Y se abrieron las grandes alamedas en América Latina
Datum:
11/09/2013
Quelle:
Periódico Granma
![Fidel con Salvador Allende durante su visita a Cuba.](/sites/default/files/otras_imagenes/fidel-allende.jpg)
Es 11 de septiembre de 1973. Ese día cambia para siempre la vida de Chile y el subcontinente. Una certeza queda inscrita en la historia: "Mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor".
Encabezados por el jefe del Ejército, Augusto Pinochet, los militares toman el poder a la fuerza. Quienes tenían la misión de defender al pueblo, la Constitución y a su Presidente electo democráticamente, actúan cegados por el odio fascista. Vienen de la Escuela de las Américas, abierta por Estados Unidos en Panamá, y prometen más sangre. La tragedia da paso a la represión. Miles de chilenos son perseguidos, fusilados, asesinados. El olor a muerte convierte a Santiago de Chile en una ciudad gris.
El golpe de Estado contra Allende cierra un ciclo de tres años de una difícil lucha de la Unidad Popular por devolverle al pueblo chileno lo que le pertenece: su soberanía; de llevar a cabo una revolución por la vía electoral.
Mas un prepotente Norte y una manipulada oposición interna, no pueden permitir tal cosa. Desde Washington llegan las indicaciones para sacar al "hereje" del Gobierno y preparar meticulosamente su caída cueste lo que cueste. El entonces presidente Richard Nixon es el gran estratega de esta operación. Como diría Eduardo Galeano "por valija diplomática llegan los verdes billetes que financian huelgas y sabotajes y cataratas de mentiras". Los buques de guerra apostados en las costas chilenas el 11 de septiembre dan fe de ello. Usan el guion clásico: desestabilización interna, difamación, apoyo a sabotajes y luego la intervención militar con el anunciado cuartelazo y una figura al frente del país afín a sus intereses.
A CHILE LE HA QUEDADO UNA GRAN BANDERA
![Tropas chilenas bombardean La Moneda.](/sites/default/files/otras_imagenes/chile.jpg)
Ante el desenlace violento, Fidel recuerda que "a Chile le ha quedado una gran bandera, una extraordinaria figura: ¡la bandera y la figura inmortal del presidente Allende!".
Para Fidel, un visionario Allende comprendió en todo momento las dificultades. "Veía nacer el fascismo, veía sucederse las conspiraciones unas y otras. Y frente a aquel conjunto de fuerzas creadas y alentadas por el imperialismo, solo le quedaba aquella disposición de ánimo, aquella decisión de defender el proceso al precio de su propia vida".
Y así lo hizo. Allende cumplió dramáticamente sus palabras. No obstante, quiso el destino que su muerte ayudara a abrir las grandes alamedas por las que transita hoy América Latina. A 40 años del golpe de Estado en Chile, las tierras al sur del Río Bravo desandan su propio camino y el ejemplo de Allende las guía en su convicción de un futuro mejor para sus pueblos.