Martí y el Moncada
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Teníamos absoluta confianza en los santiagueros—Fidel
Hoy haríamos otro plan, pero ese fue el que nos pareció mejor. Y no estaba mal concebido; está bien concebido. Les aseguro que se hubiera caído Batista. Las primeras horas iban a ser de confusión general; para confundir a todos los batallones que estaban en el resto de la provincia desde el cuartel (Moncada) se estarían dando órdenes y se creería que era una rebelión de sargentos...
Mientras tanto nosotros pensábamos recoger las armas y salir de inmediato del cuartel porque vendría la aviación y en cuestión de media hora no quedaría ni un alma viva. Íbamos a distribuir las armas en distintos edificios de la ciudad, nos retiraríamos del cuartel y armaríamos al pueblo, porque nosotros teníamos absoluta confianza en los santiagueros...
Con estas ideas, expuestas 47 años después de la gloriosa gesta del Moncada, el Jefe de los revolucionarios que protagonizaron las acciones del 26 de Julio sintetizaba la estrategia que presidía aquel "intento de asalto al cielo" .
Cuando decidimos actuar ya por nuestra cuenta —añadió Fidel— puesto que no había unidad ni acuerdo entre los distintos grupos que se oponían a Batista, entonces ideamos cuál iba a ser la forma de lucha. Para mí estaba clarísimo que había que ir a la guerra irregular.
Esta vez el tema que convocó a la Mesa Redonda fue el Moncada y todo lo concerniente a las acciones del 26 de Julio de 1953. Se reunieron tres destacados investigadores: la periodista Marta Rojas y los historiadores Pedro Álvarez Tabío y Mario Mencía. A ellos se les sumaría Fidel durante el desarrollo de la Mesa, para hacer importantes aclaraciones al respecto.
Álvarez Tabío partió en su análisis del golpe del 10 de marzo de 1952, que quebrantó el ritmo constitucional del país y agravó los males de la Cuba de la época. A partir de ese momento, en opinión de este historiador, se crean las bases para una situación revolucionaria al ahondarse la crisis estructural del sistema con las medidas adoptadas por el gobierno batistiano.
El cuartelazo provocó la quiebra total de la posibilidad reformista, decretó el cierre de todo tipo de lucha legal y barrió con la Constitución de 1940, de legislación avanzada pero cuyo articulado era letra muerta mientras no se promulgaran las leyes complementarias que permitieran aplicarla en la práctica.
LA FÓRMULA REVOLUCIONARIA
Ante el golpe de Estado, Fidel trazó una estrategia de lucha no basada en el voluntarismo ni en la improvisación, sino como resultado de una meditación profunda sobre el conjunto de condiciones objetivas y subjetivas existente en la Cuba de 1952.
La única solución, comprendió Fidel, era la lucha armada. Existía entonces en Cuba el mito de que una Revolución podía hacerse con el ejército o sin el ejército, pero nunca contra el ejército. El aparato castrense era considerado todopoderoso, se le buscaba como aliado o se trataba de tenerlo de simple espectador, nunca como contrincante.
El fracaso de Guiteras en 1935, cuando quiso llevar una Revolución en contra del ejército burgués, precisamente liderado por Batista ya en aquella época, se le consideraba como ejemplo concluyente.
Lo primero que tienen que inculcarle Fidel y sus compañeros al pueblo es la conciencia de que ese enemigo es derrotable —afirmó Álvarez Tabío. Alrededor del futuro jefe de los moncadistas se formó una vanguardia que con el tiempo sería llamada la Generación del Centenario, convencida de que la lucha armada propiciaría el surgimiento y desarrollo de las condiciones subjetivas.
Del contexto en que se da respuesta al golpe de Estado abundó el historiador Mario Mencía. Habló de los partidos burgueses que se pasaron al bando batistiano en el mismo 10 de marzo de 1952, como el Liberal y el Demócrata. Acerca de la oposición al cuartelazo, la subdividió en partidarios de la vía pacífica e insurreccionales.
