Programa especial ante la prensa para explicar al pueblo sobre la organización de la concentración para la Segunda Asamblea General del Pueblo de Cuba, 22 de enero de 1962, “Año de la Planificación”.
Datum:
Periodistas: Ithiel León (Revolución)
Raúl Valdés (Hoy)
Ernesto Vera (La Calle)
Moderador: Luis Gómez Vangüemert
Moderador.- Muy buenas noches, señores televidentes. La Cadena Nacional de Radio y Televisión tiene el honor de presentar a ustedes esta noche una comparecencia especial del doctor Fidel Castro, Primer Ministro del Gobierno Revolucionario, ante un panel de periodistas que forman Ithiel León, director interino del periódico Revolución, Raúl Valdés Vivó, director interino del periódico Hoy, y Ernesto Vera, director del Diario de La Calle, que interrogarán al Primer Ministro acerca de la organización de la concentración para la Segunda Asamblea General del Pueblo Cubano que será celebrada el día 28 de este mes en la Plaza de la Revolución “José Martí”.
Tiene la palabra el compañero Valdés Vivó.
Raúl Valdés Vivó.- Comandante Fidel Castro: Nadie puede negar la importancia extraordinaria de la Segunda Asamblea General Nacional del Pueblo de Cuba, teniendo en cuenta la situación de América Latina, que lucha contra las muchas agresiones del imperialismo yanki, y en defensa del derecho de autodeterminación.
¿Qué puede usted decirnos esta noche en relación con la convocatoria de la Segunda Asamblea para el día 28 de enero, el Día de José Martí?
Fidel Castro.- Precisamente, me había interesado en la comparecencia de esta noche por una razón fundamental, que es la siguiente: no dar la asamblea el día 28.
Nosotros hemos estado discutiendo —pero no se preocupen, que se va a dar la asamblea, no se vaya a desilusionar nadie—, habíamos estado discutiendo esto largamente, los compañeros de la Dirección de las ORI y del gobierno, antes de salir el presidente Dorticós, incluso sobre la situación siguiente: en primer término, había surgido la idea de convocar la asamblea general del pueblo simultáneamente con la Conferencia de Punta del Este; al mismo tiempo, un grupo de personas latinoamericanas lanzó la idea de convocar a una conferencia de los pueblos en La Habana; pero al mismo tiempo, otro grupo de personalidades de América Latina convocó a otra conferencia de representantes de los pueblos en Montevideo.
Entonces, se iba a estar efectuando simultáneamente la Conferencia de Punta del Este, la Conferencia de los Pueblos en La Habana y la Conferencia de los Pueblos también allí mismo en Montevideo. Que no era correcto dar la asamblea el día 22, entre otras razones, por eso.
Otra razón más a favor de no realizarla el mismo día 22 es que la Asamblea Nacional del Pueblo debía ser una respuesta a los acuerdos de Punta del Este.
Y entonces se pensó una razón más, que era escoger una fecha que no fuese el 22, que permitiera recoger los pronunciamientos de Punta del Este en los debates, la Declaración de Punta del Este, con tiempo suficiente para responderla en la Asamblea General del Pueblo.
Y entonces, la fecha que parecía la mejor de todas, por una razón, por una razón de tipo patriótica, era el día 28, día del nacimiento de Martí. Entonces, se decidió posponer la asamblea para el día 28, día del natalicio de Martí, magnífica fecha, para responder a los pronunciamientos de Punta del Este, y que, al mismo tiempo, no tuviera lugar la asamblea cuando se estaban efectuando otros actos aquí mismo en La Habana, como la Asamblea de los Pueblos que comienza mañana.
Pero todo parece indicar que la Conferencia de Punta del Este no va a concluir antes del 28. Ya en un programa que ellos enunciaron días atrás, la conferencia terminaba el día 29. Pero, además, en el día de ayer pospusieron el inicio de la conferencia, en vez de hoy, para mañana martes. Además, todo parece indicar que la conferencia puede prolongarse.
En esa situación sabiendo ya que de todas formas la conferencia se va a terminar a principios de la próxima semana, o bien a mediados de la semana, es evidente que la fecha del 28, que era la fecha que hubiéramos preferido nosotros, por ser la fecha de natalicio de Martí, ya no sea el día más adecuado para celebrar la Asamblea Nacional del Pueblo, y, en consecuencia, debamos posponer la asamblea del domingo 28 para el domingo 4 de febrero.
Entonces, tendremos tiempo de recoger todos los incidentes, la polémica ideológica de Punta del Este; ya estará de regreso, además, el Presidente y entonces estaremos en condiciones de formular la Declaración de La Habana, al mismo tiempo que toda una serie de principios de orden general que contenga una respuesta clara y diáfana a los acuerdos de Punta del Este, una respuesta a la Conferencia de Punta del Este.
Y, en consecuencia, hemos considerado que la mejor fecha para celebrar la asamblea sea, no el 28, sino el día 4 de febrero. Naturalmente que se ha hecho un gran esfuerzo por parte de todas las organizaciones de masa; todos los manifiestos, todas las consignas, todos los llamamientos están hechos para el día 28, pero eso no es obstáculo. Precisamente, queríamos plantear con tiempo, por lo menos seis días antes, la conveniencia de posponer la asamblea para el día 4 de febrero, de manera que no importe que ya estén todos los letreros: ya se sabe que donde dice 28 quiere decir día 4 de febrero. Y, además más tiempo incluso para realizar el trabajo de organización y de movilización y de explicación.
Porque, además, hay otro factor: que durante todos estos días el pueblo se va informando de lo que se discute en Punta del Este. Durante toda esta semana, fines de semana y principios de la otra semana, el pueblo estará informándose, haciéndose un juicio, haciéndose una opinión de todos los incidentes y de todas las cuestiones que allí se están discutiendo.
Y, en consecuencia, es de lamentar que no sea el mismo día del natalicio de Martí; de todas maneras, es una necesidad, y nunca dejará de ser también un homenaje a Martí, como todos los grandes actos de la Revolución. Y, en consecuencia, informaré que hemos acordado posponer la Asamblea General Nacional para el domingo 4 de febrero. Esa es la cuestión más importante, por estas razones que he acabado de explicar, que yo creo que ustedes comprenden perfectamente bien, y el pueblo también las comprenderá perfectamente bien.
Es importante que no se pierda ni un incidente de Punta del Este, puesto que allí se va a librar una batalla ideológica, una gran batalla ideológica. Ese es el significado que tiene Punta del Este: que es el escenario donde se va a librar una batalla entre la Revolución Cubana y el imperialismo.
Es una gran batalla de ideas, de las ideas revolucionarias, las ideas de progreso, las ideas de justicia, representadas por Cuba, y las ideas de explotación, de dominio, de opresión de los pueblos, representadas por el imperialismo yanki.
Desde luego, Cuba no está librando en Punta del Este una batalla por Cuba. Cuba va a librar en Punta del Este una batalla por toda la América, puesto que esa batalla se está librando alrededor de un principio clave, fundamental: el derecho de la autodeterminación de los pueblos, el derecho a la soberanía de los pueblos, de los pueblos de América. Y, claro, cuando se defiende la soberanía de los pueblos de América se está defendiendo también la soberanía de cualquier pueblo en cualquier sitio; el derecho de cada pueblo a darse la forma de gobierno que desee.
Eso está implícito dentro del derecho de autodeterminación y del derecho a la soberanía de cada pueblo. El derecho de los pueblos a hacer la Revolución, naturalmente, puesto que lo contrario a eso sería el que los pueblos renunciaran al derecho a la Revolución, y que las formaciones económicas y sociales, los regímenes sociales, los regímenes sociales se perpetuarán definitivamente.
Es decir que si se les hubiera ocurrido a los yankis dar esta conferencia en 1800, habrían planteado la congelación del status quo de América Latina, Canadá una colonia y los demás países de América Latina convertidos en colonias españolas. Y esa ha sido siempre la eterna lucha entre las ideas revolucionarias y las ideas reaccionarias.
La Santa Alianza fue, precisamente, una alianza para congelar el “status quo” de todas las monarquías absolutas, y el feudalismo, las condiciones de vida feudales a que estaban sometidos los pueblos en Europa.
Así que, al mismo tiempo, si se les hubiera ocurrido dar la conferencia esa durante... bueno, cuatro siglos, habrían tenido que defender el “status quo” existente. Si se les hubiera ocurrido dar esa conferencia en Asia, hace 15 ó 20 años, pues habría implicado el dominio colonial sobre la India, sobre Indonesia, sobre la península Malaya, sobre todos los países del sudeste y de Asia Central, y del Cercano Oriente. Si se les hubiera ocurrido dar la conferencia en Africa, pues entonces el status quo de África.
¿Qué pretenden los imperialistas? Pues congelar el “status quo” imperialista, es decir, de explotación imperialista, que existe en la América Latina. Y entonces, desde el momento en que un pueblo no pudiera darse la forma de gobierno que estimara conveniente, desde el momento en que un pueblo no pudiera realizar su revolución, significaría que todos los pueblos tendrían que resignarse al “status quo” existente. Es decir, los 30 millones de indios que hay en América Latina tendrían que resignarse a las condiciones de pobreza, de miseria en que viven, de esclavitud, de semiesclavitud; las masas campesinas, las masas obreras.
Incluso, ya no solo las masas campesinas ni obreras, sino incluso los intelectuales, los profesionales, las capas medias de la población de América Latina, tendrían que resignarse a ese “status quo”. Es lo que plantean los imperialistas.
¿Cómo lo quieren plantear? Pues lo quieren plantear sobre la base de que Cuba no tiene derecho a hacer su Revolución. ¡Hay que sancionar al país que haga una revolución y obtener el acuerdo, el apoyo de la OEA, precisamente, para que el imperialismo pueda campear por sus respetos en América Latina!
