Una operación terrorista contra Cuba
El 22 de abril de 1976, alrededor de las cuatro y cuarenta de la tarde, cuando los niños de los funcionarios cubanos estaban a punto de regresar de la escuela, se produjo la explosión de una bomba de alto poder en el sexto piso de un edificio de apartamentos donde se encontraba la Embajada de Cuba en Lisboa, hecho en el que murieron los diplomáticos Adriana Corcho Calleja y Efrén Monteagudo Rodríguez, de 35 y 33 años de edad, respectivamente. El poderoso artefacto explosivo se encontraba dentro de un maletín, que había sido colocado en la escalera, junto a la puerta de uno de los apartamentos que ocupaba la sede, por un individuo que tocó y se retiró apresuradamente.
Adriana detectó la presencia de la carga explosiva y, comprendiendo el peligro que se cernía sobre sus compañeros, los alertó. Acto seguido se lanzó a tomar las medidas de seguridad pertinentes, pero la sorprendió una terrible explosión que la mató en el acto y también ocasionó la muerte de Monteagudo Rodríguez. El funcionario Alberto Álvarez Alfonso resultó herido. Los dos pisos donde se encontraba la representación cubana sufrieron grandes destrozos, y varios apartamentos de otros niveles también recibieron daños.
ANTECEDENTES HISTÓRICOS
En octubre de 1975 Angola había sido invadida por el ejército racista sudafricano, fuerzas armadas zairotas y organizaciones contrarrevolucionarias de origen angolano, apoyadas por el Gobierno de los Estados Unidos, con el objetivo de impedir que el Movimiento Popular para la Liberación de Angola y su principal líder Agostinho Neto, proclamaran la independencia de la nación.
Ante la compleja situación creada el MPLA solicitó la ayuda solidaria de Cuba, que no tardó en acudir en defensa del hermano pueblo angolano. A principios de noviembre, cuando los sudafricanos se encontraban a pocos kilómetros de Luanda por el sur y los zairotas junto con bandas terroristas del Frente Nacional para la Liberación de Angola se acercaban amenazadoramente a la capital por el norte, tropas especiales del Ministerio del Interior y unidades regulares de las Fuerzas Armadas Revolucionarias entraron en combate junto a las Fuerzas Populares para la Liberación de Angola, obligando a los invasores a retroceder en ambas direcciones. El 11 de noviembre de 1975, en Luanda, durante un multitudinario acto en el que participaron miles de angolanos Agostinho Neto proclamó la independencia de la nación.
SE ORGANIZA LA REPRESALIA
El 20 de enero de 1976 asumió funciones como director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) George Herbert Walker Bush. Los grupos terroristas de origen cubano asentados en territorio estadounidense incrementaron su violento accionar con el visto bueno de la Casa Blanca, desatando una ola de actos terroristas contra oficinas comerciales y representaciones diplomáticas cubanas en América Latina y Europa, que ocasionaron nuevas víctimas y cuantiosos daños materiales. Al mismo tiempo, otros grupos terroristas que actuaban al servicio de la dictadura militar del general Augusto Pinochet, fueron enviados por la Dirección de Inteligencia Nacional de Chile a operar contra refugiados chilenos en el territorio europeo.
Posteriormente el connotado terrorista de origen cubano Luis Posada Carriles fue enviado a Chile para contactar con el neofascista italiano Stefano Delle Chiaie, de cuyo encuentro surgió la coordinación de atentados violentos contra miembros de la izquierda chilena y otros objetivos potenciales en Europa. En ese momento, en Lisboa, Portugal, Frank Carlucci[1] era el embajador de los Estados Unidos.
