Fidel es un hombre de altura
“Fidel es un hombre de altura, un pensador, un hombre que estudia, una criatura totalmente ajena al mundo político que le tocó vivir, como raras excepciones. Un hombre que se prepara, que estudia, que nunca cree suficiente el conocimiento adquirido, que somete a crítica sistemáticamente todo, a tal punto que tú no puedes ir nunca ante él sin estar preparado”
[…]
“Llegó a acumular un caudal tal, que no se puede hablar de él sin pensar en su sólida formación cristiana, sin pensar en su sólida formación marxista, en su sólida formación revolucionaria universal.
Fidel es ante todo un revolucionario, un hombre que rechaza todo dogma, un hombre que reinterpreta continuamente la realidad y cree en las capacidades del hombre, el internacionalismo, en la vocación redentora de todo revolucionario, eso es lo que lo aproxima y acerca a los mejores valores”.
[…]A Fidel Le gusta todo menos el engaño y la simulación, no le gustan tampoco las omisiones. Con él hay que estar dispuesto a la verdad”.
“Hay que quererlo porque su vida ha sido consagración y ha sido ejemplo. Es un hombre. Yo nunca lo he divinizado, ni lo he convertido en infalible. Yo creo que la lealtad y la incondicionalidad al líder de una revolución están en su culto a la verdad, él se informa, estudia, conoce el mundo y por eso sobrevivió a la revolución universal, hizo la suya y la vio en todas sus etapas“.