Hace 173 años nació el Mayor General del Ejército Libertador cubano Antonio Maceo, el Titán de Bronce
Los cubanos celebran este jueves el aniversario 173 del natalicio del mayor general del Ejército Libertador, Antonio Maceo, conocido como el Titán de Bronce.
Maceo -hijo de Mariana Grajales, considerada en la nación antillana como la Madre de la Patria- fue educado junto a sus hermanos bajo fuertes normas de disciplina, trabajo, pulcritud en el vestir, cortesía, respeto a los mayores, honestidad, solidaridad, valentía, tenacidad y patriotismo, recuerda Prensa Latina.
Varios historiadores lo califican un maestro de la táctica militar, y se calcula que intervino en más de 600 acciones combativas, entre las que se cuentan alrededor de 200 batallas de gran significado.
Estos enfrentamientos dejaron en su cuerpo 26 cicatrices de guerra, de las cuales recibió 21 en la Guerra de los Diez Años (1868-1878).
Es recordado también por la Protesta de Baraguá, un hecho histórico que demostró la decisión de un pueblo de vivir sin dueños, ni cadenas.
La desunión, la dispersión y el caudillismo atentaron contra los resultados de la Guerra de los Diez Años contra el colonialismo español, de tal situación, entre otras cuestiones, se llegó al conocido Pacto del Zanjón, firmado el 10 de febrero de 1878. Mediante ese documento, España pretendía además una capitulación, una paz injusta para los cubanos.
Empero muchos, con un decoro inalterable estaban convencidos que dicho texto era una breve interrupción de la contienda y no una salida, y se combatiría hasta lograr la verdadera libertad.
Maceo se sobrepuso por encima de todos, con su conducta ejemplar y posición irrevocable de combatir arrastró a jefes, oficiales y soldados a continuar con su total entrega a la causa por la independencia.
El 15 de marzo de 1878, durante una entrevista sostenida por Maceo con el general español Arsenio Martínez Campos, quedó clara la intransigencia e inconformidad del jefe insurrecto con el Pacto del Zanjón.
Martínez, quien fue a Mangos de Baraguá confiado en la facilidad de un arreglo pronosticado por sus confidentes, se retiró moralmente derrotado ante la actitud resuelta y serena de Maceo.
Ese acuerdo, que no garantizaba la independencia, ni la abolición de la esclavitud, fue inadmisible para quienes, desde los campos cubanos mantenían incólume la voluntad por la liberación definitiva de la Isla y estaban dispuestos a proseguir las acciones bélicas.
La trascendencia de este acto, expresión del espíritu revolucionario, demostró que los jefes, oficiales y soldados que sobre sus hombros habían llevado el peso y las penurias de aquella guerra, no estaban dispuestos a renunciar.
De acuerdo con apuntes históricos, la Protesta de Baraguá fue un hecho valiente, oportuno y no solo consolidó el pensamiento revolucionario cubano en momentos de profunda crisis moral sino que reafirmó los objetivos básicos de la rebeldía nacional: la independencia de Cuba y la libertad de los esclavos.
Maceo cae en combate el 7 de diciembre de 1896 en San Pedro, provincia de La Habana y sus restos descansan en el monumento de El Cacahual.