En el primer grupo ubica a los electoralistas (solo "combatían" a Batista mediante las urnas) y frente unionistas (convocaban a un frente de partidos políticos). Entre los insurreccionales, a los putchistas (abogaban por un golpe con el apoyo de los militares antibatistianos del ejército) y a la única fórmula revolucionaria, la de Fidel y sus compañeros, que conciben a la insurrección popular armada como la más alta forma de la lucha de masas.
LA SIERRA SIEMPRE COMO POSIBILIDAD
Un interesante fragmento del documental sueco La Historia me absolverá nos mostró un testimonio de Fidel, recogido a finales de los 70, donde explicaba la estructura celular y secreta del Movimiento (nombre que a secas adoptaba el grupo moncadistas) y que el plan militar de la acción solo era conocido por tres personas: Abel, Renato Guitart y el mismo Fidel.
Abundó sobre el plan, cuyo golpe principal sería el cuartel santiaguero, pero con una vanguardia organizada en Bayamo con la misión de tomar el cuartel de esa localidad en previsión de un contraataque del ejército en caso de que la Ciudad Héroe cayera en manos de los revolucionarios.
Tras la toma de ambas fortalezas, Moncada y Céspedes, se haría un llamamiento a la Huelga General y al levantamiento nacional en contra de la tiranía. Con las armas del Moncada, explicaba Fidel, si no se producía el levantamiento nacional, se armaba al pueblo santiaguero y se continuaba la lucha en las montañas.
Álvarez Tabío se refirió a la organización de la caravana de automóviles en las acciones del 26 de Julio: los dos primeros (con Abel) destinados al hospital civil, el tercero al Palacio de Justicia, los restantes con Fidel al Moncada menos el del doctor Mario Muñoz, que rumbo al hospital civil llevaba también a Haydee y Melba.
Al proseguir en su narración, Álvarez Tabío describió cómo el grupo de Abel ocupó el hospital civil y el otro comando el Palacio de Justicia, donde Raúl Castro Ruz desarmó a los custodios y a partir de ese momento, tomó el mando de su grupo.
En el cuartel Moncada, al tropezar con la posta cosaca (guardia móvil con la que no contaban los asaltantes, según testimonio de Fidel, pues había sido creada por el ejército en vísperas del ataque con motivo de los carnavales) falla el factor sorpresa.
Durante las acciones murieron en combate 6 moncadistas y 16 resultaron heridos. En los días siguientes al asalto, unos 55 jóvenes fueron asesinados por los sicarios batistianos.
LOS CRÍMENES DE LA TIRANÍA
En 1953, la periodista Marta Rojas disfrutaba de los carnavales como todos los jóvenes santiagueros. Al filo del amanecer oyó disparos en dirección al Moncada y pensó que era una pugna entre guardias. A la caza de la noticia, fue al cuartel por la mañana a averiguar. Quedó impresionada al ver que unos uniformados maltrataban a otros que vestían uniforme militar (eran moncadistas, que usaron el traje del ejército en la acción para facilitar el factor sorpresa).
Iba con un fotógrafo experimentado, cuenta ahora, quien me dijo que había dos mujeres presas y que los tiros que se oían no eran de combate sino de que estaban matando gente. En la conferencia de prensa que se dignó ofrecer Chaviano, el jefe militar del Moncada, este negó al principio que hubiera presas en el cuartel y después lo admitió de mala gana.
Casi al atardecer les enseñaron el "teatro de los hechos". Marta observó en los cadáveres sangrantes inexplicables heridas. Su fotógrafo captó todo un rollo de imágenes. A la salida, se las ingenió para entregarles a los militares otra película; la de los muertos del Moncada ha quedado para la posteridad.
Entre los testimonios recogidos por Marta está el de la muerte del doctor Mario Muñoz, el primer asesinado en el cuartel, o el caso de Tasende, fotografiado vivo por un militar, Senén Caravia, quien se la entregó a la periodista sin saber que era realmente un moncadista que después encontrara la muerte a sangre fría a manos de los sicarios batistianos.
