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¿Cómo es un paradigma?

Datum: 

04/01/2017

Quelle: 

Juventud Rebelde

Autor: 

Las cenizas de Fidel reposan en el cementerio Santa Ifigenia, de Santiago de Cuba, en una modesta piedra de granito, pero el revolucionario que siempre fue ha comenzado, en realidad, otra dimensión de su lucha.
 
Así lo revelaba, incluso, cuatro meses antes de su fallecimiento el pasado 25 de noviembre, un sondeo realizado a jóvenes, durante un seminario de preparación para dirigentes juveniles de las universidades de todo el país, diseñado por el Buró Nacional de la Unión de Jóvenes Comunistas y el Secretariado Nacional de la Federación Estudiantil Universitaria.
 
El fundador de la Revolución Cubana siempre prestó una especial atención a los jóvenes, porque muy bien sabía él, como gran visionario, que en sus manos está el futuro de la Patria. «Si los jóvenes fallan, todo fallará», afirmó. Por ello numerosas fueron sus conversaciones con ellos, lo mismo en una escuela, un teatro, una fábrica, que en el surco; espacios donde los condujo por el mejor camino de la vida, y donde fue explícito en subrayar sus virtudes, espíritu, audacia y la confianza invariable en ellos.
 
Esa convicción de Fidel y otras de sus relevantes características afloran en esta investigación, las cuales debemos tener en cuenta en esta hora de Cuba, cuando estamos ante el desafío de continuar el legado del fundador de la Revolución Cubana. A los muchachos y muchachas se les preguntó, entre otros temas, si tenían algún paradigma de dirigente político exitoso y, en caso de ser positiva su respuesta, quién era y cuáles eran sus razones para esa elección.
 
De los participantes en el sondeo, la mayoría respondió con el nombre del Comandante en Jefe. Y esa es una valiosa luz que ofrece esta exploración del Centro de Estudios sobre Juventud (CESJ), si tenemos en cuenta que quienes estudian en las universidades son la generación que menos tiempo convivió junto a Fidel en el ejercicio activo de sus responsabilidades políticas, estatales y gubernamentales.
 
Entre los muchos criterios que estamparon para seleccionar a Fidel como su modelo de líder exitoso, destacaron como primera característica «su preparación e inteligencia, en segundo lugar su liderazgo, y en tercer puesto su compromiso con su pueblo, su país y la humanidad toda». Otros apuntaron que «por ser el hombre más grande que ha tenido, tiene y tendrá Cuba», «por su condición de permanente educador social», «por su excelente oratoria» y «porque ha sabido hacer en el momento justo, lo que era necesario en correspondencia con su exacto sentido histórico».
 
Igualmente los más nuevos designan al líder histórico como referente, pues «siendo aún muy joven, logró hacer una revolución que colocó a la Mayor de las Antillas en un escenario del cual muchos nos sentimos orgullosos». Además, lo consideran «ese tipo de persona que da gusto escuchar, mirar y observar sus gestos. Fidel es el diccionario de las ideas, ejemplos, acciones y valores; ese diccionario que es imprescindible que todo joven y cubano consulte para llegar a ser dirigente o persona exitosa».

Nunca dejó de ser joven
 
En el estudio se evidencia que Fidel es «junto a Martí, el cubano que más ha hecho por nuestro país y la humanidad»; «es el dirigente más humano, integral» que han conocido; «es un líder que logra comprometer a un auditorio y sabe establecer el diálogo» y «es un guía mundial, el más extraordinario de todos los estadistas, con un gran ejemplo personal, capacidad de liderazgo y confianza en los jóvenes».
 
Hubo quienes se decidieron por Fidel porque «ha logrado ser líder para distintas generaciones, por su diseño de una Cuba para todos y porque ha sabido corregir cualquier error sin temor y asumiendo una postura educativa»; «ha demostrado durante todos estos años que, pese a tantas dificultades, sí se puede hacer mucho más cada día», porque «logró mover a todo un país en función de una Revolución» y «consiguió cambiar su tiempo, resistir y vencer en toda contienda».
 
Ese es Fidel, y los jóvenes admiran «su humildad, pensamiento, análisis integrador, desvelo cuando le preocupa algo y el amor que siente hacia los universitarios», «su forma de comportarse, actuar y comunicar»,  su «integridad y estabilidad moral, su rigor y exigencia». Admiran al hombre «que nunca dejó de ser joven, rebelde y líder», que «ha sabido hacer con Cuba lo que ha debido hacerse», al hombre que es «inteligente, digno, honesto, patriota; cualidades que se deben imitar».
 
