El mejor homenaje: la propia Revolución
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Revivir el paso de la Caravana de la libertad por territorios de la provincia este 7 de enero volvió a suscitar entusiasmo entre los matanceros. El afecto fue particularmente especial entre los más jóvenes, quienes se mostraron curiosos por conocer los detalles de aquella epopeya liderada por Fidel.
Para los más longevos fue imposible sustraerse de las emociones vividas hace 60 años. Algunos recuerdan el contacto del líder con el pueblo en Colón, Perico, Jovellanos, y sobre todo en la ciudad cabecera, donde por más de dos horas le habló a la población reunida en el parque de La Libertad desde uno de los balcones del antiguo ayuntamiento.
Como hecho excepcional, en Matanzas Fidel se separa de la caravana redentora junto a Celia Sánchez y una pequeña escolta para honrar a José Antonio Echeverría. Luego de una breve estancia en el Hotel Internacional, en Varadero, parte hacia Cárdenas donde se entrevista con la familia del líder estudiantil y le rinde tributo en el cementerio que guarda sus restos mortales.
Luego se une nuevamente a la columna para continuar rumbo a la capital, rememora el historiador Arnaldo Jiménez de la Cal, quien no olvida la agitación revolucionaria de la gente. Recuerda que los matanceros proponen la idea de erigir un monumento a los mártires yumurinos participantes en la gesta del Moncada, el Granma, la Sierra y la lucha clandestina. Fidel respetó la iniciativa, aunque hizo notar que el mejor homenaje a todos ellos sería la propia obra de la Revolución.
Fidel en Cienfuegos tejió un estambre de amor para la eternidad
No más verlo fue amarlo. El pueblo de Cienfuegos lo supo fiel, legítimo e indetenible desde que conversó con él, bajo la madrugada severamente fría del 7 de enero de 1959. Los cienfuegueros, por primera vez en la historia de Cuba, se sintieron protegidos y amados. Y le reciprocaron con ternura y fe.
A futuro.
Fidel, pocas horas antes, había llegado a la Perla del Sur, el 6 de enero, con una fracción de la Caravana de la Libertad. El líder revolucionario, al alcanzar la bifurcación de Esperanza, decidió apartarse de la ruta trazada y llegar aquí para «rendir tributo a los héroes y mártires y saludar al heroico pueblo del 5 de Septiembre».
Así se lo hizo saber a la multitud reunida frente a la tribuna improvisada frente al parque Martí, a la 1:00 a.m.
Esa madrugada, Fidel y sus acompañantes, después de un día sin ingerir alimentos, fueron a comer al restaurante de María Covadonga. Tras descansar brevemente, al amanecer del día 7, él sostuvo entrevistas con los líderes revolucionarios locales.