¿Qué se está discutiendo en Punta del Este? Se está discutiendo el derecho de los pueblos a su soberanía; se está discutiendo el derecho de los pueblos a la autodeterminación. De ahí que los pueblos de América se preocupen y le den tanta importancia a la Conferencia de Punta del Este.
Desde luego, ¿quiénes van a discutir esos derechos? ¿Son los pueblos? En primer lugar, van a discutir los problemas de América Latina los imperialistas yankis, siendo como son dos polos absolutamente opuestos, con la distancia que media entre un país altamente industrializado, un país capitalista, monopolista, que es dueño de la mayor parte de las riquezas del mundo, y los pueblos empobrecidos y explotados de América Latina; mediando tal diferencia, y siendo la América Latina un polo opuesto por completo en lo económico y en lo social, a Estados Unidos, que representa el país más industrializado, el baluarte del monopolismo y del imperialismo en el mundo; entonces, ya el mero hecho de que los imperialistas yankis estén discutiendo problemas de América Latina es ya una intervención en la América Latina.
Porque, ¿quiénes van a estar discutiendo? ¡El tiburón va a estar discutiendo con las sardinas, los ricos van a estar discutiendo con los pordioseros, los multimillonarios con los pueblos hambrientos! Entonces, los millonarios que están explotando a esos pueblos hambrientos, ya el hecho de que se pongan a discutir con ellos sobre lo que tienen que hacer los pueblos hambrientos, implica una intromisión que no es extracontinental, es peor todavía, porque en las intromisiones extracontinentales por lo menos usted puede decir: bueno, hay mares, océanos por el medio. Pero todavía más peligrosa que toda supuesta intervención o interferencia extracontinental es una interferencia intracontinental entre el país más poderoso del mundo, el país que es sede del imperialismo, el país altamente industrializado, la interferencia de ese país en los pueblos que son polos opuestos, hambrientos, pueblos subdesarrollados, pueblos explotados, pueblos que tienen masas enormes de campesinos sin tierra, de trabajadores ganando jornales de miseria, de indios que incluso no hablan todavía el idioma, de poblaciones donde el analfabetismo llega al 60%, al 70%, al 80%.
Ya la mera Conferencia de Punta del Este, la presencia de ese señor yanki, del Ministro de Relaciones Exteriores de Estados Unidos, del Secretario de Relaciones Exteriores, ya es una interferencia de Estados Unidos, en los problemas de la América Latina: ya eso de por sí.
Pero, desde luego, ellos van, por supuesto, a esa conferencia. ¿Qué quieren? Quieren, sencillamente, sentar un precedente. ¿Cuál es el precedente? Ningún pueblo de América Latina puede hacer su revolución. La situación, es “status quo” económico-social, que es un status quo de hambre y de explotación, tiene que mantenerse tal como está: “Vengan, gobiernos de América Latina, y acuerden aquí, junto con nosotros, el que no se puede hacer revolución en América Latina.”
Es decir, los pueblos de América Latina no tienen derecho para hacer una revolución, no tienen soberanía para hacer una revolución. Lugo, eso implica la renuncia a la soberanía de los pueblos de América Latina; es lo que pretende Estados Unidos en este momento, y es lo que se está discutiendo, en esencia, en Punta del Este: si los pueblos de América Latina son o no son soberanos; y ellos no ocultan eso, porque fíjense que todos los cables de la UPI y de la AP, todas las publicaciones norteamericanas, todas las declaraciones de la reacción, la polémica es entre los gobiernos de América Latina, que defienden el derecho de autodeterminación de los pueblos, es decir que defienden el principio de no intervención, y toda la reacción de América, de la América sajona y de la América Latina; todos los reaccionarios del continente, todos los periódicos reaccionarios, todos los políticos reaccionarios del continente se plantean la cosa en esos términos. Y entonces, critican a los gobiernos de México, el gobierno de Brasil, el gobierno de Chile, el gobierno de Bolivia, todos los gobiernos que defienden el principio de autodeterminación y el principio de no intervención, son atacados duramente en la prensa reaccionaria y en los cables, sencillamente por defender el principio de autodeterminación y por defender el principio de la no intervención.
Entonces, esa es la polémica planteada públicamente. Quienes defienden el principio de no intervención, el derecho de autodeterminación, y quienes no están de acuerdo, y de hecho, toda la reacción, todos los periódicos reaccionarios plantean que cómo se va a respetar ese principio, que cómo se va a respetar ese derecho, que no, que hay que intervenir, que hay que sancionar a Cuba. Es decir que hay que inmiscuirse en los asuntos internos de Cuba y hay que prohibirle a Cuba hacer su Revolución; y eso no es ya una cosa en secreto, eso es una polémica pública, de donde nosotros estamos siendo testigos de una discusión de la máxima trascendencia para todos los pueblos; es una de las polémicas de tipo ideológico más importantes que ha tenido lugar, en primer lugar, en América, por el principio que se está discutiendo.
Y de ahí la importancia que tiene, no solo para nosotros, porque a última hora, nosotros nos defendemos aquí; autodeterminación de Cuba no se defiende en Punta del Este, ni el derecho a la soberanía ni el derecho de autodeterminación. ¡Este derecho de autodeterminación, el derecho a la soberanía de Cuba, lo defendemos los cubanos con nuestros cañones, con nuestros tanques, con nuestros ejércitos, con nuestras divisiones! (ovación.)
Cuando aquí la Comisión Interamericana de Paz... vaya broma esta, una comisión interamericana de paz integrada por el representante de Estados Unidos, de Venezuela, de Colombia, y de no sé qué otro país también, y el señor ese, ese señor Clulow, que, incluso, contraviniendo las órdenes y las instrucciones de su gobierno, vota allí por la conferencia. Les faltaba a los imperialistas un voto, compraron un títere, y tuvieron el voto ese comprado, y entonces convocan a la conferencia. Bueno, pero al mismo tiempo, Perú —vaya usted a saber, ¡Perú! En Perú hay varios millones de indios muriéndose de hambre, explotados. Casi todo el territorio cultivable de Perú pertenece a 300 familias de explotadores desalmados; las condiciones de miseria y de hambre en que viven los indios de Perú son inenarrables. Bueno, pues entonces, Perú pide una comisión investigadora, y ahí está Estados Unidos en la Comisión Investigadora de Paz, es decir, un representante de un gobierno que ha estado tres años interviniendo, atacando, hostigando, enviando armas, organizando mercenarios, quemando cañaverales, enviando explosivos y, por último, invadiéndonos y preparando nuevas invasiones. Entonces viene una comisión de paz integrada, entre otros, por el representante de Estados Unidos, Venezuela, Colombia y todos los títeres esos, y un señor que se había vendido.
Bueno, entonces son tan descarados que piden permiso para venir a investigar aquí, ¿y qué les respondió el gobierno cubano? Bueno, si vienen a Cuba, vengan en zafarrancho de combate (Aplausos prolongados). Porque aquí, aquí, todo lo que huela a intervencionismo, a injerencismo, todo lo que venga aquí con intenciones intervencionistas, injerencistas y de cualquier índole, lo vamos a recibir a cañonazos; así que es una cosa terminante.
Nosotros tenemos con qué defender nuestra soberanía, porque tenemos las armas para defenderla y, sobre todo, tenemos lo más importante, tenemos todo un pueblo para defender esa soberanía. Luego la soberanía de Cuba y el principio de autodeterminación lo estamos defendiendo nosotros aquí, en primer lugar, pero, sin embargo, allí Cuba no está librando una batalla por Cuba, está librando una batalla por toda la América, porque los demás pueblos están desarmados, los demás pueblos, muchos de los pueblos de América Latina están indefensos frente a la injerencia y frente al intervencionismo.
¿Cómo se le va a conceder al amo millonario, a los imperialistas millonarios, explotadores de América y del mundo, el derecho a intervenir en los pueblos de América Latina? Eso es absurdo, y a nosotros nos preocupa, sobre todo, la suerte de los demás pueblos de América Latina. ¿Qué están buscando allí los imperialistas?, el derecho a intervenir en cualquier pueblo de América Latina. Dondequiera que el pueblo empiece a rebelarse, dondequiera que el pueblo empiece a mostrarse inconforme contra la explotación imperialista, tener ellos el derecho a intervenir, incluso, con sus fuerzas armadas.
Desde luego, los imperialistas no suelen pedirle permiso a nadie para intervenir, porque cuando ellos lanzaron sus barcos y los enviaron frente a Santo Domingo para tratar de mantener allí al trujillismo, ellos no le pidieron permiso a nadie; cuando ellos organizaron la fuerza armada allí y la mandaron frente a Santo Domingo en una actitud conminatoria, e incluso declararon que si Balaguer les pedía ayuda ellos desembarcaban; ¿y quién era Balaguer para pedir ayuda?, si Balaguer no representaba a nadie, a Balaguer, solo, y al difunto Trujillo. Y Trujillo no había representado otra cosa que el imperialismo allí mismo, de Estados Unidos.
