“El bienestar y la felicidad humana nosotros no sólo los concebimos como bienes materiales: los concebimos como bienes materiales, pero los concebimos también —y muy esencialmente— como bienes morales, como bienes espirituales”.
“El bienestar y la felicidad humana nosotros no sólo los concebimos como bienes materiales: los concebimos como bienes materiales, pero los concebimos también —y muy esencialmente— como bienes morales, como bienes espirituales”.