Azúcar con sabor cubano
Datum:
04/04/2011
Quelle:
Periódico Granma
Según el estudioso cubano Hebert Pérez Concepción, la colonia francesa de Saint-Domingue, actual República de Haití, fue ejemplo de empresa esclavista exitosa. A finales del siglo XVIII, en la entonces próspera colonia existían 800 plantaciones de azúcar, 3 000 de café, 800 de algodón y 2 950 de añil.
De azúcar y café era la mayor productora del mundo. Saint-Domingue suministraba a Europa la mitad de los productos tropicales que consumía. La clave de tanta riqueza eran los esclavos africanos, arrancados por la fuerza de sus tierras ancestrales y vendidos a los plantadores a fin de que realizaran, como bestias de carga, los trabajos de cultivo y de molienda.
Esa supuesta prosperidad se fue a bolina por obra y gracia del ensañamiento y bloqueo de los grandes poderes occidentales de entonces, que castigaron a Haití y la condenaron a la pobreza y el subdesarrollo por atreverse a tomar en sus manos las riendas de su destino. Súmese a ello un orden mundial excluyente y una cascada de letales desastres naturales sufridos por esta nación.
El excanciller y asesor del presidente haitiano René Préval, Jean Rénald Clérismé, explica a Granma que hubo un cambio en la economía del país desde los tiempos en que era colonia, cuando existían numerosos ingenios productores de azúcar a tal punto que solo quedaron cuatro: uno en Les Cayes, en el Sur, otro en el Norte, otro en Puerto Príncipe y el del poblado de Darbone en la comuna de Leogane, estos dos últimos en el departamento Oeste.
Precisamente el único central azucarero que muele actualmente en Haití es el ingenio Jean Leopold Dominique, de Darbone, 36 kilómetros al suroeste de la capital haitiana, construido por una empresa italiana a inicios de la década de los 80 del pasado siglo.
Estuvo paralizado durante 15 años y desde el 2000, con el asesoramiento de azucareros cubanos, produce crudo y sirope para el mercado local.
UN RETO
Recorrer el central y disfrutar el rico olor a melaza es transportarnos a nuestros verdes cañaverales dominados por el silbato de arrancada de los complejos agroindustriales cubanos, hoy empresas azucareras, y toda una rica tradición de un sector que llegó a ser la columna vertebral de nuestra economía.
El ingeniero Ramón Ferreiro Díaz, un curtido azucarero de Ranchuelo, Villa Clara, desde hace dos meses se encuentra al frente de unos 30 asesores cubanos con la misión de sacar adelante la zafra haitiana, la número 11.
Los cubanos junto a los trabajadores haitianos arrancaron la molienda el 13 de marzo y estarán en zafra hasta junio con la meta de alcanzar una de las mayores producciones del ingenio, 2 000 toneladas de crudo y 7 000 toneladas de sirope, pues a decir del ingeniero Ferreiro Díaz, tienen este año buen abastecimiento de caña, unas 60 000 toneladas, gracias a un mayor estímulo a los productores y macheteros a partir del incremento de los precios de la materia prima.
Este esfuerzo asegura trabajo y el sustento para 1 000 haitianos y sus familias en un país, que virtualmente carece de fuentes de empleo estable, el 80 % de su población vive bajo el umbral de pobreza y tiene la renta per cápita más baja de todo el Hemisferio Occidental.
"El presidente Préval me llamó y me dijo que transmitiera nuestro agradecimiento por esta importante contribución, al Gobierno cubano", dijo el excanciller Rénald Clérismé, quien recorrió las áreas del central en compañía de nuestro embajador en Haití, Ricardo García.
Muchas son las historias, como la de los técnicos habaneros Manuel Alcaide Cardoso y Arturo Núñez Rodríguez, quienes con su ingenio echaron a andar un cargador frontal de 22 toneladas parado por rotura desde hacía cuatro años y que es indispensable en el suministro de caña a las esteras alimentadoras de los molinos del central, que produce un azúcar con indudable sabor cubano.
De azúcar y café era la mayor productora del mundo. Saint-Domingue suministraba a Europa la mitad de los productos tropicales que consumía. La clave de tanta riqueza eran los esclavos africanos, arrancados por la fuerza de sus tierras ancestrales y vendidos a los plantadores a fin de que realizaran, como bestias de carga, los trabajos de cultivo y de molienda.
Esa supuesta prosperidad se fue a bolina por obra y gracia del ensañamiento y bloqueo de los grandes poderes occidentales de entonces, que castigaron a Haití y la condenaron a la pobreza y el subdesarrollo por atreverse a tomar en sus manos las riendas de su destino. Súmese a ello un orden mundial excluyente y una cascada de letales desastres naturales sufridos por esta nación.
El excanciller y asesor del presidente haitiano René Préval, Jean Rénald Clérismé, explica a Granma que hubo un cambio en la economía del país desde los tiempos en que era colonia, cuando existían numerosos ingenios productores de azúcar a tal punto que solo quedaron cuatro: uno en Les Cayes, en el Sur, otro en el Norte, otro en Puerto Príncipe y el del poblado de Darbone en la comuna de Leogane, estos dos últimos en el departamento Oeste.
Precisamente el único central azucarero que muele actualmente en Haití es el ingenio Jean Leopold Dominique, de Darbone, 36 kilómetros al suroeste de la capital haitiana, construido por una empresa italiana a inicios de la década de los 80 del pasado siglo.
Estuvo paralizado durante 15 años y desde el 2000, con el asesoramiento de azucareros cubanos, produce crudo y sirope para el mercado local.
UN RETO
Recorrer el central y disfrutar el rico olor a melaza es transportarnos a nuestros verdes cañaverales dominados por el silbato de arrancada de los complejos agroindustriales cubanos, hoy empresas azucareras, y toda una rica tradición de un sector que llegó a ser la columna vertebral de nuestra economía.
El ingeniero Ramón Ferreiro Díaz, un curtido azucarero de Ranchuelo, Villa Clara, desde hace dos meses se encuentra al frente de unos 30 asesores cubanos con la misión de sacar adelante la zafra haitiana, la número 11.
Los cubanos junto a los trabajadores haitianos arrancaron la molienda el 13 de marzo y estarán en zafra hasta junio con la meta de alcanzar una de las mayores producciones del ingenio, 2 000 toneladas de crudo y 7 000 toneladas de sirope, pues a decir del ingeniero Ferreiro Díaz, tienen este año buen abastecimiento de caña, unas 60 000 toneladas, gracias a un mayor estímulo a los productores y macheteros a partir del incremento de los precios de la materia prima.
Este esfuerzo asegura trabajo y el sustento para 1 000 haitianos y sus familias en un país, que virtualmente carece de fuentes de empleo estable, el 80 % de su población vive bajo el umbral de pobreza y tiene la renta per cápita más baja de todo el Hemisferio Occidental.
"El presidente Préval me llamó y me dijo que transmitiera nuestro agradecimiento por esta importante contribución, al Gobierno cubano", dijo el excanciller Rénald Clérismé, quien recorrió las áreas del central en compañía de nuestro embajador en Haití, Ricardo García.
Muchas son las historias, como la de los técnicos habaneros Manuel Alcaide Cardoso y Arturo Núñez Rodríguez, quienes con su ingenio echaron a andar un cargador frontal de 22 toneladas parado por rotura desde hacía cuatro años y que es indispensable en el suministro de caña a las esteras alimentadoras de los molinos del central, que produce un azúcar con indudable sabor cubano.