Y entonces, declaran tranquilamente esos señores —porque son requetedescarados— declaran tranquilamente, el Departamento de Estado norteamericano, que si Balaguer les solicitaba la intervención, ellos intervenían. Es decir, ¿qué quiere decir eso? ¡Que cualquier títere de estos, cualquier desvergonzado, cualquier depravado puede servir de pretexto para que los imperialistas intervengan! Entonces ellos, cuando adoptaron esa determinación, no consultaron a nadie en Punta del Este; cuando organizaron su invasión contra Cuba en el mes de abril, ellos tampoco reunieron a los cancilleres para pedirles permiso, pero como saben que “les salió el tiro por la culata”, como se dice vulgarmente, y que salieron “sonados” de verdad en Playa Girón, entonces, ¿qué piensan?, que la cosa no es tan fácil en Cuba, y entonces ahora van a pedir permiso; ellos lo que van ahora es a pedir permiso. Pero, ¿desde cuándo piden permiso? ¿Quién les dio permiso a los imperialistas para intervenir en Viet Nam del Sur? Y, sin embargo, los imperialistas están ahí, en Viet Nam del Sur, donde el pueblo heroicamente lucha contra el gobierno títere, contra la explotación imperialista, y ellos tienen miles de oficiales allí, aviones, helicópteros, a cada rato su Séptima Flota, esa Séptima Flota famosa, que, además, sin que nadie le diera permiso, está metida entre China Continental y Formosa; nadie les dio permiso en ninguna conferencia y ellos se metieron.
Ellos además, no piden permiso, ¿por qué están pidiendo permiso ahora? Quiere decir que quieren redondear bien la cosa y cubrir cierta forma, pero es pura hipocresía de ellos; lo que quieren es hacer cómplices de sus fechorías y de sus planes intervencionistas a los idiotas estos, ¡títeres miserables!, de Centroamérica y de Venezuela, de Perú, de Colombia, los idiotas esos.
Entonces, de eso se trata. Ellos han intervenido en todas partes sin pedir permiso, pero ahora quieren tener la complicidad de esos gobiernos para intervenir, ¡y no solo en Cuba! Lo que a ellos les interesa es sentar el precedente, y que los propios gobiernos de América les den permiso para intervenir en cualquier país donde haya una revolución, cosa que por lo demás, ellos van a hacer sin pedirle permiso a nadie, como lo hicieron en Santo Domingo. Entonces, ellos están amenazando seriamente a los pueblos de que tienen que resignarse a la explotación, y si los pueblos se cansan de la explotación, y si las naciones de América deciden ponerle fin a la explotación imperialista, ellos van a intervenir. Es el punto de vista que nosotros hemos venido sosteniendo: que la América Latina está amenazada de la invasión imperialista, ¿por qué? Porque hay una gran inquietud en América Latina, porque los pueblos despiertan a la realidad, y los pueblos se cansan ya de la explotación; y en los países —en esos países, precisamente, donde hay condiciones de miseria, de explotación, donde los gobiernos están entregados al imperialismo— cuyos gobiernos no tienen el más elemental sentido de la dignidad nacional, y que son los que forman el coro en Punta del Este de fariseos, y el coro de cómplices de Estados Unidos en los planes contra Cuba. Los pueblos se están inquietando cada vez más; la conciencia revolucionaria crece. Y como es imposible que los pueblos se resignen a vivir en las condiciones de miseria a que los tiene sometidos el imperialismo y se resignen a la congelación de esa situación, es lógico que los pueblos —más tarde o más temprano— se levanten contra esas condiciones, y entonces los imperialistas van a intervenir en cualquier nación de América Latina, donde los pueblos se cansen de la explotación.
Y nosotros hemos planteado eso, en la reunión con los periodistas de la OIP planteamos ese problema: que es necesario denunciar en el mundo que la política agresiva de Estados Unidos está conduciendo a una situación en la América Latina, en que las naciones de América Latina se van a ver agredidas; los pueblos de América Latina se van a ver agredidos por el imperialismo directamente, porque nunca faltará un Balaguer. Si ellos declararon que si Balaguer les pedía ayuda ellos iban, pues de la misma manera cuando un Lleras Camargo, un Betancourt, un Prado, un miserable cualquiera de esos le pida ayuda, cuando ya no les alcance los soldados que tienen para mantener la opresión en sus respectivas naciones, y les pidan ayuda a los imperialistas, los imperialistas enseguida van aprestarles la ayuda.
Panelista.- Como un Carlos Lacenda.
Fidel Castro.- Bueno, ese ya ni... yo no creo que ese... por lo menos, fueron por lana y salieron trasquilados a raíz de la última crisis de Brasil. Claro, Lacenda es un miserable, un individuo repugnante, no vale la pena. Jefe de las bandas fascistas, porque otra cosa que están haciendo los imperialistas es organizar bandas fascistas en todos los países de América Latina. La sede de la Organización de los Estudiantes de Brasil —que es muy combativa— y de las organizaciones progresistas, han estado siendo atacadas por bandas fascistas organizadas por la embajada norteamericana; en Uruguay tienen organizadas bandas fascistas; en casi todos los países de América Latina, la embajada norteamericana está organizando bandas fascistas, está introduciendo armas, y está organizando grupos gangsteriles fascistas destinados a sembrar el terror contra las organizaciones progresistas, contra las organizaciones de masa.
Claro, esa es una política llamada al fracaso, porque eso no asusta a nadie, ni mucho menos. Aquí también organizó sus bandas la Embajada; hoy mismo conmemoramos, por ejemplo, el asesinato de Jesús Menéndez, víctima de las acciones del imperialismo, aunque en este caso no fue una banda fascista, sino fue la otra banda, la “banda amarilla” del imperialismo aquí, la que perpetró aquel crimen repugnante; pero otros dirigentes obreros fueron asesinados por bandas.
Ahora, ya los imperialistas yankis, que antes disimulaban más o menos las cosas —organizaban antes el SIM, organizaban los organismos represivos, el BRAC y todo eso—, ya han ido a la constitución de bandas armadas, y han oficializado el gangsterismo en una serie de países de América Latina para perseguir a las organizaciones progresistas.
Pero, en fin, volviendo a la idea anterior: los imperialistas han declarado abiertamente que ellos están dispuestos a enviar su infantería de marina a cualquier lugar donde un títere, o cualquiera, le solicite para contener al pueblo. ¿Qué pasó en Santo Domingo? El pueblo estaba sublevado contra el trujillato, el pueblo estaba sublevado contra Balaguer, y los imperialistas declararon, pusieron sus barcos allí enfrente para intimidar; ya el hecho de situar los barcos frente a Santo Domingo es una amenaza para forzar los acontecimientos y, al mismo tiempo, declaran que si Balaguer les solicitaba ayuda ellos desembarcaban la infantería de marina. Y en América Latina, en cualquier país, nunca falta un Balaguer capaz de llamar a la infantería de marina.
Y esa es la gravedad de los pasos que están dando los imperialistas, y esa es la importancia que tiene la batalla de Punta del Este, porque se está defendiendo el derecho de autodeterminación de los pueblos, que es lo que Cuba representa; y un derecho que lo están defendiendo gobiernos importantes de América Latina, lo está defendiendo el gobierno de México, el gobierno de Brasil, el gobierno de Chile se ha pronunciado en favor de la autodeterminación, se han pronunciado también el gobierno de Ecuador, el gobierno de Bolivia, el gobierno también de Uruguay y, en fin, seis o siete países han estado defendiendo ese principio, porque es un deber; tienen un sentido de la dignidad nacional, de la soberanía nacional y, por lo tanto, saben la gravedad que tiene el hecho de que en una conferencia de ese tipo los imperialistas logren la aceptación de su derecho a intervenir en los asuntos internos de un pueblo de América Latina. Allí se está discutiendo el derecho a la soberanía de los pueblos de América Latina.
Por lo tanto, no es tan grave para nosotros, porque nosotros tenemos con qué defender nuestra soberanía, como para todos los pueblos hermanos de América Latina, que están expuestos en el futuro... Porque también aquí parecía que no iba a haber nunca una revolución, ¡y la hubo! ¿Quién puede predecir que vaya a ser eterno el régimen económico-social de otros pueblos que viven en condiciones de miseria? Nadie puede afirmar eso, porque la historia demuestra que no hay ningún sistema económico-social basado en la explotación que haya podido perdurar. La humanidad ha conocido distintas formaciones económico-sociales, y la historia las ha ido superando, como superará inexorablemente el estado actual de miseria, de hambre y de explotación de los pueblos de América Latina.
Luego, ha dos cosas: por un lado, la realidad de una América que se levanta y, por otro, la realidad de un imperialismo agresivo contra los pueblos de América Latina, que quiere sentar en Punta del Este el precedente de que un pueblo no puede hacer su Revolución. Y esa es la importancia que tiene Punta del Este, y esta es la batalla que Cuba va a librar allí; que va a librar por Cuba y va a librar por todos los demás pueblos de América Latina; incluso, la va a librar en favor de esos pueblos cuyos gobiernos traicionan a la América: la va a librar en favor del pueblo de Venezuela, de Perú, de Colombia; en favor de los pueblos de América Central, en favor de todos esos pueblos explotados, cuyos gobiernos se han sumado a los planes intervencionistas yankis, cuyos gobiernos están renunciando a la ciudadanía.
A nosotros no nos preocupa Betancourt, ni Lleras Camargo, ni Prado; sí nos preocupa que el día que los pueblos se decidan a lanzar por la borda a esos miserables, entonces esos pueblos vayan a ser víctimas de la agresión de los imperialistas. Y por eso nosotros estamos defendiendo, allí en Punta del Este, el derecho de los pueblos de América Latina.
Eso por un lado. Ya ha habido muchas especulaciones sobre los imperialistas, y las agencias cablegráficas se dedican a hacer especulaciones; por no dejar de especular, han especulado de que en estos días íbamos a soltar a los mercenarios para dar un golpe de efecto. Miren: el golpe de efecto lo dimos capturando a todos los mercenarios. ¡Ya lo dimos hace rato! (Aplausos.)
