Por el sueño supremo del Apóstol
Por defender esos derechos, por levantar esa bandera, por conquistar esa idea, en tierra tiene puestas las rodillas la juventud presente, juventud del centenario, pináculo histórico de la Revolución Cubana, época de sacrificio y grandeza martiana. Por conquistarla, el ojo avizor tiene la juventud puesto en la entraña de los hombres de verdad, de mente ágil, espíritu gigante, que supieron darlo todo por una Cuba digna de la sangre espontánea de sus hijos, viva en la consolidación de su destino inevitable por el sueño supremo del Apóstol.
A los que prescindieron de los amantes de la libertad para consumar el golpe de Estado, se les levanta en esta hora decisiva, arrogante y potente, la juventud del centenario, eco de ayer honroso, cuna de un porvenir mejor. Los que no contaron con esa juventud honesta y estudiosa, capaz de escribir con sacrificio y triunfo su homenaje mejor a Martí, ni conocen ni saben que en el corazón de los cubanos todos está el valor y la vergüenza de la patria y que iremos a ponerla en victoria en los campos excelsos de las palmas.
Fragmentos del Manifiesto del Moncada (Redactado por Raúl Gómez García y leído por Fidel Castro Ruz, momentos antes de partir hacia el cuartel Moncada)