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Estrella para mirar, coraza para resistir

Una estrecha amistad, nacida de los principios y la lucha revolucionaria, unió a la combatiente Asela con Vilma, Fidel y Raúl. Foto: Archivo de Granma
Una estrecha amistad, nacida de los principios y la lucha revolucionaria, unió a la combatiente Asela con Vilma, Fidel y Raúl. Foto: Archivo de Granma

تاريخ: 

23/01/2020

مصدر: 

Periódico Granma

المؤلف: 

Un legado impresionante de patriotismo y firmeza en la lucha, que abrazó tempranamente al lado de Vilma Espín y Frank País, y que continuó fielmente en su incansable aporte a la obra revolucionaria de Fidel y Raúl, acaba de sellar en su despedida este 23 de enero, Asela de los Santos Tamayo.
 
Su vida podría resumirse en ese amor infinito por la patria libre y soberana, que la llevó a las protestas estudiantiles, la lucha clandestina, las filas de la guerrilla del ii Frente Oriental Frank País, la creación de la Federación de Mujeres Cubanas, el nacimiento de una verdadera pedagogía revolucionaria, y a entregarse a la educación y formación de nuestros niños y niñas.
 
«Como jóvenes –confesaría de sus años en la Universidad de Oriente–, hablábamos de todo, incluyendo los temas de política. Pertenecíamos a una generación que rechazaba la inmoral politiquería republicana que había traicionado los ideales patrióticos y era la negación del ideario martiano en los que creíamos».
 
De ello se entiende su reacción espontánea seguida a los disparos de los heroicos asaltantes al cuartel Moncada, que comandados por Fidel fueron el 26 de julio de 1953 a no dejar morir al Apóstol en el centenario de su natalicio, pues precisamente era el autor intelectual de esa carga.
 
Entonces, Vilma referiría cómo el día 27, estando en la universidad, Asela estuvo entre las estudiantes que decidieron acompañarla hasta la fortaleza militar y enfrentar a la soldadesca ebria de sangre, para conocer la suerte de los jóvenes atacantes.
 
Junto a la inseparable Vilma y bajo las órdenes de Frank, en esta lucha Asela supo tejer su propia historia en difíciles misiones de acopio y traslado de armas, ocultas hasta en la ropa que vestía, en el Levantamiento armado del 30 de Noviembre, los aseguramientos del primero y demás refuerzos enviados, tras el desembarco del yate Granma, a la naciente guerrilla en la Sierra Maestra.
 
Así, el 4 de julio de 1958 escribe: «Querida Débora (nombre de guerra de Vilma). Te escribo desde aquí, zona de Raúl, en el campamento del capitán Tomassevich. Te asombras, ¿verdad?», y después de intercambiar información se despide: «Salúdame a Raúl, pues a pesar de no conocerlo personalmente lo conozco a través de ustedes y su obra».
 
Al frente del Departamento de Educación, que en el territorio rebelde le confiara el Comandante Raúl Castro, Asela puso todo su amor en la instrucción de combatientes guerrilleros iletrados, y en la creación de aulas en las que por vez primera los humildes niños de la serranía verían la luz de la enseñanza.
 
Si de esa manera fue en la guerra, mucho más entregada fue tras el triunfo revolucionario, cuando en los primeros años acompañó a Vilma en la fundación de la Federación de Mujeres Cubanas ideada por Fidel, al ocupar responsabilidades en los centros de enseñanza de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, y luego en el Ministerio de Educación, donde llegó a ser su titular.
 
Para completar su felicidad, junto al cariño de la dirección de la Revolución, Asela encontró el amor en la vida del Héroe de la República de Cuba, José Ramón Fernández, y contará siempre con la admiración  y el perenne recuerdo del pueblo cubano, que tanto admiró su grandeza y su sencillez.
 
Como cimiente en la patria revolucionaria, volverá la Heroína del Trabajo de la República de Cuba al lomerío de Mícara, para descansar  junto a sus compañeros del ii Frente guerrillero, cuyos restos o cenizas acoge el imponente mausoleo levantado para rendirles honor hoy, y enarbolarlos como banderas de lucha siempre.
 
Incondicionalidad a la Patria
 
    Nació el 10 de septiembre de 1929 en la ciudad de Santiago de Cuba. Desde muy joven se incorporó a las luchas estudiantiles en la Universidad de Oriente, donde se graduó como Doctora en Pedagogía. Allí conoció a la compañera Vilma Espín, con quien mantuvo desde entonces una entrañable amistad.
    Al producirse el golpe de Estado del 10 de marzo de 1952 fue detenida con otras compañeras al ser sorprendidas distribuyendo proclamas revolucionarias.
    Colaboró en la búsqueda de formas para ayudar a los sobrevivientes del ataque al cuartel Moncada. Junto a Frank País y bajo sus órdenes formó parte del núcleo inicial del Movimiento 26 de Julio. Participó en el levantamiento del 30 de noviembre en Santiago de Cuba.
    Durante el periodo insurreccional cumplió diferentes misiones, entre las que se destacan el traslado de los compañeros que formaron parte del primer refuerzo hacia la Sierra Maestra y, en unión de otras combatientes clandestinas, la introducción de armas para la lucha, provenientes de Estados Unidos.
    En agosto de 1958 se incorporó al Ejército Rebelde en el Segundo Frente Oriental Frank País, cuyo jefe, el entonces Comandante Raúl Castro Ruz, la designó al frente del Departamento de Educación; allí participó en la creación de más de 400 escuelas para niños y la formación de grupos de alfabetización a combatientes.
    Al triunfar la Revolución fue meritoria su labor junto a Vilma, presidenta de la Federación de Mujeres Cubanas, en la creación de esta organización, donde integró el Comité Nacional y luego ocupó la responsabilidad de secretaria general.
    En 1966 pasó a trabajar en el Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias como jefa de la Dirección de Enseñanza y Escuelas Militares Camilo Cienfuegos. En el año 1969 fue ascendida al grado de capitán.
    Más adelante, en 1970 fue designada directora general de Formación de Personal Docente del Ministerio de Educación, organismo en el que transitó por diferentes responsabilidades hasta ser promovida a ministra en 1979.
    Asela fue fundadora del Partido Comunista de Cuba y miembro de su Comité Central durante tres mandatos. También integró la dirección nacional de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana.
    En el transcurso de su fecunda vida recibió numerosas condecoraciones, entre las que sobresalen el Título de Heroína del Trabajo de la República de Cuba; la Orden Playa Girón; las medallas de «Combatiente de la lucha clandestina» y de «La guerra de liberación»; las órdenes Ana Betancourt y Mariana Grajales y la de Primer Grado Frank País; así como la Distinción por la Cultura Cubana; la Medalla 25 años por la Educación y las conmemorativas 20, 30, 40, 50 y 60 de las far.
    Los ideales y el amor la unieron hasta los últimos instantes de su vida al Héroe de la República de Cuba, José Ramón Fernández. Asela será recordada por su modestia, firmeza, compromiso con la justicia social y lealtad a Fidel, a Raúl, a Vilma y a la Revolución cubana.
    En cumplimiento de su voluntad, su cadáver fue cremado y las cenizas serán expuestas el próximo sábado 25 de enero, a partir de las 9 de la mañana, en el Panteón de los Veteranos de la Necrópolis Colón, donde permanecerán hasta su posterior traslado al Mausoleo del Segundo Frente Oriental Frank País, en la provincia de Santiago de Cuba.