Por lo tanto, que ni sueñen siquiera, esos son “sueños de una noche de verano”; ni se hagan ilusiones: ni Punta del Este le da frío a nadie aquí, ni nosotros le vamos a rendir ninguna pleitesía a la mojiganga esa de los norteamericanos. Los mercenarios esos no salen de ahí hasta que no paguen la indemnización que tienen que pagar por los daños que han hecho, y que cada año que pase tendrá que ser mayor.
Así que no se hagan ilusiones de ninguna clase las agencias cablegráficas, ni intriguen con eso, que eso no le ha pasado por la mente a nadie, ni le pasará. Pero, bueno, una de las tantas especulaciones. Ahora que fue Dorticós, por qué no fue el otro... están también especulando sobre la posición de Cuba. La posición de Cuba. La posición de Cuba es una posición muy clara, es una posición muy firme. Nosotros vamos allí a Punta del Este representados, bien representados, en la persona del Presidente de la República, del compañero Roa, del compañero Carlos Rafael, y de todos los demás compañeros que integran la delegación; muy bien representados, a mantener la posición firme, de defensa del derecho de autodeterminación de los pueblos. Cuba va a defender ese derecho, pero además, va a acusar duramente allí a los imperialistas, va a acusar duramente a los imperialistas, va a denunciar la política injerencista, intervencionista de Estados Unidos, en Cuba, en Santo Domingo y en los demás pueblos de América Latina.
Ese señor, Dean Rusk, posiblemente en su vida vaya a oír verdades más claras, más diáfanas y más terminantes que las que va allí a pronunciar nuestra delegación, encabezada por el presidente Dorticós; y allí de cerquita, va a tener que explicar, porque allí este señor va a tener que explicar lo de Playa Girón, a ver en virtud de qué teoría, de qué derecho, en qué fundamentaron los imperialistas su invasión de Playa Girón. Porque, ¿pruebas...? Todavía decía la UPI, no, la AP, una de estas agencias el otro día, decía que nosotros habíamos dicho que íbamos a presentar pruebas, pero que hasta ahora no habíamos presentado pruebas. Pero, bueno, hay un principio de derecho que dice que “a confesión de parte relevo de pruebas”. Y entonces, bueno, tendrá que decir Dean Rusk allí que Kennedy es un mentiroso, porque lo que declaró, que él se responsabilizaba de la invasión de Playa Girón, era mentira; y que lo que dijo Allen Dulles era mentira también; que lo que dijo Idígoras era mentira. ¡A ver, está en un discurso publicado, trasmitido por al UPI, la AP, que Idígoras dijo que allí se habían entrenado los mercenarios! ¿Vamos a ver esos señores qué dicen allí?, ¿cómo explican ante los pueblos y ante la Conferencia de Cancilleres...? Para mí que van a tratar de que no se oiga una palabra de lo que se dice allí, porque allí se van a decir cosas claras, verdades inobjetables.
Allí van a tener que enfrenarse a Cuba. Cuba no va allí en plan de que “le perdonen la vida”, no señor; Cuba va allí a acusar a los imperialistas, la vida de nosotros está perdonada hace mucho rato, nos la hemos perdonado nosotros mismos, el pueblo de Cuba, con su decisión de voluntad, con su valor, con la solidaridad de todos los pueblos del mundo, con la solidaridad de todos los hombres de conciencia, de pensamiento digno de América, de África, de Asia, con la solidaridad del mundo socialista; es decir, con la solidaridad de los pueblos y la dignidad del nuestro, y la decisión de luchar, nosotros nos hemos perdonado hace rato la vida. Nosotros no vamos en plan allí de que nos perdonen los imperialistas.
Parece que ellos se han hecho ilusiones. Y de verdad creen que nos tienen a nosotros preocupados. Nosotros vamos a acusar allí a los imperialistas, y a pedir que sancionen allí a Estados Unidos, a Guatemala y a Nicaragua; no a Guatemala y Nicaragua, que sancionen a los gobiernos de Estados Unidos, de Guatemala y de Nicaragua. Que expliquen allí, a ver cómo justifican ellos sus actos de intervención anteriores a Playa Girón y posteriores a Playa Girón.
Y allí va la delegación cubana a denunciar toda la verdad de la explotación, toda la verdad de la intervención y de la opresión que los monopolios de Estados Unidos mantienen sobre la América Latina.
Esa es la posición de Cuba. Cuba va allí a denunciar a los imperialistas, y va a denunciar a los imperialistas con toda la fuerza moral que le da su razón, su verdad, saber además que está representando y defendiendo, un gran derecho para el continente, y que está defendiendo, además, un derecho de los pueblos de América y que cuenta con el apoyo de los hombres y las mujeres dignos de América.
Esa es la posición de Cuba: de ir allí a decirles a los títeres todas las verdades, de ir allí a decirle al representante del imperialismo todas las verdades, de ir a denunciar sus crímenes, sus fechorías, sus atracos, sus chantajes: el chantaje, incluso, que en estos momentos mantienen sobre los pueblos de América. Porque los imperialistas, incluso, la ayuda que les han brindado a algunos gobiernos ha sido a costa de su desprestigio; y en algunos casos los han desprestigiado y no les han dado ninguna ayuda. Y a los demás, que mantienen una posición firme, los trata de chantajear de una manera cínica, descarada, ¡si lo publican sus propios periódicos!
Y Cuba va a denunciar todo eso allí, terminantemente, claramente y diáfanamente; y si no lo quieren oír, que cancelen su conferencia y se vayan con el cuento a otra parte. Pero si ya convocaron la conferencia, ahora que escuchen las verdades de Cuba.
¿Así que ellos han preparado el show de Punta del Este? Pues les va a salir igual que Playa Girón, igual, porque va a ser un escenario de donde Cuba, ante el mundo entero, va a denunciar al imperialismo. Y cualquiera que sea el resultado de Punta del Este, nosotros sabemos que nuestra soberanía está garantizada por nosotros. Pero los imperialistas han tenido que situar en una posición muy dura a sus propios aliados, a sus propios títeres, porque mientras más traidora es la posición de esos gobiernos en Punta del Este, mayor es su descrédito interno. Entonces han convocado a una conferencia llamada al fracaso por mucho que presionen y cualquiera que sea la declaración que allí se adopte; porque, en primer lugar, véase la reacción de los pueblos, véase aquí mismo una conferencia del nivel de la que mañana se inicia en nuestro país, con representaciones de todos los pueblos de América Latina, donde está representado lo mejor de la intelectualidad, de la política de América; otra reunión en el propio Montevideo.
En Punta del Este, por un lado, la marcha de las juventudes hacia Punta del Este, el recibimiento multitudinario al Presidente de la República, y, además, la Conferencia de los Pueblos allí mismo en Montevideo, que se ve el afán, el entusiasmo, el fervor, la decisión con que todas las organizaciones progresistas, todas las organizaciones democráticas, todas las organizaciones revolucionarias del continente..., porque a Cuba la defiende un frente amplio de organizaciones políticas y revolucionarias, de organizaciones democráticas, de organizaciones progresistas, de organizaciones de masa de la América Latina; ¡un amplio frente, un amplísimo frente!
Si algo caracteriza la defensa de Cuba es la amplitud del frente que la defiende. De manera que los propios imperialistas no pueden ocultar eso. Ayer yo leí un cable de la AP y decía que había una gran agitación en toda la América; que una multitud había ido a recibir al presidente Dorticós. Ese cable yo no lo pude encontrar, pero encontré otro que hace gracia. Dice así —es de la UPI—: “La propaganda comunista y castrista, que tienen enfilados sus cañones de grueso calibre...” —califican de grueso calibre los cañones ideológicos de los simpatizantes de la Revolución— “sobre la Conferencia de Cancilleres de Punta del Este, ha organizado una reunión paralela, con miras a distraer la atención pública. La conferencia paralela comenzará el martes, con un gran acto público, que programan todas las izquierdas, y proseguirá en comisiones los días 24 y 25. Asistirán destacados elementos de izquierda de la Argentina, Brasil y Uruguay, a fin de debatir y defender el principio de la no intervención y de la autodeterminación de los pueblos...” —ellos mismos explican el principio que se está defendiendo—, dice así: “Los organizadores de la conferencia paralela, o de Montevideo, como ha sido denominada, afirman que la misma simbolizará el sentimiento latinoamericano, solidario con estos principios, y el rechazo de todo intento de vulnerarlo. Asistirá a la conferencia una numerosa delegación argentina de 54 miembros, que incluye a Juan A. Bortagaray, Fermín Meléndez y A. Pértoga; también concurrirán el diputado y líder brasileño del norte, Francisco Juliao; los chilenos Salomón Corvalán y Humberto Marconi; el escritor guatemalteco Miguel Angel Asturias y el peruano Ezequiel Ramírez Novoa.”
¡Ellos mismos tienen que reconocer la amplitud del movimiento intelectual, del movimiento de masas que está defendiendo a la Revolución Cubana!
“La reunión comenzará con una concentración pública de repudio a la Conferencia de Cancilleres, y seguirá en el Paraninfo de la Universidad.”
“Montevideo, 20, AP —este es otro cable, para que no vayan a pensar que nosotros... Nosotros utilizamos estos mismos cables, ellos tienen que reconocerlo—, que dice: “Entre gritos de Cuba sí, yankis no”, la delegación de La Habana a la Conferencia Interamericana, aterrizó esta noche en el aeropuerto de Montevideo y poco después tomó el camino que va hacia Punta del Este. Una muchedumbre como de 2 000 personas” —ya ustedes saben cómo cuentan esa gente— “en su mayor parte jóvenes izquierdistas de la Universidad de Montevideo” —¡compadre, cómo andará la cosa!; porque aquí en la Universidad en el tiempo mío, no había ni 30 izquierdistas, yo recuerdo, ¡y la cosa ardía!, ¡qué será aquí que hay 2 000 contados por la AP!— “que estaba esperando la llegada, gritando lemas antiyankis, haciendo ondear banderitas cubanas y del 26 de Julio. La policía uruguaya, momentos antes había persuadido a un grupo de manifestantes contrarios, que se dirigían al aeropuerto, para que se fueran a otra parte, evitando incidentes. En el grupo de oposición había solamente como un centenar” —contado por la AP, deben haber sido 30 ó 15, algo así.
