Mireya Luis: “Fidel Castro puso el deporte en función del pueblo”
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Ganar una medalla de oro en Juegos Olímpicos es una hazaña fuera de serie, pero hacerlo en tres certámenes de manera consecutiva es un hito en el deporte mundial.
La cubana Mireya Luis, triple campeona olímpica de voleibol e integrante de la mítica selección cubana bautizada como las “Morenas del Caribe“, recordó en una entrevista con ACCIÓN su carrera profesional.
Además de colgarse el oro en Barcelona 1992, Atlanta 1996 y Sídney 2000, Luis fue multicampeona del Mundial de Voleibol, de los Juegos Panamericanos y Jugadora Más Valiosa en diferentes competiciones.
Nació en 1967 y se crió en Camagüey, una provincia que por tradición ha sido una cuna de talento deportivo, aportando atletas de alto rendimiento a las diferentes disciplinas, especialmente el voleibol.
La pelota fue su mejor amiga de infancia y en la escuela de iniciación deportiva encontró su pasión y talento, y a pesar de no tener la estatura ideal, sus deseos de triunfar la hicieron ingresar al seleccionado apenas a los 15 años.
En poco menos de dos décadas defendió los colores cubanos y tras retirarse empezó a formar parte de la Comisión de Atletas del Comité Olímpico Internacional (COI), aceptando una petición de Juan Antonio Samaranch, en aquel entonces director del COI.
Tras su memorable carrera, fue miembro honorario en la Comisión de Atletas del COI y de la Federación Internacional de Voleibol, y, además, metodóloga de voleibol playa de la Federación Cubana, entre otras cosas.
Además, creyó en Fidel Castro y aseguró que el Comandante incentivó el deporte para el bienestar de su población.
¿Cuándo supo que quería dedicarle su vida al voleibol?
“Cuando comencé tenía el sueño de niña de realizar la actividad con éxito. En Cuba el voleibol es una religión, se practica desde la escuela y hasta la universidad desde hace más de 100 años.
“A medida que se desarrolló, se creó una cultura. Todas las mujeres jugaban en los 40 y hasta los 60. Luego fuimos campeonas panamericanas, después mundiales y finalmente olímpicas. Llegamos a formar parte de la representatividad femenina en el país ante el mundo”.
¿De qué manera las victorias de su generación sirvieron para inspirar a Cuba en momentos difíciles?
“Te voy a poner un ejemplo. En una época el país entró en una crisis económica con la caída del campo socialista, una crisis que dejó el país devastado.
“En muchos momentos o durante ese periodo, nuestras victorias contribuían a la felicidad de las personas, e incentivaron a la gente a no perder las ganas de seguir luchando.
“En esa época muchas mujeres destacaron, no solo en el voleibol, sino en ciencia y cultura, campesinas y universitarias. Las personas se alegraban cuando llevábamos medallas a casa.
“Ese carácter del cubano y orientación de Fidel inspiró a muchos, además que le dedicamos las victorias a todo el pueblo”.
Nosotros las vimos con las medallas colgando, pero ¿qué fue lo más difícil para llegar hasta ahí?
“Los momentos de preparación, de esos cuatro años previos a los Juegos Olímpicos para lograr la clasificación y llegar en forma, la planificación es muy importante, además de entrenar siete días a la semana, no salir del terreno hasta que no saliera un ejercicio técnico del entrenador, ir a la pista y no conseguir la marca que pedían, tener fiebre y aun así entrenar, dejar a la niña en casa y tener que viajar, son todas una serie de cosas que no puedes saltarlas y esa voluntad que crece y nace con lo que amas te hace crecer”.
¿Qué significó Fidel Castro para el voleibol cubano?
“Fidel era un hombre que amaba el deporte, pero lo puso en función de la población. El deporte ha ayudado a crear cultura y a ser buenos seres humanos y fue extraordinariamente inteligente y nos hizo tomar conciencia de que era bueno para nuestra gente y el mundo. Sí era importante que estuviese ahí.
“En lo económico no teníamos nada. Yo vengo de una familia humilde de nueve hermanos, soy la menor, nuestro privilegio era tener padres que exigían la educación, que nuestro país no nos daba, pero había que educarse. Esa era nuestra mayor riqueza que nos dio tanto éxito”.
¿Qué ha quedado de las Morenas del Caribe y qué ha sucedido con el voleibol cubano en la actualidad?
“El nombre se ha quedado allí porque al equipo de ahora no le dicen así, pero forma parte de la Historia.
“Quizá las de hoy no son las Super Morenas del Caribe de nuestra época pero sí son niñas que aspiran también, y el deporte es como la vida, es cíclica, se sube y se baja pero existen formas de que eso fluctúe de la mejor manera, que el equilibrio se mantenga con cierta medida e inteligencia.
“Pero Cuba no está en un buen momento. Nos han golpeado muchísimo los robos de talento, hemos perdido atletas que buscan mayor ganancia o mejor modo de vida, aun cuando en Cuba, cuando hemos estado allí, no nos ha faltado nada. Pero es otra generación que busca el mundo comercializado, los patrocinios; eso nos ha golpeado”.
¿Qué recomendación le da a los atletas ticos que al igual que usted en su momento, sueñan con estar en unas Olimpiadas?
“La perseverancia es importante, querer llegar, representar, querer ser, y poner los valores, la dignidad de la patria, que es la que te lleva a los grandes escenarios, el deseo de defender a su gente, pensar en las personas que dejamos atrás.
“Llevar la letra en la camiseta con el nombre del país es algo muy grande y tener la posibilidad de hacerlo y dar a conocer de dónde vienes es importante”.
¿En qué debe trabajar un país subdesarrollado en orden de prioridad para crecer en el voleibol y destacar con el tiempo?
“La participación es la base fundamental, la masividad, tener a la escuela como la institución más importante para desarrollarlo. Interviniendo las escuelas, los barrios, proyectos sociales de alta participación.
“En cuanto a entrenadores, que sean capaces de cultivar formación integral de sus seres humanos, no solo que alcancen medallas deportivas, porque no todos llegan, sino para la vida, fomentando la generosidad, humildad, honestidad, que aun cuando no alcancen la medalla olímpica, alcancen la medalla de ser mejores personas.
“El entrenador no solo debe ser un preparador técnico sino un educador, un maestro. En esa medida que se fortalezcan los músculos del cuerpo y el alma va a ser mejor”.