LAS DENUNCIAS DE FIDEL
El 6 de junio de 1976 al referirse a estos grupos terroristas, el Comandante en Jefe Fidel Castro expresó: «Incluso la propia CIA, que los amaestró y los instruyó, es muchas veces incapaz de controlarlos. Esto no quiere decir que la CIA no tenga responsabilidad con estos hechos. La CIA es la CIA, y a veces simula no tener responsabilidades; y a veces, efectivamente, esos elementos actúan por su cuenta, pero nadie sabe cuándo la CIA los está utilizando. La CIA les enseñó a manejar los explosivos, la CIA les enseñó a manejar instrumentos de muerte, y hoy hasta la propia CIA y los organismos policiales de Estados Unidos son a veces incapaces de controlarlos».[2]
El 15 de octubre de 1976, en el discurso pronunciado en la Plaza de la Revolución, durante el acto de despedida de duelo de las víctimas del avión civil cubano, saboteado unos días antes en pleno vuelo frente a las costas de Barbados, donde murieron las 73 personas que viajaban a bordo, Fidel denunció: «En los últimos meses el Gobierno de Estados Unidos, resentido por la contribución de Cuba a la derrota sufrida por los imperialistas y los racistas en África, junto a brutales amenazas de agresión, desató una serie de actividades terroristas contra Cuba. Esa campaña se ha venido intensificando por día y se ha dirigido, fundamentalmente, contra nuestras sedes diplomáticas y nuestras líneas aéreas».[3]
EL JUICIO CONTRA EL AUTOR MATERIAL
Algún tiempo después se conoció que los autores intelectuales del atentado contra la Embajada de Cuba en Lisboa eran antiguos colonos portugueses que habían sentido afectados sus intereses debido a la colaboración internacionalista prestada por los combatientes cubanos en defensa de la independencia de Angola, y que actuando en represalia, habían contratado a miembros de una red terrorista de extrema derecha que funcionaba clandestinamente en Portugal, con el objetivo de que hicieran estallar una bomba en la sede diplomática cubana.
El 15 de diciembre de 1977, Ramiro Moreira, autor material del atentado terrorista contra la Embajada cubana en Lisboa, que pertenecía al cuerpo de seguridad de un partido de derecha, compareció ante el Tribunal Militar Territorial de Lisboa para responder por la realización de más de 60 operaciones terroristas en las que había participado.
La confirmación de la identidad de Moreira se produjo por las declaraciones formuladas ante ese tribunal por el diputado socialdemócrata a la Asamblea de la República Eduardo José Viera, quien admitió la verdadera identidad del acusado. Moreira, al igual que otro de los reos, se escudó en un precepto legal que le permitía no declarar en ningún proceso jurídico, y remitir a los jueces a su abogado defensor para que este realizara las aclaraciones correspondientes y respondiera cualquier pregunta.
En 1978, al final del juicio que duró ocho meses, una docena de acusados vinculados a estos hechos terroristas fueron absueltos, lo que tuvo cierta repercusión en los medios de difusión portugueses. En este proceso el exjefe de la Policía de Seguridad Pública, capitán Mota Pinto, fue acusado en la misma causa, señalándose como la persona que le indicaba a Moreira los lugares en que se debían colocar los artefactos explosivos. Moreira fue sancionado a 21 años de privación de libertad.
UNA ACUSACIÓN QUE CONTINÚA VIGENTE
El 23 de agosto de 1981, el abogado portugués Levi Baptista, representante legal de los familiares de los dos funcionarios cubanos asesinados, acusó a la CIA de estar involucrada en el atentado dinamitero contra la Embajada de Cuba en Portugal. El conocido jurista declaró que sobre Ramiro Moreira recaían las mayores acusaciones, pero advirtió que aún permanecían en libertad quienes lo habían mandado a cometer esos crímenes. Aquellas palabras continúan vigentes, y nadie sabe si algún día encontrarán eco en la justicia. Tras un breve tiempo en prisión, Moreira logró evadirse y eludió la sanción huyendo hacia España. En 1991 fue indultado por el Gobierno de Mario Soares.
Los principales responsables de la detonación de la bomba que estalló en la Embajada de Cuba en Lisboa no tuvieron en cuenta que también habían puesto en peligro la vida de sus compatriotas, incluyendo ancianos, mujeres y niños residentes en el inmueble saboteado.
Ante tales crímenes el pueblo cubano siempre ha respondido con nuevas fuerzas para defender sus conquistas. Hoy, al cabo de cuatro décadas de aquel hecho, las nuevas generaciones recuerdan con profunda admiración a Adriana y Efrén, y esa manifestación de respeto hacia los caídos es, precisamente, uno de los factores que hacen invencible a un pueblo que se mantiene fiel a su historia.
* Investigadores del Centro de Investigaciones Históricas de la Seguridad del Estado
[1] En 1978 Frank Carlucci fue designado subdirector de la CIA y en 1987 fue asesor de Seguridad del presidente Ronald Reagan.
[2] Acto central conmemorativo del XV Aniversario del Ministerio del Interior; teatro Karl Marx, La Habana, Ediciones OR, Ene-Mar/76: p. 36.
[3] Discurso pronunciado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, Primer Secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba y Primer Ministro del Gobierno Revolucionario, en el acto de despedida de duelo de las víctimas del avión de Cubana destruido en pleno vuelo el 6 de octubre, efectuado en la Plaza de la Revolución el 15 de octubre de 1976, “Año del XX aniversario del Granma”, periódico Granma, 16 de octubre de 1976.