Inauguran en La Habana réplica de la primera estatua ecuestre de José Martí
El próximo 28 de enero, en ocasión del aniversario 165 del nacimiento de José Martí, será oficialmente inaugurado en La Habana un conjunto escultórico, réplica de la primera estatua ecuestre de nuestro Apóstol.
La pieza de 8,5 toneladas de bronce arribó a Cuba proveniente de Estados Unidos a principios de octubre pasado y fue ubicada en el Parque 13 de Marzo, de La Habana Vieja, sobre una base de granito negro, exactamente igual que la original, expuesta entre Bolívar y San Martín, en el Central Park de Nueva York, y con las mismas inscripciones en español e inglés. Tiene talladas las siguientes palabras:
«Apóstol de la independencia de Cuba, guía de los pueblos americanos y paladín de la libertad humana, su genio literario rivaliza con su clarividencia política. Nació en La Habana el 28 de enero de 1953. Vivió quince años de su destierro en la ciudad de Nueva York. Murió en combate en Dos Ríos, el 19 de mayo de 1895».
La autora de esta obra, donde Martí aparece en el acto de morir y se encuentra sublimado por la idea de que va a entregar su vida por una causa justa y excepcional, era una anciana cuando comenzó la escultura. Su nombre era Anna Hyatt Huntington, expresa la periodista Marta Rojas en un artículo publicado este miércoles por el periódico Granma.
La escultora vivía entonces en Stannering Farm, una propiedad rural de poco más de 300 hectáreas, con dos lagos en el centro que servían de espejos gigantescos a los altozanos que les bordean. Así describió su entorno el periodista cubano José Antonio Cabrera, quien en el verano de 1957 del siglo pasado viajó junto al fotógrafo Osvaldo Salas, por esa época corresponsal de la revista Bohemia en Nueva York, a realizar un reportaje sobre la estatua. Entonces la artista estaba terminando la obra de Martí ecuestre, faltaría mandarla a la fundición.
«Son ustedes los primeros que observarán y tomarán fotografías de la fase inicial de la obra...», le dijo Anna a Salas y Cabrera. Hyatt Huntington tenía 81 años de edad y había quedado viuda, recientemente, de un rico filántropo norteamericano, gran hispanista, por demás, Archer Milton Huntington, amigo de unos cubanos que residieron en Nueva York, Gonzalo de Quesada y el profesor José García Mazas.
Archer Milton fue donante de una estatua, también ecuestre, de Anna. Una obra que desde hace más de medio siglo atesora Cuba y está colocada en uno de los lugares de mayor tráfico de La Habana –Ayestarán y 20 de Mayo– y se titula El legado Cultural Hispánico.
Eusebio Leal, y la Oficina del Historiador de La Habana persistieron en la idea de aunar a los cubanos y estadounidenses en el empeño de colocar una réplica de la singular estatua en el entorno colonial de la capital cubana y finalmente autorizó la copia la Dirección de Parques y recreación que pertenece a la Alcaldía de Nueva York.
El hecho se hizo posible gracias a las donaciones realizadas por norteamericanos, por numerosas personas de la comunidad cubana residente en Estados Unidos y otros contribuyentes del mundo que se unieron al proyecto titulado:
Amigos de José Martí, convocados por el Museo del Bronx, al frente del cual estaba hasta su fallecimiento la señora Holly Block. También, lógicamente, contribuyeron a unir todos los esfuerzos a la consecución de la obra, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba y las misiones de la Isla en Washington y Nueva York –ha expresado el propio Eusebio.
La Oficina del Historiador ha hecho constar que el grandioso monumento al Apóstol contó para su establecimiento aquí con un trabajo de equipo de las empresas Restaura, Puerto Carena y de la Dirección de Inversiones de la propia Oficina, bajo la asesoría del Museo del Bronx, de Nueva York.
El Historiador de La Habana, emocionado, califica la obra a Martí, esculpida en bronce, como «Colosal», más allá de arte.
Para él y para los cubanos todos es, también, una muestra más de las relaciones entre los pueblos de Estados Unidos y Cuba, a lo largo del tiempo, hasta hoy.