Un guajiro, Fidel y la moringa
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Nunca pudo imaginar Omar González Santamaría que su apasionante amor por la agroecología pasara del marco de las investigaciones para germinar en una amistad eterna con Fidel Castro Ruz.
Este guajiro serio y estudioso atesora en su finca Plácido, en Cantel, centenas de plantas de moringa, morera y sacha inchí. Su aporte científico se reconoce en los fórums de la Asociación Nacional de Agricultores Pequeños (ANAP), en los eventos promovidos por la Delegación Provincial de la Agricultura y traspasa incluso las fronteras de Matanzas.
Sin embargo, este profesor de Química relata que conocer a Fidel y dialogar con un hombre que comprendía el valor de la agricultura sostenible y orgánica en Cuba, fue la mayor y más grata experiencia de su vida.
El hombre detrás de la moringa
“Alrededor del 2009 o el 2010 vi por primera vez la moringa oleífera en Venezuela. Me interesé por la planta y pregunté sobre ella a los investigadores de la Estación Experimental de Pastos y Forrajes Indio Hatuey. Ahí me explicaron que la planta era el famoso tilo americano. No obstante, poseía tantos beneficios que inicié el primer sistema intensivo de producción de moringa en la Isla para el consumo de los animales y las personas”, comenta Omar.
Por esa misma fecha, Fidel Castro buscaba un cultivo con condiciones de adaptabilidad y con amplios beneficios nutricionales para ayudar al pueblo de Haití a raíz del terremoto que destruyó el país.
“Entonces la doctora Concepción Campa Huergo le sugirió al Comandante la planta, por las propiedades de la moringa. Fidel le preguntó que quién tenía eso en la Isla. Conchita le respondió que un guajiro en Matanzas de nombre Omar.”
Al día siguiente, recuerda el campesino, un equipo de personas visitó su finca. Tomaron muestras, memorias gráficas y le preguntaron todo lo necesario sobre la moringa.
“Y no pasaron más de 15 días cuando Fidel me llamó a la casa y estuvimos aproximadamente una hora y diez minutos conversando sobre la moringa y sus propiedades. Después de hacerme tantas preguntas, a los 15 días me llamó de nuevo y me dijo: Omar ahora pregúnteme a mí todo lo que quiera saber de la moringa.”
Desde esa fecha ese cultivo se extendió gradualmente por Cuba, bajo la iniciativa del Comandante quien dedicó a esta planta, incluso, la reflexión del 17 de junio de 2012 donde reconoció que: “Están las condiciones creadas para que el país comience a producir masivamente Moringa Oleífera y Morera, que son además fuentes inagotables de carne, huevo y leche, fibras de Seda que se hilan artesanalmente y son capaces de suministrar trabajo a la sombra y bien remunerado, con independencia de edad o sexo.”
El encuentro
Omar González Santamaría refiere que Fidel Castro lo llamaba periódicamente para consultar sobre cómo se podían incrementar los rendimientos, cuál era el marco de siembra idóneo y sobre los resultados del uso de la moringa en los animales
“Siempre me decía, Omar cuándo nos vemos y le respondía Comandante cuando usted me invite. Otras veces era yo el que insistía para conocernos personalmente y él me decía que tenía una disciplina que cumplir… Al final no nos poníamos de acuerdo.”
Sin embargo, en el 2014 el campesino matancero conocería personalmente al líder histórico de la Revolución Cubana.
“En una ocasión participé en un evento de porcicultura tropical en la capital y fui por la noche a casa de Concepción Campa. Casualmente Fidel llama a Conchita y ella le dice que yo estaba ahí. El Comandante pide hablar conmigo y después de tantas preguntas me dijo que no podía irme de La Habana sin verlo. Eso fue un miércoles y el viernes cuando terminó el evento fui a visitarlo a su casa.”
Omar recuerda como si fuera hoy esa visita. Rememora el intercambio de experiencias de ese día con respecto a la moringa y a la fabricación del queso de cabra, pero sobre todo comenta la amabilidad de Fidel.
La visita se repetiría por segunda y última vez. En ese momento dialogaron sobre la sacha inchi, una planta rica en omega 3, su aceite y las semillas.
“Siempre tuvimos una amistad muy fuerte, a veces me llamaba o mandaba a algún compañero a mi finca para que tomara fotos sobre el avance de la moringa y la morera. O simplemente le encargaba a algún especialista de paso por la provincia que me visitara y me diera un saludo de su parte. También, intercambiábamos plantas, la última que me envió fue una variedad de moringa, la ubre blanca.”
Aunque nunca Fidel pudo visitar la finca Plácido, explica Omar que envió a Raúl Castro en el 2012 para que observara la moringa.
El 25 de noviembre de 2016, el día en que se estremeció Cuba y el mundo, el guajiro matancero recibió la noticia cerca de la madrugada.
“Lo sentí mucho porque era nuestro padre y guía, pero para mí él sigue vivo. Recientemente tuve la oportunidad de conocer a Tony y Alexis, sus hijos, que seguirán esta tradición del Comandante en Jefe y quedaron en visitar mi finca para ver los cultivos e intercambiar experiencias. A mí me enorgullece grandemente que Fidel trabajara hasta los últimos días de su vida en el cultivo de estas plantas.”