Un hombre de Partido
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La práctica como criterio de la verdad, demuestra que cuando un hombre posee sólidas convicciones políticos-ideológicas, tiene capacidad organizativa y desarrolla un estilo de trabajo comprometido, colegiado y al servicio del pueblo, logra inexorablemente que sus convicciones se abran paso.
A esta estirpe de hombre, pertenece el General de Ejército Raúl Castro Ruz, teniendo como maestro y guía al máximo líder de la Revolución Fidel Castro Ruz, ejemplo de vinculación con las masas.
Raúl, además, ha sido un revolucionario consecuente y como cariñosamente lo llama el pueblo, es un indiscutible continuador, creativo y leal; un defensor de la unidad en torno al Partido, un fundador y forjador de obras y de conciencia revolucionaria.
Autoridad moral del Partido
Convencido de la necesidad e importancia del Partido en la sociedad y en el seno de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, fundó junto a Fidel, el Partido Unido de la Revolución Socialista (1962) y tres años después, el Partido Comunista de Cuba (1965). Tal como lo hiciera Martí en 1895, al crear el Partido Revolucionario Cubano, para organizar y dirigir la Revolución.
En las circunstancias particulares de nuestro país en el siglo XXI, el Partido único es fruto de la Revolución, se ha desarrollado y perfeccionado al compás de ella y desde la Constitución de 1976 se reconoce su papel de fuerza dirigente y rectora de la sociedad y el Estado. Es así como el 2 de diciembre de 1963 comenzó el proceso de construcción del Partido Comunista de Cuba en la Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR); el Segundo Secretario del Partido y Ministro de las FAR, Raúl Castro Ruz, fue su principal inspirador, organizador y fiscalizador.
Con ello, a partir del 2 de diciembre de 1963 se crearon las organizaciones de base y con posterioridad los organismos políticos, encargados de dirigir y orientar a los miembros del Partido y la UJC. El entonces Comandante Raúl Castro Ruz, conocía al detalle el desenvolvimiento de las estructuras partidistas y la interacción de los jefes con ellas.
Fueron de gran valor instructivo y educativo las cinco Reuniones de Secretarios Generales del Partido organizadas por la Dirección Política de las FAR y presididas por Raúl en aquel momento. Este mecanismo permitió el intercambio directo con los dirigentes de base y contribuyó a que jefes, cuadros políticos y militantes comprendieran a profundidad los principios y métodos de trabajo del Partido en un escenario donde predomina el ejercicio del mando único. En estos eventos, fueron objeto de análisis y debate: la ejemplaridad y combatividad de la militancia; el necesario respeto de los jefes hacia las organizaciones de base del Partido y sus dirigentes, ayudarlos al desempeño de sus funciones y escuchar sus opiniones y propuestas; elevar la disposición y capacidad combativas de las unidades y el fortalecimiento de la disciplina militar.
Ser un hombre de Partido
En el año 2005, se mostró a los militantes del Partido en las FAR un video, con fragmentos de intervenciones del General de Ejército, sobre el funcionamiento del Partido. En este, el Segundo Secretario del CC del PCC significó con entera franqueza: “siempre he sido un hombre de partido”, profundo concepto que expresa una trayectoria revolucionaria ascendente de sacrificio, lealtad y de compromiso con Fidel, con el pueblo, con la Revolución y con los ideales, principios y métodos del Partido. Ser un partidista, no basta con reconocer y aceptar su programa, participar en sus reuniones y eventos, cumplir tareas y cotizar; es mucho más que eso, es tener una vida política activa, consagrada, combativa, es abrazar conscientemente los postulados, disciplina y exigencias de ese partido, latir junto al pueblo, no temer a buscarse problemas y cumplir con modestia y honradez las tareas y responsabilidades asignadas para servir con lealtad.
El pueblo percibe que las intervenciones y reflexiones de Raúl Castro son claras, levantan el espíritu y llaman al combate con transparencia y franqueza. Apela al método de la crítica sana, profunda y aleccionadora, extrayendo de los hechos difíciles y amargos, lecciones y enseñanzas.
De acuerdo con el momento histórico, Raúl Castro siempre hace uso de un lema movilizador. Veamos algunos ejemplos: Cuando en las FAR se inició el perfeccionamiento empresarial, exhortó a ser moderados y aplicar el “traje a la medida”. En el período especial, ante la escasez de alimentos dijo: “Tanto valen los frijoles como los cañones”y orientó que las FAR se concentraran en la producción de víveres, sin descuidar la defensa.
Ante la incertidumbre y desesperanza que reinaba en el país, reafirmó: “Sí se puede” y más adelante recalcó: “Sí se pudo, sí se puede y siempre se podrá”.
Cuando se llevó a cabo la materialización del modelo económico-social aprobado y afloraron algunos impacientes, orientó la línea de “sin prisa, pero sin pausa”. También ha insistido en que la batalla contra las ilegalidades y las distintas manifestaciones de corrupción, tiene que ser a “sangre y fuego”, sin cansancio y con mucha entrega moral.
Todos estos lemas, han sido abrazados por la gran mayoría del pueblo puesllevan una alta carga de optimismo, de confianza en nuestras propias fuerzas para desafiar adversidades, peligros y amenazas que nos impone la vida.
Nuestro Fidel en reiteradas ocasiones resaltó las cualidades de Raúl Castro como aglutinador, organizador, capaz de emprender tareas simultáneas; además de su modestia, honradez, valentía y siempre vio en él al dirigente, apto para llevar adelante los destinos del país, por sus méritos y por tener el reconocimiento pleno del pueblo. Cuando fue elegido primer secretario, al llevar en sangre la misma savia de Fidel, asumió el cargo con dignidad.
El Partido único, guiado por Fidel, Raúl y sus continuadores, seguirá siendo el alma de la Revolución.
Raúl Castro es un hombre de Partido por las siguientes razones:
• Desde su juventud, con profunda vocación martiana, se hizo comunista gracias a las enseñanzas de Fidel.
• Las complejas misiones y tareas asignadas por el Buró Político y el Comandante en Jefe las ha cumplido con honradez, modestia, sencillez y siempre pensando en el pueblo, en su bienestar y el mejoramiento humano.
• Hace uso del señalamiento público, como lección y enseñanza.
• Siempre ha estado pendiente de las demandas, exigencias, preocupaciones y propuestas de los subordinados y el pueblo.
• Con mucha humildad, ha dicho “el Comandante en Jefe es uno solo”. “Fidel es Fidel”. Así reconoce y reafirma sus cualidades de conductor, guía y líder máximo de la Revolución.
• Ha luchado y lucha tenazmente por sostener la unidad de todas las fuerzas, que estas reconozcan y acaten el papel rector del Partido en la sociedad y el Estado.
• Defiende con pasión, dice la verdad y discrepa cuando es necesario, observando, como él mismo recomienda: “La forma correcta, el lugar adecuado y el momento oportuno”.
Tomado de Revista Verde Olivo. Edición Especial, No.1, 2021