La obra de Fidel Castro
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Fidel Castro ha dejado una huella indeleble en la historia de Cuba. En medio siglo, ha transformado su país, tiranizado por la dictadura de Fulgencio Batista y el yugo estadounidense, en una nación independiente respetada en todo el mundo por su rebeldía, su valentía y su altruismo.
A pesar del encarnizamiento cruel del cual ha sido víctima desde 1959, a pesar de las sanciones económicas que padece, Cuba ha logrado liberarse de las angustias del subdesarrollo gracias a su líder político, histórico y espiritual.
Todos los organismos internacionales, desde las Naciones Unidas hasta el Banco Mundial, reconocen al unísono que la población de la isla es la única del Tercer Mundo que ha alcanzado un nivel de desarrollo humano comparable al de los países más avanzados. Cuba tiene la esperanza de vida más elevada y la tasa de mortalidad infantil más baja del Tercer Mundo (incluso más baja que la de Estados Unidos). La UNICEF certifica que Cuba es la única nación de América Latina que ha erradicado la desnutrición infantil.
Desde 1962, Cuba se ha comprometido a curar a los pobres por todo el planeta. Cerca de 132.000 médicos cubanos han trabajado como voluntarios en 102 países. Actualmente, 31.000 colaboradores médicos ofrecen sus servicios gratuitos en 69 naciones. En 2004, Fidel Castro lanzó la Operación Milagro, que permitió que más de un millón de personas de 28 países víctimas de enfermedades oculares, incluso ciudadanos estadounidenses, recobraran la vista.
Washington y sus fieles servidores estigmatizan a menudo a Cuba por la cuestión de los derechos humanos. Al contrario que en el resto del continente, en Cuba desde 1959, ningún caso de asesinato político, desaparición o tortura ha sido reportado por ninguna institución internacional. Por otra parte, basta con consultar los informes anuales de Amnistía Internacional para comprobar que ni Estados Unidos ni la Unión Europea tienen autoridad moral para dar lecciones a los cubanos.
«Los pobres de la tierra», sienten un agradecimiento y una admiración infinitos por el líder de la Revolución cubana cuyos soldados participaron, entre otros, en la liberación de África y en la eliminación del ignominioso apartheid. Como subrayó Nelson Mandela, «¿qué otro país podría llegar a un mayor altruismo que el de Cuba en sus relaciones con África?»
El único crimen de lesa majestad que ha cometido Fidel Castro es el de negarse a agachar la cabeza ante los poderosos, permanecer fiel a sus principios y persistir en la creencia de que otro mundo, menos cruel, es posible.
Revisado por Caty R.
Salim Lamrani es profesor, escritor y periodista francés especialista de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos. Ha publicado los libros: Washington contre Cuba (Pantin: Le Temps des Cerises, 2005), Cuba face à l’Empire (Genève: Timeli, 2006) y Fidel Castro, Cuba et les Etats-Unis (Pantin: Le Temps des Cerises, 2006). Acaba de publicar Double Morale. Cuba, l’Union européenne et les droits de l’homme (Paris: Editions Estrella, 2008).
Caty R. pertenece a los colectivos de Rebelión, Tlaxcala y Cubadebate. Este artículo se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la revisora y la fuente.
Publicado en The Times (Londres), 20 de febrero de 2008