Estas son las cosas explicadas por la AP. ¿Cuántos fueron a recibir a Dean Rusk allí? ¡Nadie! ¡Ni los 100 estos fueron a recibirlo, ni estos 100 de la AP, fueron a recibir al Canciller! ¡Tienen que andar viajando clandestino por la América Latina: cuando fue el señor Stevenson de visita por la América Latina, no podía anunciar la hora, por temor a congregar una manifestación, pero no de apoyo, sino de repudio; cuando el señor Kennedy fue a Venezuela y a Colombia, tuvieron que dejar los pueblos desguarnecidos y tuvieron que llenar las calles de soldados. Cuenta un chiste venezolano que Kennedy preguntó: “¡Ah, qué extraño! ¡Cómo viste la gente de Caracas! He visto que aquí todo el mundo lleva cascos y fusil y viste de uniforme” (Risas y aplausos). Porque no vieron ni un ciudadano por allí, dicen que el único que vestía igual que él era ¡Rómulo Betancourt! (Risas.) Esas fueron las conclusiones.
Pues entonces, ¿esa es la democracia representativa? ¡Qué democracia más rara esa!, ¿verdad?, de soldados, de bayonetas, de tiros contra los estudiantes, de tiros contra los obreros, de tiros y de palos contra los campesinos, de bandas fascistas. Bien, ¡y qué distinta la democracia representativa de la democracia proletaria de Cuba! Donde, mientras en Caracas usted nada más oye cables, “los estudiantes reunidos, los estudiantes protestando, los estudiantes baleados por la fuerza pública”, usted oye aquí: “Los estudiantes llegando a Baracoa, los estudiantes llegando a Sagua de Tánamo, los estudiantes llegando al Escambray, los estudiantes llegando a la Sierra Maestra, a alfabetizar.”
Es decir que estos señores que van allí a combatir a Cuba, no son capaces, este señor Rusk no es capaz de que lo vaya a recibir ni un centenar de personas; como estos gobiernos títeres no reúnen ni 500 personas en un acto público. La Revolución Cubana puede reunir en cualquier acto más pueblo, que el gobierno de los 13 países que votaron contra nosotros. Si todo lo que ellos pueden reunir en apoyo de su política en sus países, lo juntaran, no llegaba a la magnitud que tiene una reunión popular en Cuba, un movimiento de Cuba. Esa es la diferencia tremenda entre la democracia representativa y la democracia proletaria; del gobierno que realmente representa al pueblo, las masas, del sistema de gobierno y del sistema social en que las masas participan directamente de todos los problemas; como en Cuba: las funciones que desempeñan las masas obreras organizadas, los jóvenes, las mujeres, todos los organismos. Es decir que, incluso en nuestro país, muchas de las funciones del Estado han sido transferidas a las organizaciones de masa. La CTC se responsabiliza con la distribución de las viviendas; la Federación de Mujeres tiene a su cargo toda la organización de las becas; y tienen cada vez más tareas y más funciones. Y entre otras cosas, las masas constituyen el poder y las masas defienden el poder, esa es la milicia, ese es el ejército; son las masas armadas.
Y claro, ese no es el cuadro de estos países y de estos gobiernos que quieren condenar a Cuba en Punta del Este; les pasan estas cosas, no tienen calor de pueblo, ¡lo que encuentran es hielo puro, frío de pueblo dondequiera que llegan! Tienen a los pueblos en contra, ¿y cómo van a impedir esa situación? De ahí que ellos teman tanto, por eso temen tanto el ejemplo de Cuba. Pero, bueno, ¡y qué se va a hacer! ¡Será una desgracia para los imperialistas!, pero qué remedio les queda, sino resignarse, o traer sobre ellos desgracias mayores.
Porque, ¡lo que han conseguido con toda su guerra contra Cuba, es ganarse cada vez más el odio! ¡Es que los pueblos presten cada vez más atención a lo de Cuba!, más importancia; porque los pueblos dicen: “Bueno, ¿pero qué lucha es esa, tan titánica entre ese —es lo que dicen los pueblos de América Latina— pueblo pequeño de América Latina, hermano nuestro, Cuba, un país pequeño, ¡que se enfrenta, que se negó a acatar a los poderosos imperialistas, tan poderosos con sus ejércitos y sus fuerzas armadas; tan poderosos con sus decenas de miles de millones, para sobornar, para comprar, para chantajear; miles de millones, que naturalmente, los han extraído del sudor de los pueblos explotados.” Y los pueblos de América Latina se preguntan: “¿Qué lucha epopéyica es esa, que está librando ese pueblo?”
Y mientras más se resalte esa lucha, mientras más se destaca, mientras se esfuerzan los imperialistas por destruir esta Revolución, más despierta la admiración y el interés de los pueblos. Es lógico. Eso es sencillamente, una cosa lógica; porque los pueblos miden las fuerzas del imperialismo y la fuerza de Cuba. Entonces resulta Estados Unidos empeñado... por primera vez no ha logrado destruir una revolución en tiempos contemporáneos; por primera vez no ha logrado someter a los pueblos. Y ante este fenómeno nuevo, los pueblos piensan, meditan, analizan y cada vez sienten más simpatía hacia la Revolución Cubana.
¡Y eso ya no pasa entre los pueblos solamente! ¡Eso pasa solamente cuando se tiene la razón, como en este caso! Que todos los pueblos comprenden las razones de Cuba porque las están viendo, y cada vez que ven un desempleado, cuando ven un campesino sin tierra, un obrero sin trabajo, un ciudadano analfabeto, un enfermo sin hospital, y eso lo están viendo todos los días a todas horas, comprenden la razón de Cuba. Cuba, que hoy ya tiene hasta problemas por falta de brazos; Cuba, que ha alfabetizado a todo el pueblo, a toda la parte analfabeta del pueblo en un año; Cuba, que ha llevado los hospitales y los médicos a todos los rincones; que ha llevado los maestros a cada niño; que ha buscado empleo; cuya economía se desarrolla vertiginosamente; que tiene ya 50 000 becarios, como una promesa extraordinaria del porvenir, en las decenas y los cientos de miles de técnicos que vamos a preparar en el curso de una o dos décadas.
Es decir, esas cosas las ven los pueblos claramente. Eso no tiene nada de extraño. Pero no solamente en esos casos. Hasta en la vida práctica, cuando se ve que el poderoso, como en este caso Estados Unidos contra el pueblo pequeño, pues, también no pueden darles la razón los pueblos de la América a los imperialistas, ni se la darán jamás. Esto aparte de otras cosas, los vínculos que hay entre los latinoamericanos y nosotros: hablamos la misma lengua, tenemos más o menos la misma cultura, similares tradiciones, similares problemas. Es decir que existen grandes vínculos espirituales entre los pueblos de América, nos entendemos, nos hablamos, nos comprendemos, porque hablamos el mismo idioma. Mientras que... allí, por ejemplo, Rusk, no va a entender nada; estarán hablando los otros y él estará pidiéndole al traductor que le diga qué quiere decir aquello. Es posible que cuando Dorticós esté hablando ahí, no sepa ni de qué se trate y tenga que estar buscando un traductor que le diga las cosas. ¡No nos entendemos, ni en el idioma ni en nada nos podemos entender! ¡Cómo se va a entender la soga con el ahorcado, la cadena con el esclavo!, y eso es el imperialismo, las cadenas; no se pueden entender.
Mientras nosotros hablamos un idioma que nos entienden: entienden el idioma y entienden el mensaje espiritual de Cuba; la lucha que Cuba está librando contra el poderoso imperio; que no tiene ningún vínculo con nosotros, ni cultural, ni de sangre, ni de lengua, ni de nada. Somos tan distintos, que no hay entre nosotros vínculos; hay corrientes entre los pueblos, algún día habrá vínculos, cuando haya una revolución en Estados Unidos.
Hay gente que se ríe cuando se habla de revolución en Estados Unidos. Bueno, pues la misma descomposición del imperialismo determinará cambios internos en Estados Unidos inevitablemente, porque el mundo imperialista se desploma, ¡se desploma!, y cuando el mundo imperialista se desplome, es decir, el mundo externo cambie, pues el mundo interno también cambiará, y algún día entrarán en crisis y en descrédito total todos esos chantajistas: los monopolios, la política monopolista, la política de mentiras. Algún día los hechos harán variar y producir cambios de opinión en el propio Estados Unidos.
Pues el día que haya cambios en Estados Unidos, habrá vínculos también entre los obreros; es decir, entre el régimen social, el régimen social nuevo, que tendrá que ocurrir también en Estados Unidos, y entonces habrá vínculos de tipo ideológico, habrá posibilidades, habrá las condiciones objetivas que permitan una estrecha solidaridad e intercambio entre los pueblos latinoamericanos y los sajones, pero, ¿cómo puede haberla entre el explotador y los explotados? ¿Qué comunidad de intereses puede haber entre los monopolios yankis que se llevan el petróleo, se llevan el cobre, se llevan el hierro, se llevan las materias primas de América Latina, que nos venden caro y nos compran barato, que con el producto de una hora de trabajo allí compran lo que aquí cuesta 10 horas de trabajo producirlo? ¿Qué vínculos puede haber entre los explotadores y los explotados, entre los monopolios yankis y los pueblos de América Latina? Ningún vínculo. Luego no existe ni el vínculo económico, porque la relación económica que existe es de explotadores y explotados.
