Desde Guinea: un firme compromiso con la Revolución Cubana
Con un radiante brillo en los ojos y una sonrisa cálida, el guineano Dabo Bengaly habla de su amor por Cuba, iniciado en 1961 cuando vino a estudiar la Licenciatura en Literatura Hispano-Americana en la Universidad de La Habana.
De aquellos años recuerda a un país movilizado, marcado por el inicio de la Revolución en enero de 1959 y por la campaña de alfabetización, que redujo el índice de analfabetismo a menos de un 3 %, lo cual también costó varios mártires como los jóvenes maestros voluntarios Conrado Benítez y Manuel Ascunce Domenech, asesinado por grupos de contrarrevolucionarios.
El también Presidente de la Asociación de Amistad con Cuba en República de Guinea relata que vivió hechos de gran trascendencia como la victoria en Playa Girón, que en menos de 72 horas derrotó una invasión mercenaria patrocinada y financiada por Estados Unidos. Días antes se declaró el carácter socialista de la Revolución Cubana y jóvenes alistados en las milicias defendieron con su vida a la patria.
En una reciente visita a La Habana explica a Granma Internacional que presenció los juicios sumarios a los mercenarios, apresados en el territorio de la Ciénaga de Zapata cuando trataban de huir hacia los Estados Unidos.
Los mercenarios con voz insegura trataban de evadir su responsabilidad dentro de la brigada invasora 2506 y tras ser sentenciados en Cuba, el gobierno revolucionario se los entregó a EE.UU a cambió de una compensación en medicinas y compotas.
En ese complejo escenario, llegaron los primeros becarios extranjeros a la Mayor de las Antillas procedentes de Viet Nam, Albania, Congo, Guinea, y otras nacionalidades para formarse en las universidades cubanas. Con ellos, el líder de la Revolución Fidel Castro Ruz sostuvo diálogos frecuentes.
Dabo Bengaly comenta: «Pusieron a nuestra disposición la literatura más actualizada y a los mejores profesores como los intelectuales Vicentina Antuña y Camilo Ureña. Ellos no ocultaron nada a sus estudiantes, enseñaban todo el caudal de conocimiento que poseían y cómo buscar más, algo sorprendente para los estudiantes, porque se notaba un vínculo diferente en la relación profesor-alumno».
De las conversaciones con Fidel recuerda su marcado interés para que los estudiantes extranjeros volvieran a sus países de origen para contribuir con el desarrollo social de sus comunidades, les hizo entender que la verdadera soberanía se alcanza con una revolución cultural, centrada en la dignidad del ser humano.
El guineano menciona como el hecho más trascendental vivido en Cuba su participación en 1970 en la zafra azucarera del pueblo conocida por los Diez Millones. Él estuvo alojado en un campamento en el municipio de Güira de Melena, en la entonces provincia la Habana, junto a otros estudiantes extranjeros. «Yo también corté caña en Cuba para llegar a la meta de producir diez millones de toneladas de azúcar para impulsar el desarrollo del país», asevera.
De su relación con los jóvenes cubanos nació su amor por una muchacha con la cual contrajo matrimonio y ya acumulan más de 40 años de casados, dos hijos y cuatro nietos. Dabo Bengaly siente orgullo al decir que formó una familia cubano-guineana.
Su quehacer en apoyo a la Revolución Cubana continuó al trabajar como diplomático en La Habana y luego fomentar la creación de varios grupos de solidaridad con Cuba en su país natal para defender las causas internacionales emprendidas por la Isla en la arena internacional.
«Nuestra labor –indica Dabo Bengaly- está centrada en acompañar a la Revolución cubana en sus diferentes luchas. Desde Guinea hemos apoyado el levantamiento del criminal bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos, también por poner fin a la ilegal ocupación del territorio que usurpa la Base Naval de Guantánamo».
En esas organizaciones participan muchos profesionales graduados en Cuba y sus familiares, allí se diserta de la historia y la realidad cubana, se promueven actividades para difundir los éxitos de la construcción del socialismo y se celebran efemérides vinculadas a la Revolución.
Por tales acciones Bengaly recibió la Medalla de la Amistad conferida por el Consejo de Estado de la República de Cuba en 1993. Continúa en sus planes solidarios y comenta la propuesta de convocar a una gran organización internacional en África, que alcance más de 15 países occidentales, que puedan desarrollar una labor divulgativa de la cultura de la Mayor de las Antillas en el llamado continente negro.
Significa que su conocimiento sobre la nación caribeña se debe a la obra de Fidel Castro Ruz. Antes del triunfo de la Revolución, Cuba era para los africanos un país lejano, destacado sólo por su música y el boxeo. A partir del 1ro de enero de 1959, esta Isla caribeña fue el foco de atención para todos, primero por su respaldo a la descolonización de África y luego por la ayuda solidaria desplegada para erradicar los males sociales heredados por tantos años de colonización».
Destaca el primer contingente de médicos cubanos enviados a Argelia en 1963 y la singular ayuda brindada para acabar con la letal epidemia del ébola en Liberia, Sierra Leona y Guinea Conakry, con el envío del Contingente Internacional especializado en el enfrentamiento a desastres y graves epidemias Henry Reeve.
Más de 250 colaboradores de la salud de la Isla curaron a los guineanos y combatieron el virus del ébola, exponiendo sus propias vidas. Indica que ellos han servido a los más necesitados del mundo de forma altruista y por amor a la humanidad.
Por tanto, señala la necesidad de escribir la historia de la amistad entre Cuba y África en el ámbito de la colaboración internacionalista. Y Afirma: «En el continente africano está la sangre de los combatientes cubanos y nunca pidieron nada a cambio, obraron sólo para construir una sociedad más justa».