bolivia, opinar de procesos legales por los que atraviesan algunos ciudadanos, y, sin que se lo pida nadie, ha mandatado a un representante para atender los asuntos referentes a nuestro país.
—Es sugerente que sus aliados allí sean Jorge Quiroga y Samuel Doria Medina.
Efectivamente.
—¿Cuál es el verdadero Almagro? ¿El que conociste cuando eras Canciller o el que actúa con desfachatez y concentra sus dardos contra el progresismo continental?
Pienso que el de ahora. Llegó a la OEA gracias al expresidente Mujica, pero traicionó su confianza y la de quienes lo apoyaron.
—¿Qué indica el sentido común acerca de cómo debiera actuar la OEA respecto a Venezuela en lo adelante?
Ahora que Miraflores ha tomado la decisión soberana de retirarse de la OEA pienso que no deberían insistirse con el intervencionismo y la agresión.
—Usted ha sido electo Secretario General del ALBA, ¿qué le significa en términos políticos y personales?
Personalmente estoy convencido que el camino que debemos andar es el de la unidad, la integración de nuestro continente, que ha sido descuartizado y saqueado sistemáticamente, y que, al mismo tiempo, ha parido líderes que jamás se han dado por vencidos, como Túpac Katari y Simón Bolívar, a los que habría que sumar otros nombres de hombres y mujeres que lucharon por una Patria Grande.
He tenido la oportunidad de participar de varias reuniones y he escuchado numerosos discursos donde se destaca la importancia de la integración. El comandante Hugo Chávez en una de sus intervenciones en la Unión de Naciones Suramericanas ( UNASUR) dijo: “este organismo es para construir la unidad de todos los que vivimos en esta región, para volver a caminar por nuestros propios caminos y valorizarnos a nosotros mismos, tomar conciencia de las riquezas que tenemos y de que el manejo de estas riquezas está en nuestras manos, UNASUR es para caminar por nuestros propios caminos y no para caminar por los caminos del Norte, es para estar al servicio de nosotros y no al servicio de otros, es para construir esta unidad pero con nuestro propio pensar; ese camino se llama integración”.
Igualmente hemos visto que países de pensamiento similar pueden llevar adelante un espacio de integración distinto, que construya en armonía y ubique en primer lugar los intereses de los pueblos, que esté dotado de estructuras de colaboración, complementariedad, guiado por principios de solidaridad y hermandad.
El comandante Chávez, junto a Fidel Castro, impulsó espacios de integración genuina, como el ALBA, al que prontamente se adhirieron Bolivia, Ecuador, Nicaragua y otras islas del Caribe.
—De hecho, hace unas semanas, el candidato a la presidencia de Francia Jean-Luc Mélenchon expresó sus deseos de integrar el ALBA en caso de ser electo.
A pesar de tener pocos años de vida y ser una organización joven, al ALBA se le reconoce. Seguramente que el candidato francés conoce nuestro trabajo y ha de estar de acuerdo con su propuesta: construir hermandad, armonía y paz, principios acogidos por varias personas dispuestas a garantizar un futuro mejor para sus hijos.
—En una primera etapa el ALBA, con el comandante Chávez, logró dar cuerpo a un proceso de integración regional y, como bloque político, cumplió un rol admirable en la coordinación a nivel de cancilleres. ¿Cuáles son los desafíos que Ud. asume para dar continuidad y mayor impulso a las labores del organismo?
Debemos retomar el sentir de los padres del ALBA, Fidel y Chávez, analizar en detalle sus propuestas y materializar sus pensamientos. Tener la capacidad de levantarnos por nosotros mismos, con la fuerza y energía que nos han legado, retomar y reavivar el fuego que han encendido. Hubo momentos, en reuniones de la OEA, la CELAC y otros organismos internacionales, en que delegados de otros países preguntaban: ¿Qué piensan los del ALBA? Hoy eso casi no se da, entonces hay muchos desafíos.
—En la última cumbre de presidentes del ALBA, realizada hace dos meses en Caracas, se puso especial atención a la situación de los migrantes en Estados Unidos, ¿se puede extender sobre este punto?
El ALBA tiene que reaccionar frente a los atropellos y malos tratos que sufren los pueblos, y el anuncio del presidente Trump de tomar medidas para expulsar a los migrantes, que por diversas razones arribaron a Estados Unidos, es una cuestión que debemos denunciar ya que no podemos permitir que se violenten los derechos humanos y los principios del derecho internacional, al ejecutar tales amenazas. A través de nuestras oficinas jurídicas brindaremos apoyo a esos ciudadanos que se sienten desamparados y requieren ayuda.
—Pero, ¿cuáles son las primeras tareas a desarrollar en esta materia?
El mandato de la Secretaría Ejecutiva nos pide, primeramente apoyara los ciudadanos y migrantes que están desamparados, para ello crearemos una oficina jurídica.
La canciller venezolana ha solicitado que se establezca un diálogo con las autoridades de México para compartir experiencias desarrolladas en cuanto a la protección de sus ciudadanos en el exterior, porque este país tiene millones de personas fuera de sus fronteras. El ALBA quiere recoger estas experiencias para hacer un programa integral capaz de desarrollar una política global para abordar el tema de los migrantes.
