Conmoción por la visita de Fidel a Chile en noviembre de 1971
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El presidente Salvador Allende siempre será recordado en Cuba cada 11 de septiembre, día en que murió en defensa de su amado pueblo chileno, por solidario, amigo y revolucionario. De ahí esta evocación imperecedera.
Corría la tarde del 9 de noviembre de 1971 y la conmoción aumentaba a cada momento en Santiago de Chile, sólo faltaban horas para el arribo de Fidel Castro, líder de la revolución cubana.
La visita era portadora de la solidaridad cubana con el pueblo y el gobierno chilenos.
En conversación con Prensa Latina al respecto, Allende declaró que al invitar a Fidel Castro interpretaba el anhelo del pueblo de Chile, que había manifestado siempre marcado interés por la presencia del líder cubano en ese país austral.
Cuba es una nación vinculada a la historia de América Latina, Fidel Castro representa a una auténtica revolución y queremos intensificar los tradicionales lazos amistosos que siempre han existido entre nuestros países, dijo.
El encuentro con el dirigente cubano-latinoamericano fortalecerá la lucha de los pueblos que en todo el mundo batallan por suindependencia, precisó Allende emocionado.
Manifestó que pese a la diferencia de método, nuestro proceso, como el de Cuba, está destinado a lograr la segunda independencia.
Aclarando algunos conceptos expresados en un discurso anterior, dijo que el pueblo cubano conquistó el poder con las armas contra una dictadura de las más sangrientas.
Respecto a Chile señalo que (aquel proceso de cambio) se ha desarrollado bajo otras estructuras y por ello los caminos practicados han sido diferentes.
El presidente chileno recordó que en el mismo discurso - pronunciado el 4 de noviembre - resaltó el escaso costo social del estado chileno y enfatizó que la revolución cubana adoptó medidas que tuvieron oportunidad y necesidad de tomar, que no se produjeron en el caso chileno, aunque acotó que por distintos caminos marcharemos hacia el mismo objetivo.
Después habló con Prensa Latina sobre el programa a desarrollar por Fidel Castro durante la visita y dijo que luego de ofrecerle la bienvenida recorreremos las calles de esta ciudad (Santiago de Chile) en automóvil abierto, porque el pueblo quiere ver a Fidel, y a lo mejor quieren verme a mi, agregó en tono jocoso.
Y efectivamente al otro día la capital chilena ardió de entusiasmo para aclamar al jefe de la revolución cubana, que se veía satisfecho de como aquel pueblo hermano abría sus brazos con carteles ¡Bienvenido amigo Fidel!, ¡Fidel, Allende, el pueblo los defiende!
Al otro día de su arribo el líder cubano viajó a las provincias de Tarapacá y Antofagasta donde tomó contacto con los trabajadores de los yacimientos de cobre, salitre y los del puerto de Arima.
La visita se extendió a los salitreros de Pedro de Valdivia, María Elena, los mineros de Chuquicamata, de la localidad de Victoria.
Desde Iquique, junto a los tripulantes del buqueJigue, envia un saludo a los pescadores cubanos que cumplían un deber internacionalista en Chile.
Participó en una concentración en la plaza Prat, de Iquique, visitó a los obreros de la fundición Huachipato en Concepción.
Después fue testigo del entusiasmo y los vitores recibidos en el estado regional de Concepción, la Universidad, la ciudad de Tomé y los vecinos de Jota y Coronel.
Al llegar a Magallanes fue aclamado por los petroleros de la Tierra del Fuego, el personal del centro ovino de Río Verde y los estudiantes de la Universidad Técnica de Puerto Arenas.
En Santiago de Chile sostuvo un encuentro con los dirigentes de la Central Única de Trabajadores, los obreros y vecinos de El Teniente.
Después asistió a concentraciones en el estadio de Rancagua, Santa Cruz y Colchagua, así como al Estadio Municipal de Santiago, Escuela de Alta Montaña en Río Blanco y discursó ante el personal de la de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
Incansable en su interés por conocer Chile y su pueblo, Fidel Castro mantuvo también una conversación con sacerdotes revolucionarios, con las mujeres en el Estadio de Santa Laura, con estudiantes de la Universidad Técnica del Estado y con el pueblo de Valparaíso en la plaza Sotomayor.
El acto de despedida brindado con el mayor entusiasmo por el pueblo chileno tuvo como escenario el Estadio Nacional y al día siguiente cerró con una conferencia de prensa a los periodistas extranjeros.
El líder cubano no descansó un sólo día desde que arribó a Chile el 10 de noviembre y lo abandonó el 4 de diciembre de 1971.
Pero antes de partir, una declaración conjunta cubano-chilena expresaba, en una de sus partes, estas proféticas palabras:
La visita de amistad de Fidel Castro a Chile marcó un paso decisivo, no sólo en la progresiva bancarrota de la política de aislamiento (impuesta por Estados Unidos) contra Cuba, sino fundamentalmente en el proceso de entendimiento, comprensión y solidaridad de los pueblos de América Latina, para enfrentar unidos los grandes intereses que se oponen a su pleno desarrollo político, económico y social.