LAS ÉTICAS REVELACIONES DE FIDEL CASTRO
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“La paz en Colombia” de Fidel Castro Ruz. El título y el autor bastarían para convertir a este libro en el más demandado y leído de los días que corren en todo el mundo. Basta mirar el excelente empaque de esta obra de la Editora Política para suponer que sus páginas atesoran el juicio personal del estadista de talla extra que lo firma, sobre un capítulo complicado y oscuro de nuestra época y nuestra región.
Lo que no puede develarnos la vista de cubierta es lo que en realidad resulta ser este libro: nada más y nada menos que un trozo esencial de medio siglo de la historia contemporánea, narrada por uno de sus protagonistas fundamentales, con todos los encantos de una novela, sin faltar ni una letra a los hechos de la vida real.
Aquí se cuenta, con el rigor de detalladas anotaciones en informes y documentos, inéditos hasta hoy, todo aquello que alguna vez quisimos saber sobre las interioridades de las negociaciones entre los diferentes gobiernos de Colombia y la dirección de la Revolución Cubana -con o sin relaciones diplomáticas- para destrabar diálogos de paz, rescatar rehenes y hasta evitar matanzas, como la que pudo provocar el plan del gobierno de Julio César Turbay Ayala para asaltar la embajada dominicana, tomada en los primeros meses de 1980 por un comando del M 19.
Los 16 capítulos del libro -incluyendo la introducción y el Epílogo- contienen revelaciones trascendentes y documentan, por primera vez, acontecimientos que andaban dispersos en recortes de prensa o permanecían desconocidos para muchos, en libros de escasa divulgación.
Otros, dígase, por ejemplo, la narración que hacen al líder de la Revolución, dos cuadros del Departamento América del Comité Central del Partido, sobre la alucinante historia del secuestro y rescate de Juan Carlos Gaviria, hermano del ex Presidente y para entonces (1996) Secretario General de la OEA, César Gaviria, tienen todos los atractivos de la novedad absoluta y tanto de realismo mágico, que el propio Fidel los devela como “Sucesos de ficción”.
Desde las conspiraciones yanquis contra Cuba en la OEA y las dos Declaraciones de La Habana -¿alguien notó antes qué enormes piezas políticas y literarias son?-, hasta las conversaciones de paz de San Vicente del Caguán, el libro nos devuelve a sitios y circunstancias aparentemente conocidos, pero que adquieren un nuevo significado con las luces que de una vez le aportan, un analista político del calibre del autor y los acuciosos investigadores o testimoniantes de primera fila citados por él, como el cronista de El Bogotazo, Arturo Alape, el dirigente comunista Jacobo Arenas, el legendario jefe guerrillero Manuel Marulanda o el ex Presidente, Andrés Pastrana.
Escrito en el estilo directo y rotundo de las Reflexiones, “La paz en Colombia” las trasciende por su extensión y estructura, pero sobre todo por la manera en que ese invaluable testimonio personal se combina con otros, más o menos públicos, de los coprotagonistas de la historia.
Solo un estratega político y militar como Fidel Castro, vinculado además desde el origen y el sentimiento mismo a los acontecimientos que narra, podía armar un conjunto tan coherente con los fragmentos extraídos de esa diversidad de autores y fuentes que nutren los diferentes capítulos, sin demeritar ni desconocer a ninguna de las partes a la vez que sin desprenderse de sus firmes convicciones.
La guerrilla más antigua y el conflicto más largo y violento de América Latina dejan de ser así una circunstancia maldita, para mostrársenos, con sus antecedentes y precedentes, sus causas y consecuencias, desde la perspectiva del más experimentado combatiente e indiscutible líder revolucionario continental.
Más de 400 horas de intenso trabajo -lo confiesa en el Epílogo- desbordan las 265 páginas con las citadas revelaciones y muchas otras sobre los vínculos de la Revolución Cubana con otros destacados movimientos revolucionarios latinoamericanos.
Pero si hubiera que escoger alguna de sus partes como síntesis y resumen, “El valor de los principios” puede decirse que es la esencia misma y acaso ese momento en que adquirimos la certeza de que más que un libro, esta es una hermosa, insuperable, lección de historia y ética.