Otros argumentos que validaron la selección fueron: «por ser valiente, triunfador, carismático, optimista, responsable y amigo»; «por saber llegar a todas las personas y emplear métodos que favorezcan siempre al que más lo necesita»; «por ser movilizador y motivador de grandes masas populares»; «por el don de no rendirse y de que todos se sientan representados por él», y sobre todas las cosas, «por ser un joven eterno e iluminarnos con su luz».

Otros paradigmas
 
El sondeo asimismo mostró otros paradigmas como Ernesto Guevara de la Serna, ya que «siempre militó en el bando de los que dicen mejor ahora y no mañana», por su «ejemplo como ser humano, su solidaridad, transparencia al exponer criterios y la preocupación por los pueblos de América Latina y el Caribe», por ser «un hombre de todos los tiempos y marxista», y un «ejemplo para todos los jóvenes que confían en un mundo mejor, por ser combativo hasta el cansancio y no retroceder hasta lograr sus objetivos».
 
Seleccionaron también al Guerrillero Heroico por su «firmeza en las ideas e intransigencia revolucionaria»; por su «capacidad de convocar, por su concepción política, forma de actuar y llegar a los cubanos con la bandera del altruismo y la igualdad entre los pueblos». Lo destacan por ser «faro y guía para nuestra América» y porque «dio a conocer en su obra El socialismo y el hombre en Cuba los valores que deben distinguir a un joven revolucionario».
 
En la elección, los jóvenes líderes también incluyen a Camilo Cienfuegos Gorriarán. Justifican su elección en que era «alegre, dinámico, jaranero, pero a la vez muy revolucionario y responsable»; «fue un hombre de pueblo» y poseía «un carácter que lo hacía digno de que lo siguieran siempre». Igualmente seleccionaron a Julio Antonio Mella porque «fue un joven que en poco tiempo hizo cosas grandes por la Federación Estudiantil Universitaria —organización de la cual fue su fundador— y por el país, algo que el mismo Fidel aseguró».
 
Hubo quienes se refirieron también a Eduardo Chibás, pues «generó en nuestro país la lucha contra la corrupción política, administrativa y los males sociales»; y a Frank País García, por su «capacidad organizativa, su osadía y valentía con solo 22 años de edad».
 
Entre los escogidos no podía faltar la figura de nuestro Héroe Nacional, José Martí, ya que lo consideran un ser superior, casi mesiánico, que ha sido inspirador y maestro de los revolucionarios cubanos más destacados que han surgido después en el tiempo, entre ellos Fidel, considerado su mejor discípulo.
 
Pero los jóvenes no solo se fijaron en Fidel y otras figuras de nuestra historia, sino en personas que hoy contribuyen a edificar un país mejor. Todos de una forma u otra son hombres que comparten o compartieron los mismos ideales que nuestro Fidel, esos ideales de vínculo permanente e indisoluble con el pueblo, su brillante oratoria, magisterio constante y su entrega sin límites a la causa de la Revolución.

Cuba... ¿sin Fidel?
 
En el invencible caguairán tienen las futuras generaciones de cubanos, como en Martí, un paradigma y una motivación profunda para dar continuidad a su obra. Como asegura Teresa Viera Hernández, directora del Centro de Estudios sobre la Juventud, los argumentos brindados por los jóvenes demuestran que no habrá una Cuba sin Fidel, esa inquietud que ronda a muchos enemigos y preocupación sana de no pocos amigos.
 
Recuerda que en entrevista reciente Miguel Barnet, presidente de la Unión Nacional de Escritores y Artistas de Cuba, lo planteaba como un imposible, haciendo símil con que tampoco ha habido nunca una Cuba sin Martí. «Fidel estuvo siempre tan inmerso en todo, que cualquier lugar, proyecto, sector y grupo poblacional tendría todas las razones para pensarse desde su imagen y figura; y así es.
 
«Fidel es cada escuela, palacio de pioneros, hogar de niños sin amparo familiar, institución de servicios de salud, proyecto sociocultural, instalación deportiva, proceso de entrenamiento en ciclo olímpico, instalación artística o científica y, también, cada éxito artístico, resultado deportivo, nuevo avance científico, prosperidad local, persona salvada y nuevo universitario o técnico que contribuyen con llevar a esta Isla a indicadores de calidad de vida de excelencia.
 
«Como también permanece en el imaginario de ideal de conducta, de liderazgo, de conducción de grupos de personas y procesos. Todas estas ideas han sido incorporadas en la convicción de Yo soy Fidel, como actitud a asumir y legado por transmitir. Esa es la esencia de su imperecedera existencia. Entonces no cabe otro análisis que revalorizar la inquietud: Cuba… ¿sin Fidel? Imposible».