En el pasado, gran parte de la gente que migraba lo hacía por razones económicas, pero en la actualidad se suman otras causas como la guerra, el cambio climático, etc. Por ello urge una política integral para enfrentar esas situaciones y proteger adecuadamente a las personas afectadas.
Inclusive vamos más allá, proponemos una política global de cómo tienen que ser tratados los migrantes y qué responsabilidades tienen los causantes de las migraciones, porque siempre son los pobres quienes tienen que cargar las consecuencias de la aplicación de las políticas imperialistas, y nadie exige responsabilidades a los países metropolitanos que las impulsan.
Problemas como estos son globales y no pueden ser tratados de manera individual. El presidente Morales expresó, en una reunión de la CELAC, que no puede haber “seres humanos ilegales”, que hay que construir una soberanía universal.
—Según algunos analistas, en respuesta al ALBA se ha creado la Alianza del Pacífico (AP), organismo que disputa con éxito espacios regionales, ¿qué los diferencia?
Los estrategas capitalistas no duermen y, luego del fracaso del ALCA, plantearon la Alianza del Pacífico (AP), que tiene la misma filosofía: permite la violación de nuestras soberanías para favorecer los intereses de las transnacionales.
La diferencia entre el ALBA-TCP y la AP, es que estos están al servicio de las grandes empresas, no promueven justicia social ni integración ni hermandad, temas vetados para ellos.
—Hay numerosos organismos multilaterales que tienen tribuna en espacios de concertación globales. Al respecto, ¿cuáles son las aspiraciones de los países miembros del ALBA?
El ALBA tiene que tener un asiento, un espacio, porque es una organización que reúne a 11 países, a los que hay que sumar los que participan en calidad de invitados u observadores.
Algunos gobiernos de nuestro continente quieren ser parte del ALBA y creo que si otro tanto conociera los principios que nos rigen, seguramente el interés por ingresar a la organización sería mayor.
Hoy nos invitan a diferentes reuniones internacionales, por ello es importante que alcancemos nuestra personería jurídica, tiene que existir el ALBA para Naciones Unidas, tenemos que ser una organización de obligada consulta, ese es uno de los mayores desafíos de esta gestión.
—No tiene voto pero tiene voz.
No siempre. En ocasiones estamos como invitados u observadores y no tenemos voz, si bien es destacable que se nos invite a participar. Hay que cumplir algunas reglas del juego que los imperios nos han impuesto para participar; así como Venezuela tiene que hacer trámites exigidos por la OEA para su retirada, el ALBA debe hacer lo propio para tener un asiento al interior de los organismos internacionales.
—Ahora que avanza la institucionalización de la organización, ¿dónde fijará su residencia?
Se ha decidido que Caracas sea la sede de la Secretaría Ejecutiva del ALBA, por lo tanto debo residir allí. Igual se evalúa la apertura de una oficina más pequeña en La Paz.
—¿Hará una gira por el Caribe y Centroamérica?
Justamente hay que cumplir con una agenda de visitas a distintos países, que han extendido invitaciones a los representantes del ALBA, para participar de reuniones y eventos, por ejemplo, en el Parlamento Mundial de Jóvenes, donde Bolivia ha asumido la vicepresidencia.
Tenemos que impulsar el ALBA movimientos, que trabaja con la Vía Campesina, entre otros espacios.
—¿Cómo es su relación con el presidente Evo Morales y cómo ve la Bolivia actual?
Me siento profundamente agradecido con el presidente Morales por apoyar mi nombramiento, los nuevos retos que se avecinan. Me considero un integracionista y lo asumo como una responsabilidad histórica con mi país y la región.
Bolivia vive un proceso único y los resultados que tenemos no solamente son valorados por los nacionales sino también por la comunidad internacional. He sido parte de esas grandes transformaciones y beneficios para el pueblo.
Siempre conversamos con el presidente Morales, y, desde el ALBA, buscamos impulsar lo que se plantea desde Bolivia, una agenda global que abogue por los derechos de la Madre Tierra, el acceso común al agua, asuntos de derechos humanos, etc.
—Por cierto, en el contexto de la renuncia de Venezuela a la OEA, ¿conoce de algún otro país del ALBA que haya manifestado adoptar una determinación similar?
No he tenido la oportunidad de conversar con las autoridades pero si con los movimientos sociales de nuestros pueblos y resulta evidente la solidaridad con Venezuela. He notado que varias comunidades y líderes de organizaciones sociales simpatizan con el gobierno venezolano y hasta hay voces, muy en la base, que sugieren que debemos seguir aprendiendo de ese proceso, de las políticas que fomentan el poder popular.
—Por último, ¿qué piensa del llamado que hizo el presidente Maduro a conformar una Asamblea Constituyente?
Lo que promueve la Revolución Bolivariana es el poder del pueblo, su soberanía. Cuando escuché este anuncio por los medios de comunicación pensé que para tomar una decisión así se necesita coraje, y el presidente Maduro lo tiene, de eso estoy convencido. Además, abre una gran oportunidad para conformar una Asamblea Constituyente que responda a las necesidades, ideales y metas de cada venezolana y venezolano, en un preciso ambiente de diálogo.