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Fidel el fin del año 1959 en el hotel Habana Hilton

Entrada de Fidel en el Pavillón, tocado con un sombrero de Yarey.

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Periódico Granma

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Fue un homenaje a la fraternidad hacia todos los pueblos, la cena inédita de fin de año que se celebró en el entonces Hotel Habana Hil­ton (hoy Habana Libre) el 31 de di­ciembre de 1959.
 
“A Cuba pueden venir todos los hombres y mujeres del mundo sin discriminación”, dijo el Primer Mi­nistro, doctor Fidel Castro que auspició aquella cena en su carácter de presidente del Instituto Nacional de la Industria Turística (INIT), del cual fungía como director su compañero de luchas estudiantiles y luego abogado de oficio del juicio del Moncada, doctor Baudilio Cas­tellanos.
 
Numerosas personalidades mun­­­­­­dia­les, y agentes de lo que llamamos hoy “la industria del ocio” asistieron a la cena en el Salón Pavillón del hotel y de hecho ponía en práctica uno de los enunciados de su alegato La Historia me Ab­solverá. Este decía “que el turismo podría ser una enorme fuente de riquezas”.
 
Entre muchas figuras importantes asistieron Giselle Hallimí, una de las mejores defensoras de la cau­sa argelina en los tribunales fran­­­­ceses. Todos los argelinos que en­tonces eran acusados de luchar por liberarse del colonialismo francés, encontraban en la joven abogada una defensora inclaudicable, tenaz y eminente. Entre los cineastas, por ejemplo, asistieron, los directores ita­lianos Cesar Zabatini y Otello Mar­tinelli.
 

El vicepresidente de la Auto Sales Agency, de New York le solicita un autógrafo a Fidel. Foto: Panchito Cano

Otros de los personajes cimeros —este en el campo del deporte—fue el supercampeón de boxeo norteamericano Joe Luis, que formó parte de la mesa que ocupó el máximo líder Fidel Castro Ruz, junto a algunos representantes del turismo norteamericano.
 
Aquel primer fin de año en Re­volución no tenía precedentes en la historia de Cuba. En el grandioso Hilton se borraron definitivamente ese día barreras absurdas de color de la piel, posición social y credos. Justamente en el Salón Pavillón,  meses antes, a principios de enero, se habían hospedado, revoluciona­riamente, los primeros contingentes del Ejército Rebelde que arri­ba­ron victoriosos a La Ha­bana, aún impregnados con el olor a monte y pólvora, peludos y barbudos.
 

El gran campeón de boxeo Joe Louis, conversa con Fidel. Foto: Panchito Cano

A propósito de los visitantes y la cena inédita del estrenado INIT y de la Revolución, se pronunciaron nu­merosos norteamericanos. El edi­­­tor del Philadelphia Tribune, Eugene W. Rhody, escribió: “Me he sentido hondamente emocionado con lo que he visto en La Habana, durante mi viaje a esta magnífica ciudad. Después de oír al doctor Fidel Cas­tro creo que está sinceramente de­dicado a luchar por las causas justas de todos los pueblos”.
 
Por su parte el publicista de Los Án­­geles, California, Wm.B. Graham, asentó: “Este es mi cuarto viaje a La Habana y nunca antes había visto las demostraciones de prosperidad y contento que ahora vi. Yo estoy convencido que la propaganda sobre Cuba en la prensa americana ha estado extraviada, y no da ninguna idea de la realidad de lo que ocurre. Cuba hoy es el más sobresaliente ejemplo de real de­mocracia y trabajo”.
 

Giselle Hallimí. Foto: Panchito Cano

El vicepresidente de la Auto Sales Agency de Nueva York, reconocido empresario negro de esa ciudad se abrió paso en el Pavillón hasta la mesa donde estaba Fidel a la hora de la cena para que le firmara un autógrafo. Los fotógrafos lo se­guían dada su personalidad. Otros muchos agentes de turismo y ne­gocios lo imitaron.
 
Aquella noche el máximo líder vestía uniforme rebelde, de gala, y estuvo tocado largo rato con un sombrero de Yarey.
 
Al menos, como periodista, to­mé más de una docena de opiniones de los norteamericanos asistentes, semejantes a las recogidas en esta nota de una noche memorable. Al día siguiente, 1ro. de ene­ro de 1960, a la 1:30 de la tarde, volvió Fidel al Hotel para reunirse con los invitados en la Suite 420, acompañado por Baudilio Castellanos y Jesús Montané, este último compañero del Moncada, el Granma y vicepresidente del INIT. Fue en esta oportunidad que el máximo líder expuso ampliamente el plan turístico que se desarrollaba en Cuba e invitó a los visitantes a disfrutar plenamente de todas las bellezas de nuestras playas y más atracciones turísticas, incluyendo las aguas medicinales. De nuestro clima y las más sanas diversiones (ya estaban abolidos los casinos de juego en los hoteles), en el amplio clima de libertad e igualdad que impera en Cuba, fueron sus palabras. *
 
* Una amplia versión de este acontecimiento estelar de fin y co­mienzo de año apareció, jun­to al texto que hice, con gráficas captadas por el fotógrafo Panchito Cano, en la edición de Bohemia del 10 de enero de 1960.