Y luego, eso hace precisamente, que la solidaridad con Cuba crezca, sea visible, sea potente, y eso no se puede frenar. Ellos están desesperados por frenarlo, no hallan qué hacer ya por frenarlo, pero esa solidaridad con Cuba no la podrán frenar. No tienen que ponerse bravos con los cubanos, que se pongan bravos con la historia; esto es un acontecimiento determinado por la historia, un cambio determinado por la historia, el progreso de la humanidad, de una humanidad que no se ha congelado nunca ni se congelará jamás.
Tenía que llegar el día de la libertad de un pueblo de América; tenía que aproximarse el día de la liberación de los demás pueblos de América; ese día se acerca, y los actos de los imperialistas son actos de desesperados, y en su desesperación no hacen más que concentrar la atención del mundo en Cuba, la atención de América en Cuba, y de donde en ese “match” entre los imperialistas y nosotros, tenemos por escenario, tenemos por testigo a todo el mundo, y la razón con nosotros. Luego, los imperialistas han buscado una polémica ideológica en que tienen todas las de perder y, sencillamente, la van a perder, cualquiera que sea la presión y cualquiera que sean los acuerdos.
Bien, Punta del Este allá, nuestra delegación combatiendo allá. La representación de lo mejor del pensamiento de América reunida en La Habana, y lo mejor del pensamiento de América, reunido también en Montevideo. Podemos sentirnos verdaderamente satisfechos de la ola de solidaridad que hay en toda la América con la Revolución y con Cuba, con el derecho de Cuba a hacer su Revolución.
Entonces nosotros organizaremos y daremos la gran Asamblea General Nacional del Pueblo, la segunda, que será, y debe ser, todavía mayor que la anterior. Es decir, nosotros tenemos también que hacer nuestro esfuerzo, y ese día nosotros lanzaremos nuestro mensaje a la América, nuestro mensaje al mundo, y nuestra respuesta a los imperialistas, nuestra respuesta a la Declaración de Punta del Este, e irá, por eso, todo el pueblo allí a hablar, todo el pueblo revolucionario de Cuba, a aprobar la Segunda Declaración de La Habana, que será un mensaje a los pueblos, que será una respuesta a los imperialistas; por eso debemos proponernos la meta de que sea mayor todavía, mayor que la otra Asamblea General, que fue gigantesca, para que los imperialistas vean lo que es un pueblo revolucionario, lo que es un pueblo democrático, lo que es un pueblo decidido, lo que es un pueblo que representa un sentimiento de dignidad, y que representa, además, un derecho, y que es una bandera; ¡porque nuestro pueblo, hoy, es la bandera de todo el continente, es la bandera de todos los pueblos de América Latina, es la bandera de los hombres honestos, de los rebeldes, de los hombres dignos, de los hombres sufridos!, ¡es la bandera de los campesinos, las enormes masas de campesinos sin tierras, de obreros ganando salarios de miseria, de ciudadanos desempleados!
Es decir que nuestra patria hoy, nuestro pueblo, es la bandera que enarbolan todos los hombres que quieren lo mejor para su patria. Al mismo tiempo, esa es la bandera que concita al odio de los explotadores, de los reaccionarios, de los esbirros, de los asesinos, de los ladrones, de todo lo más inmoral que hay en el continente. Es decir que hay dos polos, y se han diferenciado los campos: junto a Cuba todo lo noble, todo lo digno, todo lo limpio; contra Cuba todo lo inmoral, todo lo egoísta, todo lo corrompido, todo lo traidor, todo lo explotador que hay en América Latina.
Hemos llegado a este punto, y estamos, realmente, muy satisfechos de haber llegado a este punto, y estamos muy contentos de todos los acontecimientos. No estamos tristes, ni mucho menos, y vamos a dar una gran asamblea, una gigatesca asamblea, y vamos a enviar un mensaje a los pueblos, y una respuesta a los imperialistas. Cuba, por segunda vez, ya enviará un mensaje a los pueblos, y ese mensaje con seguridad que tendrá eco, con seguridad que será leído en todos los rincones del mundo. Y eso, bueno, ¿fuimos nosotros los culpables? No, los imperialistas fueron los que organizaron las agresiones, el escenario; bien, Cuba aprovecha ese escenario, y Cuba hablará en ese escenario, y dirá su verdad y hablará al mundo.
Y, moralmente, nosotros esta batalla la ganaremos, ideológicamente, ganaremos esta batalla contra los imperialistas; y los imperialistas, ¿qué van a ganar?, desprestigiar más todavía a unos cuantos gobiernos que le hacen el coro; enemistarse con otros gobiernos que no están dispuestos a pasar bajo sus “horcas caudinas”, sus condiciones de chantaje. Y, además, ¿qué más? ¿Van a destruirnos? No, porque a nosotros no nos pueden destruir; nosotros estamos, cada día mejor preparados y más armados y, además, ¡alertas!, porque mientras la conferencia discute allá, nosotros, ¡alertas aquí!, y ¡listos para vencer!, como diría el compañero Llanusa (Aplausos prolongados).
Esa es la situación. Ahora, ¿cómo debemos nosotros informar? Nosotros debemos informar a través de todos los periódicos de la Revolución lo que va pasando en Punta del Este —aprovecho la oportunidad para intercambiar opiniones aquí con ustedes—, para que el pueblo vaya sabiendo cómo es la cosa. No hay que despertar ilusiones, porque allí hay una tremenda presión del imperialismo, un chantaje abierto, pero luego, nosotros, ¡ni aceptamos sanciones, ni siquiera aceptamos condenación del régimen revolucionario de Cuba! Declaraciones condenatorias, ¡no la aceptamos tampoco!, desde ahora lo decimos. ¿Cómo van a venir a condenar la Revolución Cubana, el hecho más justo y el hecho histórico inevitable de estos tiempos?, el hecho, además, que representa la justicia de los pueblos, la reivindicación de los pueblos, la esperanza de los pueblos. No aceptamos, ¡no ya sanciones!, ¡no aceptamos, ni nos adscribimos a absolutamente nada que entrañe un átomo de condenación de la Revolución Cubana! Así que esa es nuestra posición, y cualquiera que sea la declaración de Punta del Este, nosotros emitiremos la Declaración del Pueblo de Cuba. Esa será la que quede para la historia, la otra quedará archivada entre los papeles viejos, entre los acontecimientos anodinos, entre los esfuerzos inútiles de los explotadores para que su mundo de explotación no desapareciera, y la Declaración de La Habana, la segunda, igual que la primera, se leerá en los libros de historia de América; no estará archivada, estará en los libros de historia.
En los años venideros, en los siglos venideros, se leerá la Declaración de La Habana. Y nadie sabrá qué era aquello de Punta del Este, ni van a oír hablar siquiera; los nombres esos no van a aparecer. ¿Quién va a mencionar a Idígoras dentro de 20 años? Ni siquiera como símbolo de la depravación, ni nada de eso, ha habido tantos que no se destacan, que sobran.
Bien, esa es la cosa. Yo pensaba hacer una comparecencia breve hoy. De todas maneras, si quieren una o dos pregunticas más.
Moderador.- Compañero Ithiel.
Fidel Castro.- Porque, fundamentalmente, era plantear la cuestión de la Asamblea General y la posposición.
Ithiel León.- Comandante, hay un detalle en los cables de hoy...
Fidel Castro.- Lo de hoy, tú sabes que yo todavía no lo he podido ver, me leí los de ayer.
Ithiel León.- Mire, los corresponsales que cubren la información de Punta del Este han informado que el delegado norteamericano, Dean Rusk, se ha pasado el día correteando de una habitación para otra del hotel San Rafael, donde están alojadas las delegaciones, con un argumento parecido a esto: o algunos gobiernos se pliegan a las demandas norteamericanas, o peligra la famosa “Alianza para el Progreso”. ¿No cree usted que es aún más vergonzosa esta actitud del gobierno de Estados Unidos?
Fidel Castro.- Bueno, mire, del gobierno de Estados Unidos hay que creerlo todo; esa es la política que, en realidad, han estado siguiendo, porque mire: Fíjese que de la Alianza para el Progreso, ¿cuándo habló Kennedy?, después de Playa Girón. El trató de ahorrarse los quilitos esos, porque, además, Estados Unidos tiene un problema económico serio, problema de divisas serio, una crisis económica que se le avecina, una situación de competencia y de contradicción —cada día más— con sus propios aliados occidentales, de competencia con la industria japonesa, la industria alemana, la industria francesa, belga, inglesa, tremenda competencia. ¿Dónde se van a meter y dónde van a meter sus productos?, porque, incluso, los remedios que ellos han encontrado hasta ahora, que es militarizar la economía norteamericana, convertir el Estado en una agencia de seguros de los poseedores de acciones de los monopolios, cobrándole impuestos al obrero, para poder garantizar los ingresos de los millonarios, dueños de los monopolios, cobrándole impuestos a un obrero que gana seis pesos y siete pesos, quitándole un peso, dos pesos, tres pesos, para pagarle a un granjero latifundista para que no cultive más que la mitad, puesto que ya ellos tienen una serie de problemas de superproducción y no tienen mercado, y por eso usted ve las disputas entre los imperialistas yankis y los imperialistas ingleses en el Congo, y los belgas; ellos quieren desplazar de allí a los ingleses y a los belgas; en el norte de África quieren desplazar a los franceses; en Indonesia, pues no hallan qué hacer entre la demanda, la justa demanda de Indonesia sobre Irian. Ellos vacilan, porque, por un lado, son los aliados de los imperialistas holandeses, y, por otro lado, quieren desplazar del mercado a los imperialistas holandeses. Entonces, tienen unos problemas muy serios, y tienen problemas económicos serios.
