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La generosidad de nacer para nosotros

Fidel Castro y Carilda Oliver Labra. Foto: Ramón Pacheco Salazar
Fidel Castro y Carilda Oliver Labra. Foto: Ramón Pacheco Salazar

Datum: 

02/12/2016

Quelle: 

Periódico Granma

Autor: 

Fidel vuelve sobre sus pasos de gigante, a andar la tierra a la que tanto amó y dedicó su vida. En su travesía se siembra en cada pueblo, renace en el corazón de la gente que acude a su encuentro emocionada y comprometida.
 
Él es como ese suelo donde germina la conciencia del cubano, sostuvo la poetisa Carilda Oliver Labra, una de las personas que mejor descifró la naturaleza indomable y el genio del líder revolucionario en su juventud.
 
Tras firmar el juramento del concepto de Revolución, la Premio Nacional de Literatura admitió que la partida física del Comandante en Jefe «es un dolor que no puedo todavía interpretar, crece desde una profundidad implacable…».
Midiendo, con su ya legendaria mirada de ojos azules, dijo que «quizá allí donde todos tenemos nuestra raíz más honda, allí desde donde absorbemos la vitalidad más esencial de nuestro ser como nación, subyace este espíritu poderoso, esta naturaleza elemental que alguna vez tuvo la generosidad de nacer para nosotros, de concretarse en carne y ardiente palabra».
 
Y entonces, Carilda fue más lejos: «Tal vez si nos miramos bien adentro, si tenemos la sagacidad de observarnos con limpieza podemos encontrar una altivez, una fuerza, un espacio turbulento que es fundamentalmente el sitio en el cual se han originado los cubanos ejemplares.
 
«Hablar de su vida, de lo que ya representa para millones de personas, puede parecer casi un acto de vanidad, porque él ni siquiera le pertenece a los cubanos totalmente. Convertido en un ciudadano del mundo ha repartido su presencia luminosa, haciendo suya las causas desesperadas de esos pobres de la tierra, de esos menesterosos con quienes nos enseñó a compartir nuestra propia suerte a través de acciones de solidaridad».
 
La intelectual matancera, autora de ese épico poema Canto a Fidel, diana de guerra indisolublemente ligada a la epopeya histórica de la Revolución Cubana y a ese hombre extraordinario, resumió con mayor aliento: «Yo estoy segura que tenemos algo más que su imagen convertida en símbolo de la rebeldía y de la resistencia. Nos queda la sensación de su presencia interminable, esa certidumbre de que para encontrarlo no es necesario recordar, porque como dije al principio está metido en nuestros átomos como la raíz en la tierra».
 
Amante de todo simbolismo, de lo mágico y lo real, el cercano encuentro del Comandante en Jefe Fidel Castro con el Héroe Nacional, José Martí, añade para Fátima Patterson, directora del Grupo de Teatro Estudio Macubá, una nueva fortaleza para los santiagueros y su Ciudad Heroína.
 
Fidel le dijo una vez, desde el parque Céspedes, a este pueblo: «¡Gracias Santiago!», y qué podemos decirle nosotros a este hombre con quien tenemos una infinita deuda, que va desde la libertad que nos legó hasta una obra integral que nos dignifica en todo el mundo, expresó la también destacada actriz.
 
«De la cultura podrían hablarse muchas cosas, porque no hay en su campo hecho mayor que la Revolución misma, pero recuerdo las veces en que coincidí y pude dialogar con él en congresos de la Uneac, que no había inquietud por ínfima o motivación personal, a la que no le diera respuesta y seguimiento.
 
«Luego tuve el gran orgullo de estar y disfrutar su presencia en el 7mo. Congreso del Partido, donde a través de sus ideas y convicciones nos transmitiera ese legado que lo hace imponente y nos da a todos un segundo aire, para encauzar las transformaciones del país en las difíciles circunstancias que vive el mundo».
 
Todo ello, ante su desaparición física, enfatiza, reclama un momento para repensar qué hacer en gratitud a este gran hombre que nos ha dado tanto, y que gracias a la vida es nuestro, de los cubanos, y por si fuera poco ha elegido en este instante al Santiago de Cuba que tanto amó.
 
«Y a la casa museo de alguien que tanto se identificara con él —del Frank País a quien calificó el más útil de los combatientes— fui con mis vecinos de Los Hoyos, como no puede ser de otra manera para los santiagueros en cada barriada, a reafirmarle con una rúbrica que le seré fiel, y decirle de corazón: ¡Gracias, Fidel!».