Dos testimonios relevantes, de Ramiro Valdés y Melba Hernández, fueron insertados durante la mesa. El primero abundó sobre el grupo que tomó la posta 3; Melba, sobre los preparativos de la acción en la granjita Siboney. No estábamos nerviosos, íbamos como a una fiesta, dijo la Heroína, quien recordó cómo Boris Luis Santa Coloma y otros compañeros ayudaron a las mujeres a planchar los uniformes que después se usarían en el combate.
DE ACUSADO A ACUSADOR
Testigo excepcional del juicio a los moncadistas. Marta Rojas señaló que la primera victoria de Fidel en el proceso fue cuando hizo que le quitaran las esposas. Al asumir su defensa, afirmó la periodista, de acusado devino acusador al hacer públicos todos los crímenes cometidos por los militares batistianos en los días posteriores al 26 de Julio.
Hay varios momentos del juicio relevantes para Marta: cuando Ciro Redondo denunció el asesinato de su amigo, Marcos Martí; cuando Fidel interrogó a su compañero Andrés García, participante del ataque a Bayamo, quien salvó milagrosamente la vida después de ser arrastrado con una soga al cuello por un yipi.
Mario Mencía trajo datos interesantes a la Mesa: de los 10 hombres de la Dirección del Movimiento, 5 encontraron la muerte en la acción; 4 fueron apresados. Más de un tercio de los combatientes perdió la vida y otro tanto cayó prisionero. Poco más de cinco años después, a pesar de tan sensibles bajas, la Revolución triunfaba.
La Mesa cerró con las aclaraciones de Fidel a ciertos aspectos tratados y una exhortación suya al pueblo habanero a manifestarse en marcha combatiente mañana en contra de las leyes criminales y las políticas genocidas contra Cuba.
Exhorta Fidel a los habaneros a participar masivamente en la grandiosa Marcha del 26
"Lo que nos falta es mucho y estamos en pleno combate.
"Ahora, ¿en qué estamos?
"Pasado mañana (26 de Julio) hay una Marcha, que con seguridad será la más grande que se haya producido en la historia de nuestro país, y ya que vine aquí, (molesté, interrumpí, le quité tiempo a las Aventuras, le robé tiempo al Noticiero), aprovecho realmente para exhortar a los habaneros, que tan brillantes páginas han escrito en estos meses y que tan decisivo papel jugaron, a que nos veamos en la Marcha.
"Ahí estaremos todos nosotros también en esa Marcha, temprano, y desde ahora digo que voy en tenis."
Refirió que cada participante puede ir con los miembros de su familia, que cada cual vaya con quien quiera.
"Los exhorto y les digo así, que, como dice el editorial de Granma: `Lo más difícil y lo peor está por vencerse todavía'. Eso está razonado ahí.
"Y, por tanto, es muy importante esa Marcha porque esa es la batalla más difícil, que ya comenzó, y llevará no importa cuánto tiempo, no vamos a poner plazo, meses, mucho más que meses, años, pero hay cosas que tienen que ser eliminadas, y estamos decididos a luchar para que sean eliminadas.
"Pienso que nunca la Revolución ha tenido tanta unidad, tanta fuerza y tanta experiencia como la tiene hoy. Por tanto, estamos en condiciones de librar esa lucha y esa Marcha es muy importante."
Aclaró que "no habrá discursos, es mucha gente y es mucho el calor ya el 26 de Julio. Se irán concentrando no demasiado temprano, haciendo un gran esfuerzo. Muchos irán a pie, enormes contingentes, y algunos se moverán sin transporte".
Informó que en la Marcha de la capital "la otra Habana no quiere estar ausente", y que por eso se está movilizando una parte de la provincia vecina ya que "la Marcha de los habaneros, será histórica".
"Tiene más importancia que aquel 26 de Julio cuando iniciamos la lucha armada, a las 5 y 15, y esta será a las 8 y media, es decir, tres horas y cuarto después", pero aseguró que esta es una lucha estratégica, y la Marcha de este 26, "tiene a mi juicio más importancia que el día aquel en que atacamos el Moncada".
"Invito por eso a los habaneros a participar masivamente en esa página gloriosa. Entonces no seremos ni los 135 de aquella vez en los dos lugares... ahora seremos, por lo menos un millón los que participemos en esa Marcha, todo el revolucionario, que pueda moverse, todo patriota."