Fidel Castro: “Ser cubano implica un deber: no cumplirlo es crimen y es traición”
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El anunciado regreso a Cuba del ex presidente Dr. Carlos Prío Socarrás, que durante más de tres años se ha mantenido exiliado en Estados Unidos, ha provocado disímiles comentarios y especulaciones, tanto en las esferas de la política oficial, como en los sectores de la oposición. Con el propósito de dar a conocer algunas opiniones responsables, de diversos sectores nacionales, BOHEMIA trae a sus páginas los criterios sustentados por representativos de diferentes sectores, que enjuician, con su personal punto de vista, las consecuencias que para Cuba podrían derivarse del retorno al suelo patrio del depuesto presidente constitucional.
Fidel Castro
El líder del movimiento revolucionario del 26 de julio, que dio como resultado los acontecimientos producidos en el cuartel Moncada, de Santiago de Cuba, tajantemente expresa su criterio ante el reportero de BOHEMIA.
—CARLOS Prío no puede regresar a Cuba, sin que lo envíen al Castillo del Príncipe donde guardan prisión varios cubanos, falsamente acusados de terrorismo, en una causa donde se le incluye a él como principal responsable del tremebundo plan. No se concibe, por tanto, que Batista y su ministro Santiago Rey declaren públicamente que Prío no será molestado, cuando existen ya tres órdenes de detención contra él, dictadas por el Tribunal de Urgencia. Para que Prío pueda regresar a Cuba sin dificultad, tendría que aprobarse una nueva amnistía política, o de lo contrario sería necesario admitir que los tribunales hacen exactamente lo que les ordena el ministro de Gobernación y el dictador Batista.
En torrente verbal continúa:
—Si Carlos Prío puede regresar a Cuba e instalarse tranquilamente en su residencia de La Chata, ¿por qué están presos entonces, en el instante que hago estos pronunciamientos, Juan Pedro Carbó, Manuel Carbonell Duque, José Machado y otros, acusados en la misma causa que Prío? ¿Por qué han estado presos durante más de dos semanas, Pascasio Lineras, Manuel Alfonso y Evelio Duque?
Llevando el tema hacia los más dramáticos aspectos, arguye:
—Mi propio hermano tuvo que tomar el camino del exilio, acusado en dicha causa, por haber puesto una bomba en un cine de La Habana, cuando se encontraba a mil kilómetros de distancia, junto a mi padre enfermo, en la provincia de Oriente. No sé si son sinceras, por consiguiente, las palabras de Prío anunciando su regreso a Cuba en son de paz.
Y formulando interrogaciones, añade:
—¿Lo dejarán hablar a él, lo dejarán comparecer ante algún programa de televisión; le permitirán escribir, le darán oportunidad de realizar actos públicos? Entonces tendríamos que reconocer que Prío es un afortunado en esta situación, porque a mí, que soy un ciudadano igual que los demás y con los mismos derechos, de acuerdo con una Constitución supuestamente en vigor, no se me permite en absoluto ninguna de esas actividades lícitas, y he sido clausurado mediante un insólito expediente personal, abierto por tiempo indefinido en el ministerio de Comunicaciones, según consta en telegrama 142, R-OV-OF Urgente, de fecha junio 13 de 1955, enviado a Unión Radio y al Canal 11. Todo esto antes de clausurar drásticamente el periódico La Calle.
Insistiendo en el tema del regreso del ex presidente, vuelve a la carga:
—Prío podrá venir en tales condiciones y tal vez Batista se lo agradezca; pero yo no estoy dispuesto a hacerle ningún favor a este régimen afrentoso. Ya estoy haciendo la maleta para marcharme de Cuba, aunque hasta el dinero del pasaporte he tenido que pedirlo prestado, porque no se va ningún millonario, sino un cubano que todo lo ha dado y lo dará por Cuba. Volveremos cuando podamos traerle a nuestro pueblo la libertad y el derecho a vivir decorosamente, sin despotismo y sin hambre.
E insistiendo en sus puntos de vista:
—Después de seis semanas en la calle y ver las intenciones de la camarilla gobernante, dispuesta a permanecer en el poder veinte años, como piden los adulones y aprovechados sin conciencia, ya no creo ni en elecciones generales. Cerradas al pueblo todas las puertas para la lucha cívica, no queda más solución que la del 68 y la del 95. Hay que reparar el ultraje que significa este régimen para todos los que han caído por la dignidad de Cuba, desde Joaquín de Agüero hasta Jorge Agostini.
Y en plano de repetir sus propias declaraciones y ratificar su posición, agrega:
—Como dije ante el Tribunal de Urgencia de Santiago de Cuba, cuando fui juzgado por los hechos del 26 de julio, somos cubanos y ser cubano implica un deber: no cumplirlo es crimen y es traición. Vivimos orgullosos de la historia de nuestra Patria; la aprendimos en la escuela y hemos crecido oyendo hablar de libertad, de justicia y de derechos. Se nos enseñó a venerar, desde temprano, el ejemplo glorioso de nuestros héroes y mártires. Céspedes, Agramonte, Maceo, Gómez y Martí fueron los primeros nombres que se grabaron en nuestro cerebro; se nos enseñó que el Titán había dicho que la libertad no se mendiga, sino que se conquista con el filo del machete; se nos enseñó que para la educación de los ciudadanos en la Patria libre, escribió el Apóstol en su Libro de Oro: “cuando hay muchos hombres sin decoro, hay siempre otros que tienen en sí el decoro de muchos hombres, y esos son los que se rebelan con fuerza terrible contra los que le roban a los pueblos su libertad”. Se nos enseñó que el 10 de octubre y el 24 de febrero, son efemérides gloriosas y de regocijo patrio, porque marcan los días en que los cubanos se rebelaron contra el yugo de la infame tiranía; se nos enseñó a querer y defender la hermosa bandera de la estrella solitaria y a cantar todas las tardes un himno cuyos versos dicen que “vivir en cadenas es vivir en oprobios y afrenta sumidos” y “que morir por la Patria es vivir”.
(BOHEMIA: 10 de julio de 1955. No. 28. Año 47. p. 62)