Los mayores aplausos escuchados en Cintermex
تاريخ:
22/03/2002
مصدر:
Granma
El salón de prensa de Cintermex pareció congelarse cuando el presidente de México, Vicente Fox, anunció el turno del Comandante en Jefe para hablar ante la Conferencia sobre Financiación para el Desarrollo. Imagino que algo parecido ocurría en el plenario.
Sus argumentos y cifras fueron un resumen muy concentrado de toda la tragedia que vive la parte atrasada del planeta, quiénes son los culpables y por qué. Después de aquellas palabras, era lógica la frase pronunciada con mucho énfasis de que "¡Algo tiene que hacerse para salvar la humanidad!" y completamente natural que el salón le obsequiara el aplauso más fuerte del día.
En la sala de prensa el silencio se cerró. Los rostros estaban fijos en las pantallas desde donde Fidel, vestido de uniforme verde olivo, derramaba las verdades, que fueron goteando una por una durante los siete minutos de su intervención. Luego vino el estupor por su anuncio de que se veía obligado a regresar a Cuba y dejaba a Ricardo Alarcón al frente de la delegación cubana.
Salió del plenario inmediatamente, pero tuvo tiempo de entrevistarse con Kofi Annan, secretario general de Naciones Unidas, y Andrés Pastrana, presidente de Colombia, y de tomarse una foto con trabajadoras de este centro de convenciones.
Caminando por los pasillos, recibió aplausos de las personas que lo veían, algunos se detenían a saludarlo, a hablarle. En la sala de prensa, amplísima, donde millar y medio de periodistas miran, escuchan y escriben, los ejemplares de su breve discurso fueron como pan caliente para los trabajadores de la noticia. Uno de ellos, el mexicano Luis Guillermo Hernández, me dijo, con la cara iluminada por una sonrisa amplia: "Estuvo padre", y me anunció que pronto iría a Cuba.
Un poco como anticipándose a lo que sucedería, el diario regional (abarca algunos estados del norte de México) decía hoy como título en primera plana: "Llegó el presidente Fidel Castro y movió el escenario".
Sus argumentos y cifras fueron un resumen muy concentrado de toda la tragedia que vive la parte atrasada del planeta, quiénes son los culpables y por qué. Después de aquellas palabras, era lógica la frase pronunciada con mucho énfasis de que "¡Algo tiene que hacerse para salvar la humanidad!" y completamente natural que el salón le obsequiara el aplauso más fuerte del día.
En la sala de prensa el silencio se cerró. Los rostros estaban fijos en las pantallas desde donde Fidel, vestido de uniforme verde olivo, derramaba las verdades, que fueron goteando una por una durante los siete minutos de su intervención. Luego vino el estupor por su anuncio de que se veía obligado a regresar a Cuba y dejaba a Ricardo Alarcón al frente de la delegación cubana.
Salió del plenario inmediatamente, pero tuvo tiempo de entrevistarse con Kofi Annan, secretario general de Naciones Unidas, y Andrés Pastrana, presidente de Colombia, y de tomarse una foto con trabajadoras de este centro de convenciones.
Caminando por los pasillos, recibió aplausos de las personas que lo veían, algunos se detenían a saludarlo, a hablarle. En la sala de prensa, amplísima, donde millar y medio de periodistas miran, escuchan y escriben, los ejemplares de su breve discurso fueron como pan caliente para los trabajadores de la noticia. Uno de ellos, el mexicano Luis Guillermo Hernández, me dijo, con la cara iluminada por una sonrisa amplia: "Estuvo padre", y me anunció que pronto iría a Cuba.
Un poco como anticipándose a lo que sucedería, el diario regional (abarca algunos estados del norte de México) decía hoy como título en primera plana: "Llegó el presidente Fidel Castro y movió el escenario".