“Máximo Gómez. Hijo humilde de este pueblo, supo convertirse en hijo insigne y entrañable del pueblo cubano por derecho ganado en su lucha por la independencia de Cuba, a la que aportó su brazo y su machete, su genio militar y su coraje, un notable talento político y un profundo pensamiento revolucionario. Su diario de campaña, sus arengas y sus conmovedores relatos desafortunadamente escasos, dada su azarosa vida de combatiente infatigable por la libertad, sugieren que de aquel humilde campesino pudo surgir también un genio de las letras”.