Cuba-Caricom, gran desafío el de los pequeños
Guyana, Barbados, Trinidad y Tobago y Jamaica establecieron relaciones con Cuba hace medio siglo en franco desafío a la política de aislamiento que intentó aplicar Estados Unidos contra la mayor de las Antillas.
Para el diplomático José Fernández de Cossío, quien estuvo en el centro de las negociaciones que llevaron a la firma de los nexos el 8 de diciembre de 1972, ese fue “un acto sin precedentes”.
La política de Estados Unidos fue “estrepitosamente quebrada por la acción de estos cuatro países caribeños junto con Cuba”, dijo el entonces embajador en Canadá al ofrecer su testimonio de primera mano en exclusiva para Prensa Latina.
El establecimiento de esas relaciones ocurrió en una coyuntura muy especial dado que esas pequeñas naciones del Caribe eran recién surgidas a la independencia, comentó quien es, quizás, el único sobreviviente de aquel momento hace 50 años atrás.
Eran países relativamente pequeños, y así y todo asumieron la tremenda decisión soberana de emprender el proceso de establecer relaciones diplomáticas con Cuba, justamente en el momento en que regía en el hemisferio la política impuesta por el Gobierno de Estados Unidos de aislarnos diplomática y económicamente, subrayó.
Una política que se cumplía de una manera prácticamente unánime con excepción muy notable de México, acotó al aclarar que también había relaciones “con el Chile de Salvador Allende”.
A propósito de la celebración este 6 de diciembre en Barbados de la VIII Cumbre Cuba-Caricom, recordó que por aquella época Guyana se incorporó al seno del Movimiento de Países No Alineados y se produjeron “contactos muy intensos, positivos”.
El entonces canciller guyanés, Shirdath Ramphal, y de Cuba, Raúl Roa, fueron quienes empezaron a explorar la posibilidad del establecimiento de relaciones, argumentó.
Por supuesto, todo ello sucedió “bajo la dirección superior del líder cubano, Fidel Castro,” y del primer ministro y luego presidente de Guyana, Forbes Burnham; un proceso al que se incorporaron otros líderes de la región como Eric Williams, de Trinidad y Tobago; Michael Manley, de Jamaica, y Errol Barrow, de Barbados.
“¿Dónde hacerlo y cómo? Es ahí donde entro yo que era embajador en Canadá y tenía allí excelentes relaciones personales con los representantes diplomáticos de Guyana y de Barbados, otro tanto ocurría en Nueva York entre el embajador Ricardo Alarcón con los de Trinidad y Tobago y Jamaica”, relató.
“Se decidió avanzar en paralelo y en absoluta discreción en este proceso de formalizar el establecimiento de relaciones y en qué término. La firma se hizo el 8 de diciembre de 1972 y los embajadores que habían participado en las negociaciones se acreditaron como concurrentes”, explicó Fernández de Cossío.
Por eso yo, como embajador en Canadá fui nombrado concurrente en Barbados y el de esa nación caribeña en Ottawa el designado en La Habana, agregó.
“La negociación se produjo, fue exitosa, se hizo la divulgación simultáneamente en Ottawa, Nueva York y las capitales de los países implicados”, rememoró.
Fue un reto a la llamada Doctrina Monroe que consideraba a Estados Unidos en el derecho de mandar en los destinos de esta región en el marco que ellos fijaran y en los términos que establecieran y eso con tal reafirmación soberana de los estados del Caribe fue deshecho, argumentó.
Al cumplirse este medio siglo, Cuba ha desarrollado unas relaciones muy amistosas muy positivas con todos los estados de la Comunidad del Caribe (Caricom) y ha brindado asistencia técnica para la formación de profesionales, señaló.
También –apuntó- ha brindado ayuda en servicios médicos durante años con brigadas de médicos en casi todos los países de Caricom.
Esos países “se han mantenido siempre unidos en lo que se refiere a la relación con Cuba y no han aceptado ni el aislamiento ni las maniobras ni hostilidad contra Cuba”, enfatizó.
Por eso consideró que la postura de Caricom es clara: vota en bloque en Naciones Unidas en apoyo a la resolución cubana condenado el bloqueo.
Además, advirtió, la comunidad caribeña ha sido un obstáculo y ha rechazado incorporarse a cualquier maniobra de las que se han gestado contra Cuba bajo la influencia de Estados Unidos en términos regionales.
La última misión de Fernández de Cossío como embajador fue en Japón (2007-2012) y en la actualidad, con una lucidez extraordinaria a sus 89 años, confiesa que aún no es momento de jubilarse y ejerce como profesor, formando a las nuevas generaciones de diplomáticos cubanos en el Instituto de Relaciones Raúl Roa García.
Graduado de abogado, y una trayectoria como líder estudiantil, desde joven abrazó la causa revolucionaria, sufrió la persecución, la cárcel y el exilio.
Fernández de Cossío echó a andar la memoria en la tranquilidad de su hogar habanero, junto a su inseparable Tania (Domínguez) la mujer que conquistó desde los tiempos universitarios y con la cual se casó hace 65 años.
De cómo dejó a un lado el derecho y su trabajo en el Ministerio de Justicia y se dedicó a la diplomacia, confesó que hubo una conjugación de factores, uno de ellos que el propio Roa, que fue su profesor, lo invitó a sumarse, en 1963, a la labor del Ministerio de Relaciones Exteriores.