Hebe de Bonafini: Fidel, donde quiera que estés, no nos abandones
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No quiso escribir nada por estos días. Tampoco ofrecer declaraciones a la prensa que la acosaba buscando algún comentario. Prefirió refugiarse en el silencio, la soledad y los recuerdos. Se había marchado alguien que siempre mereció todo su cariño y respeto. Solo ante la insistencia de su equipo de prensa, optó por grabar unas palabras de homenaje a su entrañable amigo Fidel. Al final del mensaje, sin poder contener las lágrimas y visiblemente afligida, le pidió: “donde quiera que estés, no nos abandones”.
Y es que para Hebe de Bonafini, Presidenta de las Madres de Plaza de Mayo, el Comandante en Jefe es de las pocas personas que son imprescindibles. “Fue nuestra inspiración cuando unas pocas madres comenzamos las marchas silenciosas alrededor de la pirámide de la Plaza de Mayo -en los años de la dictadura militar- para pedir por nuestros familiares, amigos y compañeros desaparecidos”.
Para esta mujer, símbolo de resistencia y amor, Fidel las acompañó siempre en esas rondas, las que se convirtieron -con el paso del tiempo- en uno de los movimientos sociales más importantes de la historia.
He tenido el privilegio de compartir con ella en varias ocasiones en estos dos años en Argentina. En todas ellas siempre ha estado presente una frase, una anécdota o un recuerdo de su relación especial con el Líder de la Revolución Cubana.
Con su inseparable pañuelo blanco y su lento andar, Hebe traspasó en dos ocasiones el portón de la embajada de Cuba en Buenos Aires para rendir homenaje y conversar, muy bajito, casi en susurros con Fidel, un hombre por el que siente gran amor y cariño. En ambas estuvo acompañada de varias de las madres que han estado a su lado en todos estos años.
La primera vez escribió en el libro de condolencias: “A la familia de Fidel, al querido pueblo cubano, reciban mis lágrimas, mis abrazos y mis besos en este momento tan duro para todos, que nunca hubiera querido que llegara. Él, donde quiera que esté, seguro estará acompañando nuestras luchas y alumbrará con su sabiduría nuestro camino. Sin él Latinoamérica no será la misma, el sol no brillará como antes y la luna dejará caer sus lágrimas cada noche”.
Sentidas y hermosas palabras que reflejan la cercanía de Hebe y las Madres a Fidel y la admiración que sienten por él. “No tenía fuerzas para venir, por eso espere hasta hoy para hacerlo. Cuando me enteré no podía creerlo. Solo cuando recibí tu llamada, supe que era cierto y pensé que el mundo se había quedado a oscuras”, me dijo con lágrimas en los ojos cuando la recibí en la puerta de la embajada.
Días antes le había dicho a la corresponsal de Prensa Latina en Buenos Aires “… no hay día que me despierte y no piense en él, estoy siempre atenta a cualquier escrito que haga, a las noticias. Admiro todo lo que ha hecho por su pueblo, por Latinoamérica, el ejemplo que fue y sigue siendo siempre”.
Una vez me confesó que le agradecerá siempre al Comandante en Jefe el inigualable gesto de ser el primero en llamarla cuando torturaron a su hija. “Siempre se preocupó por mi familia. Ese es Fidel, pendiente de todo y de todos”.
Para Hebe, Fidel siempre estará en nuestros corazones, en nuestras vidas, porque es parte imprescindible de este mundo.
Con un “Hasta siempre Fidel” abandonó la embajada la segunda vez que nos visitó para rendirle homenaje a su amigo. En sus rejas, junto a rosas blancas, poesías y mensajes, dejó un pañuelo blanco, el mismo que las acompaña desde hace 40 años.
Madres de la Plaza de Mayo rinden homenaje a Fidel