Ellos quisieron ahorrarse los quilitos esos, porque ellos están gastando algunos quilitos en el problema de resolver lo de Cuba.
Entonces, ¿cuándo habla Kennedy de “Alianza para el Progreso”, o habla en términos objetivos de ayuda? Esperó lo de Girón. Si lo de Girón no hubiera fracasado, ellos pensaban que se iban a ahorrar ese dinero; fracasó, y fueron inmediatamente a la ofensiva: dieron la conferencia económica. Y, ¿qué ha salido de la conferencia económica? En primer lugar, tuvieron que ceder en algunos aspectos, tuvieron que empezar a hablar de reforma agraria. Pero vea usted: ¡Los imperialistas hablando de reforma agraria! ¿Qué pasó? Alborotaron el avispero de la oligarquía terrateniente de América Latina.
¿Cuál es el apoyo más importante que han tenido los imperialistas en América Latina? La oligarquía terrateniente, la oligarquía feudal, los dueños de la tierra, los latifundistas, y, a su vez, pues han tenido el control de los Estados, y han tenido la fuerza armada para defender sus intereses oligárquicos.
Cuando los imperialistas comenzaron a hablar de reforma agraria, empezaron a alborotar el avispero. Y, ¿qué pasó? Pues, por ejemplo, un señor de la reacción de Chile, que es un señor inteligente, latifundista él, dijo: Bueno, los americanos están hablando de repartir las tierras, ¿por qué no hablan también de repartir las minas de cobre? Y plantearon el problema: ¿Qué es eso de resolver los problemas a costa de nosotros los latifundistas? ¿Por qué no los resuelven a costa de ellos, y reparten el petróleo, y reparten las minas, y reparten las empresas y reparten los negocios de los monopolios americanos? Entonces, Kennedy, “hombre progresista” él, ustedes saben, “muy culto”, habla de una “Alianza para el Progreso” después de Girón. Pero es que la “oreja de burro” se sale a la legua, y se ve (Risas y aplausos).
Conste —permítanme hacer— lo de “burro” no lo digo por Kennedy, no, no vayan a confundir; estoy diciendo la “oreja de burro” del burro que están tratando de llevar ahí disfrazado de vaca, o de cualquier cosa.
Es decir, que se descubre todo el truco. Llegan con una “Alianza para el Progreso”, y dicen: vamos a dar dinero; pero el dinero no llega, en primer lugar. Pero después que hablan de 20 000, dicen: sí, 20 000 millones, unos pesitos que va a dar el gobierno de Estados Unidos y lo otro lo van a dar los inversionistas privados.
¿Qué les están ofreciendo a los pueblos de América Latina? Les están ofreciendo fortalecer la inversión privada; es decir, más inversiones monopolistas. ¿Desde cuándo no hay inversiones monopolistas en América Latina? Si los monopolios fueron precisamente a invertir allí donde pagaban menos dinero, donde era más barata la materia prima, para obtener mayores ganancias; y las mayores utilidades las han obtenido los monopolios en todos los países colonizados y subdesarrollados, más que en Estados Unidos. Y esa es, precisamente, la causa de la miseria, del subdesarrollo, porque esos monopolios no desarrollan para la economía de un país; desarrollan algunas ramas, como las industrias de extracción minera, las industrias de materias primas, pero no establecen ni siquiera fábricas que puedan competir con las fábricas de la metrópoli, porque la metrópoli se preocupa de que ese dinero no se vaya a invertir en otro país en fábrica que se vuelvan competidoras. No, lo que hacen los monopolios es ir a buscar algún tipo de actividad económica, y por eso crean al monocultivo, y deforman por completo la economía de los pueblos.
¿Y qué les ofrece Kennedy? Más monopolios, más inversiones privadas. Entonces, ¿pero cómo? Kennedy dice: hay que disfrazarse un poquito aquí de más demócratas, de más progresistas; les vamos a hacer una reforma agraria. Ya ustedes saben, es la reforma agraria como aquella de que hablaban... aquí también los latifundistas hablaban de reforma agraria. ¿Ustedes no se acuerdan? ¿Se acuerdan que ofrecieron 10 000 novillas cargadas? ¿Se recuerdan?, ¿los dueños, los ganaderos? ¿Y toda esa gente qué quería? Bueno, una reforma agraria de marabú; que no tocaran las mejores tierras, las tierras que estaban en manos de ellos.
Pues ellos hablan entonces de reforma agraria, pero ni eso les gusta, eso no le huele bien a la oligarquía terrateniente que es su aliado. Entonces, ¿qué aliados van a buscar? ¿Van a buscar la burguesía nacional? Es decir, ¿los industriales de América Latina? No pueden buscar a ese aliado por otra cosa, porque los monopolios, los intereses monopolistas están en contradicción con los intereses de la burguesía industrial, porque los monopolistas venden artículos más baratos, hacen el “dumping”, y son competidores de esa industria; los monopolistas no van a desarrollar industrias de la burguesía nacional, van a desarrollar industrias de los monopolios.
Entonces, el imperialismo tiene su mejor aliado en la oligarquía; habla de reforma agraria, se pone brava la oligarquía y, en cambio, no le puede ofrecer nada a la burguesía nacional, no les puede ofrecer nada a los industriales, porque lo que les ofrece es más competencia, más monopolio.
Y, entonces, ¿esa “Alianza para el Progreso” qué clase de “alianza” es? Entonces, alguna ayuda le va a dar, algún financiamiento público. ¿Pero cómo? “Oye, te doy tanto si votas por aquí, te doy tanto...” Y ponen a los gobiernos en una situación, que cuando les dan la ayuda los han desprestigiado y han acabado con ellos. Le dan unos miserables centavos, de quilos prietos, que no sirven más que para pagar ejércitos, satisfacer las ambiciones de los comerciantes, de los importadores, de la alta burguesía, de los terratenientes, de los especuladores, de los banqueros, porque esa misma ayuda no llega al pueblo tampoco, se queda por el camino toda.
Entonces, realmente, están los imperialistas yankis ante una situación económica y social sin salida, porque el imperialismo mismo no tiene salida en el mundo; el imperialismo no tiene salida en el mundo, el imperialismo no tiene salida histórica. Como algo anacrónico, al imperialismo no le queda otro remedio que dejar de ser imperialismo, no le queda otro remedio que dejar de existir. Y ese es el por qué hacen tantos corre corre por aquí, chantaje por allá, intriga por allá, y tienen una política cada día más desprestigiada en el mundo entero.
La gran verdad es que el imperialismo no puede subsistir, que el imperialismo está en descomposición y que el imperialismo desaparecerá. ¡Y no va a tardar mucho al paso que van las cosas!, porque, realmente, el movimiento de liberación de los pueblos se acelera; el imperialismo no tiene salida. Por eso anda con esos correveidile por dondequiera, del cuarto piso para el quinto, del quinto para el primero; del cuarto de uno para el cuarto de otro. Y ese es el papel ridículo, ridículo, vergonzoso, penoso, de la delegación yanki allí en Punta del Este.
Y el pueblo agitado. El pueblo en marcha por las carreteras, en actos, en concentraciones. Y lo reconocen ellos. Pero, ¿por qué? A ver, ¿por qué este apoyo? Este apoyo es apoyo espontáneo de los pueblos, la espontaneidad con que los pueblos apoyan una causa justa; es el apoyo a Cuba, el odio a la explotación, el odio al imperialismo.
Así que eso es consustancial, el chantaje; el chantaje es consustancial de la política imperialista.
Moderador.- Señor Ernesto Vera.
Ernesto Vera.- Además de las manifestaciones conocidas de solidaridad con Cuba ante la reunión de cancilleres de Punta del Este, esta noche han llegado noticias a La Habana de que Caracas y Maracaibo —las dos principales ciudades de Venezuela— están prácticamente paralizadas debido a las huelgas y manifestaciones en protesta por la Conferencia de Punta del Este.
Esto demuestra un grado de conciencia alto en los pueblos latinoamericanos, demuestra que tienen una comprensión cabal de lo que usted decía hace un momento, con respecto al peligro mayor que se cierne sobre esos pueblos.
¿Si ellos lograran una mayoría mecánica de títeres e intentaran algún acuerdo contra nuestra patria, cómo usted supone que sería la actitud de esos pueblos?
Fidel Castro.- Pues, sencillamente, no harían más que agudizar el descontento y la rebeldía de los pueblos. Incluso, una invasión a Cuba no transcurriría tranquilamente: una invasión a Cuba puede ser la chispa que encienda la rebelión en muchos pueblos de América Latina, desde luego.
Los imperialistas están planeando un acuerdo para obtener una especie de apoyo moral a los planes posteriores. Aquí lo importante son los planes posteriores de los imperialistas después que logren el acuerdo, el apoyo moral, la complicidad de unos cuantos títeres. Y eso es lo que ellos están buscando. Pero la rebeldía de los pueblos es manifiesta, si les decía, precisamente, que ellos con todas estas maniobras no han hecho más que incitar, ponerse al descubierto, ponerse al desnudo entre los pueblos de América Latina y despertar cada día más la solidaridad con Cuba. Y ahí están los resultados. Esa es la fuerza de la idea, la fuerza del ejemplo, la fuerza de la razón.
Porque, ¿qué tiene Cuba frente al poder de los imperialistas, frente a sus enormes ejércitos, sus enormes recursos económicos? Tiene la fuerza de su razón, la fuerza de una idea. Cuba es una idea, pero la idea que entraña la Revolución Cubana, sembrada; o sea, idea que es vista como ejemplo para los pueblos de América Latina, el ejemplo de Cuba en las condiciones objetivas es tremenda.
