Bombardeo de aeropuertos y preludio de la victoria
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Desde las primeras horas de la mañana del sábado 15 de abril de 1961, la prensa mundial reprodujo una historia procedente de Estados Unidos de acuerdo con la cual pilotos sublevados de las Fuerzas Aéreas Revolucionarias de Cuba bombardearon ese día los aeropuertos de Ciudad Libertad, en la capital, San Antonio de los Baños, al sur de La Habana, y el de Santiago de Cuba.
La información fue originada por un supuesto desertor, a quien no presentaron a la prensa, ni divulgaron su identidad y solo se repartieron fotos de un avión B-26, con insignias cubanas, que presuntamente aterrizó el traidor en la Florida con el fin de pedir asilo.
Aquella noticia constituyó un ardid para desvirtuar la verdad sobre el ataque de aviones enemigos sobre aeropuertos cubanos.
Para el gobierno de Cuba estuvo claro que perseguían liquidar los escasos aviones y los pilotos revolucionarios con que contaba la Isla y que ese era el preámbulo de una invasión mercenaria, que se produciría el día 17 por Playa Girón y Playa Larga, en Bahía de Cochinos, al sur de la provincia de Matanzas.
Los jefes de la CIA y la Casa Blanca tuvieron en cuenta los bombardeos parecidos contra instalaciones militares durante el golpe de Estado al presidente guatemalteco Jacobo Arbenz en 1954, y pensaron que también serían exitosos en la ínsula.
Pero se equivocaron en calcular el nivel de respuesta popular que enfrentarían y sobre todo subestimaron la extraordinaria talla como dirigente político y talento militar de Fidel Castro, factores decisivos que indujeron al fracaso de la invasión.
Bajo el peligro de otro bombardeo aéreo, que estaba dentro de las posibilidades para ese día, se realizó el 16 un acto de despedida de duelo de las víctimas del ataque en las calles 23 y 12, en la capitalina barriada de El Vedado, a las puertas del cementerio Cristóbal Colón y apenas unos ocho kilómetros de la Base de Ciudad Libertad, principal objetivo de los ataques y donde todavía humeaban los restos de aviones destruidos.
El líder de la Revolución Fidel Castro estaba presente y pronunció las palabras de despedida de duelo, en las cuales expresó: "(…)Y cuando llegan las horas de las agresiones y cuando llega la hora del combate es cuando hay que levantar más alto las banderas. Había que poner más alta que nunca la bandera revolucionaria frente al enemigo artero y cobarde que nos atacaba, frente al poderoso gobierno imperialista que preparaba la invasión".
También declaró el carácter socialista de la Revolución, "como para que no dijeran después que era un pueblo engañado el que estaba combatiendo contra los mercenarios del imperialismo".
Fidel hizo un recuento de las agresiones de todo tipo que sufrió el país durante más de dos años y refirió que (…) “Ese tipo de lucha no lo había conocido ningún pueblo de América, ni incursiones de aviones piratas, ni incursiones de barcos piratas, ni sabotaje de carácter internacional organizado por un poderoso organismo que cuenta, como dije, con poderosísimos recursos económicos y técnicos para ello”.
Desarmó la campaña de mentiras que justificaba el ataque, emplazó al propio presidente John F. Kennedy a que presentara pruebas de la presunta conspiración dentro de la fuerza aérea cubana, denunció la estrategia agresiva y la inminente invasión mercenaria apoyada por los EE.UU. y los gobiernos títeres de la región.
Sus argumentos demostraron con una lógica infalible las intenciones de la invasión de Playa Girón y terminó llamando al combate y a la movilización general con las estrofas de nuestro himno nacional ante soldados, milicianos y pueblo en general que con las armas en alto juraron defender hasta la muerte la Patria Socialista.
La primera parte de los planes agresivos había sido derrotada, no solamente en el plano militar ya que el enemigo no pudo destruir la Fuerza Aérea Revolucionaria que desempeñaría un rol importante en la derrota de la invasión pocas horas después, sino también en el contexto político mundial al denunciar a La Unión como potencia agresora equiparada a la Alemania nazi.
Mientras tanto los barcos de la brigada mercenaria se acercaban a aguas cubanas, donde mordería el polvo de la derrota.