¿Qué repercusión podría tener el ejemplo de Cuba, si los países de América Latina fuesen países industrializados, pueblos con todas las necesidades satisfechas, no hubiera desempleo, si no hubiera campesinos sin tierras, obreros sin trabajo, pueblos hambrientos, sin hospitales, sin maestros, sin condiciones de vida, con un estándar de vida ínfima? ¿Qué importancia tendría la Revolución Cubana, si en esos países existiera un régimen social avanzado? No tendría ninguna importancia.
La importancia que tiene la Revolución Cubana es la importancia que tiene un fósforo al lado de un tanque de gasolina. Ahora, si en vez de gasolina hubiera agua —o hubiera leche, vamos a poner el caso—, no ardía. Porque, ¿qué hay en América Latina? Campesinos sin tierras, que oyen decir que aquí los campesinos ya no tienen que pagar renta, que tienen crédito, que tienen escuelas; millones de desempleados que oyen decir que en Cuba tiene trabajo todo el mundo; millones de analfabetos que oyen decir que en Cuba todos los niños ya tienen maestro, que todo el mundo sabe leer y escribir; millones de gente desesperadas, en una situación económica cada vez peor, que saben que el pueblo de Cuba se está forjando un futuro; millones, decenas de millones de oprimidos, oprimidos por la policía represiva, por las fuerzas armadas, que ven que en Cuba el pueblo es la fuerza armada. Y cada vez que le dan un culatazo a alguien en la América Latina, se acuerda de Cuba; cada vez que cometen un abuso, se acuerda de Cuba; cada vez que desalojan a un campesino, se acuerda de Cuba; cada vez que se le enferma un hijo y no tiene ni un hospital ni una medicina, se acuerda de Cuba. Entonces, la miseria constante hace que se tenga siempre presente a Cuba.
Es por eso, y no por ninguna otra razón, que Cuba influye en América Latina, porque existen condiciones de hambre y de miseria que si no existieran no habría por qué preocuparse de Cuba. ¿O es que se cree que un país que haga una revolución puede amenazar, como ahí decía...?, mire, por ahí hay un cablecito, a propósito del señor Miró Cardona, que dice: “AP.- La decisión de los cancilleres americanos no puede ser otra que acordar una acción colectiva armada contra el régimen comunista de Fidel Castro, dijo el presidente del Consejo Revolucionario Cubano, José Miró Cardona.”
Miren qué clase...; aquí es donde los tipos estos acaban de desprestigiarse, si es posible que el desprestigio se pueda desprestigiar (Risas).
Añadió: “El destino de América y del mundo libre está en manos de los cancilleres”, fíjense, el destino de América y del “mundo libre”. Pero vayan a creer, eso lo han dicho también voceros del imperialismo.
¿Pero será tan débil ese “mundo libre” que la presencia de un pueblo revolucionario, alfabetizando, haciendo escuelas, haciendo hospitales, haciendo reforma agraria, construyendo casas y haciendo justicia, sea un peligro para ese mundo libre? Ellos le dicen a los gobiernos: ¡un peligro!, si no destruimos la Revolución Cubana, es un peligro para todo el continente. ¿y por qué en cambio, no es peligro que haya todo un continente y nosotros solos aquí? ¿Por qué el latifundio que hay en toda la América, la explotación y los monopolios, no son un peligro para nosotros? ¿Y en cambio, el hecho de que no haya monopolios ni explotación en Cuba es un peligro para todo el continente?
¿Qué están demostrando con eso, que están confesando? Que el imperialismo y todos los sistemas que lo acompañan se sostienen únicamente, están en el “pico del aura”, están en una situación de crisis, de verdadera crisis, porque confiesan que el hecho de que haya una Revolución en Cuba, es peligro para todos. Y Cuba nunca ha dicho que la presencia del imperialismo de Estados Unidos... es un peligro por el hecho de que nos están agrediendo. Y, además, no hay tal peligro, ¡porque los rechazamos!
El problema es que ellos están confesando que la existencia de una revolución pone en peligro todo su régimen. Y este llega a decir que pone en peligro no solo el destino de América, y “del mundo libre”; entonces confiesan que hasta su “mundo libre”, ya no solo latinoamericano, está en peligro, por el hecho de que un país haga una revolución. ¿Qué están demostrando con eso? ¡Terror a los pueblos! Están confesando con eso que su régimen se tambalea, se resquebraja; porque el hecho de que haya una revolución, pone en peligro hasta su régimen, aunque esa revolución haya ocurrido en una islita chiquitica. En cambio esa islita chiquitica, no piensa que por el hecho de que haya latifundios en otros países, haya peligro, ni nadie se vaya a contagiar. Ellos dicen: “Esto es como una epidemia.” ¿Y cómo la epidemia del latifundismo y del monopolismo no nos afecta a nosotros?
¡Así que la epidemia del socialismo, del marxismo, les afecta a ellos! ¿Y cómo la epidemia de la “libre empresa”, no nos afecta a nosotros y no nos contagia? ¿Cómo no tememos que por el hecho de que existan latifundios, monopolios, explotación, incultura, analfabetismo, en otros pueblos, vayamos a contagiarnos de eso? ¡No, señor, si aquí había todo eso y lo hemos quitado! Entonces, ¿qué ocurre? Que ellos están confesando, con la teoría esa de virus, de epidemia, peligro, todo eso, es ridículo; todo eso en el fondo no entraña más que la confesión de que no creen en su régimen, de que no creen en su sistema, de que no creen en sus ideas. ¡Ellos están confesando ya que no tienen ideas! Ellos están confesando solo que ese régimen se mantiene sobre una arena movediza; ¿cuál es esa arena movediza, esa tierra que se hunde, esa “ciénaga de Zapata” que tienen debajo? Pues sencillamente la explotación, el hambre, la miseria, el estándar de vida pobrísimo de todos los pueblos de América. Bueno, pues, la arena movediza, “la ciénaga de Zapata” la tienen debajo, ¡y se hunden!
Entonces dicen que nosotros somos un peligro. ¡No hay ningún peligro! Nosotros somos la primera columna del imperialismo que se hundió, pero todas las demás se van a hundir también. De eso no cabe la menor duda; y eso no lo van a evitar ni destruyendo la Revolución Cubana, cosa por demás imposible; seguirían las condiciones que originaron una revolución en Cuba. Y lo mismo que surgió una revolución en Cuba, puede surgir en cualquier otro país de América. Sobre todo, ¿dónde? En esos países donde hay gobiernos entregados de pies y manos al imperialismo; que sacrifican el honor y la dignidad nacional. Véase como los gobierno que tienen una postura nacional digna, tienen más apoyo popular; y que los gobiernos de América Latina que no tienen una postura digna, tienen a los pueblos en contra y cada día tienen más a los pueblos en contra y cada día están más aislados de los pueblos.
Betancourt, Betancourt está ya como el “gallo de Morón”, solo y... ¿cómo es? ¡Sin pluma y cacareando! ¡Así está Betancourt! Todas las organizaciones de masa, todas las organizaciones, su propio Partido; ya la propia Federación Campesina se le ha separado; y su propio Partido se le ha dividido. Ya a Betancourt no le queda nada más que la gente ladrona, la más ladrona, esa que se beneficia con los cargos y roba. La gente de COPEI, reaccionaria hasta la médula y los elementos más reaccionarios de las fuerzas armadas. ¡Eso es lo que le queda a Betancourt! A Betancourt no le queda, en dos palabras, nada.
¿Quién lo llevó a esa situación? La obediencia ciega al imperialismo, la obediencia ciega al Departamento de Estado yanki. De donde, los yankis utilizan a un señor de estos y lo primero que hacen es desprestigiarlo. A los pocos meses está sin pueblo.
Entonces, todos estos gobiernos que han entregado de pies y manos a esos países a los intereses imperialistas; que han sacrificado la dignidad nacional, son los que tienen una situación más crítica; y los gobiernos que tienen una posición nacional digna, tienen mejor situación, mejor opinión en el mundo entero; el mundo entero opina mejor de ellos, en los pueblos tienen mejor opinión. Porque, independientemente del régimen social, no es lo mismo la actitud de un gobierno entregado de pies y manos, que sacrifica la dignidad nacional a voluntad del imperialismo, a un gobierno que sabe respetar la dignidad nacional. Y los pueblos son sensibles a esa conducta.
Y esa es la situación. La situación es mala para los imperialistas, buena para la Revolución. Ustedes, no obstante, deben ir describiendo cómo va pasando. No hay que hacerse ilusiones sobre el resultado allí.
El valor que tiene Punta del Este, es, sobre todo, el valor de la polémica ideológica, que se va a librar entre el imperialismo y Cuba. Y de todas formas, no tienen ellos una tarea fácil, ni mucho menos. Va a ser una tarea moralmente muy difícil la que tienen los imperialistas. Y los imperialistas se tienen que sentar allí en el “banquillo de los acusados”. ¡Porque Cuba va a sentar al imperialismo yanki en Punta del Este en el “banquillo de los acusados”! Esa es la misión y posición de Cuba en Punta del Este. La de ustedes, es informando todo, orientando al pueblo, explicando todo, para que el pueblo reciba el máximo de información y el pueblo así vaya informándose, vaya adquiriendo un conocimiento más cabal y preparando la grande y extraordinaria movilización para el día 4 de febrero; y nosotros estamos seguros de que todo el pueblo tomará como una cuestión de honor, como un gran deber, movilizarse ese día, y que vamos a dar la más grande concentración que se ha dado en la historia de Cuba (Aplausos).